La constelación de Piscis, está representada por dos peces colocados en
oposición, y los grandes acontecimientos de la Era de Piscis tienen relación
con el agua. El pez es el símbolo religioso de los cristianos.
Cada una de las
constelaciones zodiacales tiene una palabra clave a la que obedecen los pueblos
cuando están bajo su regencia. La palabra de Piscis es "yo creo", por
eso la civilización europea, obedeciendo a las vibraciones de su constelación,
se estableció sobre bases religiosas, o sea, el poder papal y el dogma de la fe.
Cada era está
representada también por un chakra. En el caso de Piscis, es el chakra solar.
El chakra solar es el centro del poder, de las emociones, de la voluntad. Este
centro puede acoger las fuerzas de la naturaleza inferior o la voluntad del
alma superior. Cuando la voluntad inferior del ser humano, se ajusta con la
voluntad del alma superior, es cuando la persona entra en el verdadero sendero
espiritual.
Mantener fuera de control
este chakra hace que las emociones se desboquen. Una de las principales
características de este signo es su profunda emotividad y, también, la búsqueda
de sabiduría. Por tal motivo, la humanidad perteneciente a la Era de Piscis
buscó la manera de llegar al conocimiento través de la actividad espiritual
formal (las grandes religiones monoteístas, el acentuado misticismo de la Edad
Media) y la ciencia (el Renacimiento, el Siglo de Oro, la Revolución
Industrial), pero ciertamente no logró manejar adecuadamente sus emociones y,
por ello, muchas circunstancias escaparon a su discernimiento.
De esta manera, la Era de
Piscis, que se inició con el amoroso apostolado de Cristo, desembocó en la
intolerancia de la Inquisición, continuó con el severo deterioro del medio
ambiente que causaron los excesos de nuestra tecnología y finalizó con sendas
guerras mundiales.
El hombre de la Era de
Piscis fue un individuo que intentó por todos los medios plasmar sus
sentimientos, y si bien fue capaz de los actos más altruistas también causó
graves desastres. Como sentimental, vivió en un mundo donde prevalecieron las
desbordadas emociones del cuerpo sobre el equilibrio espiritual del alma.
Adquirió enormes cantidades de conocimiento… ¡pero no supo manejarlas!
La civilización de Piscis
ha presentado sus características definidas y distintas a las de las otras
civilizaciones, y coincidirá el fin de esta civilización con un cambio total de
las costumbres y las creencias.
Se termina el mundo de
Piscis y comienza el mundo del Acuario, con una nueva estructura, una época de
transición. Se derrumba una civilización y se levanta una Nueva Era y todo
sufrirá una transformación, una evolución: la política, la ciencia, la
religión, el arte, la filosofía, la moral, en fin, todo será transformado.
Desde el punto de vista
filosófico; el mundo está entrando en una época de sapiencia y saliendo de una
época de creencia, ya que la palabra clave de la constelación de Acuario es "yo
sé". Sólo hay que observar que lo que está presenciando el hombre de hoy
en materia de ciencia es algo asombroso, sin precedentes en la historia. Esto,
a no dudarlo, está trayendo un despertar en la humanidad en todos los aspectos
del pensamiento. La ciencia está comprobando hoy la verdad de postulados
filosóficos antiguos que son base de los conocimientos actuales, por ejemplo:
la ciencia está comprobando el principio hermético que dice "todo es
vibración, nada está en reposo". Einstein, al presentar la teoría de la
relatividad, no ha hecho sino afirmar el principio hermético que dice: "los
planos se corresponden, todo es relativo"; "como es arriba, es
abajo".
Por un lado se celebran
los grandes avances científicos, tecnológicos, sanitarios, políticos y sociales,
y por otro lado asistimos a un deterioro sin precedentes del medio ambiente, a
un incremento y sofisticación del poder destructivo de la industria
armamentística y a la profundización de las desigualdades en la distribución de
la riqueza. Las antiguas convicciones morales y religiosas han entrado en
crisis en grandes capas de la población que, desorientadas, buscan una
alternativa. Se ha mezclado así el temor al desplome de la civilización tal
como la hemos conocido hasta ahora con el deseo del advenimiento de un tiempo
nuevo, una era de luz, de justicia, de colaboración, de concordia, de libertad,
de belleza, de limpieza de sentimientos, de respeto por el medio ambiente, en
suma, un nuevo paraíso terrenal.
En esta forma estamos
viendo que la humanidad actual está despertando a un profundo conocimiento de
la llamada Verdad.
La auténtica evolución
humana consiste en el desarrollo de las facultades físicas, mentales y morales,
de acuerdo a una moral universal.
Con este desarrollo que
será alcanzado por la raza del futuro, el hombre nuevo estudiará todas las
ciencias con miras elevadas y no especulativas; estudiará la verdadera
expresión del arte; practicará el amor universal, tratará de ser sabio y útil;
sano de cuerpo y de espíritu, en vez de aspirar a ser solamente poderoso; su
conocimiento de Dios no tendrá fronteras; su sentido religioso se basará en ser
uno con el Universo, y sabrá asistir en todo momento al sublime ceremonial que
nos ofrece la madre naturaleza.
La
Era de Acuario es un umbral para el ser humano que sirve a sus semejantes.
En los principios de Acuario,
el pensamiento ha penetrado en el interior del individuo, instaurando en él la
ley del corazón y atenuando la ley meramente sentimental que hasta ahora había
regido sus actos. Al llegar a Acuario, estamos más cerca de la armonía psíquica
y espiritual… ¡pero aún falta mucho trabajo!
En ninguna Era
precedente, el conocimiento se ha democratizado tanto y en tan poco tiempo como
en este principio de Acuario. El fenómeno de internet, la mundialización de las
comunicaciones y los negocios, revelan un creciente e indetenible proceso de
interconexión planetaria.
En los tiempos que
corren, todas las culturas se mezclan; las disciplinas científicas y
humanísticas se acercan; el saber mágico y el saber tecnológico se funden en
armonioso mestizaje; y las religiones y credos espirituales empiezan a ver más
sus similitudes que sus diferencias.
Podríamos describir la
figura del Hombre de Acuario con estas palabras del maestro Jesús: "El
que quiera ser grande entre ustedes, sea servidor de los demás; el que quiera
ser el primero, hágase servidor de todos, igual que yo. No he venido a que me
sirvan, sino para servir" (Mateo, 10:16). Son una especie de
avanzadilla de la Era de Acuario, tantos filántropos, tantos voluntarios, gente
que ayuda de manera totalmente desinteresada a sus semejantes.
De esta manera, los seres
de Acuario, integradores y poseedores de conocimiento, son además, hombres y
mujeres de servicio, capaces de asistir a sus semejantes y manejar
inteligentemente sus emociones, como el agua que fluye y es capaz de adaptarse
a cualquier espacio.
El
chakra que regirá la Era de Acuario es el chakra cordial, el chakra del corazón.
La expresión del centro
cardíaco en el nivel emocional se traduce en comprensión, solidaridad y una
búsqueda de armonía en la vida. Existe una menor preocupación por los asuntos
personales para ocuparse con mayor interés por lo comunitario. Corresponden a
este chakra las virtudes de la compasión, la misericordia, al amor, el dar y el
compartir.
Hasta ahora hemos vivido
en los tres primeros chakras. Los tres primeros chakras son animales, los tres
últimos son divinos, y entre los dos grupos está el cuarto, Anahata: el chakra
del corazón, la flor de loto del corazón, el chakra del amor. Este es el
puente. El amor es el puente entre lo animal y lo divino.
Por debajo del corazón el
ser humano es un animal; por encima del corazón se vuelve divino. El verdadero
ser humano es el hombre que puede sentir, que puede amar, que puede rezar,
llorar, reír, que puede compartir, que puede sentir compasión.
La Era de Acuario traerá
consigo una edad de hermanamiento universal arraigada en la razón, donde será
posible solucionar los problemas sociales de una forma justa y equitativa, y
con mayores oportunidades para la mejora intelectual y espiritual, ya que
Acuario es un signo científico e intelectual y el planeta que lo rige, Urano,
está asociado con la intuición (el sentimiento de lo irracional por encima de
la razón) y las percepciones directas del corazón.
La Era de Acuario marcará
un cambio en la conciencia del ser humano, que ya estaría empezando a notarse y
que llevaría asociado un tiempo de prosperidad, abundancia y paz.