El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 2 de octubre de 2014

El diario de Patricia (6)


Del aislamiento a la soledad
               Ustedes dirán que aislamiento y soledad es lo mismo, pero según mis conocimientos científicos en la materia, aislada estaba yo por mis miedos, era como un hueco vacio, era extraña para mí misma, era algo impuesto por mi mente. En cambio la soledad consciente o medio consciente es de una tremenda paz, es belleza, es en el silencio donde se encuentra la verdadera felicidad, bueno, y de vez en cuando, un rock buena onda.
               Antes tenía miedo de estar sola, hoy se que nunca estoy sola, que hay millones de seres, maestros ascendidos, arcángeles, angeles y miles de seres celestiales haciéndome compañía. 
                Felizmente, en la vida de todo ser humano hay angeles terrenales y eso fueron para mi mis  amigas Francy y Diana. Decidí abrirme al mundo a través de ella y les conté la verdad del mal de esta parte de mi ser.
               Al contrario de lo que me imaginaba me aceptaron tal cual soy, no sé porque pensaba que me iban a dar la espalda, porque en ese tiempo sentía que las había decepcionado. Ahora sé que nadie decepciona a nadie, se decepcionan ellos solos, porque simplemente nadie debe de esperar nada de nadie. Si lo sientes hazlo, si quieres a alguien abraza, pero no esperes que te abracen a ti, si lo hacen bien, si no lo hacen bien también.
               Así, después de dejar la pastilla, después de contarles a mis dos mejores amigas mi  “dramática historia”, ellas, como  guerreras que son, comenzaron a sacarme a la calle. Era la primera vez que salía sin pastilla. 
                Como mis piernas casi nunca se ejercitaban naturalmente, sino artificialmente, casi no podía caminar más de cinco minutos sin detenerme para descansar. Así, después de mucho tiempo vi de nuevo la calle. Era como un nuevo comienzo para mí, y de hecho lo era. Todo era nuevo, más interesante, me sentía como un bebe que recién descubre el mundo y, crean o no, vi por vez primera vez la belleza del mundo, la belleza de la vida y me sentí súper bien. Para cualquier persona “salir a la calle”, es normal, es algo insignificante, pero para mí, ese tiempo, en esas circunstancias, era como si hubiera ganado un premio.
                Ahora bendigo todo ese sufrimiento, soy un poquito, creo que mejor, o ¿soy peor?, bueno, en realidad no sé si mejor o peor, en realidad no sé quién soy.
               Muchas personas dicen que el cuerpo físico no es importante, eres el cuerpo, por supuesto eres más que solo el cuerpo, tu cuerpo es como un puente para tomar conciencia de si estas dormida o no, tu cuerpo es tu templo sagrado, todo eso lo tuve que aprender con la enfermedad.
               Salí a la calle después de mucho tiempo, y así me ejercitaba cada tarde, porque cada tarde  salíamos a pasear. Nunca antes había entrado a una pollería con mucha gente, y  lo hice, y  cada vez que hacia algo sentía que era una atleta saltando obstáculos.
               Encontré muchas personas entre videntes, parapsicólogos, brujos. De todos ellos aprendí muchas cosas: los videntes decían una cosa, los otros otra cosa, así es como estuve en tratamiento tras tratamiento. ¡Ahora veo todo tan claro!
               No sabía que creer y así deje de buscar, me convencí de que el único que me puede curar es Dios por medio de alguien. Ahora sé que todos podemos equivocarnos de diagnostico y por ende de tratamiento.
De un sueño
               Quiero contarles algo que soñé hace exactamente una semana, solo espero que no crean que estoy loquita, aunque de loco y poeta dicen que todos tenemos un poco, bueno les cuento: Estaba en una casa, no era mi casa, mas parecía un hotel o algo asi, estaba con toda mi familia  creo que retrocedí en el tiempo porque éramos niños mis hermanos y yo.
               Luego vi otra escena, creo que avance en el tiempo porque vi a una amiga que hace poco dio a luz a su bebe, el niño estaba más grande de lo que es en realidad, posteriormente yo corría muy asustada, estaba en medio de una guerra, podía sentir las granadas, balas, explosiones, pude aguantar el horror y  como dicen que al tener una pesadilla lo primero que hay  que hacer es desear estar en tu cuerpo, desee eso y desperté. Al despertar me acorde que alguien dijo “estamos en Ayacucho” coincidentemente hubo no recuerdo en qué año la batalla de Ayacucho, recuerdo claramente que las escopetas eran de esas antiguas que hay en los museos.
               Últimamente no me cuestiono mucho sobre mis sueños pues los sueños, sueños son. Simplemente estuve en la máquina  del tiempo, todavía chismeando aquí y allá.
               Antes de enfermar tenia sueños muy raros, ahora si van a creer que me patina el coco, una noche mientras dormía se ilumino la habitación de muchos colores pero el que más resaltaba era el color violeta, en eso siento que levantan las frazadas y aparezco en una especie de hospital, todo era de un color humo medio blanco, de un momento a otro me veo rodeada de unos hombres blancos altos, podía entender lo que decían, pero ellos no se comunicaban con palabras. No sé cómo explicarlo pero no hacían ruido era una comunicación de mente a mente.
                A veces me hacían cortes en la espalda, cuello y cabeza. No sentía ningún dolor, eran sueños muy reales me sentía un conejillo de indias.
               Parecía una clase de practicantes, sentía voces muy jóvenes y había siempre algo así como un profesor, sentía las voces es mi cerebro, era una comunicación telepática y me operaron un montón de veces.
               No había contado a nadie estos sueños tan raros, es más, hasta hora no me había acordado de ellos.
 

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