Seguro que
un político considerará un gran logro el haber conseguido los votos necesarios
para ser alcalde, concejal, congresista o presidente. Y lo mismo le ocurrirá al
trabajador que consigue un ansiado ascenso en el trabajo, o al que consigue un
trabajo después de tiempo sin empleo, o al futbolista que mete el gol que da la
victoria a su equipo, o al estudiante que supera el curso, etc. Podría seguir
poniendo millones de ejemplos de lo que cada uno considera un gran logro
personal, podríamos no acabar, porque es seguro que cada persona ha conseguido
algo que ansiaba realmente y eso la deja satisfecha y feliz.
No suele
durar mucho ese estado de felicidad, dura un ratito, más o menos largo. Piensa
en lo que consideras tus logros personales y cuantifica el tiempo que te duró
la felicidad por su consecución. La mente es voraz, y siempre necesita más,
después de un logro quiere otro, y después otro, y después otro, y da lo mismo
lo conseguido con anterioridad, si no consigue la siguiente meta, la tristeza,
el desánimo y la decepción va a ser el estado anímico de la persona que no
llega a conseguir su siguiente deseo.
Todos los
logros que te puedas imaginar, no son auténticos, no son reales, no son
definitivos. El logro más auténtico que puede conseguir un ser humano es
trascender a la mente, es dominarla.
Buda lo dijo
hace más de 2.500 años: “Somos lo que pensamos”, y ¿Qué pensamos
habitualmente?, no hace falta que lo describa, deja un momento la lectura y
recapacita sobre lo que va circulando por tu mente…………...
¿Alguno de esos pensamientos va a
llevarte a la felicidad?, no es probable, ya que si no lo han hecho hasta
ahora, ¿Por qué iba a ser ahora?
¿Por qué nada de lo conseguido en
esta vida terrena nos da una felicidad duradera en el tiempo?, ¿Por qué siempre
necesitamos más los seres humanos?
El alma, anhela unirse a Dios, pero
ha de conseguirse desde el cuerpo, por eso todos los logros de la vida física
al alma le parecen nada, y quiere que el cuerpo, su dueño durante la vida
física, siga intentando esa unión. Pero no se va a conseguir a no ser que se
consigan detener los pensamientos. La mente solo es necesaria para que la
persona tome el primer impulso de acercamiento a Dios. Después ha de ceder el
testigo a quien realmente sabe de esto, el corazón.
El corazón es el instrumento del
alma, el corazón es la residencia de Dios. Para llegar al corazón solo hay que
detener los pensamientos, solo hay que dominar la mente. Para ello has de hacer
varias cosas: Incorporar a tu rutina diaria la meditación, estar pendiente de
tus pensamientos para que en el momento en que seas consciente de que estás
pensando lleves tu atención a otro sitio, por ejemplo la respiración que es lo
que tenemos más a mano, y además siempre está ahí, y por último intentar tener
pensamientos conscientes el mayor tiempo posible, del tipo “Yo Soy el alma”,
“Yo Soy amor”, “Yo Soy alegría”, y todo lo bueno que deseas para ti, con el “Yo
Soy” delante.
“Yo Soy” es la Energía Divina en el
ser humano. Decir “Yo Soy”, es poner a trabajar esa Energía.
Intenta ser tú quien domine la mente,
sin dejarte dominar por ella. Merece la pena.