Época de tristeza
La tristeza no es que sea necesaria, pero es
parte de la experiencia humana, ya que si todo fuera alegría seria un poco hasta
aburrido. Para saber lo que es la alegría debemos saber lo que es tristeza,
sino conociéramos las dos, no sabríamos diferenciarlas. No es que sea
necesaria, pero está ahí, está y está bien. No creo que en esta vida terrenal
sea posible ser feliz de manera permanente. Sólo se de un lugar donde se puede
ser feliz todo el día, y digo todo el día para expresarlo de alguna manera, ya
que allí no existe ni el tiempo ni espacio. Ese lugar es nuestra casa, nuestra
verdadera casa, allí, con Diosito, nuestro autentico Padre, quien nunca nos
falla porque nos ama, y nos ama mas en las épocas de tristeza aunque nosotros no
podamos sentirlo así.
En verdad la cosa más triste que me paso fue la
muerte de mi abuelita materna. Una señora que crio a sus siete hijos, y lo hizo
sola porque quedo viuda muy pronto, y sacó a todos sus hijos adelante, todos
profesionales. No entiendo la razón de tanto dolor por mi parte. Estaba viejita
y era lo que tocaba, supongo que sería porque nunca había sentido la muerte tan
cerca de casa, y además tampoco pude despedirme, ya que murió en Puno en casa
de un tío. La última vez que la vi fue cuando se fue precisamente a Puno.
Lo único que me alegra es que nunca me vio así,
con el cuerpo enfermo, ya que ella hubiera sufrido mucho porque me quería mucho,
era su nieta favorita. Espero que mis primos no lean esto.
Después de eso entré en depresión, aunque no
tanto por la muerte de la abuelita. La
verdad es que me sentía muy débil física y emocionalmente, en todo sentido tan
vulnerable con hipocondriaca.
Digo lo de hipocondriaca porque me puse a
recordar de manera obsesiva los ataques epilépticos que tenía una compañera de
colegio exactamente en tercero de secundaria. En ese momento yo juraría que me
había contagiado. ¡Qué pensamientos tan absurdos!.
La muchacha de los ataques tenía un cuadro muy
triste: daba un grito y se caía empezando las convulsiones, perdía el
conocimiento y al despertar no recordaba nada.
No sé porque tenía tan loca idea, y esto se
unido a los ataques de pánico de los que ya hable antes en la universidad, me
hacían temblar de manera descontrolada. He notado que cuando me emociono, ya
sea por alegría, miedo, pena o euforia, tiemblo un poco mas y últimamente,
cuando estoy distraída o muy concentrada en cualquier cosa, no tiemblo nada,
parece que toda la atención se va a otro lado.
Ahora entiendo que esas ideas negativas como las
del contagio y las otras contribuyeron, o mejor dicho fueron la raíz de mi
enfermedad. Así que de una forma u otra soy responsable de este cuadro clínico.
Los pensamientos tienen poder y más si
los usas negativamente. Está comprobado científicamente que las personas con
una actitud positiva superan más rápido los males, por eso siempre trato de
mantenerme feliz, y eso que hay días en que es más difícil la sonrisa, pero hay
que seguir siempre adelante. Me viene ahora a la cabeza la frase de una
película: “Retroceder nunca, rendirse jamás”.
Cómo conectarse con Dios
Esto no es algo que haya inventado, ya existe
desde la antigüedad. Es algo que puede parecer muy fácil, pero no lo es, sobre
todo en los inicios, y se requiere práctica constante. Estoy escribiendo sobre
la meditación: Meditando aquietamos la mente, aunque solo sea unos minutos. No
me refiero a aquietar la mente como organizadora, planificadora o para resolver
problemas, no, me estoy refiriendo a esa vocecita parlanchina que habla en tu
cabeza y para el colmo, la muy cotorra, lo ve todo de color gris. Esa voz que
te dice: “Mira aquella joven es más bonita que tu” si eres mujer, y si eres varón
dice: “Ese tipo es mas musculoso que tú” y así te arrastra a tener,
generalmente, pensamientos inútiles que nos separan de nuestra verdadera
naturaleza divina.
Para poder tener un momento de paz en esa
avalancha de pensamientos, en el momento libre que tengas, siéntate en una
silla si puedes, si tu físico te lo permite, sin apoyar la espalda en el
respaldo del asiento. Al comienzo puedes concentrarte en tu respiración
cerrando los ojos, trata de olvidarte quien eres actualmente, tu nombre, tu
edad, bórralo todo, tu no eres nada ni nadie, para ti para el mundo no tienes
pasado ni futuro, con practica y constancia lo lograrás, solo existe ese
instante siéntete vivo con cada inhalación y cada exhalación.
Estoy olvidando algo muy importante antes de
comenzar a meditar debemos invocar a Dios para que nos ayude en la meditación.
Los que no creen en Dios o lo prefieran llamar Jehová, Yhave, o la fuerza que
mueve al mundo.
También podemos pedir la protección de los
arcángeles, angeles o maestros ascendidos, según nuestras creencias o
simplemente a quien para nosotros represente a Dios.
Esto es recomendado hacerlo cada día
unos cinco minutos por lo menos, muy pronto te acostumbraras, y además es muy
divertido tratar de domar a la mente aunque sea por un minuto.
Se estarán imaginando que soy una experta en la
meditación, pero no es así, aunque espero llegar algún día. ¡Con práctica todo
es posible!
La meditación según Osho es una dimensión
totalmente diferente tu simplemente observas la mente al observarla sales de
ella al salir ya no hay más problemas ni sufrimientos.
Para mí la meditación es algo más que un
pasatiempo. Es algo así como un refugio donde olvido el pasado y principalmente
el futuro, teniendo en cuenta además, que algunos creen que no tengo futuro por
estar enferma, aunque la verdad es que nadie tiene futuro, sanos o enfermos,
porque nadie tiene comprada la vida.
Otra cosa muy distinta es que tengamos planes de
futuro, proyectos reales e irreales, pero otra cosa es lo que Dios tiene
preparado para nosotros. No sé si llamarlo destino, pero hace más de diez años tenía
planes, sueños, y todo se fue, y lo mejor es que hoy siento que no perdí nada realmente
importante, excepto la salud física, porque nada es más valioso que la
salud.
Antes creía que tenía mala suerte por haber
enfermado ahora entiendo que mi vida es un reto.
Gracias a los que habéis leído mi perorata. He
desnudado mi alma y he compartido mis penas y mis alegrías con vosotros. Espero
que hayáis disfrutado y si leyéndolo habéis comprendido a alguna otra persona
que tengáis cerca, ¡Bendiciones para todos!