PERLAS PARA EL ALMA
Queremos poder, queremos gloria, queremos riquezas, pero tenemos mal
enfocado nuestro objetivo, porque queremos conseguirlo a costa de nuestros
hermanos, explotándoles a ellos, robándoles, maltratándoles, engañándoles. Hay que
variar ciento ochenta grados la mira y apuntar al corazón, a nuestro corazón, y
dispararle sus propios dardos, que no son otra cosa que amor.
Mientras no se cambie el punto de mira no sólo no viviremos en el Amor,
sino que ni tan siquiera sabremos de que nos están hablando. Es seguro que
los que se han erigido en “jueces del mundo”, en “críticos intolerantes”, en
“perfeccionistas de los demás”, desprecian cualquier idea o creencia que no sea
coincidente con la suya propia. Esa es una manifestación más de la falta de
Amor y de la sobredosis de miedo que arrastran, porque de la misma manera que
la oscuridad es falta de luz, la falta de Amor provoca miedo. Miedo a que otros
sean mejor que él, miedo a que le quiten la razón, miedo a que le engañen,
miedo al ridículo, miedo a lo que puedan pensar los demás, miedo a perder lo
que ha conseguido, miedo a la muerte, miedo a la vida. Aunque pudiera parecer
lo contrario, no se valora a sí mismo, por eso es imposible que conozca la
valía de los demás, y tampoco se respeta, razón por la cual maltrata, en alguna de sus formas, a todo el
mundo. Camina por el mundo aterrado, tratando de ver entre las sombras, para
preservar su integridad. Vivir así es no vivir, y no vive porque no sabe de
Amor.
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