Del
aislamiento a la soledad
Ustedes dirán que aislamiento y soledad es lo mismo, pero según mis
conocimientos científicos en la materia, aislada estaba yo por mis miedos, era
como un hueco vacio, era extraña para mí misma, era algo impuesto por mi mente.
En cambio la soledad consciente o medio consciente es de una tremenda paz, es belleza,
es en el silencio donde se encuentra la verdadera felicidad, bueno, y de vez en
cuando, un rock buena onda.
Antes tenía miedo de estar sola, hoy se que nunca estoy sola, que hay
millones de seres, maestros ascendidos, arcángeles, angeles y miles de seres
celestiales haciéndome compañía.
Felizmente, en la vida de todo ser humano hay angeles terrenales y eso
fueron para mi mis amigas Francy y Diana.
Decidí abrirme al mundo a través de ella y les conté la verdad del mal de esta
parte de mi ser.
Al contrario de lo que me imaginaba me aceptaron tal cual soy, no sé
porque pensaba que me iban a dar la espalda, porque en ese tiempo sentía que
las había decepcionado. Ahora sé que nadie decepciona a nadie, se decepcionan
ellos solos, porque simplemente nadie debe de esperar nada de nadie. Si lo
sientes hazlo, si quieres a alguien abraza, pero no esperes que te abracen a
ti, si lo hacen bien, si no lo hacen bien también.
Así, después de dejar la pastilla, después de contarles a mis dos
mejores amigas mi “dramática historia”,
ellas, como guerreras que son, comenzaron
a sacarme a la calle. Era la primera vez que salía sin pastilla.
Como mis piernas casi nunca se ejercitaban naturalmente, sino
artificialmente, casi no podía caminar más de cinco minutos sin detenerme para descansar.
Así, después de mucho tiempo vi de nuevo la calle. Era como un nuevo comienzo
para mí, y de hecho lo era. Todo era nuevo, más interesante, me sentía como un
bebe que recién descubre el mundo y, crean o no, vi por vez primera vez la
belleza del mundo, la belleza de la vida y me sentí súper bien. Para cualquier
persona “salir a la calle”, es normal, es algo insignificante, pero para mí,
ese tiempo, en esas circunstancias, era como si hubiera ganado un premio.
Ahora bendigo todo ese
sufrimiento, soy un poquito, creo que mejor, o ¿soy peor?, bueno, en realidad
no sé si mejor o peor, en realidad no sé quién soy.
Muchas personas dicen que el cuerpo físico no es importante, eres el cuerpo,
por supuesto eres más que solo el cuerpo, tu cuerpo es como un puente para
tomar conciencia de si estas dormida o no, tu cuerpo es tu templo sagrado, todo
eso lo tuve que aprender con la enfermedad.
Salí a la calle después de mucho tiempo, y así me ejercitaba cada tarde,
porque cada tarde salíamos a pasear. Nunca
antes había entrado a una pollería con mucha gente, y lo hice, y cada vez que hacia algo sentía que era una
atleta saltando obstáculos.
Encontré muchas personas entre videntes, parapsicólogos, brujos. De
todos ellos aprendí muchas cosas: los videntes decían una cosa, los otros otra
cosa, así es como estuve en tratamiento tras tratamiento. ¡Ahora veo todo tan
claro!
No sabía que creer y así deje de buscar, me convencí de que el único que
me puede curar es Dios por medio de alguien. Ahora sé que todos podemos
equivocarnos de diagnostico y por ende de tratamiento.
De
un sueño
Quiero contarles algo que soñé hace exactamente una semana, solo espero
que no crean que estoy loquita, aunque de loco y poeta dicen que todos tenemos
un poco, bueno les cuento: Estaba en una casa, no era mi casa, mas parecía un
hotel o algo asi, estaba con toda mi familia
creo que retrocedí en el tiempo porque éramos niños mis hermanos y yo.
Luego vi otra escena, creo que avance en el tiempo porque vi a una amiga
que hace poco dio a luz a su bebe, el niño estaba más grande de lo que es en
realidad, posteriormente yo corría muy asustada, estaba en medio de una guerra,
podía sentir las granadas, balas, explosiones, pude aguantar el horror y como dicen que al tener una pesadilla lo
primero que hay que hacer es desear
estar en tu cuerpo, desee eso y desperté. Al despertar me acorde que alguien
dijo “estamos en Ayacucho” coincidentemente hubo no recuerdo en qué año la
batalla de Ayacucho, recuerdo claramente que las escopetas eran de esas
antiguas que hay en los museos.
Últimamente no me cuestiono mucho sobre mis sueños pues los sueños, sueños
son. Simplemente estuve en la máquina
del tiempo, todavía chismeando aquí y allá.
Antes de enfermar tenia sueños muy raros, ahora si van a creer que me
patina el coco, una noche mientras dormía se ilumino la habitación de muchos
colores pero el que más resaltaba era el color violeta, en eso siento que
levantan las frazadas y aparezco en una especie de hospital, todo era de un
color humo medio blanco, de un momento a otro me veo rodeada de unos hombres
blancos altos, podía entender lo que decían, pero ellos no se comunicaban con
palabras. No sé cómo explicarlo pero no hacían ruido era una comunicación de
mente a mente.
A veces me hacían cortes en la espalda, cuello y cabeza. No sentía
ningún dolor, eran sueños muy reales me sentía un conejillo de indias.
Parecía una clase de practicantes,
sentía voces muy jóvenes y había siempre algo así como un profesor, sentía las
voces es mi cerebro, era una comunicación telepática y me operaron un montón de
veces.
No había contado a nadie estos sueños tan raros, es más, hasta hora no
me había acordado de ellos.