Hace días
asistí a un taller, en el que el precio ya estaba estipulado, sin embargo,
justo después de la presentación, la persona que impartía el taller dijo que
esperaba de nosotros que fuéramos generosos, y que aunque el precio ya estaba
pactado, el valor del taller era muy superior, por lo que esperaba nuestra
generosidad. Además habíamos de tener en cuenta que era imprescindible un
intercambio de energía, ya que sin ese intercambio, la energía no funcionaba.
Él impartía el taller y nosotros para poder aprovechar la enseñanza, correspondíamos
generosamente.
Son muchas, las personas que creen
que es necesario un intercambio de energía en cualquier situación de la vida.
El pensamiento es: ¡Yo te doy, tú me das!, y muchos opinan, supongo que
sinceramente, que si no existe ese intercambio de vuelta, la energía que se
entrega en origen, no funciona, es como si ella misma se anulara. Y
curiosamente, “casi” todo el mundo interpreta que ese intercambio ha de ser
dinerario.
La Ley
Divina dice: “Es dando que se recibe” o “Para recibir hay que dar”. Creo que es
conveniente meditar en la frase. “Para recibir hay que dar”,…….. pero no dice,
que “si das, tienes que recibir”. Si fuera así, ¿Dónde quedaría el servicio?,
¿Dónde quedaría la ayuda?, ¿Dónde la misericordia?, ¿Dónde la compasión?
Es justo que
se pague por un trabajo o por una enseñanza, porque se dedica tiempo, porque se
entrega conocimiento, porque, incluso al que enseña o trabaja le ha costado su
esfuerzo y su dinero su propia formación. Pero insinuar abierta o veladamente,
que si no se paga no funciona, porque no hay intercambio de energía es, perdón
por la expresión, una falacia.
Hay muchas personas, que dedican su
tiempo, su conocimiento o su dinero para ayudar a los demás, y funciona.
Existen clínicas gratuitas, en la que los pacientes se curan; existen centros
de acogida gratuitos, donde las personas recogidas duermen, comen y se asean
sin problemas; se realizan infinidad de cursos de forma gratuita, y el saber
llega a los alumnos, y lo aprovechan; hay cientos de voluntarios ayudando por
el mundo gastando su propio dinero, y su labor es increíble y agradecida por
todos; ahora, próxima la Navidad, se realizan campañas de recogida de alimentos
y juguetes, y los que reciben los alimentos sacian su hambre, y los niños que
reciben los juguetes, juegan. Es decir, la energía funciona sin que se de nada
a cambio.
Jesús
enseñaba y sanaba gratis, y ya conocemos sus resultados.
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