El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 28 de septiembre de 2022

Seres de oscuridad

 




                               Lunes 26 de septiembre 2022

 

Es la entrega número 13 del diario y les ha tocado el fatídico número a los señores de la oscuridad. 

¿Quiénes son los seres de oscuridad?

La Biblia dice que Dios creó un espíritu poderoso, inteligente y hermoso, que era el jefe entre los ángeles. Su nombre Lucifer, que significa “el que brilla”. Pero Lucifer, también, tenía libre albedrío y podía hacer sus propias elecciones.

La belleza, sabiduría y poder de Lucifer, que eran los atributos creados en él por Dios, le llevaron al orgullo. Su orgullo condujo a su rebelión, pero nunca perdió ninguno de sus poderes y habilidades. Desde su rebelión está dirigiendo una revuelta cósmica contra su Creador. Su estrategia es reclutar a la humanidad para que se unan a él, tentándoles para independizarse de Dios y desafiarle.

Y la mejor manera de hacerlo es evitando que los seres humanos eleven su vibración y no hay nada mejor que el miedo para que eso no ocurra.

El miedo tiene una frecuencia de vibración larga y lenta, activando solo ciertos puntos de nuestra cadena de ADN, mientras que el amor tiene una frecuencia alta y muy rápida, impactando en muchos más puntos y, por ende, extrayendo mayor energía y potencial de nuestro ADN.

La pandemia generada por el Covid hace que toda la humanidad esté vibrando en la frecuencia de la incertidumbre, la desesperanza, la angustia y el miedo, situaciones que debilitan el sistema inmunitario disminuyendo las defensas, creando así un caldo de cultivo óptimo para la proliferación, no solo del virus sino, de todo tipo de enfermedades tanto físicas como mentales. El miedo, en concreto, tiene la misma vibración que los virus. Por lo tanto, no hay mejor caldo de cultivo para los virus que el miedo.

Todos los seres humanos que, en la actualidad, estamos encarnados, estábamos al corriente, antes de venir a la vida, de que la pandemia podía ocurrir y elegimos estar a este lado de la vida, en este momento histórico, por múltiples razones: Unos para crecer con el sufrimiento, otros para aprender a liberarse del miedo y otros para reforzar su amor y ayudar, en todo lo que puedan, a sus hermanos.

Y, de la misma manera que hay muchos seres, cercanos a la Luz, encarnados en la actualidad, también, hay encarnados muchos seres de oscuridad que, además, ocupan puestos muy importantes en las estructuras económicas, de poder y de mando de la Tierra.

Estamos inmersos en una guerra, sin cuartel, en la que las armas son el miedo y la individualidad. Nos han aislado, nos han hecho temerosos a los unos de los otros y nos han hecho perder la conciencia de unidad. Nuestra vibración ha bajado en picado, estamos perdiendo la conciencia colectiva, (la poca que teníamos), de que todos somos lo mismo. Los seres de la oscuridad parece que están ganando la batalla, pero no van a ganar la guerra porque somos muchas las personas que, de manera consciente o no, estamos trabajando para mantener la vibración, mediante la oración, la meditación y la ayuda al prójimo. La Tierra va a seguir su proceso.

Hace tiempo que se ha descubierto, científicamente, el poder de la oración y de la meditación.

Los estudios han demostrado que la oración es un medicamento poderosísimo, ya que no solo regula todos los procesos del organismo humano, sino que, también, repara la estructura de la conciencia. 

Sin lugar a dudas, la influencia de la oración en nuestras acciones y conductas, es muy grande en sentido positivo, hasta tal punto que, las personas que tienen el hábito de orar, viven con más paz interior y manifiestan una gran serenidad.

Rezar es hablar con Dios. Es dirigir el corazón hacia él.

A través de la energía generada con la oración se puede alcanzar la armonía y la unión del cuerpo, la mente y el alma, que es lo que otorga a la frágil constitución humana una fortaleza invencible

Por supuesto, en la oración, no importa la religión. La oración nos pone en contacto con el Ser Supremo, nuestro Padre, Creador de todas las cosas.

Mañana seguiré con el otro medicamento: la meditación.

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