Son estos,
también, los que ya sea con su mochila a la espalda, o alojándose en hoteles de
cinco estrellas, van transitando por los lugares considerados sagrados o más
energéticos del planeta, para sentir esa energía y vivir experiencias más o
menos místicas.
Hablan de
leyes, la Ley de la Atracción, la Ley del Karma, la Ley del Dharma, la Ley del
Mentalismo, etc. Leen Metafísica, Física Cuántica o Teosofía, y son, en un
porcentaje elevado, lectores y comentaristas, más que seguidores, de las
enseñanzas budistas o hinduistas.
Pero muy
pocos hablan de Dios y, sin embargo, aunque lo desconozcan, lo que realmente
están buscando es a Él. Hablan de encontrar la Iluminación, y no parecen
recordar que Iluminarse es encontrarse con Dios; hablan del amor, y no parecen
recordar que Dios es Amor; hablan de encontrar la paz y la felicidad, y no parecen
recordar que Dios es Paz y Felicidad.
Personalmente
me ha pasado lo mismo durante muchos años. No podía, ni quería hablar de Dios,
ya que en los primeros tiempos asociaba a Dios con las religiones, y no podía
entender que Dios permitiera que le manipularan de esa manera tan, a veces, terrorífica.
Tenemos como ejemplo a tantos dictadores que teniendo en el haber de su conciencia
miles y millones de muertes, seguían los ritos y tradiciones de las religiones,
y fueran recibidos a bombo y platillo por los jerarcas de las iglesias. Después
empecé a entender que Dios lo permite todo, porque nos da absoluta libertad
para hacer y deshacer en esta obra de teatro que es la vida.
Pero seguía resistiéndome
a hablar de Dios, supongo que por pudor. Me sentía demasiada poquita cosa para
poner en mi boca la palabra Dios, era como si ensuciara Su Nombre. Hoy hablo de
Él sin ambages, es decir, de manera clara y directa, sin
insinuaciones o rodeos. No
es que me sienta hoy más crecido, no, me siento la misma poquita cosa, pero he
comprendido que todo mi trabajo en esta vida es acercarme cada día más a Dios,
porque es mi origen y mi destino, he comprendido que todo mi aprendizaje en esta
vida es aprender a amar, porque es el atajo que me va a llevar directamente a
Él.
Si a alguno
de los que están inmersos en la búsqueda de sí mismos, les ocurre lo mismo,
sacúdanse los prejuicios y griten a voz en grito ¡Soy un Hijo de Dios!, y mi búsqueda solo es encontrar el camino de
retorno a Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario