Mi alma, mis libros, mis creencias, mi corazón y mis opiniones.
El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión. Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y, para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (28 de Abril de 2014)
Su sanación espiritual, su sanación corporal,
es un largo camino. Está en la buena disposición que puedan tener para cumplir
lo que Dios les dice, está en lo felices que puedan hacerse Vds. mismos, y
también está en lo poco o mucho que puedan hacer para mejorar su mundo y para
mejorar el mundo de las personas que les rodean.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (25 de Abril de 2014)
La fe es ver más allá de las
circunstancias del momento presente, es confiar en que estamos bajo la
Protección Divina, sin importar en qué momento nos encontremos.
Vivimos en
una sociedad en la que la pérdida de valores cada vez es mayor, y cuando
hablamos de la pérdida de valores, nos referimos a que la dignidad personal no
es precisamente una de las virtudes de nuestra sociedad, nos referimos a que la
mentira es moneda de cambio de uso común, nos referimos a que la lealtad, la
tolerancia, la honestidad y el respeto brillan por su ausencia; mientras que la
hipocresía, la cobardía, el engaño, la impuntualidad, la soberbia, la avaricia,
la lujuria, la envidia y la pereza, solo por nombrar algunos, son los vicios
que abanderan el día a día de nuestra sociedad. Vivimos en una sociedad sin
corazón. Vivimos en una sociedad sin alma. Vivimos en una sociedad que nos ha
ido engullendo dentro de sus fauces de deterioro moral, de desorden personal y
de caos social.
La sociedad,
que podríamos definir como el conjunto que forman los seres humanos que
comparten una misma cultura, es por lo tanto, el reflejo de sus miembros. Y son
los miembros de la sociedad los que deciden quiénes son sus representantes
políticos, religiosos y sociales, por lo que sus dirigentes no son más que una
genuina muestra de cada sociedad: es decir, los más deshonestos, los más
hipócritas, los más avaros, los más soberbios y los más intolerantes, salvo
contadas y honrosas excepciones.
Pero el
problema más grave reside en que la sociedad sobrevive a sus miembros, y cuando
estos retornan en su siguiente reencarnación se encuentran con la misma
sociedad decadente que dejaron, o aun más deteriorada, si cabe.
¿Quién va a
poder explicar, por lo tanto, al recién llegado de donde viene y cuál será su
destino?, ¿Quién le va a enseñar cómo ha de hacer para conseguir vivir feliz y
en paz consigo mismo?, ¿Sus padres?, ¿Sus
educadores?, ¿Sus guías religiosos?, ¿Sus modelos sociales? Estos solo pueden
enseñarle lo que conocen, es decir, los vicios que caracterizan a la sociedad
de los que ellos son el adalid.
La dinámica
de la sociedad ha de cambiar, y alguien tiene que hacerlo, ¿Por qué no tú?
Aunque la teoría dice que si tú cambias puedes cambiar al mundo, es un poco más
complicado que todo eso. Pero si tu cambias, si que puedes hacer que cambie tu
mundo, si que puedes hacer que cambie tu entorno.
Y así,
mientras los políticos y sus acólitos se pelean por un trocito más de tierra,
por un nuevo trapo con nuevos colores, y sobre todo por más dinero y por más poder;
podrás explicar al recién llegado de donde viene. Mientras los representantes
de las religiones y sus feligreses se ocupan en discriminar a todo aquel que no
es fiel reflejo de sus creencias, podrás explicar al recién llegado que es lo
que ha dejado al otro lado de la vida, y como podrá volver a reencontrarse con
lo que ha quedado atrás. Mientras los modelos sociales discriminan al pobre o
al que tiene un color distinto, podrás explicar al recién llegado que relación
le une con los miembros de esa sociedad que le discrimina, y que es lo que ha
de hacer para tener una estadía serena, tranquila y feliz.
Somos hijos
de Dios, venimos de Dios y a Él hemos de volver, y lo hemos de hacer subidos en
la energía del Amor. Todo lo demás sobra. Hemos de dejar atrás todos los “ismos”:
capitalismo, nacionalismo, patriotismo, catolicismo, machismo, separatismo, antifeminismo,
etc., etc., etc., porque todos son hijos de otro “ismo”: fanatismo. Hemos de
buscar la unidad, porque todos somos la misma cosa, todos somos la misma energía.
Si realmente
la sociedad supiera educar a sus hijos en el amor, se acabaría el hambre en el
mundo, se acabarían las guerras, se acabaría la discriminación, se acabaría la
avaricia, se acabaría la lujuria, se acabaría la mentira, porque junto al amor
viaja la honestidad, viaja el respeto, viaja la dignidad.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (23 de Abril de 2014)
La Sabiduría Divina está en cada
persona, en cada ser vivo, en cada circunstancia de nuestra vida.
Cada instante de nuestra vida
contiene una lección, algo que nos quiere enseñar, y nosotros debemos estar
dispuestos a entenderlo y prestos a hacer lo que nos quiere enseñar.
Es cierto que a veces nos sentimos Infinitamente
pequeños, y si bien es verdad que a ojos de la inmensidad de la vida lo somos,
para Dios somos grandes. Él cree en nosotros, en nuestra capacidad, en nuestro
afán por superarnos, en nuestra búsqueda diaria de un sentido para todo, no
solamente de nuestra vida personal, sino como siervos de Él mismo.
Hoy sentí, mirando el cielo, lo que eso
significa. Las nubes me hablaron. Visualicé un tigre inmenso con una boca feroz
y gesto desafiante, como si quisiera defenderse
de algo o de alguien. Y ese “Algo” era solamente otra nube representando una infinitésima
parte de la Luz de Dios. Con sólo ese mínimo resplandor, yo, tú, cualquiera de
nosotros, podríamos ser ese animal feroz que se defiende, no se sabe muy bien de
qué, con su boca abierta, amenazante, ante tanto resplandor.
Intentando comprender, entendí que esa
figura somos nosotros, que representa nuestro desafío ante la vida, como si esta
necesitara de tales retos. Siempre a la defensiva, siempre expectantes por si
algo malo va a ocurrir, pero a la vez tan pequeños que ante una minúscula Luz
de Verdad se descompone y enmudece.
Así nos sucede en el día a día. Creemos
saberlo todo, poder desafiarlo todo, sentirnos los dueños de todo, sin
necesitar nada, sin necesitar a nadie. Y no,no es así como debemos entender que no hemos de tener miedo, que hemos
de ser valientes y afrontar los desafíos. Estos solo se presentan para aprender
de cada situación y de nosotros mismos, de nuestras reacciones, de las
reacciones de los demás, de los desafíos de la vida, de los éxitos y de los
fracasos, de los momentos de alegría y de los momentos de tristeza. La humildad
es la que debe estar por encima de todo y, de paso, nos recuerda que la
valentía no debe ser soberbia.
Somos lo que somos y debemos amarnos por
ello, porque Dios nos ama así, tal cual somos, con nuestras fortalezas y con nuestras
debilidades. Pero jamás debemos olvidar de dónde venimos y hacia dónde hemos de
regresar. Sabiendo que estamos en manos de Dios. Que él nos da la libertad
absoluta, la bendición en todo lo que decidamos hacer, pero que permanentemente
mantiene Su mano extendida por si dudamos, por si flaqueamos. Y nos hace saber
que somos Sus hijos, que somos a su imagen y semejanza. Y un hijo se refleja en
el espejo de su Padre. A veces no es el ideal en esta tierra. Pero hablamos de
Dios. Y sólo siendo y ejemplarizando con nuestra vida que somos Sus Hijos
conseguiremos cambiar “nuestro pequeño universo” y, poco a poco, el universo entero.
Todos somos sus Hijos y Dios Se complace
de vernos crecer, evolucionar, errar, reintentar, caernos y levantarnos, pero
más Se complace si en todo ello somos capaces de reconocer Su presencia Divina
en Todo y Su mano Salvadora que sostiene cada aliento de nuestro caminar.
Que seamos capaces de amansar nuestra
fiera cuando sea necesario para reconocer nuestra “pequeñez” ante la inmensidad
de Dios, y utilizar su fuerza en esta Vida terrena, para que nuestro paso deje
un mundo mejor.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (21 de Abril de 2014)
La vida es un conjunto de cambios que
no esperamos. No importa con cuanta certeza tengamos planeadas nuestras
expectativas, siempre va a haber algo repentino, siempre va a haber algo que no
tengamos planeado.
No importa cuántas veces la vida nos
haya sorprendido o cuantas veces hayamos cambiado nosotros. Nuestra esencia, lo
que está dentro de nuestra alma nunca cambia, siempre es para nuestro bien.
Siempre he creído que no existe
ninguna diferencia entre el amor humano y el amor divino. Y eso es así porque
el amor es único, no existen diferentes tipos de amor. El error consiste en que
los seres humanos pensamos que el amor es una emoción, y no es tal, el amor es
energía, y no esa idea romántica que tenemos los seres humanos del amor. Como decía
en la entrada del poder del amor, el amor no se acaba porque es la fuerza de la
vida. El amor es la fuerza que mantiene girando en perfecto orden a los
planetas en el cielo. El amor es la fuerza de vida que mantiene los latidos del
corazón. El amor es la Fuerza Divina que se mueve en todos los seres humanos,
porque somos hijos de Dios, y Dios es Amor.
Pero está claro que ninguno de los
que nos movemos por esta vida en la materia, o casi ninguno, podemos hablar del
amor, como sensación, como energía. Podemos hablar de él de manera teórica, ya
que si hubiéramos conseguido sentir ese amor, nos faltaría muy poquito para
irnos y no volver nunca más, ya que habríamos llegado al final de nuestro
aprendizaje en la Tierra.
Por lo tanto, como todo el amor que los
seres humanos conseguimos dar y conseguimos sentir, es producto de un
pensamiento. Vamos a llamarlo en esta entrada amor humano, para diferenciarlo
del amor energía o mejor llamado Amor Divino.
El Amor Divino lleva intrínseco todas
las virtudes. No en vano, el Amor Divino es el amor que siente Dios por cada
uno de nosotros, por lo tanto en el Amor Divino esta la paciencia, esta la
tolerancia, esta la comprensión, esta la bondad, esta la falta de crítica y de
juicio, esta el servicio, en fin, todas las virtudes se encuentran reflejadas
en el Amor Divino. Sin embargo, en el amor humano no es tal. Por el mero hecho
de amar a nuestra familia o a nuestros amigos, con nuestra errónea idea del
amor, no estamos exentos de enojarnos con ellos,no estamos exentos de hacerles sentir
culpables por algo en alguna circunstancia, no estamos exentos de engañarles, no
estamos exentos de juzgarles, no estamos exentos de herirlos emocionalmente, de
estamos exentos de ejercer algún tipo de dominio o de control sobre ellos, no
estamos exentos de perder la paciencia con ellos, no estamos exentos de
gritarles, no estamos exentos de hacerles algún tipo de reproche. Cuando se ama
con el Amor Divino, nada de esto ocurre, porque el Amor Divino lleva implícitas
todas las virtudes. ¿Os imagináis a Dios perdiendo la paciencia, o gritando por
algo que hemos hecho mal, o reprochándonos alguna cosa?, ¿Os imagináis a Dios engañándonos?
Por lo tanto amar como amamos los
humanos, con el pensamiento, hace que tengamos que trabajar el resto de
virtudes si queremos, no solamente crecer y evolucionar, sino que nuestro amor
dure. Por ejemplo: piensa en esa pareja que comienza su convivencia, y que al
cabo de poco tiempo comienzan ciertas desavenencias, porque un miembro de la
pareja es ordenado y el otro no, o porque a uno de ellos le gusta seguir
saliendo de noche, aunque sea de vez en cuando con sus amigos, o sencillamente porque
uno aprieta el tubo de la pasta de dientes por abajo y el otro por el medio, o
que uno se crea superior por el hecho de ser hombre. Si no existe la paciencia,
o la igualdad, o la tolerancia, o la comprensión, en poco tiempo estarán
discutiendo, gritándose, posiblemente agrediéndose, ya sea de palabra o de
obra. ¿Cuánto les va a durar el amor?, les va a durar un suspiro. A esta
pareja, y a tantas y tantas, las ha engañado su pensamiento.
Debemos trabajar sobre todo la
paciencia, la tolerancia y la compresión. Para ello piensa que tu también haces
cosas que no le gusta como lo haces a tu pareja, y que si tu eres
comprensivo/a, paciente y tolerante, a tu pareja posiblemente le resultara mas fácil
ser paciente contigo, ser tolerante y comprensivo/a.
Animo, puedes hacer que tu relación
de pareja se dulcifique, y no digo que vaya a durar toda la vida, pero el
tiempo que dure será un verdadero gozo y no un sufrimiento lleno de reproches,
de críticas, y sepa Dios cuantas cosas más.
Realizar
terapias hace que en la consulta se escuchen historias tremendas, unas por su
crudeza y otras por su hermosura. Quiero contar hoy una de esas lindas
historias, una historia de superación, una
historia de fe, que tiene que ver con el Señor de los Temblores, el Patrón
Jurado del Cusco en Perú.
Permitirme
antes, para los que no sois cusqueños que cuente la historia del Taytacha
Temblores, nombre en quechua, que en español significa El Señor de los
Temblores. Es una imagen que representa a Jesús crucificado, que se venera en
la Catedral-Basílica del Cusco (Perú). Es famoso en todo el Perú y otros
lugares porque aplacó la furia de un gran terremoto que asoló la ciudad. De
este acontecimiento le viene el nombre. Es el Patrón Jurado del Cusco y una de
las imágenes más veneradas del país.
Según algunas fuentes, la historia de
este Cristo de rasgos descarnados y de sobrecogedora apariencia se remonta a
cuando el emperador Carlos V envió la efigie a Cusco, hecha especialmente para
los indios, copiando las duras facciones de éstos. Los españoles buscaban
consolidar así la conquista hecha por la espada y la sangre e imponer su
adoración.
Concluida la obra, es enviada al
Virreinato del Perú, asegurada en un arca y afianzada en la cubierta de una
nave destinada a cruzar el mar y llegar al puerto del Callao, desde donde sería
trasladada a la ciudad del Cusco.
Pero resulta que en alta mar, la
embarcación sufrió amenazantes tormentas y los sacerdotes comisionados, en su
desesperación, sacaron del baúl al Santo Cristo, lo aseguraron al trinquete
mayor e imploraron piedad y clemencia para que detuviera la furia del mar y así
fue. Se tranquilizaron las aguas y en agradecimiento le llamaron con el nombre
de Señor de las Tormentas.
Una vez en el puerto del Callao, la
imagen debía ser transportada al Cusco, encomendándose la tarea a un conocido
arriero español afincado en la Villa de Mollepata. Después de un viaje lleno de
incidentes, arribaron al lugar de la última jornada antes de llegar a Cusco,
este lugar fue el pueblo de Mollepata. La comitiva se detuvo para descansar
unos días, pero al querer reiniciar el viaje sucedió algo inaudito, el arcón
que contenía la imagen se volvió tan pesado que no pudieron ni moverlo. La
gente dijo que era porque la imagen deseaba permanecer en ese lugar y la
comitiva se vio obligada a dejarlo, no sin antes imponer como condición a los
moradores que debían levantarle un templo. Por supuesto que todo fue una farsa
del arriero cuya verdadera intención era quedarse con la imagen, de fina escultura
y armónica anatomía y de la que se afirma es muy parecida al Señor de Burgos en
España, por lo que es conocida como Señor Manuel de exaltación de Mollepata.
Así, para cumplir su compromiso, el
arriero mandó hacer secretamente otra imagen, obra que fue encomendada a un
imaginero indio de la zona y fue este otro Santo Cristo el que entregaron a la
Catedral del Cusco. La escultura, de facciones grotescas y anatomía asimétrica,
fue modelada en pergamino de llama, con el busto hueco y muy poco valor estético.
Sin embargo, es admirada y querida por los pobladores de la ciudad de Cusco por
sus portentosos milagros y fue así desde el momento que ingresó a la Catedral y
le llamaron Cristo de la Buena Muerte.
El 31 de Marzo de 1650 un terremoto
asoló la ciudad. En las múltiples replicas del terremoto los cusqueños sacaron
las imágenes a la calle, pero no se detuvieron las replicas hasta que sacaron
en procesión al Cristo negro, que hasta entonces estaba olvidado en su altar.
Fue colocado en la puerta de la Catedral mirando a la ciudad con la creencia de
aplacar las constantes repercusiones del sismo. Por éste evento fue bautizado
como Señor de los Temblores.
En el año de 1720, la ciudad del
Cusco fue asolada por una peste que sólo se detuvo después de sacar en procesión
al Santo Cristo y es así como, por decisión del pueblo fue proclamado Patrón
Jurado del Cusco, desplazando al Patrón Santiago que había sido nominado como
tal por los españoles en 1646.
Cada Lunes
Santo el Taytacha Temblores es sacado en procesión seguido
de millares de hombres y mujeres en una procesión respetuosa y callada, recorre
la ciudad, llenando de bendiciones a su pueblo y renovándole su protección.
El
Lunes Santo de hace tres años, la protagonista de nuestra historia se acercó al
Taytacha para rogarle por su sanación de la enfermedad de Parkinson, de la que había
sido diagnosticada solo tres meses antes. Y la mujer activa, responsable y
trabajadora, que tuvo que dejar su trabajo debido al avance de la enfermedad,
se encontró inclinada ante el Taytacha, con las manos juntas delante del pecho
en el mudra de oración y los ojos llenos de lagrimas rogando por su sanación y
preguntando el porqué de su enfermedad. Pero no duró mucho su ruego porque de
alguna manera su oración fue respondida de inmediato. Sintió dentro de ella la
necesidad de dejar de hacer preguntas, sintió dentro de ella la necesidad de
dejar de pedir, sintió dentro de ella la necesidad de dejar de llorar porque
algo en su interior la decía que buscara por ella misma su propia sanación.
Levantó los ojos llorosos llenos de gratitud al Taytacha y se fue con la
determinación de dedicarse en cuerpo y alma a su propia sanación.
Desde
ese momento comenzó a leer, a informarse, a buscar terapias, a retomar sus
clases de yoga, a meditar y a cambiar sus hábitos de vida. La enfermedad
comenzó a estancarse y un buen día comenzó a remitir, hasta el extremo de que
sigue diagnosticada de Parkinson, pero sin temblores. Su mejoría es asombrosa,
y sigue trabajando en ella misma porque aun quedan algunas secuelas.
Ante
tal mejoría, comenzaba a plantearse la posibilidad de volver a incorporarse al
mundo laboral, sin saber muy bien como, ya que sabe que no puede abandonar sus
terapias, ni su yoga, ni sus meditaciones, que son la base de su sanación. De esto
se encargó el Taytacha.
Este
Lunes Santo volvió a ver al Taytacha en su procesión, volvió a darle gracias
por su sanación como había hecho el año anterior, volvió a recibir la bendición
del Cristo, y se sentó al lado de una señora que resulto ser coordinadora de
una ONG en Cusco. Entablaron conversación y en esa conversación la coordinadora
de la ONG, al enterarse de la historia de nuestra protagonista, y saber que
entre otras cosas era profesora de español, la ofreció dar clases de español a
mujeres que solamente hablan quechua. Ya están organizando las clases. Sin
comentarios.
¿Todavía
hay alguien que piensa que no existen los milagros?
Los
milagros existen, pero tienen que ir acompañados por el trabajo personal, por
la fe en uno mismo y en Dios, por la voluntad y por la paciencia.
Como hijos
de nuestros padres tenemos los mismos genes, somos a su imagen y semejanza: el
color de sus ojos, el color de su pelo, la altura, la complexión física, el
parecido físico, etc. Pero no tenemos solamente un cuerpo físico, también
tenemos un alma. En realidad somos un alma en un cuerpo, somos seres divinos
viviendo una experiencia humana, y nuestra alma, nuestra divinidad, procede de
Dios. Bien podríamos decir, por expresarlo de una manera gráfica, que también
tenemos los genes de Dios.
Esto significa
que así como los hijos de unos mismos padres son hermanos, todas las almas,
hijas de Dios, también son hermanas. Nuestra parte divina es por lo tanto, a
imagen y semejanza de Dios, nuestra parte divina se nutre de la misma Energía,
nuestra parte divina es amor.
El amor,
como creen la inmensa mayoría de las personas no es una emoción. La gente
piensa en el Amor como una idea romántica, y hablan con total desparpajo de
cuándo y de quien se han enamorado, de cómo ha nacido el amor, de que comparte con
la persona enamorada muchas ideas comunes, incluso hablan de haber encontrado a
su alma gemela, pero toda esa locura se acaba y cuando se acaba hablan de que la razón ha sido porque se ha acabado
el amor.
Esto es un
gran error, porque el amor no se acaba, lo que se acaba es la idea romántica, y
una idea es un pensamiento. ¿Cómo se produce el enamoramiento? Dos personas se
encuentran, y hay algo en ellas que las atrae la una a la otra, normalmente
algo físico. Piensan después la una en la otra, y como la energía va detrás del
pensamiento, llega la energía del pensamiento de una a otra, aumentando la energía del pensamiento
inicial. Así va aumentando la energía de ese pensamiento hasta que la energía
es tal que hace que tiemble todo el cuerpo con la sola idea de la otra persona.
Así hasta que deciden compartir su vida.
De esta manera se forma una pareja
con la mente, con la idea romántica del amor. La pareja que quiere con la
cabeza formaliza una relación basada en el apego, la pareja que se establece
con formas de pensamiento de amor sigue los convencionalismos sociales, la
parejaque vive el querer desde la mente
ama con el cuerpo, la pareja formada por dos mentes exigen amor a cambio del
que entregan. Es una pareja en la que existe el peligro de que el amor se
extinga, es una relación en la que un miembro de la pareja puede llegar a dominar
al otro, es una relación que culpabiliza consciente o inconscientemente, es una
relación que puede llegar a mantenerse por la inercia, por la comodidad, por la
sociedad, por la familia, por la economía. Es una relación en la que no existe
el amor, porque incluso los defensores de la pareja para toda la vida reconocen
que el amor no dura siempre, y que ha de sustituirse por el cariño.
Pero el amor auténtico, el amor
verdadero, el amor del alma no se acaba porque es la fuerza de la vida. El amor
es la fuerza que mantiene girando en perfecto orden a los planetas en el cielo.
El amor es la fuerza de vida que mantiene los latidos del corazón. El amor es
la Fuerza Divina que se mueve en todos los seres humanos, porque somos hijos de
Dios, y Dios es Amor.
Así como el
instrumento del cuerpo es la mente, el instrumento del alma es el corazón, por
lo tanto, para sentir el amor del alma solamente hemos de realizar el tránsito
desde la mente al corazón para poder sentir esa energía. Vivimos en una
sociedad en la que nos han enseñado a reprimir nuestro Amor. Con excepción de
los momentos de enamoramiento, no es muy habitual que se exprese, ni tan
siquiera con la palabra el Amor que atesoramos en nuestro interior, ya que la
sociedad puede catalogarlo como una debilidad por parte de la persona, y si es
hombre aun peor, porque puede ser terrible para su propio ego, para su hombría.
Y de tanto
esconder el Amor, vida tras vida, llegamos a olvidar la increíble sensación que
se siente como se alcanza a tocar, aunque sólo sea una borla en la periferia
del Amor.
Hemos de
viajar al corazón porque la mente esconde la verdad y nos aísla de ella. Y
cuando finalice nuestro viaje y consigamos contactar con el amor, no hemos de
contenerlo en nuestro corazón, no hemos de ignorarlo, hemos de dejarlo fluir,
que se expanda, porque la energía del Amor es imparable, y va a tocar a cuantos
nos rodean.
Nuestro
único camino es el Amor. Todo lo que hemos venido a aprender en la Tierra es a
amar, no perdamos nuestro tiempo en aprender técnicas que, en la mayoría de los
casos, son rodeos que se dan al Amor. Vayamos al Amor de frente. Vivamos en el
corazón, primero para aprender a amarnos a nosotros mismos para después
exportar nuestro amor a los demás.
Por si
alguien tiene dudas de que es amarse a sí mismo, amarse a sí mismo es aceptarse,
es honrarse, es valorarse. La aceptación de uno mismo tal cual es, transforma
el dolor en alegría, porque el aceptarse es amarse y el amor es sanador.
Mientras
dedicas tu tiempo al aprendizaje de amarte a ti mismo, trata a los demás como
si fueras tu mismo, no desees para ellos no que no deseas para ti, es la Regla
de Oro que nunca falla.
Todos
conocemos la esclavitud, situación por la que una persona pertenece a otra.
Desde la antigüedad, hasta nuestros días, hay personas que por una u otra razón
pertenecen a otra que la explota.
Pero esa
esclavitud, conocida por todos, podríamos decir que es, a simple vista, una
esclavitud física. Se esclaviza a la persona para su explotación. Incluso en la
actualidad existe este tipo de esclavitud, y no es pequeño el número de
esclavos, ya que se cifra entre doce y veintisiete millones el número de seres
humanos esclavizados.
Y posiblemente
sean muchos más, ya que existe un tipo de esclavitud como forma de trabajo en
muchos casos legal.
Los niños
soldados, son esclavos; las prostitutas, son esclavas; niños que trabajan en
minas o para empresas multinacionales en países subdesarrollados son esclavos;
trabajadores con sueldos de miseria, son esclavos, y así podríamos seguir hasta
confeccionar una lista interminable.
Pero quiero
hablar de otro tipo de esclavitud. La esclavitud de muchos seres humanos que se
encadenan por propia voluntad, utilizando como grilletes sus propios
pensamientos, sus propios sentimientos y sus propias emociones. Pocos son los
seres humanos que pueden realmente proclamar que son libres.
La libertad,
que es la capacidad del
ser humano para obrar según su propia voluntad a lo largo de su vida, no puede
ser proclamada por tantas y tantas personas que viven atadas a pensamientos de
dolor, que viven subyugados por sus vicios, que permanecen atados
emocionalmente a sus familiares, que vagan temerosos por la vidapor lo que otros puedan pensar, que desean
vehementemente el último modelo de auto, etc., etc.
Nadie en las condiciones anteriores
puede proclamarse libre. Es cierto que no están atados con cadenas por otro ser
humano, pero sus cadenas, es posible, que aun sean más difíciles de cortar, porque
mientras los que se encuentran encadenados de cuerpo, en su interior existe el
anhelo de libertad, al menos de libertad de su cuerpo, mientras que los
esclavos encadenados a las cadenas de su mente, ni tan siquiera ansían la
libertad porque no son conscientes de su esclavitud.
Si preguntamos si se sienten libres
contestarán que sí. Y si ahondamos en la pregunta: Pero ¿Realmente te sientes
libre? Llegarán a otra forma de esclavitud. La esclavitud de los que vagan por
la vida sin amar lo que hacen. A estos ante la pregunta de si se sienten
libres, contestarán que no, porque tienen que trabajar cada día en algo que no
les agrada.
No son tampoco conscientes de que el trabajo
es una elección y si realmente amaran su trabajo se sentirían libres en él. Es posible
que el concepto de libertad lo tengan mal entendido y que para ellos la
libertad no sea la libre capacidad de elección, sino que la libertad sea no
hacer nada.
En fin, que realmente hay muy pocos
seres humanos que puedan calificarse como libres. Unos conscientemente porque
no aman la vida, su vida, y otros de manera inconsciente porque viven atados a
su mente.
Para soltarse de las cadenas es
imprescindible que la persona sea consciente de su falta de libertad. Sin esa
condición no puede hacer absolutamente nada, porque no sabe que vive atado.
Sólo cuando la persona sea consciente de su falta de libertad podrá poner los
medios para soltarse de lo que sea que la mantiene prisionera.
Los medios para liberarse son tan
variados como variadas son las situaciones. Es difícil, por lo tanto, dar una
receta, pero me atrevería a recetar, de manera general, la meditación. Con ella
se puede acceder al corazón que es el instrumento donde se pueden encontrar
todas las respuestas, todas las alternativas y las posibles soluciones.
Todos los
seres humanos necesitamos algo o alguien en quien creer, algo a lo que
aferrarnos, para tener así a quien pedir ayuda en nuestros momentos duros, y también
para tener a quien culpar si no se solucionan los problemas.
Nuestra
necesidad de creer en algo no es porque si, es porque un día decidimos dejar
nuestro lugar en el cielo, permitirme que lo diga así, para nacer en la Tierra.
Unos vinieron con alegría, otros con temor, pero a fin de cuentas, haya sido
nuestra venida como haya sido, aquí estamos, revestidos con un ropaje curioso,
un cuerpo físico. Somos los cuidadores de nuestro cuerpo físico, unos lo cuidan
con más acierto que otros, y es con él con el que nos desplazamos en este mundo
de materia para realizar el trabajo que cada uno haya decidido hacer en su
vuelta a la vida física.
Gracias a
nuestro ropaje, gracias a nuestro cuerpo, podemos vivir experiencias gloriosas,
podemos besar, podemos acariciar, podemos llorar y reír, pero también nos
encontramos con dos graves inconvenientes: por un lado, nos identificamos con
él, nos creemos que somos ese cuerpo, sin ser conscientes de que somos capaces
de cambiar de ropa con más frecuencia de la que nos pensamos, nos apegamos al
cuerpo, olvidándonos de que somos seres infinitos. Y por otro lado, una parte
de ese ropaje, la mente está permanentemente atraída por el miedo, por el
dolor, por la culpa, por la negatividad.
Pero en la
conciencia de todos nosotros subyace la fuente primigenia, nuestro verdadero
origen, nuestra divinidad, nuestra infinitud. Y es esta conciencia la que nos
hace anhelar el contacto con nuestra fuente, la que nos hace creer en algo
superior, porque cuando contactamos con nuestra propia creencia, sentimos la
seguridad del hogar.
Casi todos creemos en Dios. Aunque
creer en Dios, que por un lado serena y alegra la conciencia, por otro lado
deja indiferente o llena de dudas a la mente. Todos los seres humanos,
acostumbrados a identificarnos con el cuerpo, acostumbrados a identificarnos
con la materia, necesitamos la imagen de ese Dios en quien creemos, y podemos
preguntarnos ¿Quién es Dios?, ¿Qué cara tiene?, ¿Cuándo fue la última vez que
se paseó por la Tierra?
No hemos de tener ninguna duda. No
hemos de buscar la imagen de Dios, porque la imagen de Dios es Todo. Porque Dios
Es. Dios Es el aire ……. y el agua, Dios Es la tierra ……… y el fuego, Dios Es
cada montaña ………. cada planta ………. cada criatura ………. Dios Es tú………. Dios Es
yo………. Dios Es Amor………. Es Comprensión………. Es Compasión………. Es Misericordia.
Conectar con
Dios depende de nosotros mismos, de nuestra propia elección. En la vida podemos
elegir el miedo o el amor. El miedo hace que las cosas se estanquen y se
bloqueen, mientras que el amor hace que todo se expanda y crezca, hace que
vivamos la gloria divina. El miedo separa y aísla, mientras que el amor es
unidad. Mientras que el miedo nos separa de Dios, el amor no une y nos
identifica con Él.
Por lo
tanto, todo lo que tenemos que hacer en la vida es desprendernos del miedo y
empezar a amar. Pero comenzando por el principio, amándonos a nosotros mismos.
Es imprescindible llenarnos de amor hacia nosotros para poder repartir después
ese amor hacia los demás. Y si no somos capaces de amar, hemos de aprender a
disolver que es aquello que lo impide.
Para disolver los bloqueos que nos
impiden amar podemos llevar la atención
al corazón y respirar desde él. Es una buena manera de aliviar el corazón
de energías negativas, para dejar paso a la energía del amor que es su energía
natural, y que por las propias críticas mentales se ha bloqueado. Por lo tanto
cada vez que te sientas temeroso, cada vez que te sientas triste, cada vez que
te sientas infeliz, cada vez que te inunden las dudas, respira desde el
corazón. Tienes que conseguir que la mente permita a tu corazón ser de nuevo el
líder y el guía de tu vida.
Cuando
llegamos a vivir desde el corazón, y dejamos que nuestra vida sea guiada por él,
que es lo mismo que permitir que la vida sea guiada por Dios, llegamos al entendimiento
de que sólo hay un mandamiento: “Amaté y ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Sólo, hay un camino: “El que dicta el corazón”. Sólo hay una ley: “La ley del
Amor”. Quien sigue esta ley, no puede matar en nombre de Dios, no puede pasar
al lado del hambre y la miseria sin que tiemble su ser, sabe que el color de la
piel solo es una cualidad del cuerpo, como la altura o el color del pelo; quien
sigue esta ley no discrimina por razón de sexo o tendencia sexual, de la misma
razón por la que no se discrimina porque a uno le gusta la manzana y a otro el
melocotón; quien sigue esta ley no discrimina por el tipo de creencia. Quien
sigue esta ley, no juzga, no critica; sólo respeta, sólo permite, sólo ayuda. Quien sigue esta ley, vive en Dios.