El secreto de todo lo que estás
buscando, sea lo que sea, está dentro de ti. Ya sé, ya estoy escuchando tus
pensamientos, son demasiado fuertes: “Lo que yo busco es una pareja, ¿Cómo la
voy a encontrar dentro de mí?”, o “¿Cómo voy a conseguir dentro de mí el dinero
que necesito para la hipoteca de la nueva casa?”, o “¿Cómo voy a conseguir
encontrar dentro de mí la solución que busco para solucionar el problema del
calentamiento global de la Tierra?”, y tantos más pensamientos de todas y cada
una de las personas que están buscando algo material. O de personas que no
buscan nada material: “Solo quiero consuelo y entender el porqué de la perdida
de mi hijo”.
Aunque
también estoy escuchando pensamientos de personas que no están buscando nada en
concreto: “Pero ¿Cómo vamos a entrar dentro con todo lo que hay fuera, para
ver, para oír, para probar, para tocar, para vivir, para sentir, para gozar?”.
Sería bueno ir desgranando conceptos
y saber que significa entrar dentro de uno mismo, sería bueno saber dónde se encuentra
la puerta de entrada, y sería bueno saber cómo es posible conseguir dentro algo
que se encuentra fuera.
Entrar
dentro de uno mismo significa vivir hacia en el interior, sin dejarse
impresionar ni bien ni mal, ni mucho ni poco, por cualquier situación, por
cualquier suceso o por cualquier circunstancia que ocurra en el discurrir de la
vida. Y cuando decimos cualquier situación, cualquier suceso o cualquier
circunstancia, es cualquiera, del tipo que sea, cualquiera de las que en la
actualidad se puedan calificar como buena, (que toquen millones en la lotería),
como mala, (quedarse sin empleo o que se incendie la vivienda), o dramático,
(la muerte de un ser querido). Puedes
añadir esa circunstancia terrible que estás viviendo: “Embarazada del que será
tu cuarto hijo, abandonada por tu esposo y sin ingresos fijos con los que
hacerle frente a la vida”. Puedes añadir, también, tu circunstancia particular
de vida, sin importar la que sea.
Porque vivir
hacia el interior trata de que sin variar ni un ápice tu vida, puedas vivirla sin
sobresaltos, sin agobios, sin miedos, sin dolor, sin sufrimiento, sin ansiedad.
Si, a pesar de esa circunstancia buena, mala, terrible o dramática que estás
viviendo.
¿Cómo puede
ser no sentirse afectado por tantas y tantas vicisitudes como acontecen en la
vida solo con desviar la mirada, del exterior hacia el interior?
Es que no se trata de desviar la
mirada, no se trata de ignorar tu realidad, no se trata de olvidar al instante
cada hecho, no se trata de jugar a “aquí no pasa nada”, no se trata de cerrar
los ojos, no, al contrario, se trata de vivir la vida con los ojos bien
abiertos, se trata de mantener vivo el recuerdo, (que no el pensamiento), sin olvidar
nada, se trata de saber exactamente qué está pasando en cada momento, se trata
de hacerle frente a la vida, se trata, sencillamente, de vivir la Vida, se
trata de vivir la Verdad.
Vuelvo a escuchar vuestros
pensamientos: “Si estoy viviendo la vida, y me encuentro con un episodio
desagradable, tengo que sufrir”. Si, tienes razón, tienes que sufrir, pero las
preguntas siguientes serian: ¿Cuánto ha de durar ese sufrimiento?, ¿Cuánto de
intenso ha de ser?
Es normal que afecten los sucesos que
van ocurriendo en la vida, pero lo que no es normal es que esos sucesos afecten
el resto de la vida o una larga temporada. Todo lo que ocurre sucede en un
momento, El sufrimiento que eso genere no ha de alargarse en el tiempo, debe de
ser asimilado, entendido e integrado en el menor tiempo posible.
La duración del tiempo para asimilar,
entender e integrar los sucesos viene determinado por la madurez de la persona,
por la madurez de su carácter, por la expansión de su conciencia o por el
crecimiento adquirido. O lo que es lo mismo el tiempo de sufrimiento es
inversamente proporcional al punto de su viaje al interior en el que se
encuentra la persona. Es decir, una persona que viva en la periferia de su
conciencia, lo cual significa que solo vive hacia el exterior, va a sufrir lo
indecible y durante un largo periodo de tiempo, mientras que otra persona que
ha conseguido expandir su conciencia y acercarse a su interior va a sufrir
menos, tanto menos cuanto más adentro se encuentra.
¿Significa eso que entrar dentro de uno
mismo endurece a la persona? La respuesta es no, al contrario, la dulcifica, la
hace más amorosa, más comprensiva, más tierna, más tolerante, porque lo que se
encuentra la persona cuando entra en sí, es a Dios, y Dios es Amor.
Al entrar en su interior la persona
conecta con su parte divina, y llega a la comprensión de la razón de su
existencia, llega al entendimiento del por qué de todas las cosas, sabe que
todo es producto de un plan, del Plan Divino, sabe que todo es perfecto, sabe
que cualquier suceso que ocurra o cualquier situación que se presente ha sido
planificado con minuciosidad para su propia experiencia y que lo que debe
extraer de todo ello es el conocimiento que tal situación comporta. Por eso no
tienen razón de ser los enfados por que los resultados no sean los esperados,
no tienen razón de ser los sufrimientos por enfermedades o perdidas, no tienen razón
de ser las decepciones ocasionadas por familiares o amigos, no tienen razón de
ser los miedos ante el discurrir de la vida, y sobre todo no tiene razón de ser
las vueltas y más vueltas que se le dan en la mente a esas situaciones buscando
¿Qué?, buscando nada.
Hay que vivir la experiencia
totalmente despiertos, con total y absoluta conciencia de lo que está
sucediendo para integrar en el alma el aprendizaje, sabiendo que no es más, sea
lo que sea, que un peldaño más en el despertar del sueño de la vida.
Todo esto es lo que sucede por vivir
en el interior de uno mismo. En la próxima entrada veremos cómo llegar a ese
interior y como conseguir lo que buscamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario