El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 12 de enero de 2016

Imagina


No existe realidad que no esté teñida de utopía

Imagina un mundo en el que todos pensaran, hablaran y actuaran como si la persona que estuviera delante fuera ella misma.
¿Qué ocurriría? Pues que no existiría el mal en el mundo. No existiría el conflicto. No existirían las guerras. No existiría el hambre. No existirían los asesinatos. No existirían las agresiones. No existirían los maltratos. No existirían las discriminaciones. No existiría la desigualdad. No existiría la mentira. No existirían los separatismos. No existirían naciones. No existirían religiones. No existiría la envidia. No existiría el odio. No existiría el rencor. No existiría la ofensa. No existiría la confrontación. No existiría la crítica.


Solo existiría el amor. Es cierto que no sería un amor desmedido porque tampoco es que nos amemos en exceso a nosotros mismos, pero no nos haríamos sufrir, el mundo sería distinto, ya que permaneceríamos de manera permanente con la mano tendida para ayudar al otro.
Alguien puede pensar que esto es una utopía. No lo es. Dentro de miles o de millones de años será así. Para que eso llegue posiblemente tengamos que vivir cientos o miles de vidas más cada uno de nosotros, sufriremos lo indecible odiándonos, matándonos, pisoteándonos, y además lo repetiremos muchas veces con los mismos protagonistas.
No merece la pena repetir tanto dolor y tanto sufrimiento. Cuanto antes abramos los ojos, antes dejaremos de sufrir. Piensa, habla y actúa como si el enemigo irreconocible que esta frente a ti fueras tu mismo. Si ambos hacéis  lo mismos en poco tiempo vuestra postura será la misma, en poco tiempo habréis quemado vuestras banderas, en poco tiempo habréis enterrado las religiones, en poco tiempo habréis borrado las fronteras, en poco tiempo estaréis hablando la misma lengua, en poco tiempo habréis convertido el odio en comprensión, y en poco tiempo más convertiréis esa comprensión en Amor.  


domingo, 3 de enero de 2016

Guerreros de Luz (Integrar el ser en lo humano)


            Sabemos que lees mucho de casi todo: Libros de crecimiento, de física cuántica, de meditación, de filosofía, de metafísica, de teosofía, lees la vida de los grandes seres espirituales, lees sus obras. Sabemos que también realizas prácticas de yoga, o meditación, o asistes a meditaciones grupales o a conferencias que tocan tu alma, sabemos que sientes el amor en el abrazo de Amma, sabemos que te indignan las injusticias, las guerras y sus consecuencias, sabemos que te emocionan ciertos sucesos en los que se ven involucrados niños, ancianos o personas discapacitadas, sabemos de tu amor por los animales, sabemos de tu devoción por ciertos Maestros. Sabemos esto y mucho más.
            Pero sabemos también que aun te identificas plenamente con tu parte humana, material, caduca, y que no actúas prácticamente desde tu alma, desde tu parte divina, ya que sino, ¿Qué hay de la lectura de tu corazón?, ¿Qué hay de la lectura de tus emociones?, ¿Qué hay de tu impaciencia?, ¿Qué hay de tu soberbia, de tu orgullo, de tu vanidad, de tu arrogancia?, ¿Qué hay de tu miedo a la enfermedad,  o a la muerte, propia o de tus seres queridos?, ¿Qué hay de tus celos?, ¿Qué hay de tu afán por impresionar a los demás?, ¿Qué hay de tu carrera en pos del éxito?, ¿Qué hay de tus criticas, de tus juicios, de tu intolerancia, de tu discriminación?, ¿Qué hay de tu mal humor, de tu rabia, de tu envidia?, ¿Qué hay de tus preocupaciones y de tus deseos?, ¿Qué hay de tus mentiras y de tus medias verdades?, ¿Qué hay de tus adicciones y de tu afán por seguir los cánones de la moda?
            A pesar de las lecturas, a pesar de las prácticas y de esas emociones positivas más o menos desbordadas, es muy posible que aun te encuentres lejos de la integración de tu cuerpo y de tu alma, de la integración del ser y del humano. Es posible que a pesar de que en las lecturas, en las prácticas, en los talleres, en las conferencias o en las terapias, leas, escuches y a veces, hasta llegues a sentir que eres un alma, que eres espíritu, que eres energía, que eres grande, que eres Hijo de Dios, aun sientes y actúas solo desde el cuerpo.
            Y ¿A qué estás esperando para integrar todo eso que estás aprendiendo, o mejor recordando?, ¿A un nuevo libro?, ¿A un nuevo desengaño?, ¿A un nuevo intensivo?
            No pierdas más tiempo, ¡hazlo ya!, no necesitas aprender más, lo sabes todo.


            Seguro que has leído y escuchado cientos de veces como hacerlo. Por si no lo recuerdas te damos algunas pautas. La primera es imprescindible, necesitas voluntad. Sin ella nada te sirve. Aunque tuvieras el conocimiento de Dios, (que lo tienes), sin voluntad es como si fueras la persona más ignorante del planeta.
            Así que si eres débil y te dejas arrastrar por la indolencia comienza por fortalecer esa parte de tu carácter. Es imprescindible para llegar a Dios.
            Mientras trabajas tu voluntad puedes responder las preguntas que aparecen en el segundo párrafo. Así podrás determinar las debilidades que acompañan a tu indolencia, ya que ellas solo son producto de tu parte humana.
            Llegar al ser, integrarse con el alma, se ha de hacer desde el cuerpo, ya que el cuerpo es nuestra herramienta de trabajo:
Mantén en tu mente el pensamiento durante todo el día, o el mayor tiempo que puedas, de que eres un Hijo de Dios, mantén en tu mente la idea de que tienes que actuar como tal, mantén en tu mente la idea de que eres un ser divino que temporalmente se encuentra en un cuerpo, y se consciente de cada pensamiento, de cada palabra, de cada emoción, se consciente de tus actos, y a continuación hazte las preguntas: ¿Pensaría Dios esto?, ¿Sentiría esto?, ¿Diría esto o actuaría de esta manera?
Si la respuesta fuera sí, no necesitarías ni hacerte la pregunta porque en los pensamientos, las palabras o las acciones concordantes con el quehacer de Dios, se siente una energía especial que te indica de antemano que estás en el camino correcto.

Si la respuesta fuera no, tienes que arreglarlo. Pide perdón por lo que has pensado, dicho o hecho, y permanece atento para que la próxima vez no te vuelva a suceder. De la misma manera si has descubierto alguna debilidad en ti, (seguro que tienes más de una), aplica también la atención y la voluntad para actuar con la virtud contraria, de momento de manera consciente, ya se encargará el inconsciente de aprender, lo va a hacer con la repetición, de la misma manera que aprendió el mal hábito.

La atención es tan imprescindible como la voluntad. Son las dos facultades esenciales del trabajo de integración, se necesitan la una a la otra, se complementan, de la misma manera que los procesos de la inspiración y la exhalación son fundamentales en la respiración.

Resumimos los pasos a dar:

-          Conocimiento de quien eres.
-          Voluntad para mantener en tu mente que eres Hijo de Dios.
-          Atención para observarte como observador imparcial.
-          Descubrir tus debilidades y aplicar la virtud contraria.
-          Perdón para todo aquello que sabes que Dios no haría.

Esto es más que un trabajo, es una lucha sin cuartel con el peor enemigo que puedes encontrar, tú mismo. Te vas a convertir en un guerrero, en un guerrero de la Luz. No desfallezcas, integrar el ser en lo humano es el camino que se ha de recorrer obligatoriamente para llegar a Dios. No es un trabajo para débiles de carácter, ni para perezosos o indolentes. Es para auténticos guerreros. Dejar a los débiles leyendo, asistiendo a cursos y conferencias, mientras vosotros, guerreros poderosos camináis con paso seguro en pos de Dios.

sábado, 2 de enero de 2016

Pensamiento y Karma


            Todo fue antes un pensamiento, todo es antes un pensamiento, todo será antes un pensamiento. Cada emoción, cada palabra, cada acción, antes fueron pensamiento.
            Si el pensamiento, por si solo ya genera Karma, cuando se le permite que evolucione hasta el miedo, hasta la palabra ofensiva o hasta cualquier acción en contra de lo que sea, el Karma generado crece tanto como la ira que nos invade, tanto como la envidia que nos corroe, tanto como los celos que encadenan la razón, tanto como el miedo que paraliza cada célula.
            Parece entonces claro, sino quieres que el miedo te atenace, sino quieres que tu corazón se desangre por los celos, sino quieres que la envidia te corroa desde dentro, o sentir como rechina tu alma por la ira, no pienses. Pero sobre todo, sino quieres generar Karma, no pienses.  
            Si quieres ser feliz, no pienses. Si quieres acercarte a Dios, no pienses.


            Si ahondamos solo un poquito en las palabras del Buda: “Somos lo que pensamos”, seremos realmente conscientes de que somos nosotros mismos los auténticos hacedores de nuestra vida, y no solo de la vida actual, sino de nuestras vidas futuras, ya que vamos acumulando deudas que vamos a tener que ir cancelando poco a poco, vida tras vida.
            ¿Por qué no empezar ahora a cambiar nuestro destino? Para que te sea más fácil ten en cuenta los siguientes puntos:
1)      Somos seres espirituales disfrutando, que no sufriendo, de una experiencia humana.

2)      Nuestra vida no está circunscrita al nacimiento y la muerte de la actual vida, sino que comenzó la primera vez que encarnamos y terminará, no sabemos cuándo, pero mucho más allá de la muerte. Por lo tanto, no tenemos prisa y tenemos tiempo, mucho tiempo para cambiar las cosas. Pero cuanto antes empecemos mejor. Recuerda: “El camino, por muy largo que sea, siempre comienza con el primer paso. Primer paso que te acercará sesenta centímetros a la meta”.

3)      Si empezamos a trabajar los pensamientos ya, comenzará el cambio en nuestra vida ya. Pero no solo afectará ese cambio a nuestra vida  actual, estaremos proyectando ese cambio a las futuras vidas, en calidad, porque serán mejores, y en cantidad, porque serán menos.

4)      En la entrada anterior que lleva por título “Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma”, decíamos que el perdón puede liberar de Karma e incluso no generarlo. Por lo tanto, como vas a estar atento a tus pensamientos, cuando estos se descontrolen o te rindas a su poder, pide perdón en cuanto seas consciente de tus errores.
Para controlar el pensamiento medita, para ser feliz perdona. Y estas dos actividades, la meditación y el perdón te van a llevar en volandas en muy poquitas vidas más a la presencia de Dios.


viernes, 1 de enero de 2016

Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma


            Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma. El enunciado de la Ley del Karma dice que “Toda causa produce un efecto”. Según esta ley lo que hacemos, lo que pensamos y lo que decimos crea una energía que luego vuelve a nosotros como un boomerang. Puede parecer demasiado dramático y apocalíptico, y lo es, pero no en todos los casos.
            Es cierto que es la ley del Karma la que nos mantiene atados a la rueda de nacimientos y muertes, y es por lo tanto su aplicación la que está retrasando la finalización de nuestra carrera en la materia. Es cierto que todo es energía y que su manifestación siempre lleva algún engarce posterior, como el engarce de un eslabón a otro en la cadena, cualquier pensamiento, cualquier palabra, cualquier acción, son movimientos de energía que generan una reacción, un rebote, un efecto, que recae directamente sobre el emisor.
            La Ley del Karma es una Ley total y absolutamente proporcional, es una Ley total y absolutamente justa. Pero se me ocurre una pregunta que, es posible, que tú también te hayas hecho: ¿Qué pasa si un loco, de tantos como hay sueltos, quita la vida de manera violenta a una persona considerada un santo?, ¿Tendría que volver el santo en otra vida para cobrarse la deuda?, y si volviera y quitara la vida a su asesino ¿No iniciaría una nueva rueda de Karma?, y ¿Cuándo se acaba el Karma en un caso de asesinatos, uno al otro, el otro al uno y así sucesivamente?, cualquier acción que otra persona comete contra mí, ¿Es la primera acción o es la respuesta a una acción mía en otra vida anterior?


            Sin embargo, a pesar de lo justa y proporcional que es la Ley, podemos afirmar que dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma, y para entender tal afirmación posiblemente algunos ejemplos pueden ser más ilustrativos que líneas y líneas de teoría. Vamos a tratar de plasmar algunos casos. Por supuesto que ni son todos los que aparecen, ni aparecen todos los que son. Pero siempre se puede extrapolar el ejemplo, y si te queda alguna duda, escribe un e-mail o deja un comentario en la entrada.
            Un asesinato entre dos personas normales. (Puedes cambiar la palabra asesinato por robo, o por maltrato, o por engaño, o por cualquier otra). Bueno, ya sabemos que muy normales no son cuando se quitan la vida. Con el término normales queremos expresar que son personas a las que aún les queda un largo trecho en la materia. El señor A le quita la vida al señor B, por lo que sea, nunca hay ninguna razón que pueda justificar una muerte. En realidad no existen razones que justifiquen las malas acciones, las malas palabras o los malos pensamientos.
En una nueva reencarnación, posiblemente en la siguiente, aunque no necesariamente, en los Planes de Vida del señor B y del señor A, va a aparecer reflejado un encuentro, no contemplando, por supuesto, en ese encuentro el asesinato de vuelta del señor B al señor A, sino contemplando la petición de perdón del señor A, y la aceptación de ese perdón del señor B.
            Es bueno destacar que nunca, en ningún Plan de Vida, aparece contemplado ningún aspecto de venganza. Los Planes de Vida son Planes de crecimiento, de aprendizaje, de perdón, de acercamiento a Dios. En ellos solamente va a aparecer todo lo relativo al perdón, a la bendición, a la comprensión, al Amor. El Plan de Vida lo conoce el alma, pero esta al encontrarse encerrada por el ego en la materia no puede hacer más que sufrir desde su confinamiento, y mandar impulsos de ese Plan al corazón, pero el corazón no grita, solo susurra, y el susurro se pierde envuelto por el ruido que produce la vileza de las mentes.
También sabemos que los Planes de Vida se cumplen en un ínfimo porcentaje, otro gallo cantaría si se cumplieran a rajatabla, con cuatro o cinco vidas tendríamos más que suficientes. Volviendo a nuestros protagonistas, es muy posible que en su encuentro, el señor B recuerde en su inconsciente que el señor A le quitó la vida, y al primer desencuentro que tengan va a asesinar al señor A. Y así van a permanecer en esa rueda de “me matas”, “te mato”, hasta que uno de los dos pida realmente perdón y perdone a su vez.
Con independencia de que sea perdonado o no, para él, en ese momento, en esa vida, habrá pagado su deuda kármica por los asesinatos. Pero ¿Qué le ocurre al otro que ni pide perdón ni perdona? Seguirá en su rueda ahora con un nuevo “contrincante”, que ellos mismos se asignarán, al haber salido de la rueda el anterior. El nuevo “contrincante”, será otro que se encuentra prácticamente en las mismas condiciones: mantenía una rueda de asesinatos con otra persona que en un momento también pidió perdón y perdonó.
Algo similar ocurre cuando se comete un asesinato o cualquier otro atropello a una persona calificada de “santa”, que llena de misericordia va a perdonar de inmediato al agresor. El Karma que ha de pagar el asesino será ejecutado por una tercera persona, como el “contrincante” del párrafo anterior.
 Aunque para los seres humanos cada vida física nos parece nueva y que empieza de cero, no es tal. Tenemos un bagaje de vidas importante a nuestras espaldas, y cada una es continuidad de la otra. Desencuentros, maltratos, asesinatos, enfados, pueden ser acciones que llevamos repitiendo, con las mismas almas, decenas de vidas, (que no es demasiado comparado con los cientos que vivimos), sin llegar a pensar que es algo que se solucionaría con el arrepentimiento y el perdón.
A pesar de que el mundo científico trata de demostrar todo, aun nadie ha demostrado las bondades de los desencuentros con otras personas, más bien al contrario, Ya que empiezan a aparecer estudios que relacionan la salud física con el carácter y con el estado de ánimo. Por lo tanto, ¿Para qué seguir por ese camino?, terminémoslo de una vez y para siempre. ¿Cómo?, ya lo sabes ¡Perdona!, y si es algo penado por la sociedad, que sea aplicado al agresor todo el peso de la ley, pero no carguemos más con ninguna deuda kármica. Nos está atando a la materia, nos mantiene separados de Dios.     

viernes, 25 de diciembre de 2015

Derribando tabúes de la pareja


            Un alto porcentaje de infelicidad y sufrimiento tiene su origen en la relación de pareja, cuando curiosamente elegimos a nuestra pareja para, en teoría, pasar toda una vida de felicidad.
            Hay parejas, o mejor dicho los miembros que componen la pareja, que después de cierto tiempo sienten que les falta algo, que no disfrutan con la relación, que no son felices, que se sienten incompletos. Y, por supuesto, la relación comenzó con todos los requisitos necesarios: Maripositas en el estómago, un estado de devoción en el que casi tocaban a Dios, una necesidad permanente de verse, tocarse, escucharse, sentirse, con cara de iluminados por su sonrisa permanente y con un olvido total del resto del mundo.
            Después de esos comienzos, pueden haber establecido una relación legal o de hecho, no importa, los papeles están bien para las cuestiones legales, pero para la cuestión del “ser”, para las cuestiones energéticas, para los compromisos adquiridos o para su compromiso con Dios, (si, con Dios), no importa si la relación es legal o no.


            Y al cabo de cierto tiempo, no importa cuánto, ni como era el tipo de pareja formada, ¡Oh, el amor se acabó!, y ahora ¿Qué?, porque las estructuras sociales, religiosa, familiares y en muchas ocasiones económicas, les obligan, aunque mejor estaría decir se obligan ellos mismos, a seguir juntos, con todo lo que eso significa: silencios, gritos, rencores, chantajes, infidelidad, engaños, maltratos, etc., etc.
            A pesar de esas estructuras sociales, es posible que se separen unos veinticinco millones de parejas anualmente en el mundo, (son cálculos extrapolados), y en muchos casos, no en todos afortunadamente, también es posible que antes, durante y después de la separación, o uno o los dos miembros de la pareja, hagan la vida imposible al otro.
El origen del problema no es otro que el desconocimiento de lo que es una relación de pareja y de la razón por la que se forma, así como del ingrediente o ingredientes imprescindibles, tanto para mantenerla como para darla por concluida.
Toda nuestra vida gira en rededor de parámetros erróneos, siendo el más grave la creencia de que somos un cuerpo, sin ninguna misión, salvo la de ser “personas de provecho” y conseguir lo mejor: mejor empleo, mejor casa, mejor coche, mejor pareja, mejores hijos, mejor todo. Como consecuencia de eso, todas nuestras acciones van a ser erróneas después de una lucha despiadada y sin cuartel con la propia vida.
Los seres humanos llegamos a la vida con un Plan establecido. Recogido en ese Plan se encuentran nuestras relaciones. Por lo tanto primer error: Las relaciones no son fruto de la casualidad o del encuentro con nuestra media naranja o nuestra alma gemela; las relaciones se establecen para aprender algo, para enseñar, para recibir algo que se debe o para pagarlo y están establecidas de antemano, de la misma manera que está establecida su duración, no tanto en tiempo,  ya que el tiempo solo es algo inherente a la materia y el Plan viene establecido desde el otro lado de la vida, sino en cuanto a la conclusión del trabajo, o cuando se comprueba que el trabajo va a ser irrealizable, (como sucede en un alto porcentaje de parejas).
Por lo tanto sería bueno desterrar la romántica idea de que se establece una relación para toda la vida, porque no va a ser así, o no va a ser así en un ochenta por ciento de relaciones, aunque no todas llegan a romperse. Si prefieren sufrir y ser infelices, es su decisión.
El segundo problema o error es que en las relaciones está ausente el Amor, y está ausente porque eso es justamente lo que tratamos de aprender con nuestras encarnaciones en la materia vida tras vida. No sabemos Amar, y lo que llamamos amor, que es en lo que basamos la relación, no es más que una mezcolanza de apego y deseo. Si a esa mezcla le añadimos el pensamiento social, la presión familiar, el fariseísmo religioso, los hijos y la posible precaria situación económica, la ruptura de la pareja es como una bomba atómica explotando en el salón de la casa familiar.
La metralla de la bomba son un sinfín de desencuentros en los que se llegan a utilizar hasta los niños como arma arrojadiza. Hay una parte de la pareja, normalmente los padres, que puede llegar a perder completamente el contacto con sus hijos por las maniobras y malas artes de la otra parte. Es terrible.
Todo esto se podría evitar si todos fuéramos conscientes de nuestro papel en la vida. Pero ya que eso parece difícil de conseguir podemos asirnos al amor, aunque sea esa emoción que sentimos los humanos. Si se pusiera un poco de amor en la pareja es posible que se pudiera mantener en la ruptura y utilizarlo en la separación junto con el respeto y la generosidad, aplicando además la Regla de Oro: No quieras para el otro, lo que no quieres para ti. Así no se utilizarían a los hijos como arma arrojadiza, no existiría ningún tipo de chantaje, y los dos miembros de la pareja arreglarían la vida de separados conjuntamente, de la misma manera que organizaron de manera conjunta la unión.
Siempre en estos casos se comenta “Es que las cuestiones del corazón son difíciles”. El comentario es erróneo, la formación de la pareja y su separación solo es una cuestión de la mente, otra cosa sería si entrara en juego el corazón con el auténtico Amor. Las cosas del corazón son las más fáciles.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Y ¿Quién no es Dios?


             Y ¿Quién no es Dios? Dios no es ese Ser que premia a los buenos y castiga a los malos. Dios no discrimina al que no cumple los preceptos del que si los cumple. Dios Ama de igual manera al beato y al asesino, Dios se sienta en la mesa del pobre y en la mesa del rico, Dios habita en el corazón de todos, en el de la prostituta también, igual que en el corazón del cardenal. Dios Ama a todos, a todos por igual, porque todos somos Sus hijos, porque todos somos Su Creación, y su Amor es infinito, es incondicional, es eterno.  

  

Sin embargo, las distintas creencias religiosas, habiéndose apropiado de la patente de Dios, guiados por sus pensamientos erróneos quieren hacernos creer que ellos están en posesión de la auténtica verdad, y si seguimos sus leyes alcanzaremos la felicidad, alcanzaremos la salvación, llegaremos a Dios.

La Verdad ya vive en nuestra alma, la felicidad ya está en nuestro corazón, no necesitamos la salvación porque nunca ha peligrado nuestra existencia y llegaremos a Dios todos, porque para eso estamos aquí para llegar a Dios. Es posible que unos tarden más que otros, pero será por su propia decisión, no porque lo impida ningún alabardero de ninguna claque.


La Ley del Amor


Perlas para el alma



Sólo hay un mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Sólo, hay un camino: “El que dicta el corazón”. Sólo hay una ley: “El Amor”.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Amor sin condiciones


Perlas para el alma


            Cuando aprendes a dar amor a la persona herida que tienes dentro, comienzas a invertir la creencia de que la autoestima tiene que estar basada en la respuesta de los demás hacia ti.
            Lentamente re-aprendes a valorarte tal como eres, aquí y ahora, sin condiciones. Nadie más puede hacerlo por ti. Los demás pueden ayudarte y animarte, pero nadie puede enseñarte a amarte a ti mismo. Esta es una función de cada alma individual.
Del libro  “Amor sin condiciones”
De Paul Ferrini

            Creo que nunca he recomendado ningún libro, porque no soy ningún experto, y tampoco mi criterio tiene porque coincidir con el de los demás. De este libro quiero decir que me ha gustado muchísimo.


Puntos de conflicto escondidos


No creo exagerar ni un ápice afirmando que prácticamente todos los seres humanos tenemos algún punto de conflicto: de infelicidad, de miedo, de incomodidad, de insatisfacción, de frustración, de envidia, de rechazo, de prepotencia, de egoísmo, de orgullo, de inferioridad, de duda, de celos, de impaciencia, de ira, de pena, de impotencia, de tristeza, de rencor, de avaricia, de depresión.

 Y creo que tampoco exagero si digo que no somos totalmente conscientes de ese, nuestro punto de conflicto. Es claro que al no ser conscientes no podemos trabajar para eliminarlo, y que aunque desconocido, afecta muchísimo a nuestro campo energético, y por ende, a nuestro propio crecimiento.

Es posible que nuestro punto de conflicto se encuentre tan adentro y tan escondido en nosotros, que no solo nosotros no seamos conscientes, sino que ni tan siquiera los que nos rodean tengan constancia, al cien por cien, de nuestro fallo. Y eso que los que nos rodean son los más indicados para explicar cuáles son nuestros fallos, porque ellos los ven, mientras que nosotros, lo único que podemos alcanzar a ver es nuestra sombra.



Es decir, que nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, y seriamos capaces de matar defendiendo la idea de que no hay razón para tal extremo.

Es un caso difícil, porque con la meditación que es casi un “cura todo”, no es suficiente, y no lo es porque la meditación es un abono que lo mismo hace que crezcan las buenas que las malas hierbas. Para que la meditación surta efecto ha de pasar mucho tiempo para que la energía positiva que se genera pueda ir desplazando las energías negativas de ese “algo” que se encuentra escondido y posiblemente repartido en cada célula del cuerpo.

La “atención” y la “aceptación”, que son las mejores recetas para conseguir vivir una vida plena, en este caso adquieren doble valor. La atención porque con ella se puede descubrir la reacción emocional ante cualquier circunstancia, que en condiciones normales, en “piloto automático” pasaría desapercibida, y si se consigue descubrir esa reacción es mucho más fácil eliminarla aplicando la receta de usar la virtud contraria. Y la aceptación, porque aceptando no se da entrada ni cabida a cualquier negatividad escondida en el carácter, con lo cual a base de no usarlo acabaría agotándose.

Y mientras tanto seguir con nuestra meditación. Sería fantástica una meditación que active la energía del amor, porque es la energía más poderosa que existe, es un buen limpiador.


 

martes, 15 de diciembre de 2015

Si, ya sé que la vida es ilusión, pero.....


            Si, ya sé que la vida es ilusión, que es un sueño, que es una escuela para aprender o una especie de mercadillo para pagar deudas. Si, ya sé que la auténtica y verdadera vida es la que está al otro lado de la vida, donde todo es paz y amor, pero……




Cuando mi hijo se enferma yo sufro, a sabiendas de que el sufrimiento no le va a sanar, pero sufro. Y cuando el sueldo no me llega a final de mes y tengo que mendigar para dar de comer a mis hijos, además de sufrir me muero de vergüenza, a sabiendas de que esa vergüenza no va a convertirse en dinero, pero siento vergüenza que le voy a hacer. Y cuando cometen conmigo una injusticia, me indigno, sabedor de que la indignación no va a reparar la mentira, pero me indigno a pesar de todo. Y cuando cierran la empresa y me quedo sin trabajo me deprimo, a sabiendas de que la depresión no va a devolverme el trabajo, pero la depresión me puede. Y cuando veo como envejecen mis familiares queridos y no pueden valerse por sí mismos, me entra una pena infinita, y si, ya sé que es la ley de la vida, pero me da pena. Puedo contar mil historias más, pero ¿Para qué?, coloca aquí la tuya.

Sé que la vida es ilusión, que es sueño, que es fantasía, pero vivir esa ilusión, vivir ese sueño, vivir esa fantasía me emociona y me hace llorar, y me alegra y me hace reír, y me apena, y siento tristeza, y siento decepción, y siento euforia, y me deprimo, y…….

Sigo las instrucciones de los maestros: oro, medito, acepto y lo dejo todo en manos de Dios. Él sabe mejor que yo como fue el contrato que firmé. Y sé que no sirve de nada, pero sigo sufriendo, sigo riendo y llorando.

Señor. ¡Hágase tu voluntad!



lunes, 14 de diciembre de 2015

Silencio


Perlas para el alma



            Mejor mantente en silencio porque todo lo que digas va a ser utilizado para juzgarte y criticarte. También te van a criticar por tu silencio, pero al menos no gastas energía, no generas karma y estás más cerca de tu interior, lo que equivale a decir que estas más cerca de Dios.

domingo, 13 de diciembre de 2015

¿Por qué no somos felices? (y 2)


¿Qué es madurar y dejar de comportarse como bebés? Está claro que el mero hecho de vivir ya comporta un crecimiento y una evolución, pero no son más que la evolución y el crecimiento de vida. El hecho de envejecer no supone ningún plus en habilidades interiores.

¿Qué es, entonces, madurar, evolución o crecimiento interior?:

-          Madurar supone llegar a ser libres interiormente.
-    Es conseguir una transformación que nos va a dar la capacidad de elegir como nos queremos sentir.
-       Es una transformación en la que podemos ver y sentir, de un modo natural, una realidad que está más allá de lo que ha sido hasta ahora la propia experiencia, ya que permite ver el mundo con una amplitud y una profundidad desconocidas hasta ahora.
-     Es un trabajo para contemplar la Realidad, para contemplar la Verdad, para encontrarse con Dios.
-       Es ver con ojos nuevos, es descubrir, no solo intelectualmente, sino desde el corazón, que somos UNO con el Universo, es ver la conexión de todo lo creado.

También hablamos de conciencia. Pero ¿Qué es la conciencia? La conciencia es el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno. Por lo tanto desarrollar la conciencia es llevar ese conocimiento al límite extremo para conocer absolutamente todo de uno mismo, y todo es: Cuerpo, mente, energía, emociones, espiritualidad. La conciencia, que empieza con el conocimiento de uno mismo en lo físico, se expande hasta límites que no pueden ser percibidos por el cerebro humano.

Y por último hablamos de construcción de carácter: Esta va a ser la clave. Vamos a crecer y a evolucionar construyendo nuestro carácter.

El carácter de una persona lo constituyen las peculiaridades o cualidades que la distinguen de los demás.

Construimos nuestro carácter al repetir pensamientos, al repetir emociones y sentimientos, y por los hechos que resultan de ellos.

Repite un hecho muy a menudo, frecuentemente, y se convertirá en un hábito.



Un pensamiento puede desaparecer pronto, podemos olvidar cualquier hecho, pero ambos dejan una marca en el carácter, aunque sea ligero. Si no desaparecen pronto y se vuelven costumbre, graban profundamente. Todo es energía.

El carácter es la colección de hábitos y tendencias que hemos construido en todos nuestros cuerpos. Es la acumulación de hábitos del cuerpo, de las emociones y sentimientos, de los hábitos de la manera de pensar y de la moral, hábitos de obedecer a la voz de la conciencia, o de ceder a la tentación, como también, hábitos de entrenamiento en todos los campos del esfuerzo. Es lo que hemos construido en nosotros mismos.

El carácter es el ropaje interno e invisible que el Ego teje alrededor de sí mediante sus pensamientos y acciones, hebra por hebra, fibra por fibra. Durante la vida mejoramos este carácter, o lo degradamos y lo echamos a perder. Al final de la vida, el carácter todavía permanece como una acumulación de fuerzas y energías, y como tal, no puede ser aniquilado ni destruido. ¿Qué le sucede al carácter después de la muerte?

Pues que permanece inalterado y latente hasta que el alma decide encarnarse en un nuevo cuerpo, momento en el que en su bolsa de viaje aparece el carácter forjado vidas tras vida. Así el recién nacido es virtualmente una reproducción de la persona que ya existió en vidas anteriores.

El carácter de una persona está profundamente arraigado y no cambia de un día para otro, o de hora en hora, como lo hacen nuestra manera de pensar y nuestros sentimientos. No podemos cambiar nuestro carácter como lo hacemos con nuestra disposición de ánimo, en un instante, pero podemos cambiarlo y remodelarlo con el mismo método que utilizamos al construirlo. Si un edificio no es lo que debería de ser, y queremos remodelarlo o reconstruirlo, eso sólo puede lograrse al reemplazar partes defectuosas por unas nuevas y mejor diseñadas, y esto debe hacerse poco a poco.

No puede lograrse con un impulso sencillo, sino mediante un proceso lento y laborioso. No existen atajos para remodelar el carácter. Esa es la razón por la cual las resoluciones de Año Nuevo, ahora que lo tenemos a la vuelta de la esquina, aunque beneficiosas, son tan a menudo inefectivas. En nuestra euforia pasamos por alto la realidad de que lo que esperamos que cambie con un mínimo esfuerzo, fue construido por pensamientos y hechos, repetidos una y otra vez, durante largos periodos en el pasado. A fin de que funcione, el esfuerzo debe ser constantemente renovado y resueltamente continuado a lo largo del año, mes a mes, día a día.

La Sabiduría Oriental lo expresa así:

Si siembro un pensamiento, cosecharé una acción;
 si siembro una acción, cosecharé un hábito;
  si siembro un hábito, cosecharé un carácter;
   si siembro un carácter, cosecharé un destino.


              Pero puede hacerse. Solo hay que ponerse. ¡Querer es poder!

sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Por qué no somos felices? (1 de 2)


Pues no somos felices por nuestra mala memoria. Al olvidar los seres humanos quienes somos, nos hemos separado de Dios. Pero no sólo nos hemos separado de Dios, no hemos separado los unos de los otros. La separación genera conflicto, la separación genera sufrimiento, la separación es el germen de las guerras.

Nos hemos separado tanto y, llevamos tanto tiempo separados, que nos creemos seres independientes, casi con el objetivo de cuidar y defender lo que consideramos nuestro. Criticamos, juzgamos y atacamos más o menos solapadamente a todo lo que es diferente: Diferente creencia, diferente religión, diferente opción política, diferente nacionalidad, diferente tendencia sexual, diferente color de piel, diferente cultura, en fin, todo lo que sea diferente se encuentra en nuestro punto de mira.

¡Qué ironía!, y resulta que todos somos iguales, que todos somos lo mismo, y buscamos la diferencia en el ropaje que envuelve al alma, en el cuerpo, que es nuestra envoltura con fecha de caducidad.


Es muy posible, que un importante porcentaje de personas ya sepan, porque se lo han enseñado alguna de las múltiples religiones que abundan en la Tierra, que somos Hijos de Dios. Pero sirve de poco porque es un conocimiento meramente intelectual, para nada integrado en la persona, con lo cual su vida no se desarrolla bajo el paradigma del ser espiritual, sino en la densidad de la materia.

Cuando las religiones cuentan que somos Hijos de Dios, es muy posible que ni ellos mismos, los enseñantes, lleguen a entender la grandeza de lo que están diciendo y que para ellos sea como para sus feligreses una frase bonita que ahí queda, sin llegar a entender realmente su significado.

Si existieran los cromosomas espirituales, ser Hijos de Dios quiere decir que llevamos Su herencia genética.

Ya es momento de avanzar en pos de nuestra verdadera identidad, ya es momento de empezar a reconocer al hermano, ya es momento para dejar de sufrir,  ya es momento de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios.

             Hablar de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios es plantear una nueva manera de vivir, es llegar a vivir como lo que somos, como Hijos de Dios.

            Alguien podría pensar que estamos planteando una vida monacal o una vida de soledad, retiro y oración. Nada más lejos de la realidad, vivir como Hijos de Dios significa mantener la misma vida física pero muy diferente en cuanto a pensamientos y emociones.

            Vivir como Hijos de Dios implica una vida de Amor, no una vida de miedo; una vida de alegría, no una vida de tristeza; una vida de paz, no una vida de ansiedad; una vida de felicidad, no una vida de sufrimiento; una vida de servicio, no una vida de egoísmo. Vivir como Hijos de Dios no está reñido con el trabajo, ni con la familia, ni con el dinero, ni con las vacaciones, ni con los amigos, ni con las fiestas. Pero si está reñido con no cumplir los compromisos, con no cumplir la palabra, con la mentira, con la falta de respeto, con la pereza, con la corrupción, con la infidelidad, con la maldad, con la traición, con la crítica, con los falsos testimonios, con el abuso de poder, y otros  muchos males que son moneda de cambio en nuestra sociedad actual.

 Vivir como Hijos de Dios implica justamente lo contrario de las vidas anodinas que mantienen sobre la Tierra cientos de millones de personas.

Vivir como Hijos de Dios supone madurar y dejar de comportarse como bebés, supone una expansión de la conciencia y supone, también, construir el carácter.




viernes, 11 de diciembre de 2015

La vida es........ un circo


La vida interior es la auténtica y verdadera vida, es el sendero que nos va a llevar a la placidez y a la serenidad total, es el camino que nos acerca a Dios, alejándonos de las oscilaciones en la que nos mantenemos viviendo la vida del exterior, oscilaciones que nos llevan del dolor al placer, de la oscuridad a la luz, del amor al miedo.
No podemos permitir dejarnos arrastrar por la corriente de los pensamientos negativos, que nos quieren hacer experimentar como verdadero lo que sólo es ilusión, la ilusión de todas las cosas que percibimos por los sentidos y nos presenta la mente. Y es esta ilusión la que hace que nos hundamos en la más trágica de las desesperaciones o sintamos el más dulce de los placeres.
Pero tanto la desesperación como el placer tienen un carácter efímero, que en el peor, o mejor de los casos, puede durar lo que dura una vida. Y ¿Qué es una vida comparada con la eternidad?
La vida es la escuela para la eternidad. Cada vida, cada tiempo de encarnación, es un curso de aprendizaje para alcanzar la graduación del Espíritu, la graduación del Alma, y si nos dejamos arrastrar por las ilusiones que nos presentan los sentidos, acabaremos cada curso sin haber alcanzado el nivel imprescindible para pasar al próximo curso, repitiendo vidas que no sólo pueden resultar inútiles, sino que pueden ser un lastre por la acumulación de causas pendientes, que hemos de solucionar en vidas posteriores.
Todas las situaciones que se presentan, todas las personas que nos rodean, todas las circunstancias vividas, están ahí justo en el momento oportuno para aprovechar la mejor de las enseñanzas. Es nuestra opción vivir la enseñanza con la mente, desde los planteamientos del propio interés material, desde el resentimiento, desde la ira o desde los celos, o vivir desde el interior donde habita la misericordia, la compasión y el amor.


La mente en como un circo, como un espectáculo de ilusiones, en el que van apareciendo un número de prestidigitación tras otro, con el único fin de preservar su poder, de mantener la atención, de defender su espacio, y todo desde una sólida base creada por ella misma: el aislamiento, la separación de todo. El ser humano no es un ente aislado, sin embargo, él se lo cree. Él no cree realmente que sea un Espíritu, no cree que sea un Alma, no cree que el cuerpo sea una simple, aunque muy importante, vestimenta, no cree que está interconectado con el resto de almas, no cree que sea parte de una misma Energía, no cree que haya sido creado a imagen y semejanza de Dios, y que el objetivo de cada tiempo de encarnación sea el aprendizaje para la unión con su Alma, la unión con la Energía, la unión con Dios.
El ser humano no es un ente aislado. El ser humano no está sólo. Este es el primer aprendizaje, el siguiente es vivir desde el interior. Desde el interior se puede observar el espectáculo que presenta la mente de manera imparcial, sin implicarse en los números de ilusión que van apareciendo en el escenario de nuestra mente y que sólo buscan, la hipotética satisfacción de ella misma, satisfacción que nunca va a conseguir, ya que la mente es ávida de sus deseos e implacable de sus obsesiones, y nunca tiene suficiente, siempre quiere más.
Vivir desde el interior, manteniendo en reposo a la mente, nos hace recordar el camino para el retorno a casa, el retorno a nuestra verdadera casa, la casa del Alma, la casa de Dios.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Nacionalismos?, ¿Religiones?, ¿Creencias? No gracias. Yo Soy un Hijo de Dios


                Religiones, nacionalismos, creencias, opciones políticas, tendencias, sexualidad, y todo aquello que separa a los seres humanos es fuente de conflicto, es germen de guerras.

            Se puede comenzar una guerra por un trocito de tierra o de mar, porque un avión pasa por un cielo que se considera propio, en el nombre de Dios, (lo hicieron unos en las cruzadas y lo hacen otros ahora), por un pedazo de trapo que denominan bandera, por un pozo de petróleo o una mina de diamantes, como prevención de no sabemos qué, por una lengua, para tapar problemas internos, etc., etc. Aunque sin llegar a la guerra también se generan conflictos por casi todo. ¿Hasta cuándo?  

Todo es producto de la separación entre los seres humanos, y cualquiera que sea la causa de la separación solo es producto de la ignorancia en la que viven, agravada esa ignorancia por el egoísmo y por las ansias de poder.

            Esa ignorancia no es que sean analfabetos, no, son buenos maestros, abogados, ingenieros o médicos. No es un conocimiento intelectual el que les falta, ese conocimiento, aunque no sirve de mucho, lo tienen. Lo que les falta es saber quiénes son realmente.

Somos Energía Divina, somos una Gota Divina, somos una Chispa Divina, somos Hijos de Dios, somos una Parte de Dios. Y nuestro tiempo no es el corto espacio de vida de una vida terrenal, es la eternidad. Y hoy podemos ser de Luxemburgo, pero en la vida anterior fuimos de Senegal, en la anterior de EE.UU., en la anterior de Israel, y en la próxima podemos ser de Palestina

Había un tiempo, antes del tiempo, anterior a la vida, anterior a cualquier Ser manifestado, en el que todo era Dios, solo Dios. Todo era un Principio Omnipotente, Eterno, Sin Límites, Inmutable, todo lo que existía era la Energía Divina.

           
           No existía el tiempo, ya que este es sólo una ilusión producida por la sucesión de nuestros estados de conciencia en nuestro viaje a través de la materia, y no existe donde no existe conciencia porque no puede producirse la ilusión. No había Almas, no había conciencia, no había tiempo.

No había en ese tiempo más Alma que el Alma Suprema. No había almas individuales, no había existencias independientes.          Y así fue hasta que las Chispas Divinas, por decisión de Dios, brotaron del Alma Superior.

Como en nuestro mundo todo ha de tener un porqué, he tratado de encontrar el porqué del desgaje de las Chispas Divinas de la Energía de Dios, y siempre he encontrado las mismas respuestas: No estamos preparados en la vida de la materia para entender tal situación. Nuestra mente racional no podría entender la explicación. Es como si se tratara de explicar a un primate como funciona un motor de explosión, aunque se realizara una exposición con todo lujo de detalles, no entendería nada, para empezar no entendería ni las palabras. Y de hecho, que más nos da la razón por la que estamos aquí. Estamos y punto, hagamos lo que hemos venido a hacer. Y lo que hemos venido a hacer no es pelear entre nosotros, es ayudarnos, es respetarnos, es amarnos.

La Chispa Divina, que se denomina Mónada tiene un recorrido y una meta ya determinada. La meta es el retorno al Seno del Padre, y su recorrido es aprender, es sentir y es vivir el Amor, Amor, que es la esencia de la que Ella misma está compuesta. Pero no el tipo de amor con el que los hombres calificamos el sentimiento hacia nuestros padres, hacia nuestros hijos o hacia nuestros amigos. Este amor nada tiene que ver con el Amor que compone la Energía Divina, nada tiene que ver con el Amor de Dios.

La aspiración de la Mónada desde el primer instante de su independencia es volver a Dios, desde ese primer instante siente el anhelo de vuelta, pero sabe que para volver ha de integrar en Ella el Amor, hasta volverse Amor. Y la manera más rápida de conseguirlo es encarnarse, es venir a la vida, porque es en ella donde se dan las mejores condiciones para realizar el aprendizaje. El alma viene a la materia por propia decisión, el ser humano nace porque ha decidido nacer.

Para que la Mónada pueda volver a ser Una con la Energía Divina, es imprescindible que sea de la misma cualidad que la totalidad de la Energía: La Energía Divina es Dios, por lo tanto cada Mónada ha de ser una copia exacta de Dios, por eso cada Mónada ha de ser Amor.  

Discutir por un trapo, por un trozo de tierra o por cualquier causa que creamos, justa en nuestro corto conocimiento solo nos separa de nuestra meta. En lugar de discutir, en lugar de pelear, en lugar de separar, hemos de aunar, porque la vida que hay en uno es la vida que hay en todos, porque hoy podemos pelear por quitar una bandera en un lugar y en la próxima vida podemos pelear por volver a colocarla de donde la quitamos nosotros mismos.

Todos somos Unos, todos sufrimos lo mismo, todos sentimos lo mismo, todos vamos al mismo puerto, todos estamos embarcados en el mismo barco, se llama Tierra, ¡Qué bien nos iría si todos remáramos en la misma dirección!