“Eso que estás diciendo, es lo mismo que decir que vaya por el mundo con un lirio en la mano”. Esto me lo decían, después de que yo hiciera una mínima exposición de mi pensamiento sobre cómo actuar con las demás personas, en todos los casos, sin hacer excepciones.
Mi exposición fue: “El pensamiento es energía, es vibración. Esa vibración es una señal que se envía y atrae otra vibración de la misma calidad que la enviada.
Por lo tanto, si la señal que envías de manera permanente es de desconfianza, vas a recibir, también de manera permanente, engaños y trampas, vivirás en un mundo que siempre te parecerá un mundo de tramposos, vivirás en una espiral de sospechas, vivirás siempre con cautela, con precaución, con miedo, con recelo; en lugar de tener una vida de confianza, de seguridad, de tranquilidad.
Lo que hay que hacer es no sospechar permanentemente de la gente, es no desconfiar de nadie. Si tu desconfías de los demás, ¿Crees tú, que ellos van a confiar en ti? Si la energía que reciben de ti es de desconfianza, te van a dar aquello que estás pidiendo casi a gritos, ¡que te engañen!”.
En principio, todo el mundo es bueno, y si hacen algo mal, o te dan un peso erróneo, o quieren cobrarte de más, etc., etc., no te están engañando a ti, se están engañando ellos, se están haciendo mal a ellos mismos, ya que tendrán que pagar por ese engaño que pretenden hacer contigo. Se denomina la “Ley del Karma”. ¡Si no somos el cuerpo, ¿cómo vamos a sentirnos engañados por 50 gramos de menos en un peso?! Somos un alma, y al alma le dan igual los 50 gramos.
Por lo tanto, ¡Si, vete con un lirio en la mano, y además del lirio, vete enviando amor! Si la energía que envías es amor, es confianza; se supone, por definición, que la energía de vuelta será la misma, y así será, aunque, desgraciadamente, no en todos los casos. Ya que aunque en todas las interacciones vayas con estas energías, alguno te va a engañar. Es normal, son esa pobre gente que sólo vive en su cuerpo, y basan su felicidad en estafarte un poco de dinero, para amasar más, o en engañarte en cualquier otro aspecto. ¿Qué hacer? Pues lo normal, decírselo, con todo el amor. Y si no tienes ocasión de decírselo, lo que has de hacer es perdonarle, bendecirle y no volver con esa persona. Yo creo que no hay que poner la mejilla dos veces.
Si consigues una vida de silencio, si consigues vivir observando la vida, es seguro que el Universo te va a indicar en forma de intuición, en forma de saber porque sí, en que tienda has de entrar para que te atiendan desde el alma. Pero si en vez de vivir en el silencio vives en un pensamiento circular de desconfianza, entrarás en la tienda en la que necesites hacer realidad tus pensamientos, entrarás en la tienda de un troglodita para que te atienda como te mereces, engañándote.