Viernes 19 de mayo 2023
Me
he pasado la vida persiguiendo sueños ficticios, obsesionado por cumplir los
deseos que le dieran satisfacción a mi ego, tratando de conseguir objetivos
imposibles, para llegar a cruzar una meta inalcanzable. Meta que, ahora sé,
solo era un espejismo tan engañoso como los sueños.
Sin
embargo, por diversas circunstancias de la misma vida, esa vida que transcurre
a mi alrededor, sin ser muy consciente de ella, por encontrarme ocupado en la
persecución de los sueños, ha desaparecido el piso sobre el que corría hacia la
nada, incentivado por la creencia de una misión ilusoria.
De
la noche a la mañana me quedé sin tiempo para las cuestiones espirituales, que
pensaba eran la razón más importante de mi vida, y tuve que dedicarme a
cuestiones materiales, como son el realizar, a tiempo completo, todas las
tareas de la casa. Es como si estuviera en una nueva línea de salida.
Desconcertado,
sin piso sobre el que mantenerme, mirando a derecha e izquierda, sin entender
nada, tratando de encontrar una respuesta que, como es lógico, no ha llegado,
he hecho lo único que se me ha ocurrido: He mirado hacia dentro.
Sábado 20 de mayo 2023
Al
principio todo era oscuridad y silencio, sin embargo, poco a poco, la oscuridad
comenzó a clarear y el silencio fue como una invitación para iniciar un
diálogo.
-
Todo comenzó con un-
¿Por qué?
- Y desde esa parte de
mi mente, esa que, de vez en cuando, parece conocer una verdad diferente disintiendo
de la otra parte, donde reside el miedo, la duda, la soberbia o las creencias
erróneas, contestó al agónico porqué- Tú te crees que la vida es una autopista
que te va a llevar a Dios realizando las tareas que tú mismo te has asignado y
no es así.
-
Y ¿cómo es entonces?, -pregunté
sorprendido
- Para cada persona es
diferente, pero todos tenéis algo en común: Sois seres espirituales habitando
un cuerpo y todo el trabajo se ha de hacer desde el cuerpo.
>> Es
posible que tu etapa de sanador esté finalizando o necesite un cambio. En el
último año, tú mismo lo has pensado más de una vez, pero no te has atrevido ni
a dejarlo, ni a reducirlo, ni a realizar ninguna variación. Parece que la vida
se ha encargado de hacerlo obligándote a realizar todas las tareas de la casa,
incluida la atención a tu hijo.
- No
terminaba de estar de acuerdo con las respuestas que yo mismo me estaba dando,
-Pero antes de esto ya hacía una buena parte del trabajo de la casa.
-
Es
cierto, pero en tu fuero interno considerabas que no era esa tu función y que lo
que estabas haciendo era ayudar en la casa. Incluso, en algunas ocasiones,
sobre todo los días que tenías más terapias, renegabas, en tu interior, por
tener que planchar o cocinar o ir al super.
>> Tú sabes, porque, además, lo predicas, que la familia es una unidad integral, por lo tanto, no hay tareas específicas del hombre o de la mujer. Todo es de los dos y, tienes que realizar, con la misma alegría una terapia que cocinar una tortilla de patatas.
>> Tienes
muchas ganas de terminar tu andadura en la materia, pero, también, sabes, que
eso no sucederá mientras no ames todo y a todos, de manera incondicional. O ¿acaso
creías que meditando cuatro horas al día y realizando varias terapias ya lo
tenias todo hecho? No. No funciona así. Puedes no realizar terapias, ni
meditar, ni orar y, sin embargo, no volver a encarnar, si todo lo que haces, lo
haces con amor.
>>
Recuerda las palabras de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras. Si callas,
callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con
amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti,
ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.
>> Por lo tanto, plancha con amor, limpia con amor, cocina con amor. ¿Lo tienes claro?
-
Si.