Recorriendo ese
camino que nos acerca, a todos, a la madurez de la vida, (porque la vida no se
detiene), comencé, de manera inconsciente, un tránsito desde la religiosidad a
la espiritualidad, desde la teatralidad externa hacia la paz interior, tratando
de liberarme de la culpa que genera el pecado para vivir en libertad.
A pesar de nacer
en el seno de una familia católica, cuando pude tomar decisiones por mi cuenta,
dejé de cumplir algunos de los preceptos de mi religión. Eso no quiere decir
que no fuera admirador, amante y temeroso de Dios. Lo era. Pero no lo era tanto
de sus representantes. Siempre me han parecido más seguidores de Caifás que del
mismo Dios, predicando una cosa y haciendo lo contrario.
Agobiado y
estresado por un trabajo muy demandante me inscribí en un centro de yoga, con
el único objetivo de aliviar mi estrés y aprender alguna técnica que me
permitiera adquirir algún tipo de dominio sobre mi mente.
Allí fue donde
comencé a escuchar el termino espiritualidad, disociado de la religión y con
una definición propia y diferente de lo religioso. Y asociado a la
espiritualidad descubrí un nuevo concepto, el de iluminación espiritual.
Con mi escaso
conocimiento del tema comencé a pensar que yo quería alcanzar la iluminación,
porque creía, y sigo creyendo, que quien alcanza la iluminación ya no vuelve a
encarnar más en la materia por haber finalizado su aprendizaje en la Tierra. La
vida siempre me ha parecido un poco monótona, con algunos picos, (pocos), de
éxtasis, y algunos valles, (muchos más), de sufrimiento e, incluso, de
sufrimiento intenso.
Con el paso de los
años, comencé a ser consciente de que no solo los representantes de las
iglesias se comportaban como Caifás, sino que muchos representantes de la
espiritualidad también. Por lo tanto, necesitaba un conocimiento, mucho más
profundo, de lo que significaba ser espiritual y alcanzar la iluminación, del
que tenía hasta entonces. En realidad, lo que necesitaba era práctica y un
modelo creíble al que seguir.
Aprendí, de una
manera teórica, que ser espiritual es una forma de vivir y de relacionarse con
uno mismo, con los demás y con el mundo y que, no hay una única definición de
lo que significa ser espiritual, ya que depende de las creencias, valores y
experiencias de cada persona.
(Del libro "Dame tu mano, te mostraré la vida" de Alfonso Vallejo Gago)