El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 20 de febrero de 2024

Vivir la vida (3 de 3)

 


       Sin embargo, mientras se espera que lleguen los resultados esperados, la persona puede pasar a la siguiente y definitiva fase, que es “aceptar”.

          La aceptación hace que se asuma la realidad de lo que está ocurriendo.

        Aceptar es ver las cosas como son, no como a la persona le gustaría que fueran. Es observar las situaciones y los sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que cuando no se acepta, y se espera algo, es una prueba clara de que se quieren controlar las situaciones, controlar a las personas, controlar el mundo. Y no funciona así.

La aceptación es como un puente que lleva de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la felicidad.

Aceptación es vivir el presente, es vivir la realidad, tal cual es, es vivir a los demás como lo que son, seres divinos. La aceptación, al mantener a la persona en la realidad, lejos de vivir una vida de pensamientos, le permite ser consciente de todas las oportunidades que le rodean, para poder fijar y seguir el rumbo de su vida hacia la felicidad.

Aceptar significa no juzgar nada, ni nuestro, ni de los otros, ni del interior, ni del exterior, las cosas son como son y no hemos de tener ningún interés en como deberían ser, en como tendrían que ser, en como pensamos nosotros que han de ser.

Aceptar, evitando el sufrimiento se abre un abanico de posibilidades ante otras posibles opciones. Se puede plantear como: “voy a aprender de lo que me ha ocurrido y voy a seguir mi camino”. ¿Cómo? Redirigiendo mi vida hacia otra dirección que me convenga y me haga feliz.

Algunos aspectos a tener en cuenta para que sea más fácil la aceptación:

-     Comienza con una pregunta, ¿para qué a mí?, en lugar de preguntarse ¿por qué a mí?

-    El pasado no existe, no se puede volver atrás. No se puede cambiar lo que pasó. Se puede aprender para no repetirlo.

-  No aceptar la realidad es como querer borrar el presente, la rutina, todo lo conseguido hasta el momento.

-       Admitir los errores y perdonarse por ellos.

-       Buscar soluciones a los problemas actuales.

-       Agradecer todo lo que se tiene.

lunes, 19 de febrero de 2024

Propósito de vida

 

          Hoy escuché una frase, a uno de los muchos gurús, (no conozco su nombre), que nos regalan sus pensamientos elevados, con la que estoy, completamente, de acuerdo y me apetece compartirla con vosotros.




domingo, 18 de febrero de 2024

Vivir la vida (2 de 3)

 


        Si nos resignamos sufriremos ya que continuaremos a la espera de que la situación se revierta. Quedaremos atrapados en esa situación. Nos compadeceremos y nos sentiremos las víctimas.

Para alejarse del sufrimiento es imprescindible entenderlo y ser consciente de que el padecimiento nos aleja de una vida feliz. Una vez entendido, es muy posible que no se pase, directamente, al capítulo de la aceptación, sino que la persona se entretenga en un punto intermedio.

Cuando el sufrimiento ha tomado posesión de la persona y esta es consciente, solo le queda tratar de alejar el sufrimiento para volver a un estado, si no de felicidad, si, al menos, de una cierta tranquilidad.

Para ello la persona, con ayuda externa o haciendo uso de su propia voluntad, comienza un trabajo interior. La base de ese trabajo bien podría estar alineado con los siguientes enunciados:

-       Todo es energía.

-       Los pensamientos, origen de su sufrimiento, también lo son.

-       Energías iguales se atraen.

Cada pensamiento y emoción emite una vibración y, según la ley de la vibración, esta vibración atrae eventos, circunstancias y personas similares.

Esta es la base de la Ley de la Atracción. Nuestra mente y nuestros pensamientos tienen un poder de atraer lo positivo o lo negativo que se proyecta en el universo. La idea es que si nos enfocamos en lo que queremos y lo visualizamos, sintiendo la emoción de eso que queremos, con la misma intensidad que sentíamos el sufrimiento, podremos manifestarlo en nuestra realidad.

Es bueno utilizar algunas técnicas, porque la acción, el esfuerzo, y la responsabilidad son la llave para desechar viejos hábitos y crear otros nuevos, para generar un estado mental positivo y alineado con los objetivos que se desean. Estas técnicas pueden ser: la meditación, la afirmación, el agradecimiento, el perdón y la visualización.

Visualiza tus deseos como si ya se hubieran manifestado. Imagina tus deseos como si ya se hubieran manifestado en tu vida.

Visualízate experimentando y disfrutando de tus metas alcanzadas con todos los detalles sensoriales. Siente la emoción y la gratitud mientras visualizas.

A partir de aquí, solo queda mantener la voluntad y el trabajo y, esperar con paciencia, que lleguen los resultados esperados.


Felicidad

 


viernes, 16 de febrero de 2024

Vivir la vida (1 de 3)

 


Señor, concédeme

la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,

valor para cambiar las que sí puedo y

sabiduría para discernir la diferencia.

(San Francisco de Asís)


Existen tantas maneras de vivir la vida física como seres humanos viviéndola, pero si hablamos de las sensaciones que llegan a sentir los ocho mil millones de vividores que pueblan el planeta, como consecuencia de cada una de las interacciones con el mundo, el número se reduce drásticamente. Podemos nombrar algunas: felicidad, alegría, satisfacción, bienestar, tristeza, miedo, sufrimiento, vergüenza, ira, asombro, amor, gratitud, esperanza, culpa.

Por supuesto, son muchas menos que ocho mil millones, pero se podrían agrupar aún más, hasta dejarlas reducidas a la mínima expresión:

-   Regodearse con el sufrimiento que van generando los acontecimientos del momento.

-  Alternar el sufrimiento con alguna de las técnicas leídas, aprendidas o escuchadas, para cambiar el devenir de tus miserias.

-       Aceptar.

La primera opción, la de regodearse con el sufrimiento es la más fácil, porque es un hábito arraigado en nosotros desde nuestra más tierna infancia. Solamente hay que observar cómo se desenvuelve el ser humano en sociedad, solo hay que observar cuáles son sus conversaciones, cuáles son sus comentarios y cuáles sus carencias, para determinar, sin temor a equivocarnos, que el ser humano es adicto al sufrimiento, adicto al dolor, adicto a la pena, a la tristeza y al miedo, de la misma manera que se puede ser adicto a las drogas, a la nicotina, a la comida o al alcohol.

            Y de la misma manera que para liberarse de la opresión de las adicciones físicas se ha de hacer un sobreesfuerzo y, puede que, incluso internarse en una clínica de desintoxicación, para liberarse de las adicciones emocionales se ha de realizar, también, un ejercicio de voluntad intenso, se ha de realizar un ejercicio de aceptación de la realidad de la vida, se ha de tener el convencimiento de que solamente con el dolor es imposible, no solo ser feliz, sino que es imposible hacer felices a los demás. Se ha de cambiar la creencia de que la felicidad es algo que nos llega del exterior como un regalo, sino que es un estado interior al que se llega por propia voluntad, sin tener en cuenta “el qué dirán”, sin esperar nada de nadie.

            No podemos liberarnos del sufrimiento por el mero hecho de pensar: “Desde mañana no voy a sufrir y voy a ser feliz”, porque el hábito de sufrir, es una enseñanza tan arraigada en nosotros, que deshacerse de ella es casi como ser infiel al amor de nuestros progenitores, que son, los que con su ejemplo, ¡nefasto ejemplo de sufrimiento!, nos han inculcado que es, no solo normal, sino casi un deber, sufrir con el padecimiento de los demás, y sobre todo con el padecimiento de los que nos quieren.


Sufrimiento 1

 


Abundacia

 


Sufrimiento

 


miércoles, 14 de febrero de 2024

Popurrí (Alma, ego, vida, muerte, felicidad, etc.)

 


Tenía una idea, pero no puede expresarla en un solo día. Fueron 3 los días que tardé en expresar la idea y al final, la idea se desvirtuó y salió este popurrí.

Una creencia es una actitud mental que consiste en aceptar una idea o una teoría, considerándola verdadera, sin tener el conocimiento o las evidencias de que sea o pueda ser cierto.

Los seres humanos tenemos en nuestro baúl de almacenaje mental una gran cantidad de actitudes mentales de este tipo. Con ellas intentamos complacer nuestras necesidades, a través de algún tipo de explicación más o menos verosímil.

Las creencias pueden cambiar y evolucionar, pueden desaparecer y generarse nuevas creencias. Hay que tener en cuenta que solo son un pensamiento y, ya conocemos la volatilidad del pensamiento.

He hecho un repaso de mis creencias, (son un montón), para reflexionar sobre ellas, para actualizar las que están desactualizadas, para modificar las que han ido evolucionando con el tiempo y para borrar de un plumazo aquellas que son inservibles y, completamente inútiles.

Y voy a comenzar con la que tenía que ser la última: La muerte. El pensamiento de que las creencias sobre la muerte tendrían que aparecer en último lugar solo es porque llega a nosotros como desenlace de la vida. Es como la bajada del telón en una obra de teatro.

A fin de cuentas, la vida es como una obra de teatro.

Se abre o se levanta el telón en el nacimiento. Alguien podría pensar, creencia), que el neonato llega a la vida sin participación alguna por su parte. Tremendo error, (otra creencia), el bebé llega a la vida en el momento preciso, (día y hora), en el que él establece, en el lugar que él ha decidido, con la forma física necesaria para llevar a cabo el trabajo organizado por él y con los padres consensuados, que suelen ser almas que están encarnando con ese bebé en el 99% de sus vidas, en diferentes papeles.

Cuando llegamos a la vida lo hacemos con el libreto, marcado a fuego, en el alma, en el que aparece reflejado el trabajo, escrupulosamente, planeado, para llevar a buen puerto, cada una de las actividades con las que se va encontrando el actor en cada una de las diferentes escenas que completan los diferentes actos de la obra de su vida.

El alma conoce el guion de la vida, pero quien tiene que controlar y gobernar la vida, que es el ego, no solo tiene un total desconocimiento del guion, sino que ni tan siquiera conoce que tal guion exista.

El ego es una especie de identidad personal que construimos a partir de nuestras enseñanzas, creencias, experiencias, deseos y necesidades. El ego es esa parte de nosotros que dice “yo soy”, “yo quiero”, “yo pienso”.

El ego es como un caballo salvaje que campa a sus anchas por nuestra propia vida eligiendo los acontecimientos para involucrar a su dueño sin tener en cuenta el plan de vida del alma, porque lo desconoce. Ni que decir tiene que el plan establecido por el alma, no se va a cumplir en su totalidad y, suerte tendrá si que cumple, al menos, en una parte.  

Y al finalizar la obra, tan contradictoria, de su vida, se cierra el telón, es decir, aparece la muerte. En ese momento finaliza el plan que había establecido el alma para la vida que acaba de finalizar. Habrá que esperar a otra oportunidad, (una nueva vida), para retomar el trabajo. 

El ser humano, durante todo el tiempo de vida, de esa vida, de la que desconoce que tiene un plan establecido, en el que aparece un trabajo a realizar y un conocimiento que adquirir, lucha con todas sus fuerzas para conseguir algo que casi nunca consigue: la felicidad.

Es triste. El ser humano no solo no consigue completar el plan establecido por el alma, sino que, ni tan siquiera consigue llevar a buen puerto el plan terrenal que el ego se ha marcado como objetivo.

Lo que el ego no sabe es que tiene al alcance de la mano la consecución de cualquier objetivo emocional que se proponga, siempre y cuando sea capaz de reconocer y aceptar sus propias limitaciones, necesidades y deseos, siempre y cuando sea capaz de trascender su propia ilusión y de conectarse con su verdadera esencia, que es conciencia sin forma, paz y amor.

Y para que eso ocurra, el ego solo tiene que activar una nueva función en su mente: Aceptar.

La aceptación es una actitud que consiste en reconocer y asumir una situación, un pensamiento, una emoción o un aspecto de uno mismo o del mundo, sin intentar cambiarlo o evitarlo. La aceptación puede ayudarnos a afrontar mejor los problemas, a aprender de nuestras experiencias y a encontrar una mayor paz interior. La aceptación no significa resignarse o conformarse con lo que nos ocurre, sino asumir la realidad y buscar soluciones o alternativas.

Esa actitud de aceptar que nos ayuda a encontrar paz interior es la antesala de la felicidad. Así el objetivo principal del ego estará cumplido.  


martes, 13 de febrero de 2024

Por casualidad

 


Todo está perfectamente calculado y planificado. Nada sucede por casualidad en nuestra vida. No existe la suerte, no existen las casualidades, no existen los accidentes. Todos en nuestra actual existencia, estamos recogiendo lo que sembramos con anterioridad, en esta y en anteriores vidas y, a la vez, estamos sembrando lo que recogeremos en las próximas.


martes, 30 de enero de 2024

Memento mori

 


La muerte es algo que no debemos temer porque,

mientras somos, la muerte no es,

y cuando la muerte es, nosotros no somos.

(Antonio Machado)

 

          Los seres humanos nos encontramos inmersos en una desenfrenada carrera hacia una meta desconocida. ¿La nada?, ¿la muerte?, ¿Dios?

          Pero no solo es desconocida la meta, tampoco sabemos quién nos ha puesto en carrera, ni sabemos para que corremos. No sabemos nada, solo que tenemos que seguir corriendo, porque estamos subidos en una cinta sin fin que es la vida, que no se detiene ni un instante

          Aunque, en realidad, la meta de la vida no es tan desconocida. Porque no sabremos porque corremos, pero si sabemos que la carrera se acaba cuando, por alguna causa, existe una incapacidad total para que se realicen los procesos biológicos, que son los que animan la vida del cuerpo. Y ese es el final de la carrera.  

          Parece fácil deducir, por lo tanto, que la meta del ser humano es la muerte, pero, ¿después?, ¿después hay nada o existe una vida diferente?

          Somos muchos, ya, los que creemos que la muerte no es el final, sino una transición hacia otro estado o dimensión. Como decía Mahatma Gandhi: “Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel”.

          Pero, si al final de la vida física del cuerpo existe otra vida, (que podríamos llamar la vida del alma), entonces si que sería bueno saber para que corremos, para que vivimos, porque estar en la vida sin una razón, no solo parece una burla, parece ridículo.

          Si nos asomamos a la ventana de la vida, solo para observar el mundo, podremos comprobar que la vida es mucho más que ridícula. Es inhumana, despiadada, sanguinaria, salvaje, violenta, atroz, sin una pizca de piedad, de compasión, de misericordia, de humanidad.

          No puede ser esta sociedad sin entrañas la razón de la vida, ni sus líderes políticos, religiosos o de opinión, un referente o modelo a seguir. La razón de la vida no puede ser morir o matar, no puede ser robar, no puede ser mentir. La razón de la vida tiene que ir en consonancia con la vida del alma, esa que nos espera al otro lado de la muerte.

Y según lo que narran los que han estado, algún ratito, es ese otro lado, por experiencias cercanas a la muerte, todo lo que se vive en ese otro estado o dimensión es amor.

Por lo tanto, vamos a pensar y a creer que la razón de la vida es aprender a amar y pongamos manos a la obra, porque cuantos más seamos amando, podremos influir en el mundo más que los ambiciosos líderes que nos manipulan a su antojo, escondidos tras la máscara de los votos.


martes, 23 de enero de 2024

Jueces, críticos

 


Vivir la vida

 


“Vivir es nacer a cada instante” 

Erich Fromm 

Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás. 

La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta. 

La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo.

Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es, además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es posible que siga viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para nada.


Compasión1

 


lunes, 22 de enero de 2024

¿Es necesario conocer sobre el Karma?

 


Me quedan algunas dudas con relación al Karma. Bueno, en realidad, me quedan todas, porque de los 8 mil millones de personas que pueblan la Tierra, ¿cuántos saben lo que es el Karma?, aún más, ¿cuántos han oído hablar de él?

Por lo tanto, hablar del Karma no sé si puede ofrecer una perspectiva diferente, a quienes no conocen el concepto, para ayudarles a expandir la comprensión espiritual porque, es posible, que tampoco sean conscientes de su dimensión espiritual.

Soy consciente de que no todos los seres humanos estamos transitando por el mismo punto kilométrico. Es seguro que algunos ya estarán en su última vida y que otros estarán iniciando su andadura como seres humanos y que, entre unos y otros, nos encontramos una gran mayoría, cada uno, también, en diferente punto del camino.

Para ejemplo, el mío puede ser un buen referente. Yo no escuché hablar del Karma hasta que comencé a practicar yoga con algo más de 40 años y, sin embargo, mi vida hasta entonces, como la de todos, estaba influenciada por mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, sin ser, en absoluto, consciente de ello. ¿Habría variado, en algo, mi vida de tener conocimiento de la existencia del Karma? Puedo asegurar que no.

Aunque, ahora que estoy escribiendo y reflexionando sobre las ventajas o desventajas de conocer, o no, lo que es el Karma, creo que tampoco es tan importante saber que existe. Me baso en que, antes de saber del Karma, yo tenía buenos y malos pensamientos. En relación a las palabras, unas veces, eran amables y agradables y, otras veces no. Y con respecto a las acciones, unas eran buenas y otras no tanto. Puedo afirmar que después de conocer sobre el Karma, mis pensamientos, mis palabras y mis acciones han seguido por los mismos derroteros, sin detenerme, en ningún momento, a reflexionar sobre las consecuencias que podían acarrear, en mi futuro, como consecuencia de la reacción que mis acciones podían generar.

Es bien cierto que el Karma implica una visión ética y espiritual de la vida y que nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y sus consecuencias, y a buscar el equilibrio y la armonía con nosotros mismos y con el mundo. El karma, también, nos ofrece la posibilidad de aprender de nuestros errores y de superar nuestros obstáculos, para alcanzar la liberación y la felicidad.

Lo que recuerdo, antes de saber sobre el Karma, es que después de realizar una acción incorrecta, de tener pensamientos negativos o palabras que pudieran ofender a otros, había una voz interior que me conminaba a reflexionar sobre mi erróneo comportamiento, para pedir disculpas, para tratar de analizar el motivo de mí proceder y, sobre todo, para que no se volviera a repetir tal desaguisado.

Ahora que sé sobre el Karma, sigo actuando igual. La misma voz es la que sigue gobernando mi vida y no soy consciente de haber reflexionado, ni una sola vez, sobre un pensamiento, una palabra o una acción, motivado por el conocimiento de que existe el Karma.   


domingo, 21 de enero de 2024

Fisicalidad versus espiritualidad (Carácter)

 


          Los seres humanos estamos muy ocupados en lo de siempre que es vivir nuestra fisicalidad, ya que gran parte de nuestra vida se basa en las sensaciones, las emociones, las acciones y las reacciones que tenemos como seres corpóreos. Es decir, estamos muy ocupados en vivir.

Estamos tan ocupados en vivir que parece difícil que podamos dedicarnos a otra cosa que no tenga una relación directa con la vida, como podría ser vivir la espiritualidad.

Sin embargo, si algo tiene una relación directa con la vida física, es el espíritu. El espíritu es una parte fundamental de la naturaleza humana y tiene una relación estrecha con el cuerpo físico, aunque no se limite a él.

Es el espíritu el que anima y da vida al cuerpo físico. En Juan 6:63, Jesús dice: «El espíritu es el que da vida, la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida».

La espiritualidad son las cosas del espíritu y la razón de la vida es la búsqueda de sentido, propósito y conexión con algo superior a nosotros mismos.

Vivir la espiritualidad implica cultivar una actitud de apertura, curiosidad, gratitud y compasión hacia la vida y hacia los demás. También implica reconocer nuestra propia esencia divina y nuestra conexión con todo lo que existe.

La espiritualidad es un camino personal, pero también colectivo, porque todos somos parte de un mismo todo.

Por muy ocupados que estemos en vivir nuestra fisicalidad no podemos, aunque queramos, olvidarnos de nuestra espiritualidad. Solo es cuestión de actitud y carácter.

El carácter es el conjunto de cualidades que nos definen como personas, como la honestidad, la generosidad, la valentía, la humildad, etc. El carácter se forma a través de las decisiones que tomamos, las acciones que realizamos y los hábitos que desarrollamos. El carácter nos hace ser una persona íntegra, respetable y admirable.

Y no debemos olvidar mientras estamos viviendo la vida, ayudar a los demás, porque es una forma de expresar el amor, la bondad y la solidaridad. Ayudar a los demás nos hace sentir útiles, felices y agradecidos. Podemos ayudar a los demás de muchas formas, como donando, haciendo voluntariado, enseñando, escuchando, compartiendo.

Así, usando el cuerpo, estaremos viviendo la espiritualidad, que es la única razón por la que tenemos cuerpo.

El hilo conductor de la vida



 “A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, 

y de pronto toda nuestra vida 

se concentra en un solo instante.” 

Oscar Wilde

La vida es, sin ninguna duda, como un hilo conductor en el que se encuentran engarzados, como las cuentas de un collar, todos los acontecimientos de la vida y, todos movibles. Solo hay dos cuentas fijas, el nacimiento, que es el primer acontecimiento, y la muerte del cuerpo que es la última de las cuentas engarzadas en nuestro hilo de vida.

Por eso, nada es casualidad. Un acontecimiento da paso al siguiente, no importa el tiempo, solo importa que el aprendizaje del acontecimiento se haya dado para dar paso al siguiente. Cuando se cierra una puerta, de manera automática, se abre la siguiente puerta.

sábado, 20 de enero de 2024

El objetivo de la vida

 


             La vida física solo tiene un objetivo fundamental; solo se trata de amar y no amamos mucho, porque no se ama cuando se juzga, cuando se critica, cuando se pierde la paciencia, cuando se teme, cuando se siente culpa, cuando la alegría ajena no causa alegría, cuando se siente rabia, cuando se siente decepción o frustración por no conseguir un deseo, cuando se siente indiferencia que es opuesta a la compasión, a la empatía o la solidaridad.

 

Ser espiritual

 


“No vemos las cosas como son. 
Los vemos como somos.”
El Talmud
 “Esta es mi religión. No hay necesidad de templos. 
No hay necesidad de una filosofía complicada. 
Nuestro propio cerebro, 
nuestro propio corazón es nuestro templo
 y la filosofía es la bondad"
Dalai Lama

Aunque muchas religiones se arrogan la exclusividad de la espiritualidad, esta no es exclusiva de ninguna religión ni doctrina, sino que es una dimensión humana universal que puede manifestarse de diferentes formas.

Ser espiritual no significa renunciar al mundo ni a sus placeres, sino vivirlos con conciencia y responsabilidad. Ser espiritual tampoco significa ser perfecto ni superior a los demás, sino ser auténtico y humilde. Ser espiritual es un camino de crecimiento personal y colectivo, que nos invita a descubrir y compartir lo mejor de nosotros mismos.


jueves, 18 de enero de 2024

Poder de elegir

 


Alegría

 


La alegría no está en las cosas, está en nosotros.

Richard Wagner

         Se identifica a la Alegría como un valor, por ser una gran herramienta para afrontar las dificultades de la vida o, aquello que los seres humanos consideramos como dificultad, con optimismo y esperanza

He elegido tratar, en primer lugar, la alegría por ser uno de los valores de los que estoy más necesitado. En realidad, más parezco el paradigma de la tristeza. Así que voy a seguir mis propios consejos para erradicar la tristeza y vivir con alegría. Recuerdo mi primera canalización, hace ya 25 años, en la que el ser que daba la información me dijo, como introducción: “La tristeza distorsiona la forma de tu realidad”. Algo he ganado, desde entonces, aunque aún me falta algunos peldaños que subir en relación con la alegría.

El término alegría proviene del latín “alacer”, “alacris” y se puede traducir como suspicaz o entusiasta, que nada le perturba y está animado.

Se ha demostrado que los pensamientos optimistas tienen efectos positivos para la salud. Cuando un individuo se siente feliz, el cerebro libera endorfinas. Las endorfinas son pequeñas proteínas con una estructura química muy parecida a la morfina, por eso se denominan como “morfina endógena”, es decir, producida por nuestro organismo.

Se liberan en áreas del cerebro que están en el centro de la supresión del dolor y son producidas por la glándula pituitaria y el hipotálamo durante la actividad física aeróbica, además de otros estímulos, como: el dolor, el consumo de alimentos picantes o el consumo de chocolate, entre otros.

Tener un alto nivel de endorfinas es muy positivo para la felicidad de las personas, ya que son capaces de inhibir las fibras nerviosas que transmiten el dolor, además de actuar a nivel cerebral produciendo experiencias subjetivas, como: mejorar el estado de ánimo, disminuir la ansiedad y mantener una sensación de bienestar.

El papel de las endorfinas es muy importante en la recuperación y tienen funciones esenciales para la salud, como son:  Promover la calma, crear un estado de bienestar, mejorar el humor, reducir el dolor, retrasar el proceso de envejecimiento, potenciar las funciones del sistema inmunitario, reducir la presión sanguínea y contrarrestar los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad.

 Ayudan a aumentar los niveles de endorfinas, la meditación, el masaje, la risa y la actividad física intensa, como correr.

La alegría tiene efectos positivos para la salud y se puede entrenar, cultivar y compartir. Algunas formas de hacerlo son:

- Buscar el lado positivo de las cosas, incluso en las situaciones difíciles o adversas.

- Practicar la gratitud, reconociendo y agradeciendo lo bueno que tenemos y lo que recibimos de los demás.

- Disfrutar del presente, viviendo el momento con atención plena y sin preocuparnos excesivamente por el pasado o el futuro.

- Expresar la alegría, sonriendo, riendo, celebrando, abrazando, elogiando y agradeciendo a los demás.

- Realizar actividades que nos gusten y nos diviertan, como hobbies, deportes, juegos, arte, música, lectura, etc.

- Cuidar nuestra salud física y mental, durmiendo bien, alimentándonos sanamente, haciendo ejercicio, meditando, relajándonos, etc.

- Rodearnos de personas positivas, que nos apoyen, nos inspiren y nos contagien su alegría.

- Ayudar a los demás, colaborando, cooperando, compartiendo, donando, haciendo voluntariado, etc.

La alegría es un valor que se manifiesta en la actitud positiva de una persona, incluso ante situaciones negativas de la vida. Tener la alegría como valor implica tener una actitud positiva y contagiarla a los demás. La alegría también tiene un impacto positivo en la salud y mejora la productividad de las personas. La alegría es considerada uno de los valores de mayor subjetividad, pues hace referencia a la preferencia de bienes que generan goce y placer, agrado o desagrado.

El amor puede ser la causa más profunda y común para la alegría, ya que puede conllevar una óptima forma de relacionarnos con las otras personas, circunstancia que causa más alegría.

La alegría no debe confundirse con la felicidad, ésta última supone un estado de satisfacción más duradero y más vinculado con la evaluación racional de la propia vida y el propio desempeño.

Te dejo algunas citas sobre la alegría

"La alegría no nos llega sin más. Tenemos que elegir la alegría y seguir eligiéndola cada día". - Henri Nouwen

"El mundo está lleno de mucho miedo, mucha negatividad y mucho juicio. Creo que la gente tiene que empezar a cambiar hacia la alegría y la felicidad. Aunque suene cursi, necesitamos hacer un cambio". - Ellen DeGeneres

"Encuentra el éxtasis en la vida; la mera sensación de vivir es alegría suficiente". - Emily Dickinson

"La alegría es oración; la alegría es fuerza: la alegría es amor; la alegría es una red de amor con la que puedes atrapar almas." - Madre Teresa

“A veces tu alegría es la fuente de tu sonrisa, pero a veces tu sonrisa puede ser la fuente de tu alegría”. Thich Nhat Hanh

"Céntrate en el viaje, no en el destino. La alegría no se encuentra al terminar una actividad, sino al hacerla." - Greg Anderson

"Cultivar la felicidad interior te permitirá tener una alegría sin límites sea cual sea la situación". - Tom Miles

"Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Actué y he aquí que el servicio era alegría". - Rabindranath Tagore

Compasión

 


lunes, 15 de enero de 2024

Mover montañas

 


Íntimo y personal

 



De alguna forma,

hemos llegado a la creencia errónea

de que no somos más que carne, sangre y huesos.

Por lo que dirigimos nuestros valores a cosas materiales.

Maya Angelou.

 

Tengo un conflicto interno, intimo y muy personal. Es sobre lo que va apareciendo en este escaparate.

Este blog nació, hace ya más de 13 años, para que, de alguna manera, sirviera como guía para las personas que se asomaran a él.

En aquella época, septiembre del año 2010, daba por concluida una etapa, que había tenido una duración de 10 años, al frente del centro de yoga y salud Tikum.

En ese tiempo, cada viernes realizábamos una meditación gratuita abierta a cualquier persona que quisiera meditar con nosotros. Y, antes de la meditación, dedicábamos un espacio para comentar sobre algún tema de espiritualidad. La idea del blog era recoger los temas espirituales que podrían tener cabida en ese espacio anterior a la meditación y que, con mi marcha del centro, dejaban de realizarse.      

Mi pensamiento era y, sigue siendo: “si esto le es útil, aunque solo sea a una persona, es perfecto. Habrá cumplido su objetivo”.

Y si, ha estado y, sigue cumpliendo su objetivo. Sé que ha sido de utilidad para muchas personas.

Pero cuando me asomo a la ventana de la vida, tengo la sensación de que nuestra evolución como seres humanos de ha detenido o se ha ralentizado. Por eso, no parece suficiente hablar de espiritualidad. Hace falta algo más sencillo. De ahí el conflicto interno.

En ese algo más, pensaba ir introduciendo algo como los “valores” que, aunque, también, sean intangibles, pueden ser más entendibles que el amor incondicional, la energía o el propio pensamiento.

La idea es abrir el abanico de posibles lectores.

He pensado en los valores por ser los principios por los que se rige una persona, un grupo o una sociedad. Los valores son conceptos abstractos, pero se manifiestan en cualidades y actitudes que desarrollan las personas.

Los valores que adoptamos motivan muchos de nuestros comportamientos. De hecho, ellos son los que motivan muchas de nuestras decisiones.

La importancia de los valores reside en reconocer los principios que rigen los comportamientos y sentimientos de los seres humanos, y que les motivan a ser cada día mejores personas.

De eso se trata, de ser cada día mejores personas, más compasivas, compartiendo, colaborando, ayudando, agradeciendo, disfrutando del momento presente con alegría.