El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 3 de marzo de 2011

La vida es perfecta

            La vida es perfecta, es completa, es total, ni le sobra ni le falta nada; somos nosotros los que decidimos experimentarla en formas diferentes, y lo hacemos de múltiples maneras, pero sobre todo lo hacemos en la dualidad del “bien” y del “mal”.
            “Esto está bien”, “esto está mal”, y bajo ese prisma actuamos durante toda nuestra vida, y es esa visión la que determina como nos encontramos. Cuando “creamos” algo que calificamos como “bueno”, nos sentimos bien, somos felices, estamos alegres; pero cuando nuestra “creación” se  decanta por algo calificado como “malo” llega a nosotros el sufrimiento, la tristeza o el dolor.
            Toda nuestra vida solo es fruto de nuestra propia creación. Es claro que no somos conscientes de ello, pero vivimos la vida que hemos decidido vivir, nuestras acciones de este momento están determinando nuestro mañana, y cuando recogemos el fruto de nuestras acciones, si ese fruto es de dolor, de desencuentros, de desengaños o de sufrimiento, en nuestra ceguera no somos capaces de comprender que sólo estamos recogiendo el fruto de nuestra siembra, de nuestro abono, del cuidado que hemos realizado de nuestras acciones en cada momento.
            Es claro que nuestra alma necesita vivir todas las experiencias, pero no es necesario que esas vivencias sean un sufrimiento continuo. Para eso la formula es vivir cada instante de la vida como si fuera el último, sin ningún condicionante, sin culpar a nadie de nada, sólo vivir ese instante, sólo estar; ni tan siquiera es necesario que investiguemos el por qué de la situación o de las acciones que nos han llevado hasta ese punto, sólo hay que aceptar el momento.
            Sólo así podremos comprobar que cuando parece que no hay esperanza aparecen apoyos o situaciones que nos llevan directamente a encontrar la salida de nuestro dolor, aparece la luz que nos va a permitir atravesar nuestra oscuridad. No son necesarios planteamientos del tipo “tengo que…..”, “debo de..…”, no es necesaria la idea de que necesitamos algo para cambiar la situación, porque esta cambia sola, y vamos a lograr cualquier cosa de manera instantánea en cualquier nivel de nuestra existencia, desde la cuestión más nimia hasta la más importante, porque no hay en la vida nada que sea más importante que nada, todo es sólo vida.
            Dios vive dentro de cada uno, desde el beato hasta el criminal, Dios vive en todos, sólo tenemos que aceptarlo, sólo tenemos que recordarlo y Dios se hace presente, porque nada en la vida es aprendizaje, sólo es necesario recordar, y en ese momento se acaba el sufrimiento.
            Hemos de permitir que se disuelvan las viejas formas de vivir con las que tan familiarizados estamos, y es cuando esas viejas ideas se desvanecen cuando realmente empieza la Vida, cuando se es consciente, cuando se alcanza la felicidad. Cuando conseguimos esto, el entorno, que todavía vive en las ideas que nosotros hemos abandonado, trata de hacer que volvamos al sufrimiento porque no puede entender en su inconsciencia, y por lo tanto aceptar, que salgamos del cercado conocido del dolor en el que ellos tan cómodos se encuentran, pero hay que aceptarlos, no ven más allá, necesitan el dolor como medio de subsistencia. Ya  llegará el día en que empiecen a plantearse su manera de vivir, entonces nosotros seguiremos estando a su lado para ayudarles en su trabajo de reciclaje, para ayudarles en su trabajo de encontrarse con ellos mismos, para ayudarles a volver a casa.
            La vida es Una, nuestro corazón lo sabe. El corazón sabe que tú y yo somos la misma cosa, el corazón sabe que no hay nada fuera de cada uno de nosotros, y siempre busca lo mejor para todos, porque lo que es bueno para ti es bueno para mí. Todos estamos embarcados en la misma nave con el mismo destino. Solamente el ser humano que vive desde la mente es capaz de odiar, de envidiar, de permitir que otro ser humano pase hambre, solamente el ser humano que vive desde la mente es capaz de matar.
            No tenemos que hacer nada para ser felices, sólo respirar, sólo aceptar, sólo mantenernos conectados a la Madre Tierra, sólo sentir a Dios en nuestro corazón, sin preocuparse por nada, sin cerrarse a la vida. Sólo así llegará la Luz a nuestra vida, sólo así conseguiremos la felicidad.  

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