El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 15 de agosto de 2013

Las causas de la enfermedad


                Se denomina enfermedad al proceso que atraviesan los seres vivos cuando padecen una afección que atenta contra su bienestar al modificar su condición de salud.
            Enfermedad proviene del término latino “infirmitas”, que significa “falto de firmeza y consiste en un proceso que acaece a un ser vivo y altera su estado normal de salud.
            La persona enferma, la ciencia médica y muchos curadores, se centran, casi siempre, en la manifestación de la enfermedad, en el efecto, ignorando que todo efecto es producto de una causa, de un “algo” inicial que ha hecho que se produzca ese  efecto, que al ser lo que se manifiesta a los sentidos, es en lo que se centra la atención del enfermo y de sus curadores. Es mucho más eficaz buscar la causa y trabajar en ella, que eliminar el efecto, ya que si persiste la causa inicial, antes o después volverá a manifestarse.
            Las causas de la enfermedad pueden ser: Externas, internas y kármicas.
Podríamos enumerar como causas externas: Accidentes, Infecciones, cuestiones hereditarias, y condiciones de vida, como puede ser, por ejemplo, una mala alimentación o la ingesta de sustancias tóxicas. Estas causas, son claras, y en ellas sí que actúan todos los curadores, sean tradicionales o no.
En cuanto a las causas internas, hemos de tener en cuenta que el ser humano es la suma de sus emociones, de sus sentimientos, de sus deseos y de sus procesos mentales. Cada una de estas fuerzas caracteriza a los distintos cuerpos sutiles del ser humano, y determinan cual es la vida y la experiencia del cuerpo físico. Por lo tanto cualquier cuestión psicológica puede ser una causa interna de enfermedad, causa no conocida por la persona, ni por la ciencia médica y en muy pocas ocasiones por los sanadores.
Y por último las causas kármicas, totalmente desconocidas por todos. La ceguera y la falta de instrucción, hace creer a “casi todos” los seres humanos que todo comienza con su nacimiento y finaliza con su muerte. Nada más lejos de la realidad. La vida de cada ser humano es una continuación de las vidas anteriores en las que el alma se ha recubierto de materia. Producto de esas vidas, faltas cometidas en ellas, cumplimiento de promesas, liberación del Karma a través del sufrimiento, son algunas de las razones por la que el cuerpo enferma.
A la vista de todo esto, y exceptuando algunas de las enfermedades provocadas por causas externas, podemos decir que toda enfermedad es una falta de armonía entre la materia y el espíritu, entre el cuerpo y el alma. Por lo que el arte del sanador consistiría en liberar al alma, en enseñar al enfermo a vivir desde y para el alma.   
En la actualidad, la enfermedad es algo que no se acepta, ni se acepta que las condiciones que rodean la enfermedad, (dolor, desarmonía, congestión, e incluso muerte), son purificadoras en sus efectos. Esta sería una  manera correcta de asumir la enfermedad.
Sin embargo, el ser humano, con su pensamiento creador, se centra en la resistencia a la enfermedad, en no apreciar el verdadero valor del dolor, en centrarse en la materia, y en la creencia de que la muerte es la finalización de la vida. Cuando el ser humano cambie sus ideas sobre la enfermedad, y las acepte como un hecho natural, y comience a reorientar su pensamiento hacia el alma, las enfermedades en el plano físico comenzarán a desaparecer. Si, ya lo sé, aun faltan muchísimas generaciones para conseguirlo, pero alguien tiene que empezar.
 La verdadera y futura curación se efectuará cuando la vida del alma pueda fluir sin impedimento ni obstáculo a través de cada aspecto de la materia, pudiendo entonces vitalizarla con su potencia y eliminar los bloqueos que son la fuente de las enfermedades. 

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