Mi alma, mis libros, mis creencias, mi corazón y mis opiniones.
El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión. Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y, para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Cuando
el ser humano consiga ahondar en su interior, y llegue a ese lugar en el que se
encuentra el Amor, la Paz, la Felicidad y la Alegría, no existirán para él ni
afinidades ni desencuentros con las personas con las que vaya interactuando, ya
que no necesitará nada ni nadie para ser completo, y cada relación será un
complemento y una oportunidad de crecimiento.
El Plan de Vida es,
sin lugar a dudas, el aspecto más importante del proceso de encarnación y la
auténtica hoja de ruta del alma en la materia.
En la Tierra el Plan
de Vida no suele cumplirse al cien por cien, ni al cincuenta, y posiblemente ni
al veinticinco por ciento. Sin embargo, los que al otro lado de la vida tienen
relación con el alma encarnada, como pueden ser sus guías y los Maestros, lo
tienen en cuenta al cien por cien. Lo tienen tanto en cuenta que cuando ponemos
nuestra vida en manos de Dios, con una fórmula parecida a “Señor, hágase Tu
Voluntad”, lo que hacemos es ponernos en contacto con el alma y con el Plan de
Vida.
Ningún Ser al otro
lado de la vida va a interferir en la programación que el alma ha aceptado realizar
en su vida física. Nunca, en ningún caso.
Cuando al ser humano le
llega el conocimiento de que es un alma, que es un ser divino, que es una parte
de Dios, y se lo cree e integra ese conocimiento, comienza a utilizar su
corazón.
Mientras eso no
ocurre es porque sigue dormido soñando la ilusión de ser un cuerpo, creyéndose independiente
de los otros que conviven con él en su encarnación, con la ilusión de vivir separado de Dios.
El ser
dormido necesita vivir los sueños y estos solo se los puede proporcionar la
mente, llenando al soñador de dolor, de preocupaciones, de sufrimientos.
Cuando
el ser comienza a despertar deja de ser dominado por la mente para vivir desde
el corazón. Así habrá comenzado a transitar el camino de retorno a Dios.
En ese ínfimo espacio
de tiempo que los seres humanos llamamos vida, nos ocupamos en hacer justamente
lo contrario de aquello que habíamos planificado hacer en el otro lado, antes
de nacer: Le damos la espalda a Dios. Cuando curiosamente la única razón para
nacer a la vida es volver a Él cuanto antes.
Tenemos
que dar un paso más allá para no perder de vista el objetivo real de nuestra
vida física y así no quedarnos atascados en mitad del camino adorando ídolos.
El
auténtico objetivo de todas las almas en su peregrinaje a la materia es
encontrar, de una vez por todas, el camino que las conduzca de vuelta a Dios.
Para
esto el alma se provee de diferentes herramientas: lecturas, talleres, yoga,
tai-chi, chi kung, y un variopinto ramillete de actividades que pueden ayudar
al ser a aceptar su divinidad y a encontrar el camino de vuelta a casa.
Ya
son bastantes las personas que han empezado a cuestionarse la búsqueda de la
felicidad, de la serenidad y de la paz interior desde una nueva perspectiva,
pero muchas de ellas están perdiendo de vista la auténtica razón de nuestra
estancia en la vida, y están considerando a las herramientas que utilizan para conseguir el objetivo como si ellas
fueran el auténtico objetivo.
Es
como si se subiera en un ascensor al piso veinticinco. Unas personas se atascan
en el piso uno, y otras, las que ya han comenzado a ver la vida de diferente
manera, se atascan en el piso veintitrés. Es cierto que están más cerca del
final, pero siguen atascadas, en diferente atasco, pero atascadas.
Tenemos
que dar un paso más allá para no perder de vista el objetivo real de nuestra
vida física y así no quedarnos atascados en mitad del camino adorando ídolos.
El
auténtico objetivo de todas las almas en su peregrinaje a la materia es
encontrar, de una vez por todas, el camino que las conduzca de vuelta a Dios.
Para
esto el alma se provee de diferentes herramientas: lecturas, talleres, yoga, tai-chi,
chi kung, y un variopinto ramillete de actividades que pueden ayudar al ser a
aceptar su divinidad y a encontrar el camino de vuelta a casa.
Ya
son bastantes las personas que han empezado a cuestionarse la búsqueda de la
felicidad, de la serenidad y de la paz interior desde una nueva perspectiva,
pero muchas de ellas están perdiendo de vista la auténtica razón de nuestra
estancia en la vida, y están considerando a las herramientas que utilizan para conseguir el objetivo como si ellas
fueran el auténtico objetivo.
Es
como si se subiera en un ascensor al piso veinticinco. Unas personas se atascan
en el piso uno, y otras, las que ya han comenzado a ver la vida de diferente
manera, se atascan en el piso veintitrés. Es cierto que están más cerca del
final, pero siguen atascadas, en diferente atasco, pero atascadas.
La vida de la que somos conscientes solamente es la última hoja de un
guión que consta de cientos o miles de hojas, y para entender la historia en su
totalidad es imprescindible leer todas las hojas del guión siguiendo su orden
numérico antes de llegar a la última, que es precisamente de la que tenemos
conciencia y un conocimiento solamente parcial.
Esto quiere decir que para entender el porqué de muchas de las
situaciones por las que atravesamos en nuestra aventura de vivir, y que podrían
parecer inexplicables, tenemos que admitir y aceptar, (ya que de momento no
tenemos conocimiento), que antes de nuestra vida actual han ocurrido muchísimas
cosas. Hemos vivido muchísimas situaciones que han marcado nuestra vida actual
con las cicatrices de tantas y tantas heridas que hemos recibido o nos hemos
generado en nuestro deambular por la materia, ya que la vida es un continuo
desde nuestra primera encarnación hasta la actual.
Las relaciones, los trabajos, las situaciones, las circunstancias y
muchas de nuestras emociones no son más que las herramientas que hemos
seleccionado para nuestro trabajo actual.
No hemos de achacar nada a la buena o a la mala suerte, no hemos de
culpar al destino. Tanto el rey como el bufón se han colocado en el lugar del
tablero que ellos mismos han elegido, y lo han hecho porque han determinado que
es el lugar idóneo para la realización del trabajo establecido en su Plan de
Vida.
Aunque cueste trabajo creerlo con nuestra mente separadora, cada alma es
importante y todas tienen el mismo valor. Vale lo mismo un rey que un mendigo,
vale lo mismo el asesino que el obispo. Cómo no van a valer lo mismo, si todas
son hijas de Dios, si todas proceden del Padre, si todas son la misma Energía.
La diferencia la establece la mente tomando como base de separación
justamente aquello que no somos: El cuerpo. Nos separamos por el color de la
piel, por el sexo, por la tendencia sexual, por el lugar de nacimiento, por la
cantidad de ceros de la cuenta corriente, por la religión, por el coeficiente
intelectual, por la salud, y seguramente por un sinfín de cosas más. Sin
embargo, somos incapaces de unirnos, y eso que para unirnos tenemos una razón
de peso: Somos todos hermanos, todos somos hijos de Dios.
La programación del
alma, las elecciones que esta hace a través de la organización del Plan de Vida
no tienen más objetivo que llevarnos a la única, a la auténtica, a la verdadera
realidad, de que somos hijos de Dios, que de Él venimos, y a Él vamos. Y vamos
a ir todos. Ninguno se va a quedar en el camino. Esta es la elección del alma.
Y esta elección es a
la vez nuestro destino. El punto de partida es Dios, el destino también es
Dios. Y entre la salida y la meta podemos divagar todo lo que queramos, nadie
nos lo va a impedir, solo estaremos retrasando nuestra propia grandeza. Esta
divagación es otra nueva elección, esta divagación es nuestro propio albedrío,
que nos mantiene atados al sueño, a la ilusión, a la quimera de creer que somos
un cuerpo.
Quién realmente Ama, no sabe de críticas, de
desencuentros, de juicios, de intolerancias o de rencores, quien realmente Ama,
expresa el Amor desde cada poro de su piel, quien realmente Ama, tiene un
mensaje de paz, de alegría y amor en cada pensamiento, en cada palabra, en cada
acción.
La mayoría de seres humanos adultos, tienen terror a la muerte. Sin
embargo, la venida a la vida es muchísimo más aterrador, porque el alma libre,
el alma que recuerda, el alma que vive en el Amor, se ve constreñida en un
cuerpo, a merced de un ego amnésico y de una mente enfermiza, rodeada de una
energía oscura y pesada. Todo lo contrario de la vida al otro lado de la
materia.
La
pareja, que es el mejor campo de aprendizaje y de crecimiento para el
alma, se ha convertido,
desgraciadamente, en un campo de batalla, en un campo de deudas kármicas, que
ata a sus integrantes al ciclo de reencarnaciones para tratar de liberar en
vidas posteriores los efectos nocivos de esas relaciones dañinas.
La
pareja es el espacio ideal para empezar a desarrollar el Amor Divino. Nada es
dado porque sí, todo se ha de trabajar, el Amor Divino también, y la mejor universidad del Amor Divino es la
pareja.
Mantener el amor
“humano” del enamoramiento más allá del inicio de la relación, más allá del
nacimiento de los niños, más allá de la jubilación, es desarrollar el Amor
Divino.
Sentir como se abre
tu pecho cuando miras a tu pareja en cualquier situación, es desarrollar el
Amor Divino.
Decir de manera
permanente a tu pareja cuanto la amas y cuanto te importa, es desarrollar el
Amor Divino.
Escuchar a tu pareja,
apoyarla, reconocer sus éxitos, es desarrollar el Amor Divino.
Mantener y reforzar
la confianza entre los dos, es desarrollar el Amor Divino.
Nadie es servidor de
nadie, repartirse el trabajo y la educación de los niños, es desarrollar el
Amor Divino.
Respetar la libertad
del otro y sus diferencias, es desarrollar el Amor Divino.
Comunicarse, no
olvidarse de contar nada, no dejar que se enquisten las dudas y los problemas,
es desarrollar el Amor Divino.
Si
creen que el proyecto común ha concluido, hacer lo que corresponda con amor, con comprensión, con generosidad, es
desarrollar el Amor Divino.
La
vida está llena de corazones enormes que aman, pero que permanecen dormidos
bajo los efectos anestesiantes de la sociedad; mientras que la sociedad, si
tuvo corazón alguna vez, ya no se acuerda. La sociedad empezó a perder su
corazón cuando permitió el primer asesinato, cuando patrocinó la primera
guerra, cuando distribuyó por el mundo drogas y alcohol, cuando se lucró con la
explotación del hombre, de la mujer, del niño; cuando empezaron a proliferar
los “ismos”, terrorismo, capitalismo, racismo, consumismo, nacionalismo, ……………,
y una sociedad sin corazón…………, es una sociedad muerta.
Vivimos en una sociedad sin alma, sin
corazón, sin escrúpulos; ¡pero la sociedad………., la forman las personas!, ¿Cómo
es posible que personas con corazones enormes que aman, puedan formar una
sociedad sin corazón? Por la anestesia de la propia sociedad. La sociedad
anestesia creando necesidades a sus componentes, y estos, dormidos, responden
como autómatas.
La sociedad crea la necesidad de tener
casa en propiedad, casa de segunda residencia, vacaciones cuanto más lejos
mejor, coche para cada miembro de la familia, televisión en cada sala de la
casa, días especiales: del padre, de la madre, de reyes….………, consumo……….,
consumo………., consumo. Resultado: cincuenta años de hipoteca, trabajar de sol a
sol con sueldos de miseria, no tener relación con la familia, ¡no vivir!, en lugar
de vivir los componentes de la sociedad, mueren para satisfacer las necesidades
que la sociedad les ha creado.
La sociedad es muy lista, cuando se
encuentra con miembros que no caen en las redes del consumo, genera necesidades
de discriminación: necesidades religiosas y
necesidades políticas. Lo importante para la sociedad es que ningún
miembro consiga despertar su corazón, y solo le den vueltas y vueltas a su
cabeza para ver la manera de consumir más, para ser uno de los miembros más
respetados de esa sociedad sin corazón.
¡Despierta!, ¡despierta! La sociedad
eres tú. Si tú despiertas y tú cambias vas a cambiar el mundo.
Imagina si en vez gastar el dinero en
equipos de fútbol se gastara en investigación. Imagina si el dinero que se
dedica a financiar los ejércitos y las guerras lo enviaran a países africanos,
asiáticos, centroamericanos. ¿Dónde quedaría el hambre?, ¿Dónde quedaría la
discriminación?, ¿Dónde quedaría la enfermedad?
¡Despierta!,
¡despierta! Ayuda a despertar a los demás, y entre todos, poco a poco,
construiremos un mundo distinto, un mundo mejor,……….. para nuestros hijos, para los hijos de nuestros hijos, para sus
nietos, para todos. A fin de cuentas, si existe la reencarnación, volveremos un
día, y podremos así encontrarnos con el vergel que ahora estamos ayudando a
destruir. ¡Despierta!...........
¡Despierta!.
Servir a los demás es un privilegio reservado a los seres superiores.
El servicio es el
ejercicio de la caridad. Una actitud de servicio es reconocer en cada ser
humano una persona valiosa, una persona de quien se puede aprender y a quien se
puede ayudar, una actitud de servicio es mostrar interés por lo que le sucede a
la otra persona, es la capacidad de entender que sienten las personas, es
incluir en nuestra vida el hábito de ayudar antes de ser ayudados, al hábito de
comprender antes de ser comprendidos, el arte de amar antes de ser amados.
Cuando
desarrollas una actitud de servicio a los demás, estas intercambiando servicio
por poder. El poder que se recibe es una influencia sobre las personas a las
que has ayudado, que hace que te conviertas para ellas en un líder, quieren
estar contigo, te vuelves importante para ellas, eres como un imán para esas
personas, te necesitan, te consultan, te respetan.
La
actitud de servicio va siempre unida a una actitud positiva, es por eso que las
personas con actitud de servicio a los demás, son personas alegres, optimistas,
que esperan siempre lo mejor de la vida.
Las
personas con actitud de servicio son responsables de sus propias vidas, tienen
el control de sus vidas a pesar de las circunstancias. No viven echándole la
culpa a los demás de lo que les sucede.
El
servicio a los demás también es un signo de madurez. Las personas con actitud
de servicio comprenden todos los beneficios que obtienen al comportarse de esta
manera con las demás personas y descubren que es una filosofía de vida, un
estilo de vida, el cual es un privilegio alcanzar. Servir a los demás solo se
le es dado a los seres grandes.
De
todo lo anterior podemos concluir que la actitud de servicio es una marca
indeleble de la gente superior, del líder, de la gente iluminada, de las
personas con personalidad magnética, del padre y la madre amorosos, del maestro
comprometido con su profesión, del estudiante responsable, del empresario
triunfador, del empleado eficaz, es
decir todo lo que cualquier persona puede desear: ¡una bendición divina! ¡un
privilegio! Reservado solo para los seres superiores.
En 1888 Mahatma Gandhi fue a Inglaterra, donde
estudió Derecho. Una vez iba caminando por una calle de Londres y fue sorprendido
por un chaparrón de agua. Gandhi empezó a correr para huir de la lluvia y logró
refugiarse debajo del alero de un lujoso hotel, ahí se quedó parado mientras
pasaba el vendaval. A los pocos minutos apareció una lujosa limosina y de ella
salió un magnate inglés, le bajaron las maletas y el coche fue conducido hasta
el estacionamiento.
¡Oye tú!, cógeme las maletas, gritó el británico a
Gandhi. Gandhi miró hacia los lados y hacia atrás para ver a quién se dirigía
el magnate, ¡eh tú, hindú!, repitió el inglés con fuerza, ¡He dicho que me cojas
las maletas!
Gandhi se dio cuenta de que era con él a quien
hablaba el potentado, y entonces se acercó a cargarlas. El inglés le ordenó que
lo siguiera hasta el cuarto piso; él subió por el ascensor y el hindú por las
escaleras, porque en esa época los hindúes eran considerados menos que los demás.
Una vez que Gandhi dejó las maletas en el sitio
indicado, se dispuso a retirarse.
¡Mira tú, indio!, ¿Cuánto te debo?, dijo el magnate. Señor, usted no me debe
nada, contestó Gandhi cortésmente.
¿Cuánto me vas a cobrar por subirme las maletas?, insistió el hombre. Señor, repitió Gandhi, yo
no voy a cobrarle nada.
¿Tú trabajas aquí?, ¿no? No señor, yo no trabajo
aquí; yo estaba en la puerta esperando que dejara de llover para continuar mi
camino.
Si tú no trabajas aquí, ¿por qué subiste las
maletas? Porque usted me pidió que lo hiciera, y lo hice, dijo Gandhi.
¿Quién eres tú? Yo soy Mohandas Karamchand Gandhi,
estudiante de Derecho de la India. Bien, bien... entonces, ¿cuánto me vas a
cobrar? Señor ya le dije, no le voy a cobrar nada y nunca pensé en cobrarle, dijo
Gandhi.
Si tú no pensabas cobrarme nada por subirme las
maletas, dijo nuevamente el inglés, entonces ¿por qué me la subiste? Señor, expresó
el futuro Mahatma, yo le subí las maletas a usted por el inmenso placer que me causa
el colaborar con los demás, por eso lo hice, porque para mí servir es un
placer.
Casi todo lo que nos presenta la sociedad, es
ilusión, es falso, es un sueño, porque sólo es un reflejo de las propias mentes, (enfermas),que conforman esa sociedad, y en esas mentes solo hay cabida para la
desigualdad, para el egoísmo, para la desunión. Políticos y religiosos se
encargan de fomentar la desigualdad y la desunión inculcando falsos valores
sobre la patria o la religión.
Los verdaderos valores son la unión, la
hermandad, la solidaridad y el amor. Nuestra patria es el Universo, nuestro
idioma es el Amor, nuestro Dios es el mismo para todos, y ese Dios se encuentra tanto en
la catedral como en la pagoda, tanto en el palacio como en la choza. Pero donde habita de manera permanente es en el corazón de
todas las personas, incluso en el del político, incluso en el del sacerdote.
Basta
ya de ceguera, basta ya de hipocresía, poner en práctica todo eso que habéis
leído, todo eso que habéis aprendido curso tras curso, todo eso que recibís en
las meditaciones, en las clases de yoga, ¡hacedlo ya!, ¡es el momento!, aunque
el tiempo no existe, eso es en otros planos, aquí, para vosotros en la tercera
dimensión, si existe, y puede ser que se esté agotando el tiempo para que
abráis definitivamente vuestro corazón.
Coger ese ascensor estacionado en la
mente y accionar los mandos para bajar al piso del corazón. Vivir desde
él, entregaros a los demás
completamente, y recibidlos como son, como ángeles, como vuestros hermanos, no
queráis cambiarlos, son perfectos, están ahí tal como ellos han elegido ser
para realizar su trabajo y ayudaros a vosotros a realizar el vuestro, si
tratáis de cambiarlos, estáis actuando en contra del Plan Divino.
Podemos hacer, en nuestras manos está, que toda la vida sea plácida y
serena, desterrando los miedos que son como una losa que los seres humanos
tenemos que ir arrastrando por el camino de nuestra vida, porque además no sirve para nada ese pesado equipaje.
Pongámonos en manos de Dios. Detengamos la locura de nuestra mente.
Dejemos hablar al corazón, y si no entendemos con claridad cuál es nuestra
misión en la vida, podremos intuirlo, y si ni tan siquiera lo intuimos, vivamos
con amor, esa manera de vivir va a hacer que nuestra vida sea un paseo, libre
de equipaje, por un ancho camino sembrado de pétalos de rosa.
Queremos poder, queremos gloria, queremos riquezas, pero tenemos mal
enfocado nuestro objetivo, porque queremos conseguirlo a costa de nuestros
hermanos, explotándoles a ellos, robándoles, maltratándoles, engañándoles. Hay que
variar ciento ochenta grados la mira y apuntar al corazón, a nuestro corazón, y
dispararle sus propios dardos, que no son otra cosa que amor.
Mientras no se cambie el punto de mira no sólo no viviremos en el Amor,
sino que ni tan siquiera sabremos de que nos están hablando. Es seguro que
los que se han erigido en “jueces del mundo”, en “críticos intolerantes”, en
“perfeccionistas de los demás”, desprecian cualquier idea o creencia que no sea
coincidente con la suya propia. Esa es una manifestación más de la falta de
Amor y de la sobredosis de miedo que arrastran, porque de la misma manera que
la oscuridad es falta de luz, la falta de Amor provoca miedo. Miedo a que otros
sean mejor que él, miedo a que le quiten la razón, miedo a que le engañen,
miedo al ridículo, miedo a lo que puedan pensar los demás, miedo a perder lo
que ha conseguido, miedo a la muerte, miedo a la vida. Aunque pudiera parecer
lo contrario, no se valora a sí mismo, por eso es imposible que conozca la
valía de los demás, y tampoco se respeta, razón por la cual maltrata, en alguna de sus formas, a todo el
mundo. Camina por el mundo aterrado, tratando de ver entre las sombras, para
preservar su integridad. Vivir así es no vivir, y no vive porque no sabe de
Amor.
Es
momento de abrir definitivamente los ojos, es momento de abrir definitivamente
el corazón, es momento de entender que eres un alma, es momento de vivir para
la Divinidad. Basta ya de picoteo, basta ya de jugar a ser espirituales, basta
ya de hablar de los Maestros, basta ya de fariseísmo.
Es
el momento de actuar y de vivir desde el corazón, es el momento de dejar de
vivir desde la mente, de dejar de vivir desde la maquinación, de dejar de vivir
desde el engaño: a vosotros mismos, a vuestros amigos, a vuestra familia; es
momento de vivir la honestidad, es momento de estregarse, es momento de volver
a Dios.
En
la quietud de la mente no hay movimiento, no hay tiempo, no hay pensamiento.
Eso es meditar. Meditar es un arte, es colocarlo todo en su sitio de manera
que no haya ningún tipo de confusión. En la meditación, la mente descubre por
sí misma la grandeza de todo lo que es verdadero, del objetivo de la vida, de
lo sagrada que es la vida y de todo lo que la envuelve, con lo que llegados a
este punto se tratan todas las cosas con respeto, ya que todas son sagradas.
Pero…… ¿Puede la mente estar realmente
quieta? ¿Puede detener su cháchara tanto en la meditación como en la vida diaria?
¿Puede dejar que comparar de manera permanente? ¿Puede atender al cien por
cien? ¿Puede prestar completamente su atención a todo lo que sucede? O permanece
siempre comparando con el conocimiento acumulado con situaciones anteriores,
con lo que se espera o se desea, con el resto del mundo.
Un magnifico entrenamiento es vivir la
vida con total atención, atención sin comparar, atención con cada célula del
cuerpo. Si se presta total atención a la vida, sin utilizar el propio
conocimiento, sin las creencias, sin los deseos, entonces hay verdadera
atención, y esa atención es silencio, y ese silencio es meditación, verdadera
meditación.
Es en ese momento cuando se produce la
transformación de la mente, y la vida se convierte en comprensión, en
misericordia, en amor. Es en ese momento cuando alcanzamos la meditación. Es en
ese momento cuando la meditación se convierte en un arte. En ese momento cuando abrazamos a Dios.
Los
seres humanos buscamos desesperadamente que nos amen, buscamos amar, buscamos
la relación ideal basada en el amor, y ¿Lo encontramos?, no, encontramos un
sucedáneo, aunque a veces es muy agradable. Si encontramos un sucedáneo es porque realmente no sabemos que es
Amor.
El Amor no es una emoción, no es un sentimiento. El
Amor es una energía, es la fuerza que mantiene girando en perfecto orden a los
planetas en el cielo. El Amor es la fuerza de vida que mantiene los latidos del
corazón. El Amor es la Fuerza Divina que se mueve en todos los seres humanos,
porque somos hijos de Dios, y Dios es Amor.