Con independencia de lo que cada uno
está buscando, (casi todo en el mundo de la materia), existe una búsqueda
inconsciente, que se encuentra incluida de manera subliminal en todo aquello
que realiza el ser humano y que no es otra cosa que el encuentro con Dios. Esta
búsqueda se está realizando desde la primera experiencia humana en su primera
vida como ser individualizado en la materia hasta la última, volviéndose
consciente de esa búsqueda en las últimas vidas que el ser humano disfruta en
la materia.
¿Por qué se es consciente en las
últimas vidas de esa búsqueda de Dios, y no en los cientos o miles de vidas
anteriores?, sencillamente por el crecimiento que ha ido realizando la persona,
por su evolución, por la expansión de su conciencia, por vivir justamente desde
el interior. El crecimiento, la evolución de los seres humanos, debido a su
singularidad es lento, muy lento, aunque afortunadamente crecimiento a fin de
cuentas.
La singularidad solo vine dada por el
pensamiento social, por todo lo que nos encontramos al llegar a la vida. La
sociedad nos enseña desde la cuna lo que es prioritario para desenvolverse en
esa sociedad en la que aparece el recién nacido y lo que hay que aprender para
alcanzarlo. No es habitual que en la enseñanza que se imparte a un niño se incluya
la búsqueda de Dios, o se incluya la divinidad del ser humano, o se incluya la
compasión, la misericordia, el perdón y el Amor. Todos estos aspectos son
desconocidos para la sociedad. La sociedad cree que estas son emociones que el
ser humano ha de desarrollar de manera individualizada y que lo que hay que
aprender con respecto a esas emociones es a controlarlas y a reprimirlas.
Todas las enseñanzas van dirigidas a
conseguir cosas que se encuentran en el exterior, con el resultado de todos
conocidos: guerras, hambre, discriminación, inseguridad, falta de respeto y
miedo, mucho miedo a casi todo lo que se mueve y que no se mueve, motivado por
todos los educandos: Se enseña amenazando, se enseña manejando el miedo, se
enseña a temer en lugar de enseñar a amar. Enseñan amedrentando los padres, “Si
no vienes inmediatamente te quedas sin juguetes”, lo hacen los profesores, “Si
no estudias no apruebas, tendrás que repetir curso. Nunca serás un hombre de
provecho”, por las autoridades religiosas, “Eso es pecado te vas a condenar al
fuego eterno”. Todo es atemorizar: “O haces lo que yo digo o….., atente a las
consecuencias”. Esta es la singularidad del ser humano: Venimos a la vida a
aprender a Amar y nos enseñan lo contrario, nos enseñan a temer.
Esta es la razón de la lentitud en
nuestro crecimiento. Y así seguimos vida tras vida hasta que un buen día, mil
vidas después uno empieza a hacerse preguntas: ¿Por qué es tan importante que
gane mi equipo de fútbol?, ¿Qué gano yo con eso?, ¿Cómo puede ser que solo mi
religión sea la auténtica y verdadera?, ¿Estarán equivocados los millones y
millones de personas que siguen a las cinco mil religiones restantes?, ¿No
estaremos todos equivocados?, ¿Cómo puede ser que yo tenga que trabajar para
malvivir y los políticos que mal gobiernan los países, (en teoría para servir a
sus conciudadanos), vivan en la opulencia, solo haciendo declaraciones en
contra de los otros políticos en la prensa, en lugar de trabajar todos unidos
por un bien común?, ¿Realmente existe alguna diferencia entre el partido azul y
el partido rojo?, ¿Cómo puede ser que el banquero que solo es el depositario de
“MI” dinero viva un millón de veces mejor que yo?, ¿Cómo puede ser que se mate
en nombre de Dios?, ¿Cómo puede ser que se coloque alambre de espino en una
línea imaginaria para impedir el paso de seres humanos, en nombre de no sabemos
muy bien qué?, ¿Cómo podemos ser los seres humanos tan ridículos, perdiendo
tiempo y energía en cuestiones inútiles, en fútiles discusiones, en criticas
despiadadas, en mentiras clamorosas, o en deslealtades?
Cuando el ser humano comienza a
cuestionar todo lo que le rodea está preparado para acelerar el paso en el
camino que comenzó a transitar hace mil vidas. A partir de ese momento el
camino se torna solitario porque es la única manera de encontrar las
respuestas, ya que estas se encuentran en su propio interior y para ese
trayecto del viaje a su interior no necesita compañía. Es SU búsqueda, es SU
trabajo, es SU crecimiento, es SU encuentro con Dios.
Y ahora sí, aunque el camino se
transite en solitario podemos mostrar cuales son las etapas.