El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 30 de julio de 2020

El niño que buscaba a Dios




Un día un niño quiso saber quién era Dios, así que fue a preguntarle al sacerdote de su tribu, pero este no pudo darle una respuesta satisfactoria.

Apenado el niño por no encontrar una verdadera respuesta, decidió ir a recorrer el mundo para encontrar la verdad

Dejando atrás su pequeña aldea, se fue, muy decidido a no volver, hasta encontrar lo que andaba buscando.

Recorrió muchos lugares, valles y desiertos, tuvo que afrontar diversos peligros, y se encontró con mucha gente culta, pero nadie sabía con certeza como responder a la pregunta: “¿Sabes quién es Dios?”

Un día llegó a los pies de una montaña en donde vivía un viejo y sabio ermitaño

Agotado por su búsqueda sin respuesta, el niño que ahora era un joven alto y fornido; decidió hacer un último intento y le pregunto al sabio: “¿Sabes quién es Dios?”, a lo que el sabio respondió: “Dios es esa energía vital de la cual todos nacemos, Dios es esa fuerza de amor y felicidad que ríe junto a nosotros, Dios es ese espíritu de rocío que llora a nuestro lado cuando nos sentimos más desolados. Algunos piensan que es quién nos ilumina y nos permite conocernos a nosotros mismos a través del yoga, la meditación, la oración y el silencio; otros creen que es un padre creador, que nos quiere y nos ama; y hay quienes están convencidos que Dios es un juez implacable y que necesitan complacerlo, para que no deje caer sobre ellos el peso de su cólera”.

La verdad es que para descubrir quién es Dios, tienes que escuchar la voz de tu corazón, ya que Dios vive en lo más hondo de nuestro ser, y a cada uno se nos presenta de una forma única e íntima, por lo que solamente tú puedes descubrir a Dios.

Feliz el joven, porque finalmente encontró la respuesta que andaba buscando, dio gracias al ermitaño y volvió a su aldea, sabiendo quien era Dios, y que cuando lo necesitara, solo tenía que buscar dentro de sí, y ponerse en contacto con lo más íntimo de su ser.




No hay comentarios:

Publicar un comentario