La semana pasada tuve el placer de asistir a una boda, en la que se derrochaba amor por los cuatro costados. En ella, los novios hicieron una declaración pública y permanente de su amor. El novio en un mini-discurso resaltó las diferencias entre el “amar y el querer”. Me gustó tanto que le solicité permiso para compartir la idea, ligeramente corregida, para eliminar situaciones personales, con vosotros.
Querer y amar. Parecen lo mismo….., pero ¿Son lo mismo? No, no lo son. Existen algunas diferencias.
Querer es un sentimiento que lleva implícito un pensamiento, o una emoción generada por un pensamiento. En cualquier caso, existe el pensamiento, está implicada la mente, y cuando la mente entra en juego, la pureza del sentimiento no es tal, ya que se encuentra teñida de la energía del pensamiento. La mente trabaja con imágenes, comparando las imágenes que recibe con las que tiene archivadas en sus cajones de memoria, y además siempre resalta los detalles negativos. Esto supone que el sentimiento, “el querer”, siempre se encuentra acompañado de algún pensamiento negativo. Es el “te quiero, pero….”: Te quiero pero tienes una peca en la nariz, te quiero pero eres un poco desordenado/a, te quiero pero hablas demasiado, te quiero pero…….
El resultado de esto es que ambas partes piensan en su interior: “Ya le/a cambiaré”. Pero eso casi nunca ocurre, porque casi nadie cambia por lo que pueda decir otra persona, las personas cambian por sí mismas, por su propio convencimiento. Con lo cual, el “pero” no sólo se mantiene, sino que se agranda, cada día más, ya que la mente va a mantener la fijación cada vez con mayor insistencia. Además, ¿para que se quiere cambiar a la persona amada? Si se conocieron siendo de una manera, se enamoraron siendo de esa manera, ¿Por qué iban a querer cambiarse?, ¿No será que ya no se quieren?, ¿Por qué sino?
Con el paso del tiempo, se mantiene el sentimiento, pero……. ¡Con resignación!, eso hace que la relación no sea todo lo fluida que debiera ser si no existiera el “pero”, eso hace que no se compartan los secretos, eso hace que las críticas cada vez sean más frecuentes, eso hace que necesiten otras personas a su alrededor, ya que ellos no tienen temas de conversación, eso hace que se acabe, si alguna vez existió, la complicidad, etc. Queda el sentimiento, si, pero……… incompleto
El Amor si es completo, Amar es otra cosa. El amor es una energía, y en el amar, esa energía sale por cada poro de la piel, se ama porque sí, se ama sin más, se ama sin condiciones. En el amar no hay pensamiento, no se quiere cambiar a la otra parte porque todo es perfecto, amar es entrega y a la vez libertad, amar es alegría, es complicidad, amar es admiración, amar es dar sin querer recibir. El “querer” puede acabarse o diluirse, el amor nunca se acaba, nunca disminuye. Una vez que se consigue manifestar el amor, este perdura para siempre, extendiéndose a todo el mundo, en cualquier parte, manifestándose en su totalidad hacia la persona amada.
“Querer” es una buena línea de salida para sentir el amor. Sólo se ha de purificar, eliminando el o los pensamientos que le acompañan. Entonces sólo quedará el amor.
Una buena práctica es empezar a no juzgar ni criticar nada de la pareja, y además, satisfacerle/a en todo, sin ningún reproche. No olvidar decirle/a “te amo”, cada día, varias veces al día; no olvidar ni los besos ni los abrazos también diarios; recordarle/a lo que te gusta de él/ella.
Si realmente amas, haz esa práctica. No sólo a tu pareja, sino a todos los que te rodean. Verás cómo cambia tu vida, verás como te inunda la felicidad, la paz, y por supuesto, el Amor.