El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 11 de octubre de 2012

Las curaciones de Jesús

            He realizado algunos cursos de sanación energética, de varios tipos: con imposición de manos, manipulando la energía, o a través de la meditación; y en todos esos cursos, de manera más o menos nítida, comentaban que esa era la técnica que Jesús utilizaba en sus curaciones. Unos basaban el argumento en que Jesús imponía sus manos, otros porque existía una transferencia de energía, otros porque Jesús meditaba, u oraba, en muchas ocasiones antes de la curación.

            Las sanaciones de Jesús, eran tan imponentes, tan increíbles, tan grandiosas, que siempre se han calificado como milagros, y sin embargo, muchísimos de los terapeutas o sanadores energéticos, que circulamos por el mundo, no podemos arrogarnos ni un solo milagro, y eso que hemos asistido a muchos más cursos de formación de los que asistió Jesús. Aunque, posiblemente, si podamos atribuirnos algunas curaciones, más o menos rápidas, incluso en dolencias desahuciadas por la medicina tradicional, pero no para calificarlas de milagro.
            Pero no sólo Jesús ha realizado curaciones milagrosas, también han existido otras mujeres u hombres, que han realizado ese tipo de sanaciones, seres extraordinarios, que por su ejemplo de vida, les han subido a los altares, sobre todo a los altares de la iglesia católica. Pero, lo extraordinario de su vida no eran los milagros, lo extraordinario de su vida es que su bandera era el Amor. El mismo Amor que distinguía a Jesús, y que todos Ellos repartían a diestro y siniestro, sin fijarse para nada en quien era el receptor de dicho Amor. Incluso una de las definiciones de milagro, dice que un milagro es un acto de Amor.
            Esa era la base de la curación de Jesús, su inmenso Amor por los seres que tenía delante, con una fe ciega en su curación, uniéndose además a ese Amor una mentalidad recta, que no cuestionaba para nada ningún aspecto de la persona que se encontraba frente a Él.
            No hay ninguna diferencia entre mortales. Las mismas cualidades de Jesús y de esos seres extraordinarios, tenemos el resto de mujeres y hombres que poblamos el planeta. No hay nada que no pueda curar suficiente Amor, no hay nada imposible para el Amor, ninguno estamos excluidos para vivir el Amor y para realizar las obras que el Amor produce: las sanaciones milagrosas.
            ¿Cuántos sanadores pueden hacer gala de una mente recta y sana?, ¿Cuántos sanadores viven en el Amor Divino?, ¿Cuántos tienen únicamente por objetivo la felicidad y el bienestar del otro?, ¿Cuántos viven para servir a los demás?
            Una mente sana y recta, vivir en el Amor Divino, buscar la felicidad y el bienestar del otro y servir a los demás por encima de todo, son las bases que debe practicar cualquiera que pretenda ser un sanador.
 

 

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