Cada
uno es bueno en algo, pero nadie es bueno en todo. Lo importante es conocer la
propia valía y la valía de los demás. La misión del portero, en un equipo de
futbol, es evitar que metan goles en su portería y la misión del delantero es,
la contraria, meter el balón en la red. Pero, a ambos, junto a los nueve
compañeros restantes, les darán la copa si ganan el campeonato. Los once son
importantes. Cada uno en su lugar en el campo.
Así es la vida. Todos a la vez, esos
jugadores, el resto del mundo y nosotros, también, somos importantes. Cada uno ocupando
un espacio en el Universo.
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