Para la mente no existe ninguna diferencia entre lo que está sucediendo en el momento presente y los pensamientos que se manifiestan en la mente, todo es presente para la mente.
Esta es la base de nuestro sufrimiento y de nuestro dolor. Ante cualquier acontecimiento doloroso se manifiesta sufrimiento. Pero ese acontecimiento tiene lugar en un momento determinado. En el siguiente momento ya no existe razón para el sufrimiento, el suceso ya pasó y la persona se enfrenta a un nuevo momento, que ya no tiene por qué ser doloroso; sin embargo, la persona sigue con su dolor, con independencia de lo que esté sucediendo en su vida después de aquel acontecimiento doloroso. Y todo eso es porque mantiene el evento en su mente, y su mente no sabe distinguir la realidad de la ficción, por lo que las emociones siguen siendo las de dolor de aquel suceso pasado. Además del sufrimiento que eso produce, la persona está dejando de vivir todo lo que acontece en cada momento, ya que su mente no está pendiente del momento, está perdida en la ficción, está perdida en el recuerdo, no vive, sólo recuerda.
¿Cuánto dura ese recuerdo?, depende…….., depende de la intensidad con que la persona elija, de manera inconsciente……., claro, mantenerse en el dolor, mantenerse en el recuerdo. Pero por mucho que la persona elija mantenerse en ese dolor, llegará un momento en el que el pensamiento empezará a suavizarse, y lógicamente también empezará a suavizarse el dolor. Para unas personas ese tiempo puede ser una semana y para otras años, todo dependerá de su carácter. Un carácter débil podrá mantener el dolor casi una vida, y otra con un carácter no tan débil mantendrá el recuerdo un tiempo casi imperceptible, y por lo tanto el dolor será de corta duración.
En cualquiera de los dos casos, pronto o tarde, llegará un día en que el pensamiento será muy liviano y el dolor imperceptible. Para eso este trabajo, que no meditación. Se trata de aprender a dominar la mente para que no vuelva una y otra vez al recuerdo del suceso doloroso.
Ahora bien, hay acontecimientos en la vida que se mantienen realmente en el tiempo. Aquí no es necesario que la mente rememore el recuerdo, porque siempre es realidad. El trabajo en este caso difiere del anterior. El trabajo personal es “aceptación” y llevar a la mente la pregunta: Con mi sufrimiento ¿consigo que cambie la situación? La respuesta es clara. El sufrimiento de una persona no varía ni un ápice ninguna situación, y mientras se mantiene ese dolor, la capacidad de hacer, de pensar y de toma de decisiones de la persona, merma de manera ostensible.
Además se ha de tener en cuenta que todo es energía. El dolor y el sufrimiento también lo es, y esa energía, aunque de manera inconsciente, se percibe en su entorno y afecta de manera negativa, por lo que si el sufrimiento se debe a cualquier circunstancia de otra persona cercana, esta percibe ese dolor, y a su problema se añade el dolor que percibe.
Trabajo para el fluir de la vida
- Siéntate en tu espacio de meditación.
- Los ojos cerrados.
- Las manos apoyadas en los muslos con las palmas hacia arriba.
- Empieza a ser consciente de la respiración.
- Respira por la nariz, y lleva la respiración abajo, al abdomen.
- En las primeras respiraciones alarga de manera consciente la exhalación, y con cada exhalación, permite que se vaya relajando tu cuerpo, permite que vayan saliendo todas las tensiones.
- Siente como la respiración cada vez es más lenta y el cuerpo está más relajado.
- Pide ayuda: A Dios, a los Maestros, a tus guías, a los ángeles.
- Trae a la mente el acontecimiento objeto de sufrimiento. (Tanto si ha sido un suceso aislado, como si es un suceso que se mantiene en el tiempo).
- Obsérvalo desde el punto en el que te encuentras, sólo respirando y el cuerpo completamente relajado.
- Mantén el suceso en la mente, sin permitir que esta se vaya y divague.
- Y después, repite en silencio dentro de ti: Ha sido, (en el caso del evento aislado), o es, (en el caso de que ese suceso se mantenga en el tiempo), la voluntad de Dios. Todos los sucesos son eslabones del Plan Divino. Todos los sucesos son experiencias y aprendizaje para mi alma. Acepto la situación…….., (puedes mencionarla), Dios en su misericordia y con Su Poder y Sabiduría sabe que es lo mejor para mí en cada momento. Acepto la situación y ofrezco mi sufrimiento. Gracias Señor”.
- Sigue hasta que sientas que tu emoción se dulcifica.
- En el caso del acontecimiento aislado, proyéctate al futuro para ver tu vida después de un tiempo, un tiempo en el que sientas que tu vida sigue su ritmo a pesar del suceso.
- Permanece el tiempo que te apetezca sintiendo como el fluir de la vida no se detiene, y que volver atrás y rememorar los acontecimientos solo es debido a la mente.
- Cuando te apetezca sal de la meditación, pero antes da las gracias: A Dios, a los Maestros y a tus guías por la ayuda recibida
- Y empieza a respirar más profundamente alargando la inhalación.
Repite el trabajo varios días, hasta que te sientas bien.
Repite el trabajo varios días, hasta que te sientas bien.