El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 3 de octubre de 2022

El pan nuestro de cada día

 


Capítulo X. Parte 3. Novela "Ocurrió en Lima"        

        Sentados en el mismo sofá, en el que, no hacía mucho, había tenido las espectaculares visiones de otras vidas pasadas y de la progresión de esta misma vida, y con un té bien caliente ante nosotros, comenzó Diana a relatarme su historia.

Era una historia como tantas, una triste historia de amor y desamor. Con veintinueve años de edad, acababa de romper una relación de tres años con el que parecía ser el gran amor de su vida y que, por boca de su pareja, eran la media naranja una del otro, eran la complementación perfecta.

Pero parece que el gran amor y la perfecta complementación, no llegó a durar más de seis meses. A partir de entonces las risas se tornaron en lágrimas, el amor en desconfianza, en críticas y en silencios. Durante dos años y medio ambos pasaban del amor al desamor con una facilidad pasmosa. Nunca hubo engaños con personas ajenas a la pareja. El único engaño era el que cada miembro de la pareja se hacía a sí mismo intentando salvar una relación que era insalvable.

Después de muchos intentos, decidieron de mutuo acuerdo, seguir cada uno su vida por separado y hoy, fue el día que llevaron a efecto su decisión.

Pero sea por decisión propia, de mutuo acuerdo, o por decisión de la otra parte, es duro. Hasta duele físicamente.

-    Recuerdas cuando te dije que al cuerpo le envuelven varias capas de energía que forman el aura de la persona.

Era la voz de Ángel, pero ¿cómo podía ser?

-    Como ahora ya sabes quién soy puedo hablarte sin esperar a encontrarnos. Y quiero aprovechar el sufrimiento de Diana, para que entiendas la razón de su dolor, que es el mismo que tú sentiste con la ruptura de tu pareja y el que sienten todas las parejas cuando se separan.

>> Cuando dos personas se unen para formar una pareja se forma un aura común, independiente de sus auras individuales. Y, además, se establece una conexión entre sus chakras.

-    No sé qué son los chakras –era la primera vez que escuchaba esa palabra.

-    Los chakras son centros de energía que se encuentran en el aura. Hay cientos de chakras, pero algunos son más importantes, por su tamaño y por el trabajo que realizan.

>> La función de los chakras es expulsar la energía gastada, sucia y enferma del aura de la persona y, a su vez, proveerla de nueva energía. El chakra es como un embudo con la parte delgada hacia el cuerpo y funciona como un remolino, dando vueltas a izquierda y derecha. Cuando gira a la izquierda expulsa la energía y cuando lo hace a la derecha la recibe.

>> Los chakras más importantes, los que se denominan chakras mayores, se encuentran a lo largo de la columna, que es coincidente con el canal central energético que se llama sushamna. Desde la base de la columna hasta la coronilla están repartidos esos chakras.

>> Pues bien estos chakras se encuentran unidos entre los dos miembros de la pareja. Si pudieras verlo sería como una cuerda, que en este caso es energética.

>> Cuando se separa la pareja, esa conexión se rompe y duele. Y va a doler hasta que la parte de la conexión rota en cada uno se repare y esa energía sea absorbida por el chakra correspondiente. Ese proceso puede durar un día, una semana, un mes, un año o muchos años, depende de la fortaleza mental y espiritual de la persona.

>> Por esa razón Diana se siente tan sola y desconsolada, porque está sintiendo las emociones más negativas de cada chakra.

>> Antay lo estás haciendo bien.

Te amo

 


Decía Siddhartha Gautama, el Buddha, que “Nosotros somos lo que pensamos. Todo lo que somos lo somos por nuestros pensamientos. Y con nuestros pensamientos, construiremos nuestro mundo”.

Pero no quiero hablar del pensamiento, quiero hablar del amor. Del amor entre los miembros de la pareja, del amor entre los miembros de la familia, del amor entre los amigos.

Al principio de cualquier relación se expresa abierta y claramente el amor que se siente por la otra persona, Las frases: “te amo”, “te quiero”, “te adoro”, “no puedo vivir sin ti”, son la moneda de cambio en esos inicios de relación. ¿Qué sucede ante tal profusión de palabras y pensamientos de amor? Vuelve a leer la frase del Buddha: “Somos lo que pensamos, todo lo que somos lo somos por nuestros pensamientos. Y con nuestros pensamientos, construimos nuestro mundo”.

¿Qué mundo se puede construir cuando, una buena parte del día, el pensamiento es de amor hacia la persona amada? Pues se construye un mundo maravilloso, un mundo de amor. El pensamiento de amor hace que la energía poderosísima del amor empiece a impregnar el cuerpo energético, de tal manera que le va limpiando de impurezas. Si la pareja de enamorados siguiera eternamente manifestándose de pensamiento, palabra y obra su amor, este se iría incrementando día tras día, sin remitir ni un solo gramo. Pues ocurre lo mismo con cualquier otro tipo de relación.

Los niños que crecen en el amor crecen más sanos, más alegres, más saludables. Los niños necesitan la demostración del amor tanto como la pareja de enamorados, tanto como cualquier persona. Las palabras de amor, las caricias, la ternura, son la clave de un cuerpo sano, de una mente serena, de unas emociones estables.

Decir “te amo”, cuantas más veces mejor, es la letanía que hace que todos los cuerpos, físico y energético, actuando desde ese amor consigan la estabilidad física, mental y emocional de la persona.

Pero todo pasa, y también la necesidad de expresar el amor. Cada vez se distancian más los “te amo”, con el resultado contrario. La energía de amor y la limpieza energética que se generaba al repetir la letanía, deja de generarse, inundándose el cuerpo energético con la energía de los problemas y del miedo. La pareja empieza a preguntar: ¿ya no me quieres?, y la respuesta es: “pues claro que te quiero”, y una nueva pregunta: “y ¿por qué no me lo dices?”.  Y la respuesta es: “porque ya lo sabes”.

Con los niños pasa lo mismo, después de besos, caricias y achuchones, se encuentra el pobre niño, no solo con que ya no recibe muestras de amor, sino que le tratan como si fuera un adulto exigiéndole cada día más. El niño no va a preguntar si han dejado de quererle, pero su comportamiento puede cambiar de manera radical.

No se debe dar nada por sabido. Si quieres que tu amor se incremente trabájalo, si quieres que los tuyos sean felices demuéstrales tu amor. Es muy fácil, basta un “te amo” unas cuantas veces al día, basta un beso al entrar, al salir, al despertar, al dormir, basta una caricia, al pasar el pan, al abrir la puerta.

Somos lo que pensamos, porque la energía va detrás del pensamiento. Expresa tu amor mientras está fuerte para que no se debilite y, cuando se debilite, si quieres que se incremente, empieza a expresarlo nuevamente.

Si no lo haces, seguirás siendo medio infeliz y vivirás instalado en el miedo que es la energía contraria al amor.      


domingo, 2 de octubre de 2022

Dudar acaba con tus sueños

                    

Es demasiado el tiempo que muchas personas, en lugar de vivir, le dedican a la duda. Dudan de si se ha de subir o se ha de bajar, dudan de si se ha de comprar o se ha de vender, dudan de lo que dicen, dudan de lo que hacen, dudan de lo que piensan, dudan de lo que sienten, dudan…… dudan……. dudan.

          Dudar es como retorcer la vida por todos los lados, en lugar de vivirla y disfrutarla, en lugar de tomar un camino y seguirlo, para lo cual es mucho más fácil dejar el plano de la vida liso, sin arrugarlo, sin entrujarlo. Sobre un plano liso es mucho más cómodo el camino.

Dudar es volver incesantemente sobre todos los entresijos conocidos, ¿para qué?, ¿para qué vuelves siempre a los mismos escondites de tu mente si ya los conoces todos?

¿No te das cuenta de que tu mente no quiere que resuelvas la duda?, porque si lo haces es una partida ganada a la mente, y la mente no te va a dejar que ganes ninguna partida, por eso te va a mantener de un sitio a otro, dudando, negándote la vida, porque la mente no quiere que encuentres la solución.

Dudar es recorrer, de arriba abajo, todos los senderos una y otra vez. ¡No!, ¡párate!, y busca el norte, tú norte y síguelo sin dudar. Es posible que no sepas cual es el norte, pero de lo que si estás seguro es de que no quieres ir al sur, es decir, que lo que tienes no te causa felicidad, ni te da amor, ni te da serenidad, solo te genera dudas. Si no tienes claro cuál es el norte, toma cualquier otro camino que no sea el sur, el sur ya es conocido, ya es vivido, ya es experimentado, ya es caduco, ya se acabó.

Dudas y no sabes que camino elegir porque crees que en una de las bifurcaciones está tu felicidad, está tu amor, está tu alegría, y no sabes cuál es. Pero puede no ser cierto. Lo que sí vas a encontrar en cada bifurcación son las experiencias que necesitas vivir para tu crecimiento, para tu evolución, para tu aprendizaje. Y nunca hay bifurcación equivocada, porque en la otra hay otra experiencia distinta que también tienes que vivir.

Dudar es mirar una y mil veces el mismo aspecto, como si quisieras que alguien decidiera por ti. Pero no puede ser, tu trabajo es decidir la experiencia que vas a aprender, tu trabajo es decidir la experiencia que vas a vivir, tu trabajo es decidir si sigues viviendo en el sur con sufrimiento y aburrimiento, o no.

En la casa de la duda, el mayordomo es la ignorancia, porque no se sabe, porque no se decide, porque no se tiene la certeza, en definitiva, porque no se vive, porque no se Es. La verdadera tragedia de la duda es “no Ser”.

Y “no Ser” supone que toda tu vida queda condicionada a los demás, que todo tú poder se lo entregas a la sociedad, a esta sociedad sin entrañas, caduca y perversa, porque tú eres incapaz de dirigir tu vida, por “el qué dirán”, por “qué pasará si…”, por “si yo supiera”. El “no Ser”, es la negación de tu divinidad, negación que te lleva a una falta de amor y de respeto hacia ti mismo tan grande que pones tu vida, tu crecimiento, tu amor y tu felicidad en manos de cualquiera. ¡Eres tu quien tiene que decidir tu vida!  Porque ¡TU ERES!

Meditación Metta (Metta significa Amor Universal)


 Meditación Metta (Metta significa Amor Universal)

La meditación consta de cinco partes. El tiempo de duración de cada parte podría ser de cinco o diez minutos.

Las cinco partes son:

Enviar amor hacia nosotros mismos.

Enviar amor hacia un buen amigo o familiar.

Enviar amor a alguien con quien no se tiene trato.

Enviar amor a una persona difícil o un enemigo.

Enviar amor a todos los seres.

-          Siéntate en tu espacio de meditación.

-          Coloca las manos apoyadas en las piernas con las palmas hacia arriba. Los dedos en Gyan Mudra, (junta las yemas del pulgar y del índice en ambas manos, dejando los otros tres dedos juntos y estirados).

-          Coloca la punta de la lengua en el paladar.

-          Cierra los ojos o déjalos una décima parte abiertos.

-          Lleva la atención al corazón.

-          Empieza respirando lenta y suavemente por la nariz, con una respiración abdominal, alargando la exhalación en las primeras respiraciones.

-          Permite que con cada exhalación salga toda la tensión de tu cuerpo.

Primera parte:

-          Visualízate a ti mismo delante de ti.

-          Siente como sale una luz dorada desde el centro de tu corazón, y te envuelve completamente.

-          Siente que desde tu corazón te estás llenando de amor a ti mismo.

-          Repite en silencio dentro de ti: Yo Soy ese Yo Soy, Yo Soy Amor, Yo Soy Paz, Yo Soy Alegría.

-          Siente que te amas, que te valoras, que te toleras, que te sientes feliz contigo, siente que te respetas.

Segunda parte:

-          Visualiza a tu amigo o a tu familia delante de ti.

-          Siente como sale la luz dorada desde el centro de tu corazón, y la envuelve completamente. Es fácil, es una persona a la que quieres.

-          Siente el amor que sale de tu corazón.

-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te bendigo con Amor.

-          Siente que amas, que valoras, que reconoces las cualidades de esa persona.

Tercera parte:

-          Visualiza a una persona que te sea indiferente delante de ti.

-          Siente como sale esa luz dorada desde el centro de tu corazón, y la envuelve completamente.

-          Queremos reconocer en esta parte a ese ser humano como un igual a nosotros.

-          Siente el amor que sale de tu corazón.

-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te bendigo con Amor.

-          Siente que reconoces la conexión entre todas las cosas, y por supuesto con esa persona.

Cuarta parte:

-          Visualiza a tu enemigo.

-          Siente como sale la luz dorada desde el centro de tu corazón, y l@ envuelve completamente.

-          Es posible que te surjan preguntas del tipo: ¿quién puede sentir amor hacia un canalla? ¿hacia aquel que tan mala jugada me ha gastado?

-          El que esa persona sea “mala”, no justifica que tú también lo seas Siente el amor que sale de tu corazón.

-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te perdono, yo te bendigo con Amor.

-          Siente que perdonas y bendices a esa persona.

Quinta parte:

-          Visualiza la Tierra delante de ti.

-          Siente como la luz dorada que sale desde el centro de tu corazón la envuelve completamente.

-          Repite en silencio dentro de ti: Que cada persona, que cada ser sea bendecido.

-          Siente que envías tus sentimientos de comprensión, reconocimiento, tolerancia y amor, hacia todos los seres humanos, hasta el último rincón de la tierra, hacia todos los animales de todas las especies, hacia el planeta, hacia sus ríos, sus valles, sus montañas, sus bosques. Hasta donde la existencia se exprese sin importarnos la forma, sin discriminaciones.

 

-          Cuando creas que has finalizado, vuelve a ti, siente el amor en tu corazón, disfruta de la sensación.

-          Para finalizar la meditación, respira más profundamente alargando la inhalación.

 

Meditación del mendigo (Eliminar bloqueos de deseos intensos)

La "meditación del mendigo"  es una práctica que tiene como objetivo desarrollar la humildad, la gratitud y la conexión con el universo. Se realiza adoptando la postura de un mendigo, sentándose en la tierra con las manos extendidas hacia adelante, palmas hacia arriba, como si estuvieras pidiendo limosna.

Esta meditación se utiliza para cultivar la actitud de desapego hacia las posesiones materiales y para abrir el corazón a la abundancia del universo. Al adoptar la postura de un mendigo, uno simbólicamente renuncia a la necesidad de control y se entrega al flujo de la vida. Además, al mantener las manos abiertas, uno está simbólicamente listo para recibir las bendiciones que el universo tiene para ofrecer.


Ser tú

        

             ¿Te has sentido muchas veces transportado a un mundo increíble mientras leías o escuchabas la historia de alguien a quien le cambió su vida? Seguro que sí, aunque no estés en ninguna búsqueda específica de nada. Seguro que sí, porque todos los seres humanos nos preguntamos alguna vez en la vida ¿para qué estoy aquí?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿qué sentido tiene la vida?, ¿por qué sufro, porqué solo soy feliz en algunos momentos?, ¿por qué no me pasará a mí como a otros que han cambiado su vida, lo han dejado todo y han seguido su corazón? Y en esos instantes te has imaginado haciendo lo que verdaderamente quieres hacer, lo que sientes y te has sentido el hombre, la mujer más libre del mundo.

Pero, casi al mismo instante ha aparecido tu mente y te ha dicho “Eso solo les pasa a los demás”. A algunos, a muy pocos, y yo soy una persona normal y corriente. ¿Pero, sabes una cosa? Los demás son tú y tú eres los demás. Es decir, lo que tú piensas, ellos también lo piensan, Porque todos somos, exactamente, lo mismo. Almas, almas con una sed increíble de ser felices. Pero no felices con nuestras posesiones materiales.

Así pues, hablamos de plenitud, de plenitud interior, de sentirte presente, muy presente en tu propia vida y ver como todo sucede y darte cuenta de que tú puedes intervenir. De hecho, debes hacerlo, es tu obligación. Y lo haces. Constantemente eliges esto o aquello en tu quehacer diario. Así pues, ¿por qué no eliges para ti?, ¿por qué no dejas ya de pensar que sentirán los demás si haces esto, o si haces lo otro? Qué más da. No harás nada que les pueda hacer daño si lo haces con Amor, con el convencimiento de que eso es lo mejor para ti.

Porque cuando haces lo que es mejor para ti, estás haciendo lo mejor para todos los que te rodean. Porque eres completo y feliz y todo lo que puedes hacer es dar felicidad y amor.

Párate, deja de leer como “otros sí pueden y tu no”. No te pongas excusas mentales que sabes que no te sirven para nada y que solo son excusas movidas por el miedo.

¿Pero dónde queda el miedo cuando eres feliz? No existe. Haz, camina, cae, levántate y confía, confía, confía. No estás nunca solo. Jamás, porque estás contigo. Y en ti lo tienes todo. La capacidad de amar, de sentir, de vibrar con la energía del Universo. Porque eso eres, un “ínfimo” fragmento del Universo, que dejó un día de tener esa conciencia y se encarnó. Pero no perdió nada. La llevas contigo. Tú eres luz, tú eres vida. Tú eres esa pieza imprescindible, aunque estés en una esquina lejana de este puzle Universal, que no puede construirse sin ti.  Seria incompleto.

Siéntete tú, siéntete yo. Un yo no mental, un yo en los demás y con todo. Tú eres Buda, tú eres Dios, tú eres Luz, tú eres camino, tú eres Maestro.

Y por encima de todo tú eres ¡libre! Libre para elegir y ser ese “otro” que ha cambiado su vida y al que envidias muchas veces. Eso te puede pasar a ti, de hecho, te está pasando, pero no quieres escuchar.

Haz tu camino sin miedo y los demás se colocarán en el lugar correcto para dejarte andar. Da igual, no pienses en “mi madre, mi padre que dirán, que pensarán, mis hijos, mi pareja, mi hermano……” Da igual. Si tú estás bien ellos estarán bien, seguro.

Quizá tarden un tiempo en darse cuenta y aceptarlo. Y, ¿qué? Es su tiempo, no el tuyo. Es su elección, no la tuya. Tú eliges amarlos desde ese tú que eres y, ellos, poco a poco, sentirán esa energía que les llegará sin palabras, sin discusiones, sin luchas, sin tener que convencerles de nada. Llegará así, tal cual.

Qué fácil parece, ¿verdad? Pues lo es. Lo verdaderamente difícil, y muy cansado, es que sea al revés. Es decir, que sea una lucha entre tu sentir y tu deber. No hay deberes.

Obsérvate como el Ser Divino que eres y camina desde ahí. Nadie es más que tú. Ni Jesús, ni Buda, ni nadie. Todos somos elegidos.

Recuerda: el puzle está incompleto sin ti.

viernes, 30 de septiembre de 2022

Una nueva vecina

 


Capítulo X. Parte 2. Novela "Ocurrió en Lima"

La nueva vecina debía ser de la puerta izquierda. El departamento estaba vacío desde hacía más de un año. Ahora entiendo el movimiento y los ruidos de la semana pasada.

Abrí la puerta y me encontré con la nueva vecina. Una mujer joven, rondando la treintena, un poco más baja que yo, media melena rubia, con unos ojos grandes, claros, húmedos y enrojecidos, como si hubiera estado llorando, y parecía que con algunos kilos de más.

Nada más abrir, amplió la información que me había dado con la puerta cerrada.

-    Hola, mi nombre es Diana. Disculpa. Me he mudado hace un par de horas y ahora iba a calentar un poco de comida en el microondas. Supongo que debe de tener algún problema, porque nada más enchufarlo se ha ido la luz en toda la casa y no sé dónde está el interruptor general –todo eso lo dijo casi sin tomar aire, aunque mejor que fuera así, porque por su aspecto daba impresión de que podría romper a llorar en cualquier momento.

-    Hola Diana. Mi nombre es Antay. Bienvenida al edificio. Sí, sé dónde se encuentra el cuadro general, pasa y te enseño donde está –mientras le hablaba me aparté a un lado para que pudiera pasar.

-    ¿Te importaría acompañarme? –preguntó con un hilillo de voz.

-    No, al contrario, será un placer. Espera que recojo las llaves y una linterna para poder iluminar el camino.

Diana abrió la puerta cediéndome el paso y poder llegar así a la lavandería que es donde se encontraba el cuadro general.

Había cajas, sin abrir, repartidas por toda la casa, excepto un par de ellas, en la cocina, que ya estaban abiertas. En la lavandería, justo delante del cuadro de los interruptores de la luz, habían colocado una pila de cajas. Era normal que no lo hubiera encontrado. Moví las cajas, que no tenían un excesivo peso, y apareció el cuadro ante nosotros con dos interruptores desconectados. Una vez repuestos no volvieron a saltar por lo que la luz volvió a iluminar casi todo el departamento. Tenía todas las lámparas encendidas.

-    Gracias –dijo Diana, quedándose encogida en la lavandería, intentando retener las lágrimas que amenazaban con salir.

-    La pobre chica lo estaba pasando mal. Supongo que no sería porque se había ido la luz, y le pregunté –Perdona, ¿estás bien?

Esa fue la espoleta. Rompió a llorar de manera desconsolada. No podía ni hablar. Pasé a la cocina donde había visto una caja de pañuelos que, seguro que ya estaba utilizando ella, para acercársela.

Allí, apoyada en una pared de la lavandería, no paraba de llorar. Me atreví a agarrarla de un brazo para llevarla hasta la cocina. Le acerqué una silla para que se sentara y, al menos, llorara con más comodidad.

-    Intentaba decir algo, pero era casi imposible. Después de varios intentos dijo, de manera entrecortada- Perdona, ¿qué pensarás?

-    Además del disgusto que parecía tener, aún estaba preocupada por lo que yo pudiera pensar- No pienso nada. Tranquila. No sufras por mí.

Como parecía que iba para rato me senté yo también, mientras la acompañaba, de manera silenciosa, en su llanto.

Después de casi media hora, comenzó a serenarse.

-    ¿Puedo hacer algo por ti?, aunque sea compañía. 

-    Gracias –contestó. Y yo permanecí en silencio esperando que dijera algo más, y continuó- es que me he separado y hoy es el primer día que estoy sola.

-    Lo único que puedo decirte es que, si tienes más necesidad de llorar, lo hagas. Alivia mucho. Si quieres hablar, puedes hacerlo, también alivia y más conmigo que soy un desconocido. Y, si lo necesitas, puedo hacerte compañía el tiempo que quieras. Vivo solo y, de momento, estoy sin trabajo, así que tengo todo el tiempo del mundo.

-    Gracias –parecía que se le había abierto el cielo, hasta esbozó una ligera sonrisa- no me vendría mal un poco de compañía, si no te importa.

-    No me importa en absoluto. Pero ¿Qué te parece pasar a mi casa?, aquí sería un poco incómodo. Te invito a cenar y a tomar un té.

Cuantos prejuicios tenemos los seres humanos. Diana necesitaba compañía, quería tenerla, tenía abierta la posibilidad y seguía insistiendo.

-    Es que no quiero molestar.

-    Anda, vamos Diana. No me molestas. Apaga las luces y vamos –tenía que ser categórico para que no añadiera más victimismo a lo que parecía una triste historia.

Apagamos las luces y pasamos a mi casa. En ese momento Diana era como un bebé que necesita compañía, cariño y una mano que guie sus pasos. Parecía perdida en la soledad de la vida.

Obsequio: En octubre 2 terapias al precio de 1


 

Meditación: Controlar la energía y expandirte

 


jueves, 29 de septiembre de 2022

Aprender a vivir

          

        Toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, es una acumulación de experiencias y una incesante recepción de lecciones. Esto sucede desde nuestra individualización como almas y, en cada vida, desde la experiencia del primer nacimiento, hasta la última muerte en nuestra última vida terrena, se van sucediendo situaciones, que llevan implícito el aprendizaje, que hemos decidido tener en esa vida en concreto y en ese determinado momento. Y excepto, posiblemente, en la segunda mitad de nuestra última vida, ese aprendizaje se realiza normalmente de manera totalmente inconsciente y en un gran porcentaje de ocasiones, con sufrimiento.

          Somos inconscientes del aprendizaje que conlleva cada situación y cada experiencia, pero sí que somos conscientes de la experiencia, es decir: Imagina que reaccionas siempre con rabia ante una determinada situación que se produce con un compañero de trabajo. La inconsciencia está en que no sabemos que esa situación lleva implícito un aprendizaje y, mucho menos, cuál es el aprendizaje, pero si somos conscientes de la rabia que nos genera esa situación, y de nuestra actuación para con el compañero de trabajo debido a esa rabia.

          Esa actuación que tenemos debida a la rabia, no sucede gratis, lleva implícito un efecto. La relación entre la causa, (la rabia), y el efecto, (la actuación), se denomina karma.

          Cualquier causa, sea de pensamiento, de palabra o de acción, genera un efecto, genera karma. Y lo mismo da que esa causa sea un buen o un mal pensamiento, una buena o una mala palabra, una buena o una mala acción. En todos los casos genera un efecto, es decir, genera karma.

Un karma producido por un mal pensamiento una mala palabra o una mala acción genera un débito por parte del emisor del pensamiento, palabra o acción, hacia el receptor. Y un karma producido por un buen pensamiento, una buena palabra o una buena acción, genera un débito del receptor hacia el emisor. En el primer caso, se ha de pagar, en el segundo, se ha de recibir.

Más allá de nuestra mente no existe distinción entre el karma producido por una acción, ya sea buena o sea mala. Los dos tipos de karma van a tener el mismo resultado, van a hacer que la persona tenga que encarnar nuevamente para pagar o cobrar la deuda. Ante esto cabría preguntarse, ¿Cuándo se acaba esta rueda?, porque siempre se están realizando acciones.

La rueda, el karma se acaba cuando todo se realiza sin deseo. Está claro, que según se va evolucionando se van realizando cada vez menos malas acciones y más buenas acciones. En el momento en que todo sean buenas acciones y se hagan de manera desinteresada, se acaba el karma, se acaba el ciclo de reencarnaciones, se entra en una nueva dimensión sin cuerpo.

Mientras todo esto sucede, se está produciendo el aprendizaje y, es difícil poder concretar cuáles son las claves que indican cuando se ha aprendido la lección. Pero sí que hay ciertos indicios. ¿Eres consciente que hay situaciones en tu vida que se repiten y se repiten, una y otra y otra vez? Esa es una evidencia concreta de que hay una lección para aprender y que no la estás aprendiendo, y se va a seguir repitiendo hasta que hayas aprendido la enseñanza contenida en esa experiencia.

De cualquier forma, cuando se planificó nuestra vida, se planificaron también las ayudas. Y en esas ayudas están los mensajes, está la sincronicidad. Recuerda, que cada acontecimiento, que cada palabra, que cada mirada, que cada pájaro y cada soplo de viento, nos está hablando de los pasos que hemos de seguir en la experiencia, para vivirla al cien por cien, para extraer la enseñanza, y para plantarnos ante la próxima situación, energéticamente reforzados, por la energía que suministra el alma satisfecha por el aprendizaje.

Sólo hay que ser conscientes de las señales. Para ser consciente de las señales y de los mensajes, se ha de estar atento, se ha de tener la mente lo más calmada posible, sin esperar las señales, sin juzgarlas, sin tratar de entenderlas, solamente dejándose llevar.

Sólo así se puede ser consciente del sufrimiento que puedan generar las experiencias, para de forma inmediata poner los medios que ayuden a la liberación del posible sufrimiento, sin quedar enganchados a él, aprovechando para el alma esa nueva experiencia y ese nuevo aprendizaje.

Miedo

 


Capítulo X. Parte 1. Novela: "Ocurrió en Lima"

        Desde que Ángel se fue de mi casa, permanecí sentado reflexionando sobre todo lo que había pasado desde que salí de la empresa inmobiliaria.

¡Qué lejos me parecía que quedaba la mañana! Había sido un día intenso de emociones y enseñanzas.

Han sido muchas las lecciones impartidas por Ángel, desde que nos conocimos o, mejor, desde que “ellos” decidieron enviarle en mi ayuda.

Está claro que los temas de los que me ha ido hablando Ángel debían de ser necesarios para mi estabilidad emocional o para mi crecimiento. No sé muy bien cómo llamarle, aunque poco importa el nombre. Como él dice, ¡qué más da!, lo importante no es el nombre, es todo lo recibido.

Estoy aprendiendo cuan inútiles son los miedos emocionales, esos generados por el pensamiento, como mi miedo a formalizar una relación para evitar un hipotético sufrimiento en caso de una, también, hipotética ruptura.

Somos increíblemente estúpidos los seres humanos o, al menos, yo lo era. ¿De cuántos momentos agradables me habré privado por mi ridículo miedo?, porque la carrera que me he dado para separarme de Indhira ha sido reciente, pero, ahora, soy consciente de que ha habido otras muchas huidas en mi vida. Me he pasado la vida cerrando la puerta a lo que más he deseado, formar una familia, dejando abierta la puerta de enfrente, para que entrara, con algarabía o de puntillas, la soledad, que es lo que estoy viviendo y, aunque crea que es algo que estoy disfrutando, la triste realidad es que me pesa como una rueda de molino atada a mi espalda.

Cuando escuchaba a Ángel hablar sobre las recreaciones, que se ven desde el otro lado de la vida, se me abrieron los ojos como platos. Pues bien, creo que aún los tengo igual de abiertos. Aunque casi se me cierran de golpe cuando escuché el timbre de la puerta de mi departamento.

No era habitual que alguien tocara en las puertas de los departamentos sin haber pasado antes por el filtro de los vigilantes de la entrada del edificio. Solo podía ser algún vecino o alguien que se hubiera colado de la calle. Lo segundo parecía improbable, ya que nunca se había colado alguien en el edificio. Tampoco era muy normal que los vecinos se pasearan por la escalera. Creo que solo la vecina que vivía a la derecha de mi puerta, una abuelita muy agradable, había tocado la puerta una vez y eso porque a mí se me habían olvidado las llaves en la parte exterior de la cerradura y tocó para avisarme.

Me acerqué a la puerta y pregunté sin abrir:

-    Si, ¿Quién es? –la inseguridad ciudadana es un problema tan grave en nuestra ciudad que se hace imprescindible tomar todas las precauciones posibles.

-    Hola –escuché una voz de mujer al otro lado de la puerta- disculpe, soy su vecina. Me acabo de mudar, me he quedado sin luz y era para ver si usted podía informarme del lugar donde se encuentra el interruptor general.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Seres de oscuridad

 




                               Lunes 26 de septiembre 2022

 

Es la entrega número 13 del diario y les ha tocado el fatídico número a los señores de la oscuridad. 

¿Quiénes son los seres de oscuridad?

La Biblia dice que Dios creó un espíritu poderoso, inteligente y hermoso, que era el jefe entre los ángeles. Su nombre Lucifer, que significa “el que brilla”. Pero Lucifer, también, tenía libre albedrío y podía hacer sus propias elecciones.

La belleza, sabiduría y poder de Lucifer, que eran los atributos creados en él por Dios, le llevaron al orgullo. Su orgullo condujo a su rebelión, pero nunca perdió ninguno de sus poderes y habilidades. Desde su rebelión está dirigiendo una revuelta cósmica contra su Creador. Su estrategia es reclutar a la humanidad para que se unan a él, tentándoles para independizarse de Dios y desafiarle.

Y la mejor manera de hacerlo es evitando que los seres humanos eleven su vibración y no hay nada mejor que el miedo para que eso no ocurra.

El miedo tiene una frecuencia de vibración larga y lenta, activando solo ciertos puntos de nuestra cadena de ADN, mientras que el amor tiene una frecuencia alta y muy rápida, impactando en muchos más puntos y, por ende, extrayendo mayor energía y potencial de nuestro ADN.

La pandemia generada por el Covid hace que toda la humanidad esté vibrando en la frecuencia de la incertidumbre, la desesperanza, la angustia y el miedo, situaciones que debilitan el sistema inmunitario disminuyendo las defensas, creando así un caldo de cultivo óptimo para la proliferación, no solo del virus sino, de todo tipo de enfermedades tanto físicas como mentales. El miedo, en concreto, tiene la misma vibración que los virus. Por lo tanto, no hay mejor caldo de cultivo para los virus que el miedo.

Todos los seres humanos que, en la actualidad, estamos encarnados, estábamos al corriente, antes de venir a la vida, de que la pandemia podía ocurrir y elegimos estar a este lado de la vida, en este momento histórico, por múltiples razones: Unos para crecer con el sufrimiento, otros para aprender a liberarse del miedo y otros para reforzar su amor y ayudar, en todo lo que puedan, a sus hermanos.

Y, de la misma manera que hay muchos seres, cercanos a la Luz, encarnados en la actualidad, también, hay encarnados muchos seres de oscuridad que, además, ocupan puestos muy importantes en las estructuras económicas, de poder y de mando de la Tierra.

Estamos inmersos en una guerra, sin cuartel, en la que las armas son el miedo y la individualidad. Nos han aislado, nos han hecho temerosos a los unos de los otros y nos han hecho perder la conciencia de unidad. Nuestra vibración ha bajado en picado, estamos perdiendo la conciencia colectiva, (la poca que teníamos), de que todos somos lo mismo. Los seres de la oscuridad parece que están ganando la batalla, pero no van a ganar la guerra porque somos muchas las personas que, de manera consciente o no, estamos trabajando para mantener la vibración, mediante la oración, la meditación y la ayuda al prójimo. La Tierra va a seguir su proceso.

Hace tiempo que se ha descubierto, científicamente, el poder de la oración y de la meditación.

Los estudios han demostrado que la oración es un medicamento poderosísimo, ya que no solo regula todos los procesos del organismo humano, sino que, también, repara la estructura de la conciencia. 

Sin lugar a dudas, la influencia de la oración en nuestras acciones y conductas, es muy grande en sentido positivo, hasta tal punto que, las personas que tienen el hábito de orar, viven con más paz interior y manifiestan una gran serenidad.

Rezar es hablar con Dios. Es dirigir el corazón hacia él.

A través de la energía generada con la oración se puede alcanzar la armonía y la unión del cuerpo, la mente y el alma, que es lo que otorga a la frágil constitución humana una fortaleza invencible

Por supuesto, en la oración, no importa la religión. La oración nos pone en contacto con el Ser Supremo, nuestro Padre, Creador de todas las cosas.

Mañana seguiré con el otro medicamento: la meditación.

Meditación para sentirte radiante y tener una mente clara