En
cuanto a tu felicidad, no depende ni de tu pareja ni de nadie. Solo depende de
ti. Tienes que ser feliz por ti mismo.
La
felicidad es un estado de paz interior y de serenidad. Es el estado que se
consigue cuando se sabe que “todo está bien”. Te diré más, si trabajas por tu
felicidad, aunque sigas toda la vida solo, la recreación de la progresión, en la que te has visualizado lleno de tristeza por tu soledad en una residencia para mayores, sería muy diferente. Estarías en la residencia, también, solo,
pero estarías feliz. Porque no es necesario tener una familia para ser feliz.
Nada ni
nadie fuera de ti, incluso una familia, te va a dar la felicidad, porque todo
lo que encuentras fuera de ti te puede dar momentos agradables, alegres,
incluso, momentos de serenidad, pero nada permanente, porque todo lo que
encuentres fuera de ti es caduco, como la misma vida. Esos momentos pueden
durar un día, un mes, un año, o varios, pero se acabará en algún momento. Y
cuando esas sensaciones terminen aún podrás sentirte peor por la ausencia de
algo o de alguien con lo que te sentías bien. De la misma manera que te ha
pasado con tus padres o con la que fue tu pareja.
Lo que
tú denominas felicidad son estados de alegría o de euforia. La felicidad es
inherente a la esencia de la persona. Tienes que dejar de vivir el mundo
exterior, que es al que te lleva la mente, y dejar de identificarte con los
momentos agradables o desagradables que se van presentando. Tienes que
encontrar el punto medio, ese punto de equilibrio, donde no hay euforia, donde
no hay tristeza, solo serenidad y paz interior, sin apegos ni deseos.
No
puedes buscar la felicidad utilizando la mente, porque lo primero que hace la
mente es juzgar y buscar un calificativo. Poner un calificativo es comparar con
algo conocido. Algo que permanece en la memoria como bueno o como malo, y la
felicidad es un estado neutro, donde solo existe el instante presente, porque
pasado y futuro son apreciaciones mentales. Cuando se vive con atención el
presente no hay sufrimiento por algo pasado y no existen ficticias esperanzas
de que se cumplan los deseos de mañana, porque vas a vivir el momento.
Tú eres el único responsable de tu vida. Dios, en su infinito amor, te ha dado un don maravilloso que se llama libre albedrio. Gracias a eso eres el único responsable de tu vida. Serás feliz o infeliz, por tu propia decisión, porque solo tú eres el artífice de tu vida.
A partir de aquí, solo les queda irse a vivir juntos.
Y lo hacen porque vivir separados les supone un verdadero tormento.
Pero, ¿cuál es el objetivo de la pareja?, está claro
que ser felices. Pero tienen un error de concepto, esperan ser felices con el
amor que reciban de la otra parte. Esperan ser felices, cada uno de los miembros
de la pareja, a expensas de lo que pueda dar la otra parte, pero no pasa por su cabeza el que sea feliz la otra parte por el
amor que uno mismo le entregue al otro. Los dos quieren recibir, pero no se han
planteado que tienen que dar.
Una
cosa está clara, si no tienen en su interior suficiente amor no podrán dar
mucho. Y para dar amor hay que aprender a amar, lo mismo que para respetar hay
que practicar el respeto, ser generoso con uno mismo para poder serlo con los
demás, valorarse uno mismo para valorar al otro, en definitiva, hay que ser
feliz por uno mismo, para ser felices en pareja.
(Del libro “Vivir ahora, vivir sin tiempo” de Alfonso Vallejo)