El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 28 de febrero de 2016

Yo sé..., y tú también sabes

           Yo sé que el cuerpo es capaz de sanarse a sí mismo de cualquier enfermedad y en un corto espacio de tiempo. Yo sé el cuerpo puede permanecer sano hasta la última etapa de su existencia. Yo sé que se puede ralentizar el deterioro que experimenta el cuerpo físico con el paso del tiempo. Yo sé que se puede influir tanto positiva como negativamente en la salud física, emocional y mental de otros. Yo sé que se puede vivir en paz cada día. Yo sé que se puede ser feliz de manera permanente. Yo sé que no hay que buscar porque lo tenemos todo. Yo sé que el pensamiento es creador y responsable directo de aprisionar y amordazar este conocimiento. Yo sé que soy Eterno, que soy Luz, que soy un hijo de Dios. Yo sé que sé todo lo que necesito saber y que tengo todo lo que necesito tener. Yo sé que la vida tiene un propósito completamente distinto del que la sociedad enseña. Y no solo lo sé yo, tú también lo sabes.




       Y también sé que para llevar a la práctica este conocimiento no es necesario retirarse del mundo y vivir en una cueva dedicado a la oración y la meditación. Sé que no es necesario ser ni un superhombre, ni un yogui, ni un meditador, ni un Maestro, ni un gurú. Sé que no es necesario comer sólo vegetales. Sé que no tengo que realizar ningún curso ni leer cientos de libros, salvo aquellos con los que disfrute. Sé que puedo llevar una vida completamente normal, sin renunciar a nada. Y no solo lo sé yo, tú también lo sabes.

Lo único, no solo necesario, sino imprescindible, para que todo esto se haga realidad es el Amor. Amar a todo y a todos comenzando por uno mismo es el verdadero y auténtico secreto, no hay otro. Todo lo demás son rodeos.

¿Por qué somos capaces de realizar un trabajo de atontamiento para atraer más dinero, algo que si se materializa va a durar como máximo esta vida, y no somos capaces de poner cada una de nuestras células a trabajar para que aprendan a Amar, que es algo que va a durar una eternidad, y nos va a dar de una sola vez, no solo dinero, sino la felicidad total y absoluta?

¿Cómo hacerlo?: Amando. A Amar se aprende amando, de la misma manera que a cocinar se aprende cocinando.

Sólo tenemos que Amar a todos, sean amigos, conocidos, desconocidos y hasta enemigos, de la misma manera que una madre ama a su bebé recién nacido.

Tú también sabes todo esto, y si no lo haces es porque la sociedad ha hecho muy bien su trabajo. Nos distrae, nos confunde, nos atonta. El demonio existe, pero no es un espécimen rojo con rabo y cuernos, es el conjunto de la sociedad liderada por las grandes fortunas, por los políticos, por el fútbol, por el sexo, por el dinero y el alcohol.

Libérate y Ama, todo llegará por sí solo.  
        
           

sábado, 27 de febrero de 2016

Te vas a morir incompleto

         ¿Buscas ganar más dinero?, ¿Buscas a tu media naranja?, ¿Buscas a tu alma gemela?, ¿Buscas la perfección en tus hijos?, ¿Buscas la casa de tus sueño?, ¿Buscas ascender en tu trabajo?, ¿Buscas la felicidad?, ¿Buscas el último modelo de teléfono?, ¿Buscas la salud?, ¿Buscas vivir sin estrés?, ¿Buscas el amor?, ¿Buscas crecer espiritualmente?, ¿Buscas la iluminación, ¿Buscas a Dios?

         Está claro: Si estás buscando algo es porque careces de ese algo.


         A los que buscan se les denomina buscadores, aunque más que buscadores habría que decirles “carecedores”, ya que la carencia es anterior a la búsqueda y causa de esta, sin embargo, como la palabra no existe en la lengua castellana, les tendríamos que llamar necesitados. Necesitados de amor, necesitados de felicidad, necesitados de Dios, y a la vez: buscadores de quimeras, buscadores de sueños, buscadores de ilusión.

         Reflexiona: ¿Estás seguro de que te falta algo, o de que tienes carencia o necesidad de algo?

Si la respuesta es “si”, si crees que te falta algo es que no estás aprovechando tus recursos al cien por cien, ya que realmente no tenemos carencias, nada necesitamos, estamos completos con lo que tenemos, estamos completos tal como somos, ¿Crees que Dios nos hubiera dejado incompletos en el mundo?, ¿Crees que Dios hubiera permitido que vivieras con todo eso que crees que te falta?

Y, ¿Cuándo esperas conseguirlo?, ¿Mañana?, ¿Más adelante?, ¿Dentro de algunos años?, y ¿Qué vas a hacer hasta que lo consigas?, y si te mueres antes ¿Qué?, ¡Te morirás incompleto!, sin embargo, viniste completo a la vida.

Mientras luchas, porque eso es lo que se supone que haces para conseguirlo, ¿Estás aprovechando tus recursos para vivir al cien por cien, o estás utilizando esos recursos para conseguir lo que te falta, dejando claramente de vivir?

         Somos completos, estamos en Dios, pero tenemos un problema creemos que no es así, creemos que tenemos que conseguir algunas cosas para ser felices, y esto nos convierte en esclavos, esclavos de fuentes externas, tenemos que lograr…., tenemos que conseguir…., tenemos que poder…..

Tenemos todo lo material que necesitamos para realizar el trabajo que cada uno ha venido a hacer, pero si no lo mantenemos y lo perdemos de vista tratando de conseguir más lo perderemos todo. La misma Ley de la Atracción tiene algunas excepciones: La más importante es que si lo que deseas atraer está en contraposición con la esencia de tu Plan de Vida, es decir con aquello que es el “leitmotiv” de la vida, no lo vas a conseguir de ninguna manera.

Y en cuanto a nuestro bagaje espiritual todos tenemos el mismo y es un bagaje completo. Somos espirituales por naturaleza, el Amor es nuestra esencia, la felicidad nuestro derecho de vida.
Dios ya está en nosotros, no le busques, cuando le buscas en el exterior pierdes de vista tu centro, pierdes de vista a Dios.


          

         

martes, 23 de febrero de 2016

Mi ego y yo

         Creo necesario explicar a que me refiero en esta entrada cuando digo “mi ego”, y también cuando digo “yo”, y que muy posiblemente no tengan nada que ver con las definiciones dadas a estos términos por psicólogos, por expertos, por científicos o por estudiosos del tema.

         Cuando digo “mi ego”, me estoy refiriendo a esa parte de mí que parece tener autonomía propia, incontrolable, ingobernable, que sale a la luz sin ningún tipo de control, y que incluso llega, a veces, a avergonzarme a mí mismo, o a crisparme, o consigue que me sienta culpable. Me refiero a ese pensamiento, casi siempre negativo, que surge del interior y es expulsado al exterior con la misma fuerza con la que sale a la superficie la lava de un volcán en erupción. Me refiero a esa palabra, casi nunca amable, que sin haber pasado por el filtro del pensamiento, o al menos eso parece, se entromete de manera grotesca en una conversación elevando la tensión hasta límites insospechados. Me refiero a esas emociones como miedo, orgullo, ira, ansiedad o tristeza que aparecen como reacción a “algo desconocido” que no está debidamente trabajado o controlado. Casi podría resumir el párrafo diciendo que la parte inconsciente que hay en mí es “mi ego”.

         Y por supuesto que conozco cuál es el origen de esta inconsciencia, es la energía acumulada en cada uno de mis chakras, es mi carácter, son mis malos hábitos, es toda esa parte de mí en que me encuentro trabajando para mejorar día tras día y vida tras vida, pero hasta que cambie esa energía está ahí, y me cuesta controlarla.



         Por el contrario, el “yo”, podría decir que es la parte consciente. Es la parte que conoce cuál es el objetivo que persigo, tanto espiritual como material, es la parte que analiza la causa de las emociones descontroladas y trata, no siempre con éxito, de ponerlas a buen recaudo, es la parte que se dedica a mantener ocupada a la mente con pensamientos positivos cuando sospecha que está a punto de pensar un exabrupto, es la parte que se encarga de contar hasta cien para que no salga por la boca la impertinencia que me ahoga para poder hacerlo.

         “Mi ego” y “yo” mantienen una lucha encarnizada por el poder. Hay temporadas, afortunadamente cada vez más cortas, en las que el “ego” se erige en ganador y voy dando tumbos emocionales por la vida, pero para que eso no ocurra, el “yo” ha de permanecer alerta las veinticuatro horas del día.

         Este es el trabajo que mí “yo” realiza:
ü  Estoy empezando a olvidarme de los demás para centrarme en mí, (no es egoísmo), por una razón, si yo estoy bien daré lo mejor de mí, en casa, en la calle, en terapias, en clases, en charlas, en meditaciones, y hasta en las fiestas. Al final los demás se verán favorecidos.
ü   Estoy tratando de que nada me ofenda para no tener que perdonar, pero sin embargo, me perdono a mi mismo por todo: Por cada pensamiento que no sea totalmente positivo, por cada falta de detalle, por la pérdida de paciencia, por dejar aflorar el orgullo, o cuando me atenaza el miedo, en fin, perdono todo en mí, sin sentirme culpable.
ü  Estoy manteniendo mi mente ocupada con pensamientos positivos de todo tipo, pero básicamente YO SOY.
ü  Cuando algo parece que va a afectarme bendigo una y mil veces a la persona o a la situación.
ü  Meditar cada día, cuanto más tiempo mejor.
ü  Y en lugar de trabajar para amar a los demás, estoy trabajando para amarme a mí mismo.

Este último punto, el de amarme a mí mismo es el que más problemas me está causando, porque no sé muy bien cómo hacerlo. De momento estoy tratando, (porque no siempre lo consigo), ser yo mismo siempre, sin caretas: Ser el mismo en casa, en la calle, en el trabajo, escribiendo y pensando, sin dar de mi lo que yo pienso que la gente espera, sino dando realmente lo que soy. Si les gusta bien, si no les gusta, pues ¡benditos sean! Porque si realmente me amo, esta claro que he de dar lo mejor de mi, tal cual soy.

Es posible que dentro de unas cuantas vidas, si en las próximas me acuerdo del trabajo que comencé en esta, que consiga que “mi ego” y “mi yo” sean la misma cosa. Lo iremos viendo.


miércoles, 17 de febrero de 2016

Creer solo es un pensamiento

Para defender las diferentes creencias
se dictan leyes, se aprueban constituciones,
se abren infiernos y se cierran conciencias.
Cuando todo lo que hay que hacer es
abrir el corazón y colocarse en el lugar del otro.

Una creencia solo es un pensamiento al que consideramos como verdad.

     Desde bien pequeños comenzamos nuestra colección de creencias, y las vamos archivando en nuestro interior para tenerlas disponibles durante el resto de nuestra vida.

         Estamos coleccionando algo que nosotros “consideramos” que es verdad, pero que su verosimilitud no ha sido certificada por ningún organismo competente, y en base a esa consideración podemos llegar incluso a matar por la defensa de ese pensamiento.



         Las creencias, del tipo que sean, solo son un pensamiento. Ninguna es verdad, porque la Auténtica Verdad solo es Una, y posiblemente ninguno de los que nos movemos por la vida física estamos en posesión de esa Verdad. Puede ser que alguno posea entre su colección de creencias una minúscula parte de la Verdad, pero al mezclarse con el resto de sus creencias puede distorsionarse hasta esa minúscula parte.

     Desgraciadamente, para defender las diferentes creencias se dictan leyes, se aprueban constituciones, se abren infiernos y se cierran conciencias, cuando todo lo que habría que hacer sería abrir el corazón y colocarse en el lugar del otro.

    Los que hoy promueven una guerra, es posible que en su próxima vida tengan que defender una paz. Los que hoy maltratan movidos por los celos, es posible que en su próxima vida sean maltratados. Los que hoy venden desunión, es posible que en su próxima vida tengan que pagar un alto precio por volver a unir. Es necesario recordar que existe una ley denominada “La Ley de la Causa y el Efecto”, que no entiende de creencias, que está regida solo y exclusivamente por la Verdad, y que la frase “Con la vara que mides te medirán”, la define perfectamente.

         Solo hay un Dios: Único para todos. Solo hay una Verdad: Todos somos hermanos. Solo hay un país: La Tierra. Solo hay una religión: El Amor. Con esta pequeñísima porción de Verdad se acabarían las guerras, el sufrimiento, la desigualdad y el dolor. Con esta pequeñísima porción de Verdad no ocuparíamos espacio en nuestra mente para archivar creencias inútiles y maquinar movidos por ellas, y así podríamos usar el espacio vacío para desarrollar esta parte de Verdad a ver si así conseguíamos ampliarla entre todos.


martes, 16 de febrero de 2016

¡Que hablen!

PERLAS PARA EL ALMA


         El día que entiendas que lo que hagan o digan los otros en tu contra es su responsabilidad, que también es su responsabilidad la crítica que puedan ejercer contra ti, como lo son los falsos testimonios, las medias verdades o las mentiras, la maledicencia y tantas y tantas formas de potenciales ofensas. 
             
              Ese día ya no te sentirás ofendido. Ese día ya no necesitarás perdonar porque no sentirás ni rabia, ni ira, ni odio, ni deseo de venganza. Acuérdate de dar las gracias a los maléficos, porque ese día, gracias a ellos habrás dado un paso de gigante en tu retorno a Dios.


También es necesaria la mente

Una mente lúcida y un buen corazón
acompañados por sentimientos cálidos,
son las cosas más importantes.
Si la mente no se dirige a los pensamientos positivos y elevados,
 nunca podremos hallar la felicidad. 
Dalai Lama

Decimos con frecuencia que el corazón es el instrumento del alma, que hay que dejar que hable, que se ha de permitir que las intuiciones salgan a la luz porque son los mensajes cifrados del alma para seguir el Plan de Vida, para volver a Dios.

         Y cuando decimos eso añadimos que hemos de detener el carrusel de la mente, que hemos de dominar los pensamientos, que hemos de terminar con la tiranía que la mente ejerce sobre nuestras vidas. Es como si en el viaje al corazón tuviéramos que abandonar a la mente una vez maniatada y debidamente amordazada.


         Si, hay que dominarla pero no enterrarla, ha de ponerse al servicio de la vida sin consentirla caprichos, ha de ejercer su papel de primera dama con honradez, con mesura, sin corrupción. Porque para poder viajar al corazón, alguien tiene que dar la orden, alguien tiene que dirigir el proceso, alguien tiene que explorar el camino, alguien tiene que evaluar las diferentes opciones, alguien tiene que analizar los primeros pasos, alguien tiene que sentarse a descansar de vez en cuando y contemplar el camino, alguien tiene que esperar pacientemente resultados.

         Y ¿Quién ha de ser ese alguien?: La mente, pero controlada por aun no sé muy bien quien, no sé si es el alma, no sé si es la conciencia, no sé si es el ego, no sé si es el mismo corazón o la misma mente. Lo único que sé es que necesitamos la mente. Descansada, controlada, dominada, desapegada, pero, a fin de cuentas, mente.


jueves, 11 de febrero de 2016

Y tú ¿Qué quieres ser de mayor?

La vida solo es un momento de nuestra eternidad.

Es seguro que ninguno de nosotros en su paso por la infancia se ha librado de la pregunta: y tú ¿Qué quieres ser de mayor?, de la misma manera que ya de adultos hemos sido nosotros los que nos hemos encargado de hacer la pregunta a los niños.

         Muchas veces no es necesario que se les formule la pregunta a los niños, porque los adultos que les rodean se van encargando de decretar la ocupación de los pequeños, ¡Este niño será veterinario, le encantan los animales!, ¡Se pasa el día cantando, seguro que la niña será cantante!, ¡El niño nos va a sacar de pobres, será futbolista, le pega muy bien a la pelota!, ¡La niña será medico, como su padre!, y así un sinfín de pronósticos para los pequeños.


         Todavía no he escuchado la pregunta, y tengo que reconocer que yo tampoco se la he hecho a ningún niño, aunque si a muchos adultos, ¿Sabes que has venido a hacer?

         De pequeños queremos ser bombero, futbolista, policía o medico, por decir algunas de las respuestas que dan los niños. Y de mayores, la verdad es que nos gustaría ser el presidente del gobierno, el director de un banco, el consejero delegado de una gran multinacional, u ocupaciones parecidas.

         La ocupación que elegimos de niños va en función de la clase de juego que nos gusta, y es perfecto, si a la par de ese juego fuéramos enseñando a los pequeños de qué se trata realmente la vida. Pero nadie lo enseña, porque tampoco casi nadie lo sabe, y entonces de mayores la elección se sigue haciendo en función del juego que más nos gusta: amasar dinero.

         La vida es un momento de nuestra eternidad en el que por las favorabilísimas condiciones que se dan en la materia pueden las almas avanzar con paso de gigante en su encuentro con Dios, que es el objetivo final y único de todas ellas.

         Pero a los seres humanos se nos ha olvidado que solo estamos aquí un “ratito”, que venimos y vamos a Dios, y que esa es la única razón de ese “ratito”. Ese olvido supone creer que estamos aquí para siempre, sin objetivo definido, sin origen conocido, sin ningún tipo de filiación, salvo la que nos encontramos en el “ratito” que estamos en la vida física, con lo cual tenemos que asegurarnos nuestra estancia y nuestro futuro, y eso solo se hace con dinero.

         Cómo ya sabes que quieres ser de mayor: Rico. Ahora sería bueno que te preguntaras si realmente sabes que has venido a hacer. Te sorprendería la tranquilidad que causa saberlo. Sea lo que sea no tiene nada que ver con el dinero, pero para que puedas hacerlo con tranquilidad el dinero nunca te va a faltar.  

         La pregunta es ¿Qué he venido a hacer en este ratito de vida?


miércoles, 10 de febrero de 2016

Esos locos bajitos (y 2)

Si preguntamos a los papas que desean para ese bebé que está a punto de llegar a la vida, responderán que lo único que desean es que llegue sano. Ese es el primer deseo que tenemos todos los padres, y si se les pregunta cómo van a enseñar a vivir a ese bebé, se escucharán algunas respuestas distintas, pero las más coincidentes serán que quieren que su hijo sea feliz. Este también es el deseo de todos, la diferencia entre padres estriba en que es lo que conocen como felicidad.

Hasta aquí todo es correcto tanto para la sociedad como para el alma. Pero ahora que hablamos de alma tenemos que recordar que el bebé es un alma, que fuera de ese cuerpo de bebé no tiene edad y no existe ninguna diferencia con el alma de sus papas ni de ningún otro ser, esté encarnado o no.


Cuando en la noche la familia duerme y se encuentran las almas al otro lado de la vida repasando su vida en la materia, comprueban como va todo, donde están fallando, el porqué de cada reacción, cómo va el seguimiento de sus planes respectivos, y de su análisis vuelven con el propósito del alma de enmendar los errores o los fallos para volver al Plan original, pero al abrir los ojos el cuerpo tiene que cerrarlos el alma porque vuelve a su confinamiento, y encerrada entre las rejas del “yo” al alma no le queda más remedio que oír, ver y callar.

El alma del bebé ha organizado su Plan de Vida, como el resto de almas, y cuando llega a la vida se encuentra con sus papás, tal como los tres habían planificado, pero se encuentra con un problema, que no por conocido al otro lado de la vida, sea lo deseable, y es que la enseñanza para la realización de su principal trabajo, que es encontrar el camino para volver a Dios que es el Padre Eterno, no solo no se la van a impartir, sino que todas las enseñanzas van a estar dirigidas a alejarle aun más de ese camino, todas las enseñanzas van a estar dirigidas a enseñarle que su Padre Eterno es un Dios vengativo y castigador que le va a enviar a los infiernos si desobedece de pequeño, o si se masturba de mayor, todas las enseñanzas van a estar dirigidas a separarle del resto de almas, a separarle de Dios.

Si el alma del bebé y de los papas pudieran expresarse en la vida física con la misma libertad que lo hacen en la vida astral, cambiarían de un plumazo su concepto de felicidad, y dejarían de buscarla en la materialización de sus deseos para encontrarla en su interior, en su conexión con el alma, en acallar al “yo” para que hable el alma, en liberar al alma de su encierro para que sea la que dirija la vida ya que es ella quien sabe lo que se necesita para conseguir la felicidad.

Para esto hay que dar un ligero giro a las enseñanzas que va a recibir ese bebé, sin olvidar que somos dos en uno: “SER y HUMANO”. Por lo que no podemos, ni debemos olvidar que somos humanos, pero si es imprescindible empezar a recordar que somos espíritus con el ansia de volver a Dios.

La enseñanza para desenvolverse en la Tierra ha de mantenerse, con los matices que la educación comporta según el país o según la creencia. Entre los matices sí que habría que sustituir la competencia por la colaboración, habría que añadir el respeto, habría que adecuar la enseñanza a la edad del niño, y recordar que el trabajo de un niño es jugar y que aprende jugando, respetando siempre su proceso de desarrollo. Metodologías tipo colegios Waldorf o Montessori, parecen las más idóneas para esto. Desde luego pagar miles de dólares para escolarizar a un niño en un colegio en que le enseñan miles de cosas no parece que sea el mejor camino para llegar a Dios, aunque el colegio sea dirigido por religiosos, ya que ellos son precisamente los que van a condenar a ese niño a la frustración en la vida y al infierno en la muerte, si no sigue sus normas.

Pero a la vez que se realiza la enseñanza para desenvolverse en la materia ha de existir una nueva enseñanza: la búsqueda interior, la búsqueda de Dios, escuchar al corazón y vivir desde el alma, a través de la mejor herramienta conocida hasta la fecha: la meditación, porque enseñar a meditar a un niño con cinco, seis o siete años, es garantizar un adulto mentalmente sano, es inculcar un hábito que será tan normal como lavarse, almorzar o ver la tele, es inculcar las creencias de Dios, desde la perspectiva de que Dios es Amor, es enseñarles desde pequeños que todos somos hermanos, y no enseñarles a competir, es ayudarles a madurar el carácter, es enseñarles a crecer y no sólo a envejecer, es enseñarles a amar, es enseñarles realmente a vivir, es enseñarles a vivir en Dios.

Con muy pocas generaciones el mundo sería mucho mejor. Conseguiríamos hacer un mundo más equitativo, un mundo en el que no importe ni el lugar de nacimiento, ni la raza, ni las creencias, ni el sexo. Un mundo en el que todos sus habitantes tengan las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sintamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sintamos a nuestro prójimo como nuestro hermano. Un mundo lleno de Amor.


martes, 9 de febrero de 2016

Pensamientos a través del tiempo

         Con mucha, o mejor, con demasiada frecuencia nos encontramos atados al tiempo: “Se me hace tarde”, “Mañana vamos a realizar el…”, “Las Navidades pasadas”, “Las próximas vacaciones….”, “Nos vemos en una hora”.

          Pero ¿Qué es el tiempo? Los estudiosos lo definen como una magnitud de carácter físico que se emplea para realizar la medición de lo que dura algo que es susceptible de cambio, o también como una dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia.

         Parece claro. Sin embargo, basándome en la propia experiencia, la sensación de duración del paso del tiempo, de “mi tiempo”,  parece fluctuar en función de mi propio estado emocional, y es claro que hace variar mi conciencia  de apreciación del tiempo. Cuando me encuentro bien, a gusto, enfrascado en la realización de una actividad que me apasiona, el tiempo se encoge, se reduce, pasa rápido; mientras que si la actividad es un tedio, el tiempo se alarga indefinidamente y no termina de pasar.



         Y por la noche, cuando no está de vigilia la conciencia, la apreciación personal es de no tiempo, porque tampoco está el “yo” para apreciar nada, está descansando. Todo lo cual nos lleva a pensar que el tiempo es una apreciación del “yo”, por lo tanto si el “yo” no está presente, no hay tiempo. Si ya sé que el reloj sigue corriendo, pero a mí que más me da si “yo” no estoy presente.

         Toda nuestra vida es una apreciación personal, es la propia conciencia, es el propio “yo”. Cuando viajo al pasado hay nada, todo está en mi recuerdo, recuerdo un día, recuerdo una hora, recuerdo una situación, todo convenientemente filtrado por el arel de mis propias creencias; pero curiosamente para dos personas que han vivido el mismo pasado los recuerdos son diferentes, porque es la conciencia de cada uno. Cuando viajo al futuro me encuentro lo mismo: nada.

         Solo existe lo que llamamos tiempo cuando se da la conjunción del “yo” y del ahora. Aunque más que tiempo es el continuo de la materia. Pero si siempre estuviéramos en el ahora, (que es donde deberíamos estar), ¿Para qué el tiempo?, aparte de para fichar en el trabajo a la hora y cosas similares.

         Al otro lado de la vida, ni tan siquiera existe ese continuo de la materia, porque no hay materia. Para los que están al otro lado de la vida todo es ahora, pero no solo aquello que es ahora para los que estamos en la materia, sino lo que nosotros consideramos como pasado o como futuro. Para ellos todo es ahora, no existe ni el tiempo ni el continuo de la materia. (Tampoco lo necesitan, no tienen que fichar).

         Está claro que mientras estemos aquí, en la vida, no vamos a poder desligarnos completamente del tiempo o de ese continuo de la materia, pero sí que parece clara la relación “tiempo, materia”, lo cual nos lleva a la conclusión de que mientras más esclavos seamos del tiempo parece que permanecemos más atados a la materia. Lo cual no quiere decir que un impuntual sea un ser más elevado, no, solo es un ser más irrespetuoso, porque todavía estamos en la materia y para desligarnos de ella necesitamos cultivar todas las virtudes Divinas, y una de ellas es el respeto.

         Cuando consigamos avanzar en esas virtudes y podamos ir descontando, en lugar de sumar, el numero de encarnaciones, posiblemente necesitemos un secretario que nos vaya recordando los eventos a realizar, ya que entonces sí que estaremos realmente con “los pies en la Tierra y la cabeza en el Cielo”, y no existirá el tiempo cuando lleguemos a ese estado.

          

lunes, 8 de febrero de 2016

Camino del corazón

PERLAS PARA EL ALMA


Para transitar por el camino que nos va a llevar a Dios, tenemos que hacer un ligero reciclaje en nosotros mismos. Tenemos que transitar el camino nos va a llevar al interior, a nuestro interior, tenemos que transitar el camino que nos va a llevar de la cabeza al corazón, el camino que nos va a llevar desde los pensamientos al Amor y ese viaje hacia el interior, se realiza suavemente, deslizándose con la respiración consciente, tratando de dominar los pensamientos, manteniendo una atención constante y aceptando todo lo que el fluir de la vida nos ofrece, que no es más que aquello que nos envía el Universo, fruto de la atracción que nuestros pensamientos han generado con anterioridad.




domingo, 7 de febrero de 2016

Esos locos bajitos (1)

Un bebé no es un diamante en bruto,
es un diamante parcialmente pulido
por el cincel de sus vidas anteriores.

Como voy a hablar de los hijos he aprovechado el titulo de la canción de Joan Manuel Serrat: Esos locos bajitos.

Ahora que sabemos que la pareja es la conjunción de dos almas que van al encuentro de Dios, nos falta saber qué pasa con los hijos. Aunque no es difícil de saber, antes al contrario, es muy fácil y no hace falta haber realizado másteres espirituales para saber que los bebés vienen a la vida para hacer lo mismo que hemos venido a hacer todos los demás, todos hemos sido bebés: Para aprender a amar, para volver a Dios, y como tienen también muchas vidas a sus espaldas para pagar su Karma pendiente o para recibir lo que les deben a ellos.


       
         Si los bebés fueran diamantes en bruto y sus padres ya supieran lo que están haciendo en la materia y fueran además conscientes de lo que supone traer un nuevo ser a la vida, sería magnífico para el bebé, ya que sería instruido desde la cuna en las cuestiones esenciales de las que trata la vida. Le dirían quien es, le hablarían de lo que ha dejado atrás, le aclararían que su cuerpo tiene fecha de caducidad y que esa caducidad es justamente la que le va a permitir volver a casa con una mochila más vacía de lo que estaba en su llegada a la vida, le enseñarían a ver a Dios en todo, en las plantas, en los animales, y sobre todo en las personas que le rodean, le amarían sin juzgarle, sin reprocharle, sin compararle, sin criticarle, sin coaccionarle, sin engañarle, sin chantajearle, le amarían con paciencia, con tolerancia, con comprensión, en definitiva le amarían, porque a fin de cuentas, el amor es eso, ya que si existe el juicio, si existen los reproches, si existen las comparaciones, si existe la crítica, sin existen las coacciones, si existe el engaño, si existe el chantaje, no se ama al hijo, se quiere otra cosa, se quiere esa otra cosa con la que se le compara.

         Pero ni el bebé es un diamante en bruto, ni sus papas tienen idea de lo que están haciendo en la vida, y mucho menos son conscientes de lo que supone traer un nuevo ser a la vida.

         Si la atracción espiritual es lo que unió a la pareja para cumplimentar el contrato de sus almas, para los hijos ya no existe atracción, es el designio de los tres, ya que en un tiempo antes de la vida acordaron el encuentro en la materia, para facilitar el crecimiento de los tres y acortar los tiempos de unión con Dios.

         Continuará……..


sábado, 6 de febrero de 2016

La pareja: Atracción espiritual (y 3)

Una pareja es la conjunción de dos almas
 que van al encuentro de Dios.

Terminaba la entrada anterior de “Almas gemelas” diciendo que La razón de tanta felicidad solo es una mezcla de deseo, de apego y de pensamiento. A partir de ese momento inicial es cuando los enamorados realmente han de aprender a amar, porque no saben, porque lo que sienten no es amor, y si se han encontrado no ha sido por casualidad, ni ha sido porque Dios ha permitido que se encuentren para vivir una locura, ni ha sido tampoco porque sean almas gemelas. Ha sido porque así estaba planificado.

La atracción que sienten el uno por el otro, ya sea física, emocional o intelectual, solo es el instrumento de acercamiento para cumplir una misión. La auténtica atracción es la atracción espiritual. Ambas almas sabían de antemano que se iban a conocer de una determinada manera, en un determinado tiempo para realizar un determinado trabajo. Es mucho menos idílico de lo que nos gusta creer y mucho más “Grande” de lo que podamos pensar.


Antes de llegar a la vida organizaron, pactaron y aceptaron lo que sería su Plan de Vida. En ese Plan de Vida aparecen reflejados los encuentros de todo tipo, y entre ellos el encuentro de su pareja, o de sus parejas, ya que cuando el trabajo establecido con una pareja ha finalizado, aparecen nuevos encuentros para nuevos trabajos, para nuevos aprendizajes. Y ese cambio de pareja debería poder realizarse sin miedo, sin dolor, sin traumas, sin culpabilidad, sin utilizar a los hijos como arma arrojadiza, sin embargo esto no es posible porque falta lo más esencial, falta el amor, falta el respeto, falta la generosidad.

De la misma manera que no sabemos lo que somos, ni de dónde venimos, ni lo que hemos venido a hacer, no sabemos nada, absolutamente nada, de lo que trata la vida. Por lo tanto no sabemos de qué trata la pareja.

Una pareja es un contrato establecido de antemano ante Dios, por lo tanto todo lo que formalicemos en la vida en la materia, sirve para las leyes de la materia, ya sean legales o eclesiásticas, pero a Dios le va a dar igual. No existe por lo tanto ningún impedimento espiritual, es decir ante Dios, (espiritual nada tiene que ver con eclesiástico), para que dos personas ya sean del mismo o de distinto sexo formalicen su relación como pareja, ya que el autentico contrato lo firmaron antes de llegar a la vida.

La razón de ese contrato, la razón del encuentro puede tener varios objetivos: Ambas almas están convencidas que durante un determinado tiempo juntas en la materia pueden aprender lo suficiente para crecer y acercarse así un poco más a Dios, o puede ser que hayan coincido en vidas anteriores y tengan temas pendientes, (tratándose de parejas es lo más normal), y hayan decidido encontrarse en la nueva vida para zanjar las diferencias existentes.
La pareja es un campo magnífico de aprendizaje y crecimiento para los seres humanos, ya que es un gran instrumento para aprender un sinfín de cualidades como lo son el amor, el respeto, la comprensión, la tolerancia, la ayuda, el sacrificio, la aceptación, la paciencia y el servicio, entre otros que ahora se me escapan.

Sin embargo, aunque no se firme un contrato en un juzgado o en una iglesia, existe el contrato del alma que es mucho más importante que cualquier otro contrato que se pueda firmar en nuestra vida en la materia, y la falta de las cualidades reflejadas en el párrafo anterior y la sobra de vicios como el orgullo, el engaño, los celos, la intolerancia, tienen unas consecuencias mucho más graves que la excomunión, la encarcelación física, o el pago de una pensión de manutención. Es la Ley del Karma: ¡Quien a hierro mata, a hierro muere!


 Vivimos un sueño y en ese sueño organizamos una vida de pareja que nada tiene que ver con la realidad. Hasta que no despertemos y vivamos nuestra vida despiertos, y por ende nuestra relación de pareja, no seremos conscientes de que la pareja es la conjunción de dos almas que van al encuentro de Dios.