El
confinamiento se alarga y se estira como si fuera chicle.
He
dejado de ver noticias, son un poco cansinas, como lo son también las
informaciones que van apareciendo por las redes sociales.
He
leído casi diez millones de causas por las que este virus ha mutado para
apoderarse del género humano. Pero sea cual sea la causa, ¿qué más da? Está
aquí y hay que lidiar con él. Desde luego si la causa fuera la nueva tecnología
5G no deberíamos de permitir su expansión, aunque, de ser esta la razón, ya se
encargarán los “auténticos poderes”, que usan a los presidentes de los países y
organizaciones como títeres, para hacernos creer lo contrario.
Pero
hemos de tener presente que nada ocurre por casualidad, y que todos y cada uno
de los seres humanos que habitamos en esta época el planeta ya teníamos
contemplada esta circunstancia en nuestro Plan de Vida y, por supuesto, la
hemos elegido voluntariamente. Somos unos héroes.
Unos
para morir, otros para enfermar y sanar, otros para ayudar a todos a dejar
atrás la enfermedad, otros para vigilar el orden, otros para poner palos en las
ruedas, otros para arrimar el hombro, pero casi todos para sufrir que es la
espoleta del cambio. Unos para encumbrarse y otros para hundirse, Pero todos
para crecer, y para aumentar nuestra vibración y la vibración del planeta. Porque
no existe nada, absolutamente nada, contemplado en el Plan de Vida de cada alma,
que no sea para su crecimiento, para su aprendizaje, para su acercamiento a
Dios.
Terminaba
la entrada anterior diciendo “…. si de esta crisis no sacamos la enseñanza de
que todos somos lo mismo y de que ayudando y respetando al otro, me estoy
ayudando y respetando yo, no habrá servido de nada tantas muertes, tanto dolor,
tanta carencia y tanto sufrimiento”.
Pero
ahora ya sé que todo va a seguir igual.
Es muy
difícil cambiar un régimen capitalista que es el que impera en nuestras
sociedades, ya que son auténticos genios para atontar a los millones de
súbditos que con unas migajas hacen al “gran capital” cada día más y más rico.
De esta
crisis, todos, menos “ellos”, vamos a salir maltrechos, más pobres, más
controlados y, sobre todo, con más miedo, que es la herramienta principal que
utilizan para subyugarnos.
Bueno,
en realidad, todo no va a seguir igual. Algo habrá cambiado, pero será a nivel
individual. Tendrá que ser uniendo esas individualidades como se comience a
gestar el cambio. Ahí es donde radica la posibilidad de cambio. Pero, aunque no
se produzca, no importa, como género humano, nosotros o nuestros descendientes,
tendremos nuevas pandemias, y así será hasta que el cambio se materialice. El
cambio se tiene que realizar sí o sí.
Ya
hemos comprobado que se puede vivir sin futbol, sin toros, sin misas, sin
procesiones, sin políticos, pero no se puede vivir sin un hospital
perfectamente equipado, con un personal dignamente tratado y sobre todo, no se
puede vivir sin una barra de pan o sin un plato de lentejas. Por lo tanto, el
cambio lo tenemos que hacer no haciendo manifestaciones salvajes para conseguir
un día más de vacaciones, o un incremento de sueldo miserable, sino dando la
espalda, todos unidos, a todo lo superfluo que el gran capital ha hecho que
consideremos esencial. Porque si nos manifestamos para conseguir tal o cual
cosa, nos la van a dar para que volvamos a trabajar, pero ya se encargaran de
sacárnosla de otro sitio. Son listos, son muy listos, y nosotros somos tontos,
muy tontos.
Cuando
no vaya gente a los eventos deportivos, no se gastarán millones y millones de
dólares en sueldos para los jugadores. Todos los sueldos deberían oscilar en
una banda de entre 1 como mínimo y 5 como máximo. Es decir, que, si el sueldo
más bajo son 1.000 dólares, el más alto no debería ser superior a 5.000. En
ningún lugar del planeta.
Cuando
nadie vote a los ineptos que se enriquecen a nuestra costa enfrentándonos a los
unos contra los otros, podremos cambiar nuestro sistema político, porque los
políticos, sea cual sea su insignia y su doctrina, enfrentan a los ciudadanos
del norte con los del sur, favoreciendo a los cada vez más ricos y
defenestrando, engañando y manipulando a los cada vez más pobres.
Cuando
los lugares de culto se encuentren vacíos un día sí y otro también, es posible
que los líderes de las religiones reflexionen y se unan para ayudar a hacer un
mundo igualitario y no condenar ni discriminar a nadie, porque entenderán
realmente lo que significa ser hijos de Dios y apostarán por una sola religión:
La religión del Amor.
Cuando
nadie mire la basura televisiva, la cambiarán para enriquecer nuestra alma y no
embrutecer nuestros egos. Y así sucesivamente con cualquiera de los métodos de
atontamiento que utilizan contra la población.
Todos
somos uno, todos somos lo mismo y nos enfrentan los políticos, las religiones,
los deportes, los programas de televisión. Lo único que buscan es la
separación. Divide y vencerás.
Somos
nosotros los que tenemos que comenzar a gestar el cambio. Todos unidos.
Ayudándonos. Vibrando al unísono en el Amor. Hasta entonces todo seguirá igual.
Sigan
cuidándose.
Bendiciones.
Alfonso,se puede decir más alto pero no más claro. Gracias
ResponderEliminarEXCELENTE!!!!!!
ResponderEliminar