Creo necesario explicar a que me
refiero en esta entrada cuando digo “mi ego”, y también cuando digo “yo”, y que
muy posiblemente no tengan nada que ver con las definiciones dadas a estos
términos por psicólogos, por expertos, por científicos o por estudiosos del
tema.
Cuando digo “mi ego”, me estoy
refiriendo a esa parte de mí que parece tener autonomía propia, incontrolable,
ingobernable, que sale a la luz sin ningún tipo de control, y que incluso
llega, a veces, a avergonzarme a mí mismo, o a crisparme, o consigue que me
sienta culpable. Me refiero a ese pensamiento, casi siempre negativo, que surge
del interior y es expulsado al exterior con la misma fuerza con la que sale a
la superficie la lava de un volcán en erupción. Me refiero a esa palabra, casi
nunca amable, que sin haber pasado por el filtro del pensamiento, o al menos
eso parece, se entromete de manera grotesca en una conversación elevando la
tensión hasta límites insospechados. Me refiero a esas emociones como miedo,
orgullo, ira, ansiedad o tristeza que aparecen como reacción a “algo
desconocido” que no está debidamente trabajado o controlado. Casi podría
resumir el párrafo diciendo que la parte inconsciente que hay en mí es “mi
ego”.
Y por supuesto que conozco cuál es el
origen de esta inconsciencia, es la energía acumulada en cada uno de mis
chakras, es mi carácter, son mis malos hábitos, es toda esa parte de mí en que
me encuentro trabajando para mejorar día tras día y vida tras vida, pero hasta
que cambie esa energía está ahí, y me cuesta controlarla.
Por el contrario, el “yo”, podría decir
que es la parte consciente. Es la parte que conoce cuál es el objetivo que
persigo, tanto espiritual como material, es la parte que analiza la causa de
las emociones descontroladas y trata, no siempre con éxito, de ponerlas a buen
recaudo, es la parte que se dedica a mantener ocupada a la mente con
pensamientos positivos cuando sospecha que está a punto de pensar un exabrupto,
es la parte que se encarga de contar hasta cien para que no salga por la boca
la impertinencia que me ahoga para poder hacerlo.
“Mi ego” y “yo” mantienen una lucha
encarnizada por el poder. Hay temporadas, afortunadamente cada vez más cortas,
en las que el “ego” se erige en ganador y voy dando tumbos emocionales por la
vida, pero para que eso no ocurra, el “yo” ha de permanecer alerta las
veinticuatro horas del día.
Este
es el trabajo que mí “yo” realiza:
ü Estoy
empezando a olvidarme de los demás para centrarme en mí, (no es egoísmo), por una razón, si yo estoy bien daré lo mejor de mí, en casa, en la calle, en terapias,
en clases, en charlas, en meditaciones, y hasta en las fiestas. Al final los
demás se verán favorecidos.
ü Estoy tratando de que nada me ofenda para no
tener que perdonar, pero sin embargo, me perdono a mi mismo por todo: Por cada
pensamiento que no sea totalmente positivo, por cada falta de detalle, por la pérdida
de paciencia, por dejar aflorar el orgullo, o cuando me atenaza el miedo, en
fin, perdono todo en mí, sin sentirme culpable.
ü Estoy
manteniendo mi mente ocupada con pensamientos positivos de todo tipo, pero
básicamente YO SOY.
ü Cuando
algo parece que va a afectarme bendigo una y mil veces a la persona o a la
situación.
ü Meditar
cada día, cuanto más tiempo mejor.
ü Y
en lugar de trabajar para amar a los demás, estoy trabajando para amarme a mí
mismo.
Este
último punto, el de amarme a mí mismo es el que más problemas me está causando,
porque no sé muy bien cómo hacerlo. De momento estoy tratando, (porque no
siempre lo consigo), ser yo mismo siempre, sin caretas: Ser el mismo en casa,
en la calle, en el trabajo, escribiendo y pensando, sin dar de mi lo que yo
pienso que la gente espera, sino dando realmente lo que soy. Si les gusta bien,
si no les gusta, pues ¡benditos sean! Porque si realmente me amo, esta claro que he de dar lo mejor de mi, tal cual soy.
Es
posible que dentro de unas cuantas vidas, si en las próximas me acuerdo del
trabajo que comencé en esta, que consiga que “mi ego” y “mi yo” sean la misma
cosa. Lo iremos viendo.
Hay una charla muy interesante de maestros y autores Advaita por JEF FOSTER .Como sentarse en lo absoluto la verdadera meditación . Me tomo la libertad de mandártela porque creo que te va a gustar , Mis mejores deseos para ti y para todos en este camino de la Búsqueda .
ResponderEliminarGracias. ¿Por donde me la envías?
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