La primera vez que escuché hablar, hace ya algunos años,
sobre la Era de Acuario, no entendí nada. Aunque la falta de entendimiento, no
era otra cosa que ignorancia. En mi ignorancia, llegué a creer que el eje de la
Tierra se desplazaba, de tal manera, que lo que hoy es el Polo Norte, llegaría
en su movimiento a colocarse en lo que es el ecuador, y siguiendo su recorrido
se convertiría en el Polo Sur. Lógicamente pensaba que eso sería una hecatombe,
que sería, sin lugar a dudas, la destrucción de la civilización actual. Y aun,
cabalgando en mi ignorancia, trataba de encontrar una razón con un poco de
lógica: ¿Sería producto del maltrato con el que la humanidad trata a la
Tierra?, o ya, fuera de toda lógica, ¿Sería un castigo divino?
¡Que
inocente es la ignorancia!, aunque por fin tuve un poco de lucidez, y decidí
buscar información. En libros de astronomía, encontré toda la información que
necesitaba y más. Resulta que la Tierra no tiene únicamente dos movimientos,
sino que son tres: La conocida rotación sobre sí misma, de 24 horas de
duración, que da lugar al día y a la noche. La órbita alrededor del Sol, con
una duración de 365 días. Y un tercer movimiento que es el cambio de
orientación del eje de la Tierra, algo parecido al giro de una peonza, con una
duración de 27.000 años.
Esto ya
tenía lógica, pero a lo que no le encontraba lógica, y sigo sin encontrarla, es
tratar de asegurar que el cambio de Era se producía en una fecha determinada.
Científicos, místicos, intelectuales, eruditos, y el calendario maya, daban
fechas dispares sobre el cambio de Era; fechas que van desde 1915 hasta 2340.
Lo que sí es
claro, es que si el paso de la noche al día no ocurre en un instante, sino que
va clareando paulatinamente; y lo mismo ocurre en el cambio de estaciones,
¿Cómo un cambio de eje, en el que de una Era a otra han de transcurrir más de
2000 años, va a darse en un día determinado?, es imposible, la transición entre
una Era y otra ha de ocurrir en años, muchos años; por lo que establecer una
fecha concreta como el 21 de Diciembre del año 2012, más bien parece una
majadería. Aunque se puede aceptar como fecha simbólica, de la misma manera que
aceptamos el 24 de Diciembre de cada año como el día del nacimiento de Jesús.
Está bien
que se reúnan grupos para meditar y realizar ofrendas a la Tierra, la energía
que se mueve en una meditación grupal, se incrementa de manera exponencial.
Pero reunirse porque ese día cambia la Era, para evitar ¿desastres?, parece un
poco de locos.
He tratado
de resumir a continuación la información que fui consiguiendo para tratar de
disminuir un poco mi ignorancia.
En astronomía, existe un cambio lento
y gradual de la orientación del eje de rotación de la Tierra. A este fenómeno
se denomina precesión de los equinoccios. Este eje, conocido como Eje Polar o
Eje del Mundo, se desplaza en el espacio, describiendo un cono y recorriendo
una circunferencia completa cada 26.000 años aproximadamente. Este periodo es
conocido como año platónico o año sideral.
El
movimiento de precesión ocurre por dos factores:
a) La figura de la Tierra: La forma
de la Tierra no es totalmente esférica, sino más bien un esferoide de
revolución, conocido con el nombre de geoide. De esta manera, las masas hacia
el Ecuador del planeta son mayores que hacia los Polos.
b) Las fuerzas
combinadas de atracción gravitatoria del Sol y la Luna, atentan contra la
estabilidad del eje polar terrestre.
Si no existiera el achatamiento y la Tierra fuese esférica, la atracción
del Sol no produciría un momento de fuerza sobre la Tierra y no habría
modificación en la dirección del eje terrestre.
En su
movimiento, el eje de la Tierra se va orientando hacia determinadas constelaciones,
es decir, que va recorriendo el eje por lo que conocemos como los signos del
Zodiaco. Considerando que son 26.000 años el tiempo que tarda el eje en
recorrer una circunferencia completa, si lo dividimos por las 12 constelaciones
zodiacales, tenemos que en cada constelación, el eje permanece aproximadamente
2.100 años. A ese tiempo se le denomina Era.
Con
anterioridad a nuestra famosa Era de Acuario podemos mencionar:
-
Era
de Libra, entre los años 14.000 y 12.000 antes de Cristo.
-
Era
de Virgo, entre los años 12.000 y 10.000 antes de Cristo.
-
Era
de Leo, entre los años 10.000 y 8.000 antes de Cristo.
-
Era
de Cáncer, entre los años 8.000 y 6.000 antes de Cristo.
-
Era
de Géminis, entre los años 6.000 y 4.000 antes de Cristo.
-
Era
de Tauro, entre los años 4.000 y 2.000 antes de Cristo.
-
Era
de Aries, entre los años 2.000 y el nacimiento de Cristo.
-
Era
de Piscis, entre el nacimiento de Cristo y los años 2.000.
-
Era
de Acuario, entre los años 2.000 y 4.000 después de Cristo.
Cada era se ha desarrollado con las
características típicas de cada signo.
Si bien no
existe registro histórico, es de suponer que en la Era de Libra puede haber
existido una humanidad con conciencia de la belleza, justicia, armonía y ecuanimidad.
Un total refinamiento. Aunque la historia no lo recuerda, esto si ha quedado
registrado a nivel etérico en los denominados Registros Akhásicos y en el
cuerpo de la humanidad como la memoria de la Raza. Libra es el Signo del
Centro, refleja la justicia, la verdad y el amor.
En la Era
de Virgo, existieron la Atlántida y Lemuria. Fue un período de perfeccionamiento
tecnológico. Virgo es un signo de tierra, pragmático, eficiente,
perfeccionista. Pero la polarización en esta cualidad implicó la separación del
aspecto espiritual. Desde un punto de
vista energético, Virgo está preso dentro de las formas. Para salir de allí
debe transformarse en otra cosa. Y de hecho para convertirse en otra cosa, esa
forma debe morir. Esta fue la experiencia de la humanidad que en este período
llegó a la autodestrucción, por lo que parece que se tuvo que comenzar
nuevamente desde el principio, desde una nueva prehistoria.
La Era de
Leo, fue la época del hombre primitivo. Leo es el estadio energético del niño
que con dos o tres años se está descubriendo. Está explorando sus
posibilidades, su identidad. Conociendo el nuevo mundo más allá de su madre y
lo inmediato. Comienza a desarrollar su fuerza y su voluntad. La humanidad de
esta época fue egocéntrica e infantil. Período nómada en el que sobrevivir era
el único objetivo. Desconectado del sentido de Humanidad, propio de su
polaridad acuariana, lentamente fue despertando hacia Cáncer.
En la Era
de Cáncer, se dieron los primeros asentamientos sedentarios. Cáncer proporcionó
el sentido de familia, clan, protección. Aparecen los primeros pueblos y
núcleos con identificación grupal. Faltó en cambio la conciencia social y
sentido de propósito ulterior, ambición y responsabilidad humanitaria, propio
de capricornio, su polaridad.
En la Era
de Géminis, se dio el máximo desarrollo de grandes conocimientos
arquitectónicos, astrológicos y culturales en general que surgen en
Mesopotamia, Egipto y Oriente. Géminis es la comunicación y también el
conocimiento de “la otra parte”, de las sombras.
La Era de
Tauro, o el Amor por la madre Tierra. Tauro conoce las formas dentro de la
materia. Su lugar es la Tierra, la ama, la disfruta, la posee. Conoce sus
misterios y sus recursos y le rinde honor. Pero falta la profundidad,
compromiso, pasión y búsqueda de la verdad.
Aries, es
un signo regido por el fuego. Esta casa zodiacal abre la puerta de la comunicación de las fuerzas
cósmicas que, una vez liberadas, fluyen con todo su poder vivificante hacia el hombre.
Es a través de Aries que el mandato divino entra en el hombre. Sin embargo, el
ser humano que prosperó en aquella época aún no estaba consciente de esta gran
potencialidad. Por ello, los hijos e hijas de la Era de Aries fueron grandes
hombres y mujeres de acción, más dotados para la lanza y la hazaña que para la
meditación y la plegaria.
La energía simbolizada en Aries
resulta esencial en toda empresa que se inicia, porque aporta a ella su
inquebrantable entusiasmo, su confianza en el resultado final, su formidable
voluntad de triunfo. Aries fue la Era de la Acción Heroica, donde se
construyeron algunos de los más grandes imperios guerreros de la historia, como
los de Alejandro Magno, de Rómulo y Remo y de Darío en Persia.
Capitulo 1 (1ª parte) del libro "Vivir desde el corazón es más facil".