El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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martes, 29 de julio de 2014

Y eso que somos hijos de Dios


            De la misma manera que una golondrina no hace verano, una bandera o unos accidentes geográficos no hacen ni pueblo, ni ciudad, ni provincia, ni región, ni país, ni continente, ni por supuesto el mundo.
            Todo eso lo hacen las personas. Un mundo sin personas, no sería nada, aunque el mundo que nos hemos dado no es que sea mucho más que nada. Vivimos en un mundo de desigualdad, desiguales por raza, por creencia, por sexo; vivimos en un mundo en que no todos tienen las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, de acceso a la alimentación, de acceso a la sanidad, de acceso a la cultura, de acceso a la educación, vivimos en un mundo en el que no nos alegramos por la felicidad de otro ser humano, muchos ante esto pueden criticar: ”A saber como lo ha logrado”; vivimos en un mundo de mentiras, un mundo deshonesto, un mundo sin respeto.
            Si alguien cree que exagero, que vea las noticias tres días seguidos. La masacre, el genocidio del pueblo palestino, lo están generando algunos que se denominan  seres humanos, con la anuencia de otros seres humanos; las guerras y/o conflictos de algún tipo, (guerra civil, drogas, inseguridad, dictaduras, religión, separatismo, etc.), en países como Siria, Afganistán, Irak, Venezuela, Méjico, Somalia, Ucrania, Egipto, Corea, Colombia, solo por nombrar los más representativos, las generan los seres humanos; los asesinatos, los robos, las violaciones, los provocan los seres humanos; la hambruna de ochocientos cincuenta millones de personas, siendo aun más dramática en países como Somalia, Etiopia, Yibuti, Kenia o Uganda, son responsabilidad de los seres humanos; la extrema pobreza que convive con la extrema riqueza en países de América Latina, es responsabilidad de los seres humanos. Podría escribir horas y horas sobre la desigualdad en el mundo, pero parecen suficientes ejemplos.
 
            Lo más dramático, es que todo esto es provocado por los hijos de Dios. La esencia de todos los seres humanos, es divina. ¿Para qué nos vale a los seres humanos nuestra divinidad?, ¿Para asesinar en nombre de Dios?, ¿Para mutilar a las niñas en su nombre?, ¿Para discriminar a las mujeres, a los homosexuales, a los divorciados, por mandato de Dios?, ¿Para condenar sin compasión al fuego eterno? Los seres humanos somos más alimañas con nuestros hermanos que los propios animales.
            Es cierto que la vida humana no es más que un tránsito muy cortito, pero en ese tránsito, el sufrimiento que nos provocamos a nosotros mismos, y los unos a los otros es de una dureza extrema.
            ¿No creéis que es momento de actuar y de vivir desde el corazón?, ¿No creéis que es momento de dejar de vivir desde nuestras mentes enfermizas?, ¿No creéis que  es momento de dejar de vivir desde la maquinación y desde el engaño? Es momento de vivir la honestidad, es momento de entregarse, es momento de respetar, es momento de servir, es momento de recibir, es momento de la felicidad.
Si pudiéramos meter la cabeza por un agujerito del cielo, para que pudiéramos ver nuestra verdadera grandeza, nuestra verdadera divinidad, no volveríamos después de esa visión al derroche de vida que llevamos en la actualidad, y empezaríamos a vivir una vida plena y total, sin los condicionamientos que nos ponemos ahora, sin miedo.
Nuestro objetivo sólo debería ser: Transformar el sufrimiento en Amor, transformar la tristeza en alegría, transformar la pobreza en abundancia, transformar el egoísmo en servicio a los demás.
Aunque el mundo es un desastre, es posible mejorarlo. Un mundo más equitativo, un mundo en el que no importe ni el lugar de nacimiento, ni la raza, ni las creencias, ni el sexo. Un mundo en el que todos sus habitantes tengan las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sintamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sintamos a nuestro prójimo como nuestro hermano.
Podemos, si queremos, crear un mundo lleno de Amor. Cambiando una persona se puede cambiar el mundo, porque conseguirá que cambie su entorno.
 
 
 

domingo, 27 de julio de 2014

Caridad


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (26 de Julio de 2014)        

 
La caridad es la llave que abre todas las puertas, no hay ninguna posibilidad de error si se ayuda a quien lo necesita, o si se ayuda al que nos lo requiere.
Si hay alguna forma de tratar a todas las personas que viven a nuestro alrededor, es esa, la caridad.

jueves, 1 de mayo de 2014

Caridad


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (30 de Abril de 2014)



La caridad es el único camino al Amor de Dios. Hay que tener caridad con el que es nuestro amigo y nuestro enemigo, con todos los seres vivos y con todo el Universo.

sábado, 1 de febrero de 2014

La paja en el ojo ajeno


En una mano lleva la piedra, y con la otra muestra el pan.

Tú, hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo,
 y entonces verás mejor para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Mateo 7:1  

            Los seres humanos tenemos una habilidad especial que no suele ser mencionada en ningún tratado de fisiología: Es una especie de “visión a ciegas”. Somos capaces de ver una motita en el ojo de nuestro hermano con una visión completamente obstaculizada por una viga de enormes dimensiones en nuestro propio ojo.
            Y con esa visión especial, encontrar una aguja en un pajar no suele ser ningún problema, siempre y cuando la aguja sea un defecto y la paja un buen número de virtudes. Somos capaces de reconocer un defecto entre mil virtudes, y además ser ciegos para las virtudes, haciendo una auténtica disección del defecto, analizando las causas, y después de haber masacrado con la palabra al portador del defecto, le podemos ofrecer, con la mejor de nuestra falsa sonrisa los remedios para curar su mal.
            Más que seres humanos tendríamos que llamarnos seres hipócritas, porque somos capaces de fingir creencias, sentimientos, cualidades, opiniones y virtudes que no tenemos, y hablar de ellas como si fuéramos expertos, cuando ni tan siquiera las practicamos. Somos capaces de cambiar una cara que juzga con dureza a una dulce sonrisa en un instante, solo por el mero hecho de ver aparecer “nuestro reo”. Somos capaces de enseñar un pan con una mano, mientras arrojamos piedras con la otra.
Criticando a los demás, lo único que hacemos es esconder nuestros auténticos sentimientos, nuestras verdaderas limitaciones, simular virtudes que no tenemos, y ocultar  defectos reconocidos por nosotros mismos.
¿No sería mejor sacar primero la viga de nuestro ojo, para ver con mayor claridad la paja en ojo ajeno?, ¿Qué pasaría si nos dedicáramos a alabar las virtudes de los que nos rodean, en lugar de resaltar los defectos?, ¿Qué pasaría si primero limpiáramos nuestra casa, antes de criticar la suciedad en casa de los otros?
Para limpiar primero tu casa, te propongo un juego. Diles a tu familia y a tus amigos que te escriban en un papel, aquello que menos les agrada de ti, (por supuesto ruégales que sean honestos). Recíbelo sin juicios, sin críticas y sin justificaciones. Analízalo, y comienza a trabajar para cambiarlo, porque si eso es lo que opinan de ti, eso lo que eres, con independencia de lo que tú opines sobre ti mismo.
El vídeo d’avui està dedicat, amt tot el meu cor als sabadellencs.

sábado, 11 de enero de 2014

Fe, esperanza y caridad


Dedicaba la entrada anterior a una virtud: la humildad, y en esta entrada quiero dedicarla a otras virtudes, las teologales, que son: fe, esperanza y caridad; por ser tan o más necesarias para la realización de nuestro trabajo interior como lo es la humildad.
Pero, ¿Qué es una virtud? Una virtud es una cualidad moral que se considera buena, es un hábito espiritual, es un buen hábito. Se adquiere por la repetición de actos moralmente buenos y reiterados. Una virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien. Las virtudes se oponen a los vicios. Un vicio se adquiere, como la virtud, con la repetición de actos, pero que en este caso los podemos considerar moral y físicamente perniciosos.
Un virtuoso es aquel que sabe cómo llegar a sus metas sin pisar las metas de los otros, un virtuoso es aquel que pone a los demás de su lado y los lleva a alcanzar un objetivo diferente, un virtuoso es el que «sabe remar contra la corriente». ¿Te identificas?
Las virtudes pueden ser cardinales, que son el principio de las demás cualidades morales, y teologales, que son las virtudes que tienen como origen, motivo y objeto inmediato al mismo Dios.
Fe, es la virtud por la que creemos en algo que no vemos, y en lo más importante que podemos creer sin ver, es en Dios, ya que aunque todo a nuestro alrededor, incluso nosotros mismos, somos una prueba, yo diría que irrefutable, de que Dios existe, no se le ve, por lo tanto creer en Él es un acto de fe. Es un acto de fe creer en guías, ángeles, Maestros; es un acto de fe creer en el alma; es un acto de fe creer en la reencarnación, es un acto de fe creer que existe la iluminación y que podemos llegar a ella.
Por lo tanto, es imprescindible la fe para realizar cualquier tipo de actividad que nos acerque a Dios.
Esperanza es la siguiente virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.
La vida, llena de problemas, llena de sufrimiento, llena de dificultades y de decepciones, hace que los seres humanos caigamos en el desaliento y pensemos que no hay nada que hacer, que todo es inútil. Es la esperanza la nos da el ánimo y la constancia en la lucha, asegurándonos el triunfo.
La fe y la esperanza no tienen ningún sentido si no desembocan en el amor y en la caridad. Por la fe tenemos el conocimiento de Dios, por la esperanza confiamos en el cumplimiento de las promesas de Cristo y por la caridad amamos y obramos de acuerdo a las leyes divinas, las leyes del amor.
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro hermano como a nosotros mismos. Jesús hace de ella un nuevo mandamiento: “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros”.
Hay quien puede pensar que caridad es dar alguna de las monedas que nos sobran al mendigo que está sentado en una esquina. Es mucho más que eso, sentir auténtica caridad, es amar sinceramente, es servir, es perdonar, es ser paciente y no irritarse, es dulzura, es bondad, es tolerancia, es misericordia, es respeto, es entrega, es generosidad, es….
Por lo tanto, todos los que nos creemos trabajadores de la Luz, todos los que buscamos la Unión Divina, hemos de comenzar a vivirla en el cuerpo, hemos de creer en todo lo que no vemos, hemos de esperar que vamos a alcanzar eso que no vemos, y lo vamos a conseguir con una herramienta muy difícil de conseguir, la caridad, que no es más que amar a nuestros hermanos.