La mente es dual. Por un lado se
encuentra la Verdad del Alma, y por otro, la creencia del ego. Pero ¿Dónde y
cómo están esa Verdad y esa creencia?
El ser humano está compuesto de una
parte física, que se ve, ya que es el cuerpo que conocemos, y una parte
energética, que no puede ser vista nada más que por los clarividentes, formada
por una serie de capas, que es lo que denominamos el aura.
La tercera de esas capas que no
podemos ver, es el cuerpo mental. Es en el cuerpo mental donde se encuentran la
totalidad de nuestros pensamientos. Esos pensamientos, que son como nubecitas
de energía, van pasando al cerebro, que es donde se expresa cada pensamiento. Pero
en el cuerpo mental no hay un pensamiento, ni dos, hay miles, de todo tipo, y
podrían pasar al cerebro para expresarse cualquiera de ellos; sin embargo, casi
siempre pasan los mismos pensamientos, ¿Cuáles?, pues aquellos que estamos
habituados a tener, ya que hemos establecido el camino por el que circulan.
Es aquí donde existe esa dualidad.
Entre esos pensamientos están los que se engloban en la Verdad del Alma, y los
que podemos denominar las creencias del ego.
La Verdad del Alma está compuesta
por aquellos pensamientos que expresan la Unidad con el Todo, la Unidad con
Dios, están los pensamientos de Amor, de Paz, de Alegría, de Felicidad, justo
todo eso que la humanidad busca desesperadamente. Pero para desgracia de esa
humanidad, esos pensamientos son difíciles de expresar porque los pensamientos
de la creencia del ego, al ser una creación del mismo ego, tienen muchísima más
fuerza que los primeros, llegando al cerebro una y otra vez, consiguiendo que
la persona viva obsesionada por todos esos pensamientos que desfilan por su
cerebro sin ningún tipo de control. ¡El ser humano es tan débil!
Ya sabemos que el ser humano es
justo aquello que piensa, somos un producto de nuestros pensamientos. ¿Qué
pasaría si en vez de mantener en nuestra mente los pensamientos habituales, de
dolor, de división, de separación, de tristeza, de desgracia, de envidias, de
críticas, de pobreza, de carencia, de deseos, etc., que son la creencia del
ego, tuviéramos pensamientos de alegría, de paz y felicidad, que son las
verdades del alma? Pues, sencillamente, que el ser humano aparcaría su dolor,
para vivir una vida plena de amor y felicidad, pero no durante algún momento de
su día, viviría esa vida plena de manera permanente.
Conseguir cambiar esos pensamientos,
es fácil y difícil a la vez. Es fácil, porque solamente se trata de cambiar el
pensamiento, es difícil porque tenemos que establecer un nuevo camino entre el
cuerpo mental y el cerebro, y para eso es imprescindible la voluntad. Es difícil,
también, porque significa circular en sentido contrario al que circula toda la
sociedad, mientras la sociedad circula en un sentido, aquel que quiera cambiar
el pensamiento, va a circular en sentido contrario, con el peligro que eso
conlleva. La persona que empieza a trabajarse ella misma y comienza a cambiar
el pensamiento, equivale para el rebaño social, a un loco, a militar en una
secta, a ser raro, a un sinfín de cosas más. Pero, ¡Qué importa!, que se queden
criticando mientras viven su infelicidad, y vivamos nosotros la felicidad.
Establecer ese nuevo camino supone “ser
consciente” de todo aquello que va llegando al cerebro para sustituir de manera
consciente cada pensamiento del ego, por los pensamientos que nos acercan al
alma: Yo Soy el Alma, Yo Soy uno con todos, Yo Soy felicidad, Yo Soy
abundancia, Yo Soy salud, etc. Mantener la conciencia en esto, es un trabajo
arduo, que puede ir decreciendo con el paso de los días.
Una buena manera de recordarlo, es ir colocando
pegatinas por la casa, en la que aparezca un recordatorio, por ejemplo: “estoy
tratando de conectar con mi Alma”.
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