Aunque pueda
parecer que el sufrimiento tiene múltiples y variados beneficios por la gran
cantidad de personas que viven enganchadas a él en muchas épocas de su vida,
no, no tiene ningún beneficio. Antes al contrario, todo son perjuicios.
El sufrimiento es una sensación
motivada por cualquier condición que somete al sistema nervioso a un fuerte
desgaste.
Decía Buda que el dolor es
inevitable, pero que el sufrimiento es opcional. El sufrimiento, como cualquier
otra emoción o sensación, es una forma de energía motivada por otra forma de energía: Un
pensamiento.
No creemos que merezca la pena entrar
en que tipos de pensamiento son los que generan el sufrimiento, da igual, no
podríamos abarcarlos a todos, ni queremos, porque si realizamos una encuesta
sobre cuál es el pensamiento de cada sufridor, tendríamos, con los
correspondientes matices, tantos pensamientos de sufrimiento como sufridores.
Alguien podría pensar que el
sufrimiento es algo que traemos en nuestra mochila kármica para trabajarlo y
liberarnos de él en algún momento de la vida. Pues no, nada tiene que ver el
sufrimiento con el Karma. Con el Karma tiene relación el dolor, pero no el
sufrimiento.
Dejando aparte a las personas adictas
al sufrimiento, que las hay, hay otras muchas que sufren, sin ser del todo
conscientes de su sufrimiento, incluso tienen la conciencia de que ante el
problema que envuelve su vida, es normal y obligatorio ese sufrimiento, es lo
que toca en ese momento, y que liberarse de él, sería una especie de traición,
lo cual les acarrearía un nuevo sufrimiento.
¿Qué hacer entonces?, porque la
formula: “Deja de sufrir que no sirve de nada”, no tiene ningún valor para la
persona que sufre, es un consejo inútil. Lo primero que piensa la persona es:
“Ya me gustaría verte en mi lugar, a ver si eras capaz de no sufrir”.
Para
salir del sufrimiento es imprescindible tener claros algunos conceptos:
1) Ser consciente del sufrimiento.
-
Si
una persona no es consciente de que tiene un problema, difícilmente podrá
ponerle remedio.
2) Tener conciencia de que el
sufrimiento no aporta ningún beneficio.
-
Una
persona que sufre no puede dar el cien por cien de su energía, ya que una parte
de su energía está dedicada al sufrimiento. Tiene una especie de minusvalía energética.
3) Tener, al menos, la duda de que se
puede salir de él.
-
Si
la persona cree que el sufrimiento es una situación consustancial con la vida y
no tiene solución, no se puede hacer nada. La persona ha de tener la creencia
de que tiene solución.
4) Saber que no es una traición a la
persona por la que se sufre.
-
Si
un ser querido se encuentra enfermo, por ejemplo, no tienen porque enfermar sus
familiares. El sufrimiento es una forma de enfermedad. Al final todos enfermos,
¿Quién cuida a quien? Para cuidar a un enfermo es mejor estar sano.
5)
Querer
salir del sufrimiento y trabajar para que esto suceda.
Si se dan
las cuatro primeras condiciones, la persona está lista para comenzar su trabajo
de cambio y transformar su vida de sufrimiento en una vida de paz y serenidad,
en la que podrá dar de sí el ciento por ciento para solucionar el problema o ayudar
a la persona causante del sufrimiento anterior.
Como el
sufrimiento es una energía generada por un pensamiento, el trabajo ha de
centrarse en eliminar el pensamiento.
Los
pasos serían:
1) Comenzar a meditar para que la mente aprenda
y empiece a permanecer más tiempo en silencio. Ojo, no es algo rápido. No se
puede cambiar en una meditación la inercia de una mente que lleva muchos años a
su libre albedrío. Requiere tiempo, constancia, voluntad y paciencia.
2) Cada vez que aparezca el pensamiento,
y se sea consciente, cambiar ese pensamiento por otros pensamientos de carácter
positivo y a ser posible con una vibración más sutil, para que además de evitar
el pensamiento de sufrimiento, vaya limpiando de energía negativa el cuerpo
energético.
o
Yo
le llamo letanías: Se puede cambiar el pensamiento por la repetición consciente
de frases como: “Yo Soy el alma”, Yo Soy paz”, “Yo Soy amor”, Yo Soy alegría”,
etc. Con el “YO SOY” delante se pueden repetir todas las cosas buenas que desee
la persona para sí misma.
A partir de
aquí, la persona se irá liberando de su minusvalía, sintiéndose cada día con más
fuerza, más energía, más paz y serenidad.
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