Esta es la parte 2 de
la entrada “La pareja: (Atracción espiritual)
Está claro que cuando
dos personas se enamoran sienten algún tipo de atracción, sino no existiría el
enamoramiento, bien puede ser una atracción física, o una atracción emocional,
o una atracción intelectual, o una combinación de todas ellas, pero seguro que
ninguno de los dos miembros de la pareja achacan su enamoramiento a una
atracción espiritual.
Si acaso en su “locura
inicial” pueden definir a la otra parte de la pareja como su alma gemela, eso
es todo lo más que pueden acercar su enamoramiento a la espiritualidad. Bueno
también pueden pensar que Dios ha decidido premiarles juntándoles y
bendiciéndoles con ese amor. Todo está bien, hay que tener en cuenta que en las
primeras etapas del enamoramiento se dicen muchas, permitirme la palabra
“tonterías”.
Con respecto a que
Dios ha decidido que se encuentren y disfruten de esa locura de amor, por
supuesto que no, tal como ellos lo puedan pensar. Dios no hace de Celestina, en
ningún caso, aunque para ellos es tan grande su amor, que podrían pensar que
con ellos Dios ha hecho una excepción, no es así, Dios no hace excepciones.
Permitirme una
pregunta, ¿Cuántas parejas rotas han pensado esto mismo en el inicio de su
relación?, ¿Cuántas parejas que se soportan y se mantienen por la quietud
pensaron eso mismo en el inicio de su relación?, ¿Cuántas han mantenido esa
locura de amor más allá de seis u ocho meses?
Lo que suele ser más
normal es que un noventa y cinco por ciento de las parejas que recién se
enamoran piensen que se han encontrado con su alma gemela. Lo lamento, las
almas gemelas tal como lo entienden los recién enamorados tampoco existen.
Los enamorados pueden
pensar que las almas gemelas son dos almas que vibran en la misma sintonía y
que su único anhelo es encontrarse para fundirse en una sola. No existe así,
pero si hay almas, o mejor grupos de almas que vibran en la misma o parecida
sintonía, pero no anhelan para nada encontrarse en la materia con otra igual
para unirse en una vida física. El anhelo de todas las almas, vibren en la
sintonía que vibren, es unirse a Dios, y todo lo que hacen en la vida, o mejor
todo lo que programan para hacer en la vida física es avanzar en ese camino que
les va a acercar a Dios.
También podrían
pensar que son dos partes de una misma alma que también anhelan reagruparse
para sentirse completas. Tampoco es así, pero si que existen almas que pueden
dividirse en dos o en más cuerpos físicos diferentes, pero lo que menos quieren
en juntarse, ya que si el alma ha decidido dividirse es para aprovechar varias
opciones de crecimiento a la vez, o para pagar un excesivo Karma, para
disminuir el tiempo de unión con Dios.
También pueden creer
que se trata de dos almas tan afines que encarnan a la vez para encontrase
también en la materia. Tampoco es así. Pero si que existen muchas almas que son
afines por haber compartido muchas vidas juntas sin tener conflictos pendientes.
Estas almas pueden volver a encontrarse en un ochenta por ciento de
reencarnaciones, pero no lo hacen normalmente como pareja, aunque si como
miembros de la misma familia. No lo hacen como pareja porque la pareja es una
situación esplendida para crecer y ellos no crecerían mucho precisamente por su
afinidad, pero si lo hacen en la familia o próximos a ella para ayudarse en su
crecimiento.
Les iría mejor a
todos los que se inician en la senda del amor pensar en vivir el presente para
mantener ese amor que comienza cuanto más tiempo mejor, en cuidarle, en seguir
mimando a su pareja, en comprenderse, en tolerarse, en conocerse para perdonar
los defectos, (que con el tiempo van apareciendo), en alabar las virtudes de
cada uno, y dejar de buscar en el pasado la razón de tanta “felicidad”.
La razón de tanta
felicidad solo es una mezcla de deseo, de apego y de pensamiento. A partir de
ese momento inicial es cuando realmente han de aprender a amar.
Continuará…………
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