Es la entrega número 13 del diario y les ha tocado el fatídico número a
los señores de la oscuridad.
¿Quiénes son los seres de oscuridad?
La Biblia dice que Dios creó un espíritu poderoso, inteligente y
hermoso, que era el jefe entre los ángeles. Su nombre Lucifer, que significa “el
que brilla”. Pero Lucifer, también, tenía libre albedrío y podía hacer sus
propias elecciones.
La belleza, sabiduría y poder de Lucifer, que eran los atributos creados
en él por Dios, le llevaron al orgullo. Su orgullo condujo a su rebelión, pero
nunca perdió ninguno de sus poderes y habilidades. Desde su rebelión está
dirigiendo una revuelta cósmica contra su Creador. Su estrategia es reclutar a
la humanidad para que se unan a él, tentándoles para independizarse de Dios y
desafiarle.
Y la mejor manera de hacerlo es evitando que los seres humanos eleven su
vibración y no hay nada mejor que el miedo para que eso no ocurra.
El miedo tiene una frecuencia de vibración larga y lenta, activando solo
ciertos puntos de nuestra cadena de ADN, mientras que el amor tiene una
frecuencia alta y muy rápida, impactando en muchos más puntos y, por ende,
extrayendo mayor energía y potencial de nuestro ADN.
La pandemia generada por el Covid hace que toda la humanidad esté
vibrando en la frecuencia de la incertidumbre, la desesperanza, la angustia y
el miedo, situaciones que debilitan el sistema inmunitario disminuyendo las
defensas, creando así un caldo de cultivo óptimo para la proliferación, no solo
del virus sino, de todo tipo de enfermedades tanto físicas como mentales. El
miedo, en concreto, tiene la misma vibración que los virus. Por lo tanto, no
hay mejor caldo de cultivo para los virus que el miedo.
Todos los seres humanos que, en la actualidad, estamos encarnados,
estábamos al corriente, antes de venir a la vida, de que la pandemia podía
ocurrir y elegimos estar a este lado de la vida, en este momento histórico, por
múltiples razones: Unos para crecer con el sufrimiento, otros para aprender a
liberarse del miedo y otros para reforzar su amor y ayudar, en todo lo que
puedan, a sus hermanos.
Y, de la misma manera que hay muchos seres, cercanos a la Luz,
encarnados en la actualidad, también, hay encarnados muchos seres de oscuridad
que, además, ocupan puestos muy importantes en las estructuras económicas, de
poder y de mando de la Tierra.
Estamos inmersos en una guerra, sin cuartel, en la que las armas son el
miedo y la individualidad. Nos han aislado, nos han hecho temerosos a los unos
de los otros y nos han hecho perder la conciencia de unidad. Nuestra vibración
ha bajado en picado, estamos perdiendo la conciencia colectiva, (la poca que
teníamos), de que todos somos lo mismo. Los seres de la oscuridad parece que
están ganando la batalla, pero no van a ganar la guerra porque somos muchas las
personas que, de manera consciente o no, estamos trabajando para mantener la
vibración, mediante la oración, la meditación y la ayuda al prójimo. La Tierra
va a seguir su proceso.
Hace tiempo que se ha descubierto, científicamente, el poder de la oración
y de la meditación.
Los estudios han demostrado que la oración es un medicamento
poderosísimo, ya que no solo regula todos los procesos del organismo humano,
sino que, también, repara la estructura de la conciencia.
Sin lugar a dudas, la influencia de la oración en nuestras acciones y
conductas, es muy grande en sentido positivo, hasta tal punto que, las personas
que tienen el hábito de orar, viven con más paz interior y manifiestan una gran
serenidad.
Rezar es hablar con Dios. Es dirigir el corazón hacia él.
A través de la energía generada con la oración se puede alcanzar la
armonía y la unión del cuerpo, la mente y el alma, que es lo que otorga a la
frágil constitución humana una fortaleza invencible
Por supuesto, en la oración, no importa la religión. La oración nos pone
en contacto con el Ser Supremo, nuestro Padre, Creador de todas las cosas.
Mañana seguiré con el otro medicamento: la meditación.
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