El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 8 de agosto de 2022

¿Hay alguien ahí?


De la novela "Ocurrió en Lima" (Capítulo II, parte 2) 

He hice algo que no había hecho nunca. Me senté a meditar como aconsejaban los autores en sus escritos. Lo hice, más que nada, para ver de qué se trataba. Comencé sintiendo la respiración, aunque no sabía muy bien si lo que respiraba era aire o tristeza. Y, después, de un rato viajando en ese aire o en esa tristeza, llevé la atención a mi corazón y se me ocurrió preguntar:

-    ¿Hay alguien ahí?

-    Si –me pareció escuchar-, estoy contigo –aunque no fueron palabras, ya que fue más un pensamiento que apareció muy rápido, casi de inmediato, después de formular la pregunta.

-    Y ¿por qué no te siento? –pregunté, embargado por la tristeza, sin ser consciente de que podía haber entablado una conversación con, no sabía muy bien si podía ser Dios o con una parte de mi mente que se encargaba de pensamientos elevados.

-    Imagina que un mediodía de verano, cuando más luce el sol, te encierras en un cuarto sin ventanas y cierras la puerta, ¿verías el sol?, ¿sentirías su calor?

-    No –contesté-, todo sería oscuridad.

-    Pues eso es lo que te ocurre a ti. Estas en un cuarto sin ventanas con la puerta cerrada. Tu pena, tu tristeza, tu rabia y tu dolor, son como esa oscuridad y te envuelven, por completo, sin dejarte, ya no digo disfrutar, sino, ni tan siquiera ser consciente de que, en el exterior, hay algo más que tu tristeza, hay vida.

>>Estás encogido, echado en el suelo, creyendo que estás siendo apaleado por la vida, cuando la realidad es que si te levantas y sales de tu oscuridad verás lucir el sol –concluyó.

-    Sí, claro. Suena muy bonito. Pero la vida, esa que dices, es una auténtica desgracia, porque es mi vida y soy yo el que cada día tiene que sufrir esperando que no me falte la comida y llegue una llamada ofreciéndome trabajo –y lo dije con tristeza, sin rabia, como justificando la razón de mi oscuridad.

-    ¿Sabes que a Mi Hijo no solo le faltó la comida, sino que le quitaron la vida?

-    Si, tienes razón, perdón –entonces fui consciente de mi egoísmo y me sentí mal.

-    No te sientas mal, hijo mío. No añadas más oscuridad a tu vida. Te voy a decir lo que tienes que hacer:

>>Ha estado muy bien que hoy te hayas sentado a meditar porque así has podido establecer contacto conmigo. Pero no es suficiente porque yo, a fin de cuentas, siempre estoy, aunque tú no me sientas. Tan importante como sentirme a mí, sería aceptar la vida.

-    ¡Cómo se nota que tú no tienes que comer cada día ni pagar ningún recibo! –surgió mi ironía.

-    Tú eres mi familia y el resto de seres humanos también, pero no puedo intervenir para darte ni un mendrugo de pan porque tú has elegido, exactamente, que comer, como comer y cuando comer.

-    Yo no recuerdo haber elegido nada –En ese momento pensé que me estaba comenzando a cansar de una conversación tan ridícula.

-    No es ridícula nuestra conversación.

Sentí como se me subían los colores. “¡Qué vergüenza!, pensé, pero… si no he dicho nada como sabe mi pensamiento. Bueno, en realidad, no he dicho ni una sola palabra, en ningún momento. Todo ha sido un pensamiento hablando con otro pensamiento, por lo tanto, no tendría que extrañarme que el pensamiento que responde lo haga, no solo, al pensamiento que habla, sino al pensamiento que piensa”. Porque somos cuatro, un pensamiento que piensa, otro que habla, otro que contesta y yo.

-    Y siguió Dios, o el pensamiento que habla, con su exposición- Hiciste una primera elección para venir a la vida, pero podemos olvidarnos de esa porque, para ti, es muy lejana, Podemos recordar otras más cercanas: Cada día eliges. Cada día tomas decisiones Y esas decisiones tienen unas consecuencias. Y esas consecuencias es lo que estás viviendo.

>>La vida, tu vida, lo has oído no hace mucho, es como un río. El agua siempre fluyendo, nunca se detiene. Pero, a veces, por cualquier circunstancia, el agua deja de correr y se estanca. Entonces se pudre y huele mal.

-    ¡Oh!, cómo se nota que eres Dios. Lo has descrito muy bien. Mi vida está detenida creo que hace mucho tiempo y huele muy mal.

-    Pues eres tú el que la ha detenido. Eres tú el que con tus pensamientos ha puesto una barrera infranqueable para que tu vida no avance.

>>Empieza aceptando la vida. No te quejes, no te lamentes. Da las gracias por lo que tienes, sea poco o mucho. Ayuda, dentro de tus posibilidades a otros que lo necesitan más que tú.

-    ¿Y si hago eso y la vida no cambia? –La verdad es que tenía todas las dudas del mundo. En realidad, eran más que dudas, no me creía nada.

-    Si haces eso esperando que tu vida cambie, no va a cambiar. Hazlo porque sí. Si lo haces porque sí, sin esperar que cambie, cambiará. Y, además, te encontrarás conmigo cada día.

-    Te repito, ¡cómo se nota que eres Dios! Perdona si te digo, con todo respeto, que estoy haciendo muchas cosas para que mi vida cambie y no cambia, ¿cómo va a cambiar sin hacer nada?, ¿cómo no voy a quejarme cuando veo como disminuyen mis ahorros?, ¿cómo no voy a lamentarme por mi mala suerte? Y ¿qué gano con encontrarme contigo?, nada va a cambiar por mucho que hables.

-    Eres libre de hacer lo que te parezca. Pero podrías intentarlo. ¡Acepta tu vida con alegría! Reflexiona sobre esto.

Después de eso, el silencio. Volví a quedarme solo sintiendo mi respiración y como un payaso se me ocurrió decir “Gracias”.

Pero… “¿a quién doy las gracias?”, pensé. “Es como un chiste, hablo conmigo y me lo agradezco porque… supongo que no habrá sido Dios, o ¿sí?”.

¡Qué curioso!, de no existir, para mí, la reflexión sobre sentimientos o emociones me he encontrado, sin saber cómo, en el lapso de una semana, con dos trabajos que parecen ser importantes: Amarme a mí mismo y aceptar la vida.

Supongo que se podrán realizar las dos al unísono ya que en la aceptación de la vida se tiene que encontrar integrada la aceptación a uno mismo y, aceptarme a mí ya es una forma de amarme.

A mi pensamiento o a Dios no le había prometido nada, pero a Ángel sí que le dije que las dificultades no me asustaban y que iba a intentarlo. Como no sabía muy bien por donde comenzar, para aprender a amarme, decidí hacerlo en las partes visibles de mi anatomía, es decir, en mi aspecto físico. 

miércoles, 4 de mayo de 2022

Paso 2 para vivir en la Luz

 Vive como si ya fueras Luz:

              Vivir como si ya fueras Luz, es vivir la divinidad.  Y, ¿cómo se vive la divinidad?, se vive la divinidad amando:

         Alejar pensamientos negativos: Recuerda: “somos lo que pensamos”. No puedes permitirte el mantener pensamientos negativos en tu mente. Para eso has de permanecer consciente la mayor parte del tiempo posible. En el momento que seas consciente de un pensamiento negativo contrarresta esa energía con el pensamiento positivo contrario, o con la virtud contraria, o pidiendo perdón.

              Utiliza palabras correctas: Que ninguna de las palabras que salgan de tu boca sean para herir, lastimar, o molestar a nadie. Utiliza siempre palabras de alabanza, y destaca siempre los méritos de los demás, sus cualidades positivas, sus virtudes. Si se consigue mantener los pensamientos negativos bajo control, es mucho más fácil no herir con la palabra.

           Realizar buenas acciones: Ayuda a los demás, son Luz como tú. Ayudar no solo es dar un plato de lentejas o unas monedas, también es sonreír, es apoyar, es abrazar, es escuchar, es besar, es no molestar, es respetar, ayudar es colaborar con el otro, siempre que el otro lo permita

Perdonar: El objetivo final, es que nada debe ser motivo de tu ofensa. Pero hasta que llegue ese momento, perdona de inmediato cada ofensa, no esperes al día siguiente, porque si tardas un día en perdonar, será un día tomando veneno por tu parte. Recupera la “meditación del perdón” que está en este blog y realízala si crees que la necesitas.

              Aceptación: Sólo una frase: “Todo está bien”.

Eliminar obstáculos:

Los obstáculos en esta carrera no hay que saltarlos, no hay que ignorarlos, hay que eliminarlos. Los obstáculos en esta carrera son los bloqueos emocionales, son los hábitos negativos, es la debilidad de carácter.

              Conocer los bloqueos: Para poder eliminar algo, es imprescindible saber que existe, por lo tanto, de la misma manera que decíamos al principio que tienes que saber quién eres, es importante saber cómo eres. Relee la entrada “Pedir ayuda”.






martes, 26 de abril de 2022

Y la vida sigue fluyendo, a pesar de todo

 

          Piensa en un rio de aguas tranquilas y trasparentes que discurren por su cauce sin oposición, con continuidad, y que después de un recorrido, más o menos largo, desemboca en el mar. La vida es como ese rio, nunca se detiene, siempre continua, siempre en movimiento, un segundo tras otro, discurriendo como las aguas del rio, siempre cambiantes, nunca es igual. La vida fluye en cada uno de nosotros como las aguas fluyen por su cauce.

        ¿Qué pasa si hay una roca en mitad del rio? El agua choca contra ella, rebota, retrocede, se abre en dos partes, se crean remolinos, los sedimentos que parecían dormidos en el lecho del rio suben a la superficie enturbiando el agua. Pero unos metros por delante de la roca el agua vuelve a su tranquilo discurrir. La vida, también, es como el rio, hasta que, a veces, nos encontramos con piedras que se interponen en el fluir de nuestra vida.

Sin embargo, mientras el agua del rio se torna serena una vez traspasado el obstáculo, el normal fluir de la vida en los seres humanos no vuelve después del obstáculo, porque la mente se encarga de fabricar más rocas y de arrojarlas al cauce de la vida.

          Es lo que pasa en el río cuando hay muchas rocas, a lo largo y ancho de su cauce. El agua ya no discurre tranquila, todo lo que hay son remolinos, y el avance del agua es un torbellino sin control. Cuando nuestra mente, (y pasa demasiadas veces), es como un tío vivo, llena de luces y ruido, dando vueltas y más vueltas, en torno a los problemas, a los miedos, a la autocompasión, se parece a ese rio lleno de obstáculos, y nosotros, creyéndonos que vamos a llegar al mar subidos en esa balsa, fabricada por nuestros pensamientos, en la que creemos tener seguridad, terminamos perdiendo la vida sólo por el hecho de no vivirla de manera consciente.

          Nuestros pensamientos repetitivos, nuestro esfuerzo por asirnos con desesperación a la seguridad, nuestro miedo a perder el control, nuestras indecisiones, nuestro apego al sufrimiento, hacen incluso que, en el cauce de la vida, por delante de las rocas, levantemos una inclusa que detiene completamente el agua, emponzoñándose, pudriéndose.

          Nos han enseñado que la única manera de tener éxito es generando y manteniendo un esfuerzo constante, es realizando un trabajo excesivo, es renunciando a nuestro propio placer, porque a eso le llaman egoísmo. Nos han enseñado que sólo se puede aprender son sufrimiento, que la letra con sangre entra que, antes de hacer, hemos de pensar en “que pensara la gente”. Es mentira, ¡nos han engañado!

          El aprendizaje es una diversión, el éxito no se persigue, el verdadero éxito llega cuando dejamos de ofrecer resistencia, cuando no nos aferramos a la vida, porque aferrarse a la vida persiguiendo el éxito, es perder el éxito y la vida. Rompamos las compuertas y limpiemos nuestro cauce de escollos para dejar que la vida fluya, sin perdernos en el tío vivo de nuestros pensamientos. Detengamos el carrusel de tu mente y bajemos, de nuevo, a la vida.

          Dejar que la vida fluya a través nuestro, es aceptar. Fluir, aceptar, no quiere decir que nos crucemos de brazos con resignación, no. Quiere decir que elijamos la paz en lugar del miedo, que elijamos la alegría en lugar de la tristeza, que elijamos la acción en lugar de las dudas, quiere decir que lo importante es la felicidad y no el pensamiento de los que nos rodean, quiere decir que elijamos el amor ante cualquier otra circunstancia, quiere decir “si”, “si a la vida”.

          Un buen trabajo sería empezar a aceptarte a ti y empezar a presentarte ante los demás tal como eres, sin máscaras:

Para eso podrías colocarte delante de un espejo y observar la expresión de tu cara. Toma conciencia de tu expresión, no juzgues si es un rostro serio, si es lánguido, si parece enfadado……… sólo observa.

Empieza a decir cosas hermosas a ese rostro que se refleja en el espejo: “que belleza”, “te quiero”, “que ojos tan bonitos”, sonríe y empieza a ver como es tu rostro cuando sonríes. No juzgues nada, no busques el por qué de nada, sólo quiérete, solo acéptate, y podrás observar como tu rostro se relaja y cambia. Haz este ejercicio durante cinco minutos cada día antes de tu meditación y que sea luego ese rostro el que sacas de casa para presentarte ante el mundo.

A partir de tu propia aceptación, será más fácil aceptar la vida. Poco a poco, vete desterrando el “no” y, empieza a utilizar el “si” con esa sonrisa que practicas en el espejo, empieza a aceptar los cambios de la vida sin oponerte, empieza a decidir sin darle vueltas y más vueltas que solo sirven para envenenar tu mente. Empieza a vivir todos los instantes, sin perderte ni uno solo.

El pensamiento lleva al sufrimiento y a la soledad. Para rasgar el velo de la soledad clica aquí.

 

jueves, 21 de abril de 2022

¿Pierdes cuando te comparas?, ¡cambia el modelo!

 

Para aprender a amarme, decidí hacerlo en las partes visibles de mi anatomía, es decir, en mi aspecto físico.

Siempre me comparaba con personas que eran más altas, más atractivas o más inteligentes, según mi criterio. El resultado era claro, siempre me veía más bajo, menos atractivo y menos inteligente, que el modelo elegido, lo cual hacía que me sintiera mal. Era lógico. Si me comparaba con alguien más alto, siempre me iba a ver más bajo. Si el modelo era más rico, siempre me iba a ver más pobre. Eso me llevó a pensar que para estar satisfecho conmigo tenía que cambiar el modelo, porque siempre iba a haber alguien más alto, más atractivo y más inteligente que yo.

Y cambié el modelo. Me comencé a comparar con quien era más bajo, menos atractivo y menos inteligente que yo. El resultado fue espectacular. Comencé a sentirme orgulloso de mi aspecto.

Yo era un calco de mi padre. Por lo tanto, si estaba orgulloso de mis padres, también, tenía que estarlo de los genes que hicieron que fuera tal como soy. En ese momento pensé en algo que me habían dicho, aunque no terminara de creérmelo, y era que yo había hecho una primera elección antes de venir a la vida. Por lo tanto, si yo era moreno y con ojos negros debía de haberlo elegido. Me sigue pareciendo una tontería, pero…

Y, aún comencé a hacer algo más. No compararme. Con independencia de si lo había elegido o no. A fin de cuentas yo no sabía nada de otras vidas. Lo único de lo que podía dar fe era de esta vida y empezaba a tener claro que cada uno es como es y punto. Si no me comparo, ni gano ni pierdo, todo está bien, todo está como tiene que ser. Yo voy a seguir siendo el mismo. Seguro que soy como soy por alguna determinada razón. ¿Quién era yo para desear cambiar una razón que, aunque desconocida, debía de existir? 

En cuanto a la inteligencia, estaba claro que nunca iba a ganar un Nobel, en ninguna especialidad, pero cuando me sentaba delante de una computadora esta no tenía ningún secreto para mí, ni en cuanto al software, ni en lo que respecta al hardware. ¿Para qué necesitaba más? era suficiente.

Fui consciente de que compararme con los demás siempre hacía que me sintiera frustrado, triste, infeliz y, además, generaba en mí un sentimiento de envidia que no podía ser bueno para mi estabilidad emocional.

Un nuevo pensamiento comenzó a hacerse un lugar en mi mente, comenzando con una pregunta: “¿Si tanto me gusta compararme, por qué no lo hago conmigo mismo?, ¿por qué no retarme a ser mejor cada día?, ¿por qué no trato de vencer mis propios miedos, que es algo consustancial conmigo?

miércoles, 11 de julio de 2018

¿Cuál es mi misión?


-       ¿Cuál es mi misión Maestro? Llevo cuarenta años preguntándomelo.

-       Tu misión es aprender a amar hijo mío.

-       Pero, ¿no se supone que he venido a la vida a realizar alguna tarea específica?

-       Si, la tarea de aprender a amar. ¿Te parece poco? Y el camino para aprender a amar es que aprendas a ser feliz. Y ahora no eres feliz porque crees que te falta algo, crees que te falta saber cuál es tu misión. Buscando tu misión estás perdiéndote muchas cosas de la vida, casi podríamos decir que estás perdiendo la misma vida,

Escucha esto: Como te falta saber cuál es tu misión, no eres feliz, pues yo te digo que si te dedicaras a ser feliz llegarías a saber cuál es esa misteriosa misión, y te voy a explicar por qué: La felicidad es un estado interior, un estado de paz, de serenidad, de alegría, y a ese estado se llega aceptando, tolerando, respetando, comprendiendo y sobre todo amando.



Cuando llegas a ese estado entiendes que todo está bien y si existiera alguna misión misteriosa, llegaría a ti, sin que necesitaras buscarla.

-       Aceptando ¿qué?

-       Aceptando la vida que tienes. Aceptar no es resignarse. Te pongo un ejemplo: Piensa en una pareja que se les ve bien, que a ojos del mundo podría decirse que es una pareja feliz. Pero si escarbas un poquito en su relación verías que, en muchas, en demasiadas ocasiones se sienten solos, no hablan entre ellos de esa sensación de soledad, no hablan de sus miedos, de sus anhelos o de sus fantasías. Hablan, si, del trabajo, del colegio de los niños, de las facturas que van llegando, o de lo mal que se ha portado su cuñado. En ellos hay más resignación que aceptación. Aceptación es cuidar lo que importa para que no se desgaste, te pongo un ejemplo que no por manido pierde su validez: A la planta hay que regarla para que viva. A las relaciones también, y a los amigos, y a los hijos, y al trabajo, y a las aficiones y, sobre todo, a ti mismo. Aceptar es trabajar la vida, y si algo no te gusta de tu vida lo cambias.

La aceptación hace que toleres todo, que toleres a todos ¿Qué sabe nadie de la vida del otro, de la razón del otro?, ¿qué sabe nadie de su Plan de Vida, si ni tan siquiera conocemos el nuestro?, ¿qué sabe nadie del recorrido de su alma? No hay dos seres iguales sobre la faz de la Tierra. Todo está bien, todo es perfecto tal como está. Toléralo, lo ha puesto Dios.

Así llegarás al respeto. Respetar es la consecuencia lógica de la tolerancia. No hagas a nadie lo que no te gusta que te hagan a ti, no pienses de ellos lo que no te gustaría que pensaran de ti, no hables de nadie porque no te gusta que hablen de ti y, sobre todo, si es malo. Colócate siempre en el lugar del otro, es la mejor manera para aceptarle, tolerarle y respetarle.

Y cuando aceptas, toleras y respetas, puedes decir que estás aprendiendo a amar.

Entonces serás feliz, y estarás cumpliendo con la verdadera misión de tu vida que es aprender a amar.

Ama y se feliz, que todo lo demás llegará por añadidura.



jueves, 26 de abril de 2018

Y dijo el Maestro: ¡Todo está bien!







Acuérdate de esto, -dijo el Maestro- Todo tiene su momento, todo ocurre cuando tiene que ocurrir, todo está bien. El ser humano, lo que tiene que hacer es aceptar la vida, es aceptar su vida.

El discípulo no entendía muy bien y preguntó: Entonces, ¿eso quiere decir que hemos de permanecer sentados esperando que vaya pasando la vida?

No hijo mío, -contestó el Maestro- eso no quiere decir que te quedes sentado de brazos cruzados sin hacer nada esperando que la vida siga, no. Eso quiere decir que se han de tomar decisiones, y aceptar las consecuencias, y si no te gustan, pues cambia a otras decisiones, pero sin lamentarte de las anteriores, ni permaneciendo ansioso para ver los resultados de las nuevas.

Y continuó el Maestro: La vida es, las cosas son, las personas, también, son como son. Hay que aceptarlo todo, porque todo está bien.

Y ¿lo que no está bien?, -quiso saber el discípulo. por qué no todo está bien. No está bien por ejemplo que un loco te apunte con un arma y te robe todo lo que llevas encima.

Lo que no está bien, también está bien -concluyó el Maestro. Nadie gana nada por mantener en su mente, la rabia, el rencor, la ira, el odio, porque nada cambia, todo sigue igual, y esas emociones afectan negativamente a la persona que las siente. Mientras que aquel que ha hecho el mal sigue tan feliz. Tú perdona al ladrón y luego pon el hecho en conocimiento de la ley que os habéis dado los hombres, pero sin esperar el veredicto de la justicia.



sábado, 27 de enero de 2018

Pasado

El pasado ya no es y el futuro no es todavía.

San Agustín

Es un deporte mundial vivir anclados en el pasado. Lamentándose por lo que se hizo, por cómo se hizo, o por no haber hecho. Tenga presente que todo lo que se hace se hace de la mejor manera que la persona puede. Nadie hace nada mal a conciencia, sobre todo, si es algo de lo que luego puede arrepentirse.


No se juzguen, no se critiquen. Todo lo que hacen, por lo menos, para ustedes mismos, lo hacen con la mejor intención, con la intención de conseguir alcanzar alguna meta. Si no lo consiguen varíen algún aspecto del camino para conseguir resultados diferentes, pero no lo conseguirán, seguro, menospreciándose a sí mismos. Recuerden: energías iguales se atraen. Si piensan que son unos burros, al final rebuznarán.


            Hay un refrán que dice: “A lo hecho pecho”, que significa que, si lo hecho es irremediable, y malo, hay que tener fortaleza y valor para aceptarlo.

            Que sirva de lección para rectificar en el futuro, para que no vuelva a suceder. Pero lamentarse y flagelarse eternamente no cambia el hecho. ¡Para que sufrir!

            De la misma manera, aunque estemos tratando de cuestiones hacia uno mismo, podemos desviarnos unas décimas, para entender que los otros, también han hecho las cosas lo mejor que sabían, por lo tanto, eviten cualquier tipo de crítica.

            Cada vez que se rememora un hecho del pasado, la mente siempre lo interpreta como presente, ya que para ella no existe pasado, siempre existe en presente lo que la ocupa en cada momento. Por lo tanto, cada vez que rememora un suceso es como si lo estuviera viviendo en ese momento, generando la misma energía que se generó entonces, el mismo dolor, el mismo sufrimiento. ¿Merece la pena sufrir permanentemente por un mismo suceso?

            Lo mejor es aceptarlo.

Si fue por algo que hicieron y se arrepienten por los resultados, ya no pueden hacer nada más que extraer la enseñanza, y procurar que no se vuelva a repetir para evitar el sufrimiento.

Si fue por la pérdida de un ser querido, tampoco le van a traer de vuelta con su dolor permanente. Así que acepten el hecho, y si les apetece recordar algo, recuerden los buenos momentos vividos con esa persona.

Si fue por algo que les hicieron, pongan los medios para que no vuelva a suceder, como puede ser, no frecuentar a esa persona.

Sea cual sea la razón de su viaje al pasado, no consigue más que avivar la llama del dolor. En sus manos está vivir el dolor o alejarlo de usted.




jueves, 25 de enero de 2018

Aceptar el cuerpo

Señor,
concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, 
valor para cambiar aquellas que puedo,
y sabiduría para reconocer la diferencia.

San Francisco de Asís


Teniendo en cuenta que el cuerpo ha sido elegido por cada alma como la mejor opción para el trabajo a realizar, rechazar el propio cuerpo, o alguna de sus partes, significa renunciar a aquello que el alma ha preparado con esmero.

Por lo tanto, si cree que ha venido para realizar una misión, y que para ello el instrumento que se ha dado es el cuerpo, tiene que aceptar, valorar, respetar, cuidar y amar su cuerpo.




Si no cree que ha de realizar un trabajo determinado, es igual, tiene que pasar la vida con su cuerpo, con cualquiera que sea su creencia. Por lo tanto, acéptelo también, ya que sufrirá inútilmente si no lo hace.

Así que, tanto si cree que ha elegido su cuerpo, como si cree que usted es el resultado del azar, tiene el cuerpo que tiene. Acéptelo, no lo puede cambiar, salvo los pequeños, o grandes matices de la cirugía.

Aliméntelo de manera sana, ejercítelo, que no se atrofie antes de tiempo, dele el descanso que le corresponde. Potencie sus fortalezas y trabaje para mejorar sus debilidades.

Escuchen su cuerpo. El cuerpo es sabio y sabe realmente que necesitan, cuando lo necesitan y como lo necesitan. No maltraten a su cuerpo. Si maltratan a su cuerpo, no se sorprenda si otros les maltratan, porque es la energía que desprenden.

Recuerde que energías iguales se atraen, por lo tanto, si usted no está satisfecho de su cuerpo, esa energía le rodeará como un anuncio de neón, y todos aquellos que se crucen en su camino, serán atraídos por su “luz de neón”, y opinarán, (deporte mundial el de opinar de cuestiones ajenas), que no les gusta el cuerpo que usted tiene, con lo cual añaden sufrimiento al suyo propio.

Tenga en cuenta, además, que usted es un ser único. No existe otro igual en todo el Universo. Y las piezas únicas siempre han sido muy bien valoradas.

No se lamente de su cuerpo, no le critique. Con los lamentos y con la crítica no va a conseguir cambiarlo.





jueves, 24 de agosto de 2017

Reflexiones (1)

La vida no es como a cada uno de nosotros nos gustaría que fuera.
La vida es, y punto, y querer que sea según los propios deseos, o los propios caprichos, es como querer retorcerla.
Y retorcer a la vida, es el camino más corto para el sufrimiento.
Si algo no te gusta de tu vida, trabaja para cambiarlo, pero no condiciones tu felicidad a los cambios que esperas conseguir.

Nunca dejes de decir “Te amo”. No sabes si será la última vez. Cada día, a cada instante, expresa tu amor.



Cuando la relación del hombre con el hombre, sea idéntica a la relación de Dios con el hombre, habremos encontrado el cielo en la tierra.
Y la gloria, la felicidad, la alegría y el amor, serán las armas de los ejércitos, la voz de los poderosos, el libro sagrado de las iglesias y la moneda de cambio del capital.

Vivir sin miedo.
Sin miedo a la gente, porque todos están embarcados en el mismo barco, viviendo todos, las mismas miserias, deseando imposibles, tratando de aparentar lo que no son.
Sin miedo a la vida, porque es hermosa, porque el timonel de la vida es uno mismo, porque el miedo merma la propia confianza, y hace embarrancar a la vida, en los lodos de la crítica, de la ira, del resentimiento.
Sin miedo a la libertad, porque el miedo aprisiona con grilletes invisibles sin permitir el movimiento.
Sin miedo a decir “no”, con cariño, cuando la circunstancia lo requiera, porque cuando se retienen varios “noes” el siguiente “no” ya está exento de cariño, y es más un exabrupto que lleva implícita la tormenta.
Sin miedo, porque con miedo no se ama.
Con amor, porque quien ama no teme.

Empiecen a vivir su vida, en lugar de tratar de vivir la vida de los demás. A los otros no hay que agradarles, lo que hay que hacer es respetarles, es ayudarles si lo necesitan y, por supuesto, si aceptan la ayuda. No hay que criticarles, no hay que juzgarles, ni tan siquiera opinar, si no se lo requieren. Colóquense en sus zapatos antes de opinar, ¿Qué sabe nadie de nadie?, ¿Qué saben de sus pensamientos, de sus emociones, del momento por el que están pasando?, ¿Que saben de su dolor o sus alegrías? Pues nada, no saben nada, así que tampoco saben el porqué de sus reacciones.
Dejen caer sus máscaras y acéptense. Con la propia aceptación comenzarán a amarse, y la consecuencia lógica de la aceptación y del amor por ustedes mismos será la aceptación del otro y el amor hacia él.

Una de las tareas más difíciles del ser humano es ser honesto y sincero consigo mismo.

Qué diferente sería la vida si en lugar de centrarse en lo negativo, que es el punto de mira de todos los seres humanos, cambiaran el ángulo y se centraran en lo positivo.
Se ahorrarían mucho sufrimiento inútil
La vida es un gran escenario en el que se llevan a cabo infinidad de papeles, y todos protagonistas.
No existen vidas insulsas ni vidas anónimas. Cada ser es un protagonista en la vida, todas las vidas son interesantes y con contenido.
Cada persona vive la vida que desea vivir. Solo ella es responsable de sus éxitos o sus fracasos.
Todos los seres humanos tenemos los mismos problemas, con ligerísimos matices.
Lo que es bueno para uno es bueno para todos.
Si eres capaz de ver los problemas de tu vecino, e incluso le das consejos, puedes aplicártelos a ti mismo, seguro que te van bien en alguna faceta de la vida.

En el Amor no hay esfuerzo, no hay dolor, no hay sufrimiento, no hay dudas, no hay celos. En el Amor hay sinceridad, hay transparencia, hay comunicación, hay libertad, hay alegría.