El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
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sábado, 30 de abril de 2016
Un viaje de ida y vuelta
Estamos en un viaje de ida y vuelta y nuestras
pertenencias materiales a la vuelta van a ser las mismas que a la ida. Nuestra
maleta de vuelta sólo va a contener las experiencias del alma: más paciencia
que a la ida, más amor, más voluntad, más misericordia, más hermandad.
viernes, 29 de abril de 2016
jueves, 28 de abril de 2016
miércoles, 27 de abril de 2016
En línea recta
PERLAS PARA EL ALMA
Seguro
que sabes que el camino más corto entre dos puntos es la línea recta. Lo que no
se si sabes es que el camino que te queda por recorrer en la materia es el que aun
te separa de Dios.
Lo sepas o no, lo creas o no, es así,
estamos caminando para volver a Dios. Si lo sabes y lo crees camina en línea
recta, no des vueltas, no pierdas tiempo y visualiza la meta, manteniendo en tu
mente a Dios.
Si no crees en Dios, entonces se supone
que crees en el hombre, pues en lugar de caminar en línea recta, camina
rectamente, manteniendo en tu mente al hombre, respétale, ayúdale, sírvele, trátale
como lo que es para ti, tu ídolo.
Aunque
es conveniente que sepas, que tratando así al hombre también vas a llegar a
Dios.
Sobre la meditación
La verdadera meditación no puede ser buscada, la
meditación llega, la
meditación es una manera de vivir, la meditación es contemplar con atención la vida.
lunes, 25 de abril de 2016
Pensamiento único (Directos a la meta 2 de 2)
Podemos
llegar al mandamiento único que nos dio Jesús:
“Amaos
los unos a los otros como yo os he amado”,
con
un pensamiento también único:
“Amo
a Dios y le bendigo con amor”
Decía
que se trata de avanzar a paso ligero y recorrer en una sola vida tanto
trayecto como veinte o treinta vidas con los pequeños aprendizajes anteriores.
Para esto es imprescindible tener
claras las respuestas a las preguntas del millón: ¿Quién soy?, ¿De dónde
vengo?, y ¿Adónde voy?
Las respuestas quiero suponer que todos
las tenemos claras: Soy hijo de Dios, vengo de Dios y a Él he de retornar.
Es decir, los espacios de vida física no
son más que ese tiempo intermedio entre nuestra llegada desde Dios hasta
nuestro regreso a Él. Ese trayecto, vida tras vida, podemos realizarlo
lentamente con pequeños avances, o podemos hacerlo más rápidamente. Es nuestra
decisión.
Para hacerlo más rápidamente podemos
llevar el enunciado de “energías iguales se atraen” a su máxima expresión.
Hasta ahora tratamos de crear energías positivas con nuestros pensamientos y
nuestra emociones para no atraer cosas malas y para atraer cosas para la vida
física, es decir para vivir en paz y felices y para conseguir nuestros deseos.
Estaréis de acuerdo conmigo que no es
tan fácil como parece, que todo requiere trabajo, voluntad y paciencia.
Pues bien, ¿Por qué no dedicamos
nuestro trabajo, nuestra voluntad y nuestra paciencia para llegar directamente
al final, para llegar directamente a Dios, dejando de caminar por caminos que
serpentean y pasan varias veces por las mismas postas?
Como energías iguales se atraen
trabajemos para generar la energía de Dios y así Su Energía llegará a nosotros a
manos llenas. Pero hará más: En la actualidad trabajamos para que el dinero
llegue a nosotros, pues bien, con Dios seremos tan prósperos como Él, siempre
según esté establecido en nuestro Plan Divino. En la actualidad trabajamos para
tener a determinada pareja y que nuestros hijos tengan unas características determinadas,
pues bien con Dios tendremos la pareja y los hijos que nosotros, junto a ellos,
hemos programado para acelerar nuestro crecimiento, según esté establecido en
nuestro Plan Divino. Y así será cada aspecto de nuestra vida, ya que dejaremos
de vivir contra corriente tratando de tener la vida que nos gustaría vivir, para
vivir según nuestra programación, la vida que hemos venido a vivir, que es, ni
más ni menos, que la que necesitamos para terminar cuanto antes nuestro paso
por la materia.
Vivir en Dios y cumplir en un
porcentaje elevado nuestro Plan de Vida es un salvoconducto para conseguir
reducir a la mínima expresión el número de encarnaciones en la materia.
Como lo que queremos será acercarnos a
Dios, nuestro trabajo solo será generar una energía que vibre como la energía
de Dios. Lo mejor para eso, será mantener en la mente un pensamiento único, el
pensamiento en Dios. Pero no para pedir, ni para suplicar, ni para rogar. Que
sea un pensamiento alegre, un pensamiento de vida, un pensamiento de amor, un
pensamiento de gratitud.
No es necesario orar ni realizar ninguno
de los ritos establecidos por las religiones. No es necesario apartarse del
mundo. Sólo se trata de llegar a Dios de la manera más fácil posible, y que
mejor y más sencillo que hacerlo bendiciendo a Dios, con una fórmula que no tenga ninguna
complicación, que no se olvide, como puede ser: “Dios mío, yo te bendigo con
amor”.
Manteniendo ese pensamiento en la
mente, y repitiendo la bendición, hace que la Energía Divina llegue a nuestro
ser sintiendo tal cantidad de amor, que a veces pudiera parecer que nos
desborda. Inténtalo durante unos días, cuantas más horas mejor.
Directos a la meta, sin peajes (1 de 2)
Existe
algo mucho más importante
que
una mente vacía de pensamientos,
y
ese algo es una mente con un pensamiento único,
el
pensamiento de Dios.
Seguro que nadie duda ya de esa parte del
Principio de Vibración que dice que “Energías iguales se atraen”, y es este principio
la base de prácticamente todos los cursos, talleres, técnicas y métodos de
crecimiento, de expansión de la conciencia, de construcción del carácter, de
espiritualidad y sanación. Aprendemos a meditar para tratar de vaciar la mente
de tantos y tantos pensamientos negativos con los que convivimos sin ser
realmente conscientes, para que no atraigan la miseria que estamos generando.
Aprendemos técnicas para atraer aquello que deseamos, a base de generar
pensamientos conscientes positivos hasta conseguir la emoción correspondiente.
Realizamos talleres para aprender a liberarnos de nuestros miedos y de nuestras
limitaciones, que son muchas. Asistimos a clases de yoga y similares para
liberarnos del estrés y mantener la serenidad y la calma. Leemos ávidamente un
libro tras otro con lo que nuestra sabiduría en temas de “espiritualidad” se
incrementa después de cada lectura, pero sin hacer prácticamente ningún uso de
esa sabiduría, salvo impresionar a los demás. Y es posible que con todo esto consigamos
algunos pequeños éxitos, es posible que consigamos ganar alguna “batallita”:
Que se serene un poco la mente, que consigamos algunas de las muchas cosas que
deseamos, que desaparezca el terror a la muerte y hasta que consigamos vivir
una vida más serena. Pero… ¿Nos podemos conformar con eso?, y ¿Por qué no
intentamos ganar la “guerra”?
Si nuestra vida se circunscribiera al
espacio de tiempo transcurrido entre el nacimiento y la muerte, sería más que
suficiente, ya que el único objetivo de la vida sería vivir bien, sería vivir
una vida feliz, carente de problemas y preocupaciones, una vida en la que
consiguiéramos satisfacer todos nuestros caprichos.
Pero el espacio de tiempo que
transcurre entre el nacimiento y la muerte solamente es una vida física, es
como esa “batallita” que comentaba en el párrafo anterior. Nuestra vida abarca
más, mucho más, muchísimo más, tanto como una eternidad. Esta es la auténtica “guerra”,
y nuestro objetivo, no es vivir bien, o vivir una vida feliz, o conseguir
nuestros caprichos. Nuestro objetivo es otro, nuestro objetivo es la unión con
Dios, lo cual no quiere decir que tengamos que renunciar a esos pequeños
placeres.
Los cursos, talleres, técnicas y
métodos de crecimiento y sanación, con los que nos movemos todos en la
actualidad son una excelente herramienta para poder acercarnos a vivir una vida
feliz, para ir vaciando la mente de pensamientos, incluso para realizar un
tímido acercamiento a vivir una vida desde el corazón, una vida basada en el
amor. Pero en caso de conseguirse, lo cual es bastante difícil para un
porcentaje importante del total de personas que tratan de transitar por este
sendero, puede ser válido para la vida actual, pero de poco alcance para
nuestra eternidad, porque el aprendizaje del alma va a ser limitado, ya que se
va a circunscribir a pequeñas ganancias, que si que vamos a mantener para
nuestra siguiente vida, pero que nos va a obligar a volver muchas veces e ir caminando vida tras vida
a paso lento.
Y nuestro avance va a ser tan lento que
nos va a obligar a encarnar un sin fin de vidas más, cuando podríamos intentar,
incluso sin tantas técnicas, avanzar a paso ligero y recorrer en una sola vida tanto
trayecto como veinte o treinta vidas con los pequeños aprendizajes anteriores.
Continuará....................
domingo, 24 de abril de 2016
sábado, 23 de abril de 2016
viernes, 22 de abril de 2016
Me rebelo
Es la atención la que nos va a
permitir
ser
conscientes de donde estamos,
de
hacia dónde queremos ir
y
de cuáles son los obstáculos
con
los que nos podemos encontrar en el camino.
Me
rebelo contra mí mismo cada vez que un pensamiento de crítica ronda por mi
mente, me rebelo cuando entro con otras personas en el perverso juego de
regodearnos en esa crítica hecha palabra, me rebelo cuando la impaciencia se
asienta en cada célula de mi ser, me rebelo cuando me siento intolerante ante
otros procederes, me rebelo cuando me irrito ante la falta de respeto, me
rebelo cuando piso de puntillas encogido por el miedo, me rebelo ante mi propia
incomprensión, me rebelo cuando soy consciente de que no me he puesto en el
lugar del otro, y así, un día sí y otro también, me rebelo, me rebelo y me
rebelo, mientras me flagelo emocionalmente por haber dejado al pensamiento, una
vez más, campar a sus anchas por el carrusel de la sinrazón sin haberle puesto
coto.
Y todavía rojo por mi propia cólera me
pregunto, ¿Conseguiré realmente algún día mantener la guardia alta y poder así
dominar completamente estos pensamientos?, ¿Conseguiré realmente algún día que
no me afecte la falta de respeto, la incomprensión, la mentira, los políticos,
las religiones, la intolerancia o la injusticia?, ¿Conseguiré colocarme de inmediato
en el lugar del otro y no a toro pasado cuando las emociones ya me han
desbordado?
No
creo que en mi caso sea cuestión de meditar más. Mi trabajo es intervenir en la
sanación de otros meditando. Es cuestión de atención, de más atención, es
cuestión de observar mis pensamientos, observar mis emociones,
observar las distintas reacciones de mi cuerpo, sin juzgar, sin calificar, sin ponerle nombre. Solo atención, solo presencia, solo estar.
A veces mi
dispositivo de vida pasa a “piloto automático” sin que yo sea consciente, y ahí
se acabó todo, y solo soy consciente cuando me encuentro en medio
de la crítica mental, o en medio del miedo, o en medio de la impaciencia, o ...... Entonces me siento mal y me rebelo, con lo cual cometo,
al menos, tres equivocaciones, una, dejar que el pensamiento se ponga el piloto
automático, dos, verme envuelto en mi propia critica mental, y tres, mi
rebelión.
En fin,
seguiré trabajando. Y vosotros ¿Cómo lo lleváis?
martes, 19 de abril de 2016
lunes, 18 de abril de 2016
El ser humano: Un espécimen raro
PERLAS
PARA EL ALMA
Los seres humanos tenemos un punto de masoquismo importante, nos gusta
sufrir, ya que a pesar de que digamos que no, los hechos demuestran lo
contrario: Nuestra felicidad es el sufrimiento, ya que permanecemos anclados en
él un día tras otro, sin hacer absolutamente nada; nuestra felicidad es contar
a diestro y siniestro lo mal que nos encontramos, en lugar de trabajar para
salir de ese dolor; nuestra felicidad es encontrar los fallos de los demás en
lugar de trabajar para eliminar los nuestros. Somos realmente un espécimen
raro.
Qué diferente sería la vida....
PERLAS
PARA EL ALMA
Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que somos
hijos de Dios, que venimos de Él y a Él hemos de retornar.
Qué diferente sería
la vida si nos enseñaran desde la cuna que todos somos hermanos.
Qué diferente
sería la vida si nos enseñaran a amar, a compartir, a aceptar y a respetar.
Es
muy posible que no habría guerras, que no habría hambre, que no habría
discriminación, y todos nos ahorraríamos un buen número de encarnaciones que en
la actualidad resultan inútiles o con un ínfimo crecimiento.
sábado, 16 de abril de 2016
Libres de equipaje
La vida física solo es un medio para la manifestación del espíritu, nada
más. Todo lo que el ser humano viene a hacer a la materia no es más que el
trabajo elegido por el propio espíritu. No es casualidad lo que el ser humano
se encuentra en la Tierra, ni el hijo del potentado ni el hijo del pobre lo son
por caprichos del destino, lo son, sin error, por su propia voluntad, lo son
porque es justamente esa situación la elegida por ellos, por ser la más idónea
para la realización de su trabajo.
No viene el ser humano a la vida para tener una cuenta corriente que haga
palidecer de envidia a sus congéneres, no viene para tener una profesión de
éxito, ni para ganar ningún concurso, viene con un objetivo concreto:
Desarrollar lo antes que pueda y lo mejor que sepa su trabajo y su aprendizaje,
para no volver, y quedarse así definitivamente en su casa, en “la casa del espíritu”, donde morará
eternamente.
Ya son muchos los seres humanos que saben eso, y muchos más son los que
lo intuyen, pero muy pocos son los que actúan en consecuencia con ese saber en
su vida física.
Es por la falta de integración de esa sabiduría en su conciencia, o por
ignorancia de lo que son y de lo que han venido a hacer aquí, que su actuación
a lo largo y ancho de la vida no es más que una pobre, no, más que pobre,
mísera competición con todos los espíritus afines, sus hermanos, que coinciden
con ellos en la vida, no por casualidad, sino por propia elección.
Como consecuencia de esta ceguera, la vida no es más que una triste
caricatura de lo que realmente ellos mismos esperaban realizar, y lo que estaba
minuciosamente planificado se derrumba de manera estrepitosa socavado en sus
cimientos por unos males que el espíritu no conoce: miedo, tristeza, odio, envidia,
celos, y un sinfín de emociones más, generadas por una mente que no sabe actuar
según el papel asignado de servidora del alma.
Y entre todas esas emociones negativas, hay una que destaca por ocupar un
lugar prioritario entre todas ellas: el miedo a la muerte. La angustia que
produce a los seres humanos el pensar que un día, que además no sabe cuál va a
ser, se va a terminar todo con la muerte, les afecta de manera dramática
sacando a la luz miedos paralelos, como pueden ser el miedo a la enfermedad, al
dolor, o a la soledad, que pueden afectarle durante toda la vida.
De poco vale el tener conocimiento de la manifestación de seres que están
al otro lado de la vida, Maestros, Ángeles, Guías, o familiares que han partido
con anterioridad, de poco vale tener información de lo placida que es la
estancia en ese plano, de poco vale creer que en la vida en la Luz no existe
dolor, ni enfermedad, ni necesidades físicas, que son las que preocupan a la
humanidad, de poco vale saber todo eso, el miedo a la muerte está ahí, perenne,
inamovible.
Pero tenemos suerte los seres humanos. Conscientes de nuestro miedo, los
seres que están al otro lado de la vida, cuando llega el mágico momento de
traspasar el umbral de la vida, todos se vuelcan en nuestra ayuda, haciendo que
el transito normalmente sea placido y sereno.
Podemos hacer, en nuestras manos está, que toda la vida sea plácida y
serena, desterrando los miedos que son como una losa que los seres humanos
tenemos que ir arrastrando por el camino de nuestra vida, y que además de nada
vale ese pesado equipaje.
Pongámonos en manos de Dios. Detengamos la locura de nuestra mente.
Dejemos hablar al corazón, y si no entendemos con claridad cuál es nuestra
misión en la vida, podremos intuirlo, y si ni tan siquiera lo intuimos, vivamos
con amor, esa manera de vivir va a hacer que nuestra vida sea un paseo, libre
de equipaje, por un ancho camino sembrado de pétalos de rosa.
viernes, 15 de abril de 2016
¡Somos libres!
PERLAS
PARA EL ALMA
¡Somos libres!, tenemos capacidad de
elección, pero son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir,
eligen el miedo, eligen enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la
tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad. Con lo
fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de
nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor,
elegir a Dios.
jueves, 14 de abril de 2016
miércoles, 13 de abril de 2016
martes, 12 de abril de 2016
Meditación
PERLAS PARA EL ALMA
Decía Krishnamurti: “El
intento deliberado de meditar no es meditación. La meditación debe ocurrir, no
puede ser invitada. Todo intento de meditación es la negación misma de la meditación.
Toda forma de meditación conduce inevitablemente al engaño, a la ilusión,
porque el deseo ofusca, ciega. Solo hay que estar atentos a lo que se piensa y
se hace, y nada más. Eso es meditación”.
La verdadera
meditación no necesita de instructores ni de técnicas. La auténtica meditación
es vivir la vida con total atención. Vivir cada acontecimiento como novedoso,
porque así es realmente, nada es igual, todo siempre es nuevo. Y además de
vivir cada instante como algo nuevo y maravilloso, se ha de mantener esa
novedad en la mente, es decir, no valen comparaciones con situaciones
anteriores, ni calificar el acontecimiento como bueno, malo, hermoso o
desagradable. El acontecimiento es, y punto. No se puede comparar, por ejemplo,
una puesta de sol con otra, o darle ningún calificativo, ya que entonces se
pierde la esencia de la puesta del sol, ya que la mente está pendiente de la
calidad de la belleza, en lugar de sencillamente contemplarla. Meditar sólo es
contemplar, contemplar cómo te impregna la vida, contemplar su fluir. Un solo pensamiento
del tipo que sea, hace que se difumine la meditación, hace que se pierda el
sentido de la vida, hace que se pierda ese instante de vida en el que la mente
está ocupada con el pensamiento.
lunes, 11 de abril de 2016
Instrucciones para aprender a Amar (2 de 2)
Todo
lo que tenemos a nuestro alcance para iniciar la aventura de aprender a Amar
como Dios nos Ama, es ese simulacro de amor que sentimos por los nuestros, y no
necesitamos mucho más.
Necesitamos compromiso, porque para la realización de
cualquier actividad en la vida es imprescindible asumir la obligación personal
de implicarse para llevar esa actividad a buen término.
En este trabajo no
hay nadie que te haga seguimiento, ni que te vaya examinando y poniendo nota
para ver cómo y cuanto adelantas o para ver si necesitas refuerzo. Tú eres tu
propio maestro, tu propio jefe, tu propio examinador y tu propio evaluador, y
podrás engañar a cualquiera, pero no te puedes engañar a ti mismo y mucho menos
a Dios.
Necesitas
observarte, necesitas paciencia, necesitas conocerte, necesitas enfrentarte a
tus miedos, necesitas trabajar en silencio, sin alardear de nada porque el
trabajo que vas a realizar es un trabajo entre tú y Dios.
No
te van a valer medias tintas porque te harán caer en el desánimo, ya que a
diferencia de cualquier objetivo que se busca en la sociedad este no tiene
premio material, ni el reconocimiento público que tanto nos agrada a los
humanos.
Necesitamos mantener
la atención que es la que nos va a permitir ser
conscientes de donde estamos, de hacia dónde queremos ir y de cuáles son los
obstáculos con los que nos podemos encontrar en el camino.
La
atención es ese aspecto en el que tomamos conciencia de nuestra experiencia
en el momento presente. Observar nuestros pensamientos, observar nuestras
emociones, observar las distintas reacciones de nuestro cuerpo, y todo eso sin
juzgar nada, sin calificarlo, sin ponerle nombre. Solo atención, solo
presencia, solo estar, porque esto ya es Amor.
Y sobre todo necesitamos practicar el amor que sentimos por los nuestros, para
que un día, incluso sin ser conscientes de ello pase de ser un sentimiento, que
es lo que nosotros sentimos, a ser una energía, que es lo que queremos dar.
Practicar el amor es ponerte en los
zapatos de quien tienes delante: de tus hijos, de tu pareja, de tus padres y de
tus amigos. Deja a un lado tu propia creencia de cómo tienen que ser las cosas
y como tienen que reaccionar ellos para ser dignos de tu amor y sencillamente
amales, COMO A TI TE GUSTARÍA QUE TE AMARAN. Deja a un lado tus expectativas de
que es lo que tienen que hacer, y de como tienen que reaccionar una vez que tú
les has honrado con tu amor, y sencillamente cumple tus propias expectativas
dándoles a ellos lo que tú esperas recibir, sin más. Se paciente como te
gustaría que lo fueran contigo. Si tus hijos son pequeños, recuérdate cada
segundo que no son adultos, que solo tienen cuatro, cinco, seis o equis años y
posiblemente ni entiendan porque no tienen que tocar eso que tanto te enoja,
explícaselo con paciencia, para que lo entienda un niño. A los adultos, colócate
en su lugar, con la dificultad añadida de que no sabes cuál es el momento
emocional por el que están pasando.
Acuérdate
que eres tú quien está haciendo el trabajo para aprender a Amar, y lo estás
haciendo por propia decisión, ellos no lo están haciendo, y posiblemente tarden
en darse cuenta de que actúas con más caridad, con más respeto, con más
comprensión, con más tolerancia, con más amabilidad, con más ternura, con más humildad y con más paciencia de lo
habitual. Pero cuando sean conscientes de eso, o incluso antes, de manera
inconsciente, van a reaccionar a lo que están recibiendo. Y lo que tú les estás
dando es Amor. Energías iguales se atraen.
Vas a caer muchas veces por un millón
de razones que podrías justificar, no importa, no vas a justificar nada, levántate
y sigue. Que cada caída sea un acicate, porque no se cae quien no camina, no se
cae quien no arriesga.
Ya
estás haciendo mucho, eres un valiente, te has puesto en camino.
Instrucciones para aprender a Amar (1 de 2)
Nos ahorraríamos mucha infelicidad en esta vida, muchos
sinsabores, mucho sufrimiento y podríamos reducir de manera notoria el número
de vidas en la materia, si realmente fuéramos directos al gramo, si dejáramos
de dar vueltas y vueltas que aunque pueden conducirnos a la meta lo hacen a
cámara lenta, y fuéramos directos a lo realmente importante, que no es otra
cosa que aprender a Amar, porque es ese aprendizaje lo único que nos trae de
vuelta a la materia una y otra vez, y otra, y otra, y así llevamos cientos de
vidas….., y las que nos quedan.
El Amor al que hago referencia no es
más que el calificado de incondicional, de universal, o de divino, aunque de
hecho, no es para nada importante el calificativo que le demos, ni tan siquiera
lo es el nombre, lo único y verdaderamente importante es su práctica.
Este Amor, por si tienes alguna duda,
es ese que se da a cambio de nada, es el que se da libremente, es el que se
siente por todos, es ese en el que lo único importante es la persona amada, es
el Amor que no juzga, el Amor que no critica, el Amor que respeta, el Amor que
comprende, el Amor que no necesita perdonar porque nada le ofende, el Amor que
nunca acaba, es el Amor de Dios.
Aunque en muchos textos nos explican
que la verdadera causa de la reencarnación es el Karma, si aprendiéramos a Amar
como Dios nos ama, automáticamente quedaríamos libres de todo de Karma.
¡Podemos hacerlo!, somos sus hijos y
estamos aquí para eso. Aunque a los seres humanos nos cueste trabajo llegar a
integrar, y en muchos casos a entender cómo es eso del Amor sin condiciones y
del Amor para todos, esta es nuestra auténtica misión, aprender a Amar.
Las
cientos de técnicas que aprendemos para ser feliz, para perdonar, para ser
exitoso, para eliminar el estrés, para acabar con el miedo a la muerte, para
liberarnos de la enfermedad, para evitar que enferme el cuerpo comiendo sano,
para detener los pensamientos, para crecer espiritualmente, para vivir desde el
corazón, para sintonizar con el alma, para comprender las emociones, etc.,
etc., etc., no son más que etapas, necesarias para llegar a la meta, meta que
aunque muchas filosofías digan que no existe, es indiscutible que existe una
última vida en la materia y que bien podíamos denominar esa última vida como
nuestra meta, y que esa última vida es la que todos anhelamos y eso será cuando
seamos capaces de Amar, con ese Amor que estamos calificando como
incondicional, no antes.
¿Cómo es la calidad de nuestro amor, o
de lo que los seres humanos calificamos como amor? Analiza el tuyo, pero no
vayamos muy lejos en nuestro análisis, no hace falta que analices el amor que
sientes por el vecino del quinto, ya sabemos que es nulo, analiza el amor de
andar por casa, el de cada día, el que le dedicas a los tuyos. Si, ya sé que
les amas mucho, tú dirías que les amas sin medida, pero aun así, analiza
algunos parámetros, y contéstate a algunas de estas preguntas relacionadas con
todos los miembros de tu familia y tu círculo de amigos: ¿Pierdes la
paciencia?, ¿Gritas a veces?, ¿Les criticas?, ¿Les juzgas?, ¿Dejas de dirigir a
alguno la palabra durante un espacio de tiempo, aunque sea corto?, ¿Te sientes
ofendido alguna vez?, ¿A veces te preguntas como puede haber hecho eso con todo
lo que has hecho por el, o por ella?
¿Alguna respuesta es positiva?, ¿Crees
que quien realmente Ama puede perder la paciencia, o juzgar o criticar, o…..?,
¡Dios no lo hace! Es seguro que puedes dar mil y una razones para tal
comportamiento, pero seguro que tu también le das motivos a Dios y Él sigue Amándote
impertérrito, a pesar de tu comportamiento. El problema estriba en que el amor
que practicamos los seres humanos no nos va a llevar a conseguir la meta de una
última vida porque ni es incondicional, ni es universal, ni es divino.
Tenemos que aprender a Amar, y tenemos
que hacerlo desde el lugar en el que nos encontramos y con el conocimiento que
atesoramos. No es necesario ser licenciado en nada para aprender a Amar, no es
necesario nada más que la misma vida y eso lo tenemos, así que empecemos ya,
para terminar cuanto antes.
Continuará…………..
domingo, 10 de abril de 2016
Fe
PERLAS PARA EL ALMA
La
perfección de Dios se encuentra en cada una de las circunstancias que nos toca
vivir, en cada uno de los procesos que nos toca atravesar. No somos nosotros
quienes para juzgar Sus acciones, Sus maneras, porque cada cosa está
planificada como debe ser.
Dios
sabe el motivo o los motivos por los que las cosas suceden.
La
fe no solamente consiste en aferrarse a Dios en tiempos difíciles, sino también
es tener la certeza de que sin importar cuán duro o cuán oscuro sea el camino,
siempre, siempre habrá una manera de salir y encontrar Luz.
viernes, 8 de abril de 2016
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