(………………Continuación)
13) El ser humano
es libre.
Somos libres de realizar aquello
que nos plazca, pero pera hacer un uso adecuado de nuestra libertad, hemos de
tener en cuenta que somos hijos de Dios, y que como seres divinos somos
eternamente inmortales.
Ser libre significa permanecer
en la brillante luz del alma. Si somos capaces de integrar esa verdad, esa será
nuestra percepción, y nuestra elección será no temer a nada, amar a todo y
comportarnos con todos los que comparten
nuestra vida, de la misma manera que queremos que ellos se comporten con
nosotros.
Ejercer nuestro derecho a
nuestra libertad, es liberarnos del control de la personalidad.
14) La serenidad es nuestra identidad.
Serenidad significa calma
profunda, desprovista de cualquier desequilibrio emocional. Es una cualidad del
alma y la persona serena se caracteriza porque su mente está enfocada
firmemente en la luz.
Vivimos en la superficie de la
vida, zarandeados por los vaivenes que la vida nos va presentando, siempre en
un estado de permanente ebullición, siempre esperando algo magnifico que nunca
termina de llegar.
Vivir en la serenidad es vivir
desde el alma, y cuando nos acercamos al alma, la serenidad comienza a morar en
nosotros.
15) La paciencia ya habita en nosotros.
La impaciencia es una de las
características de nuestra personalidad, y eso pasa porque no hemos integrado
nuestra inmortalidad, y creemos que el tiempo se acaba, para la causa que sea.
Sin embargo, el alma, que se sabe inmortal, no tiene prisa para nada.
Todo llega, cuando es su
momento.
Es posible alcanzar ese estado
donde nada de lo que ocurre altera la calma interna y nos conduce a la
impaciencia, cuando la conciencia está centrada en el alma, que es la paz
misma, es ahí donde se conoce y se siente el aplomo y el equilibrio, que abre
la puerta de la paciencia.
16) La Responsabilidad es inherente al ser humano.
La irresponsabilidad, la falta
de respeto, el incumplimiento de la palabra dada, es una prueba inequívoca de
vida en el ego, completamente despegados del alma. Es la manifestación de un
carácter débil, apegado a la materia, con un desconocimiento total de la
divinidad del ser humano.
La responsabilidad, como todas
las verdades mencionadas con anterioridad es una cualidad inherente en
nosotros. Sólo hay que conectar con nuestro interior para encontrarla nada más
traspasar el umbral.
17) La Sabiduría es nuestro derecho de nacimiento
¿Qué
hemos de aprender que no sepan los hijos de Dios? Nada.
La Sabiduría está inherente en
nuestro desarrollo, en nuestro progreso como seres divinos. La Sabiduría se
refiere a la esencia de las cosas y no a las cosas mismas, es la captación
intuitiva de la verdad, independiente de la facultad razonadora; la innata
percepción, capaz de diferenciar lo falso de lo verdadero, lo real de lo
irreal.