El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 9 de agosto de 2012

De hijos y de padres


            Los hijos a los que se refiere esta entrada no son, básicamente, hijos pequeños, preadolescentes, adolescentes o menores de edad. Sólo es referida a los mayores de edad.
            Es curioso. Las personas que vienen a terapia, parece que se van llegando por grupos y por temporadas. En esta última temporada, está llegando un grupo de personas jóvenes, con problemas de relación con sus padres, problemas relacionados, de manera primordial, con la vida que a los hijos les gustaría vivir. Y esa vida que los hijos anhelan vivir, se encuentra totalmente enfrentada a la vida que los padres desean que vivan sus hijos.
            Son muchos los padres que ponen sus esperanzas, sus aspiraciones, sus ilusiones e incluso sus frustraciones, en sus hijos. Quieren para sus hijos, lo que ellos desde su educación, desde su evolución, desde su carácter, desde su cultura y desde sus creencias, creen que es lo mejor para ellos; y los hijos, que tienen su propio carácter y sus propias creencias, necesitan para su  propia evolución, vivir su propia experiencia y su propia vida, y no vivir lo que otros, aunque sean sus padres decidan para ellos.
            Si se da esta situación, es claro que la evolución no parece ir más allá de la materia, y eso supone un doble sufrimiento: Sufrimiento de los padres que ven truncadas las esperanzas que tenían depositadas en sus hijos, como una continuación de ellos mismos, y sufrimiento de los hijos, que no pueden vivir su propia vida, y si lo hacen es a costa del sufrimiento de sus padres.
            Es necesario, en este punto una reflexión por parte de los padres: ¿Qué es lo que realmente desean para sus hijos?, ¿Qué sea millonario triste o deprimido, o pobre pero totalmente feliz y libre de sufrimiento? Ya sé que entre estos extremos hay miles de matices intermedios, pero nos vale el ejemplo. Cada caso es un universo en sí mismo.
            Se supone que lo que desean los padres para sus hijos es su felicidad. Es a partir de esta premisa que los padres han de reflexionar en lo que su hijo cree que necesita para ser feliz, y aceptarlo, y respetarlo. El amor, es respeto, es libertad, es ayuda y servicio. Y si los padres creen que su hijo se equivoca, han de seguir prestándole su apoyo, en todo cuanto necesite, cuando el hijo solicite su ayuda.
            Pero tienen que saber que el hijo, aunque parezca que haya fracasado en su elección, no es tal. Sólo es su propio aprendizaje, su propia experiencia.
            Los padres han de permitir que los hijos se equivoquen, han de permitir que vivan sus vidas, no la vida que ellos decidan.
            Los hijos también tienen su punto de reflexión. Han de escuchar y valorar aquello que le presentan sus padres, hablarlo con ellos, y exponer, con amor, cual es su plan de vida y porqué. Si no fuera aceptado y decide llevarlo a cabo, que lo haga perdonando y bendiciendo a sus padres, ya que en la evolución de sus progenitores, han de vivir esa experiencia, que una vez aprendida, les lleve a todos a aceptar y respetar la decisión de unos y otros.
            Nunca es tarde. El tiempo no existe.

jueves, 2 de agosto de 2012

Secretismo


            Existen un sinfín de enseñanzas que no pueden salir a la luz, porque así lo indican los maestros que enseñan estas técnicas, y que podrían acercar al ser humano a algunos de los miles de caminos, que existen para su despertar, y poder así, separarse paulatinamente del cuerpo para acercarse al alma.
            La razón del secretismo, no es otra, de que podría caer en manos de personas que no están preparadas para tales técnicas, y además, podría desvirtuarse la enseñanza.
            Yo mismo, tengo firmados documentos de confidencialidad de técnicas, que más tarde he visto recogidas en libros, que se encuentran al alcance de todo el mundo, previo pago, por supuesto. Y sigo manteniendo la confidencialidad, por cuestión de palabra. Siempre he creído que la palabra de una persona es una de las cosas más hermosas y valiosas que existen, y no cumplir esa palabra, sería como retozar en un lodazal.
            Antes pensaba y ahora sigo pensando con más fuerza, si cabe, que si las técnicas salieran a la luz, es muy posible que las personas que no están preparadas para recibirlas, no las hagan caso, o se les olvide, (hay muchas experiencias sobre esto), o en el peor de los casos si tuvieran algún problema, siempre hay otros que podrían ayudarles a solucionar ese problema. Pero si podría haber otras personas que si las aprovecharían sin ningún problema, y sin embargo, les estamos privando de ellas, por si acaso…..
            Creo, (sólo es un pensamiento), que en la encrucijada actual en que se encuentra la humanidad, es imprescindible sacar a la luz el mayor número de enseñanzas posibles para ayudar a la persona a despertar. Todos no tienen el suficiente dinero para la realización de cursos en los que se explican estas técnicas, cursos, que además son lo suficientemente caros como para privar de ellos a muchas personas. ¿Quién puede decir que las personas carentes de recursos no están preparadas para recibir tales enseñanzas?
Así como la Naturaleza, obra de Dios, no esconde su belleza, ni discrimina por el coeficiente intelectual de las personas, ni por la raza, ni por el sexo, pienso que nosotros, los seres humanos, que aunque a imagen y semejanza de Dios, somos algo menos que Él, tampoco deberíamos de discriminar a nadie.

viernes, 18 de mayo de 2012

De terapeutas, sanadores, maestros y gurús (2).


            La humanidad actual necesita de mucha ayuda para despertar y cambiar su vibración, y poder así despegarse del cuerpo y acercarse al alma, para aprender a Amar, para servir a sus hermanos, para acercarse a Dios.
Para ofrecer esa ayuda son necesarias cuantas más personas mejor, y colaborar así, siguiendo el Plan Divino, en la sanación de los cuerpos y el despertar de los egos, que es la llave que abrirá la coraza de los corazones, corazones que son los instrumentos y mensajeros del alma, y vehículo de transporte hacia la divinidad; divinidad que es la misma en todos los habitantes del planeta.
            Terapeutas o no, todos somos importantes en esta tarea, todos somos a la vez alumnos y enseñantes, terapeutas y pacientes, ya que cada persona necesita algo diferente a las demás, algo consustancial con su momento y su nivel de crecimiento y evolución.
             Pero todos, sobre todo los que están un poco en contacto con su corazón, han de realizar esta sagrada tarea con amor, con compasión, con misericordia, con dulzura. No puede alguien que se hace llamar terapeuta, sanar y arreglar con una mano, y enfermar y desarreglar con la otra. No es lícito que un terapeuta que se dedica a colaborar en la sanación de otros, provoque con su comportamiento desarreglos emocionales en otras personas, que curiosamente suelen ser los que se encuentran más próximos.
            Eso sólo es un signo de inmadurez, y no son conscientes de que el Karma liberado por la sanación, queda disminuido o minimizado ante el Karma generado por su comportamiento.
            Es necesario que un terapeuta de la Era de Acuario sea ejemplo de vida para sus pacientes, para sus amigos, para su familia, para todos los que le rodean, en su caminar por la vida. La meditación y el trabajo interior, han de ser las primeras actividades que cada terapeuta debe realizar en su día. Antes de intentar colaborar en cualquier sanación, ha de trabajar en la suya propia.
            Tampoco es lícito para un terapeuta “pasar por lo que no se es”, y hacer creer a los demás en títulos que no se ostentan o en cualidades que no se tienen. Vivo en un país hermoso, con gentes maravillosas, pero con problema de “titulitis”, aquí es más importante el titulo que la persona, hasta el extremo de llamar a las personas por su titulo antes que por su nombre. Esto puede llamar a engaño, sobre todo si el terapeuta no deshace el malentendido y explica que sólo es un terapeuta. No puede, ni debe un terapeuta arrogarse un título indebido, como por ejemplo hacerse llamar “doctor” cuando su especialidad son los masajes.
            También nos encontramos, en todo el mundo, con la costumbre de llamar “maestro” a alguien que sólo dirige una meditación, o da una charla sobre cualquier tema “espiritual”. Un Maestro es alguien que ha alcanzado la realización. No hay muchos encarnados, y casi nadie de los que transitamos por la vida podemos calificarnos con el título de maestro, y no sólo eso, sino que ni tan siquiera debemos permitir que nos nombren como tal, ya que “quien calla otorga”.
            Ser terapeuta o sanador comporta mucha más responsabilidad de la que muchos puedan creer. La actitud de un terapeuta ha de ser recta, clara y honesta en todas las facetas de la vida. Ha de ser ejemplo de vida, ha de ser amoroso y respetuoso con todos.

domingo, 13 de mayo de 2012

De terapeutas, sanadores, maestros y gurús (1)


            Esta entrada es una especie de actualización pública de mis creencias. Aunque queda mejor decir, de parte de mis creencias espirituales, y sobre todo las relacionadas con la sanación.
            Recuerdo cuando realicé el curso de terapeuta y maestro Reiki, que aprendí que las dos reglas principales del Reiki son:
-          La terapia deber ser solicitada por el paciente.
-          Siempre debe existir una contraprestación.
Y así lo enseñé yo a lo largo de los años, ya que la razón de esas dos reglas, me parecían, en cierta manera, lógicas.
La primera basaba su razón en que si el paciente no solicitaba la terapia, es que, posiblemente no la necesitara, y debía seguir con la enfermedad por alguna razón, que ni él, conscientemente, conocía.
La razón de la segunda, es que existía un trabajo, una entrega de energía, un curso que avalaba la terapia, el cual había tenido un coste, y posiblemente alguna razón más, que ahora no recuerdo. Todo ello daba como resultado que se debía abonar algo por la terapia, aunque fuera poco, y por los cursos que se realizaban, porque debía existir un intercambio de energía, por un lado la monetaria, y por el otro la sanadora.
Además del Reiki, he realizado cursos de otras técnicas de sanación, y en algunas otras, no sólo avalaban dichas teorías, sino que llegaban más lejos, hacían firmar un documento de confidencialidad, para que no se comentara nada de lo aprendido, si no era dentro de un curso de formación, con precios ya establecidos y enormemente costosos. (Confidencialidad que sigo respetando por creencias kármicas).
Pero yo ya no lo enseño así, y tampoco lo práctico. Prueba de ello, es que hemos puesto en marcha un Centro de Sanación y Crecimiento Interior, completamente gratuito; y si en la realización de la sanación, se comprueba la capacidad del paciente para ser sanador, le ofrecemos la posibilidad de realizar un curso de iniciación de Reiki, también completamente gratis.
En el caso de la solicitud de la terapia por el paciente, tampoco lo tenemos en cuenta. Si encontramos a una persona con un problema, aunque no lo solicite, en nuestras meditaciones le hacemos sanación a distancia. Es muy posible que nunca sepamos si esa o esas terapias le han servido para sanar su enfermedad, o para aliviar su estrés o su dolor, o para sanar cualquier aspecto de su vida, pero no nos importa, nos sentimos felices tratando de ayudar, porque si.
Una buena manera de liberarse del Karma es la sanación, pero la sanación desinteresada, ayuda a liberar mayor cantidad de Karma. Recuerda que se deja de generar Karma cuando todo lo que se hace es porque si, es por amor, sin ningún deseo, salvo el de que la persona sea feliz. Al Centro de Sanación, están llegando terapeutas a ofrecer sus servicios, lógicamente de manera gratuita, durante un día a la semana, o una mañana, o una tarde, según sus disponibilidades. Eso nos hace felices.
En nuestra evolución, vamos a llegar, porque esa es la meta, a conocer y a sentir el Amor. Sentir y Amar a todos como hermanos, lleva al servicio, y el servicio incrementa la energía del Amor. Entonces el ser humano da y recibe, porque el Universo le responde y las riquezas materiales y espirituales llegan a él hasta la saciedad, cuando ya no pide nada para sí.
Servir es una manifestación de la vida, es un anhelo y un impulso evolutivo del alma. Mientras el “deseo” es la característica sobresaliente de la naturaleza inferior, el “servicio” es la característica sobresaliente del alma.
Por eso, a pesar de lo que digan las teorías de distintas filosofías, hay que ayudar a todos, sin distinción, porque son Luz, porque son un alma, como tú. 

jueves, 3 de mayo de 2012

Cambiar para ser feliz


Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo

Albert Einstein.

Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.

Mahatma Gandhi


            ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con personas, si no tú mismo/a, tristes, llorosas, compungidas, que cargan sobre sus espaldas, como una losa pesada, una relación que les hace la vida infeliz?, y a pesar de todo, esas personas siguen paseando su pesada losa, día tras día, sin ser conscientes de que con un ligero cambio, pueden aligerar su peso y cambiar el ritmo de su vida de manera radical, dejando a un lado su perenne infelicidad, su sensación de vacío, de tristeza y de impotencia, y acercarse a una vida digna, mucho más serena, alegre y feliz.
            No importa el tipo de relación que sea, pareja, padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, no importa. Como decía Gandhi, cambia tú para cambiar tu entorno. Como decía Einstein, para conseguir resultados distintos hay que cambiar algo.
            Pero no se trata de cambiar sin más, ya que ese cambio sin rumbo podría conducir a situaciones aun más desagradable, el cambio ha de tener un objetivo, y ese objetivo no puede ser otro que el Amor. Ya que si existen situaciones desagradables, es seguro que el Amor brilla por su ausencia, ya que ante el Amor no puede existir ninguna situación desagradable. El fin del Amor es la felicidad del otro, por lo que ante el Amor no puede existir ninguna losa que aplaste a uno en detrimento del otro.
            Alguien, alguno de esos/as maltratadores/as emocionales anónimos/as, que, además, casi siempre actúan en privado, pueden alegar que por supuesto que aman a su pareja, a su padre, a su hija, etc., y que todo lo hacen por su bien, para que aprenda, para que no haga el ridículo, para que conozca el valor del dinero, para que sea alguien el día de mañana, para que…… etc., etc., etc. Eso no es Amor, y ni tan siquiera un sucedáneo, eso sólo es una prueba de inmadurez total, de inferioridad, de orgullo, de envidia, eso es cualquier cosa menos Amor.
            El cambio del maltratado ha de ser hacia el Amor, y actuar bajo esa perspectiva, procurando la felicidad del otro, no juzgando sus palabras ni sus acciones, de la misma manera que no se juzga ni se critica a un bebé, sólo se le atiende lo mejor posible, es decir, se actúa para su felicidad haga lo que haga. Responder al ataque, guardar rencor o ira, desear lo peor, es ponerse a su altura, es ser otro bebé.
            Todo esto, sin jugarse la vida, hay bebés enfermos y muy peligrosos. Ante estos también es imprescindible un cambio, pero además de Amar, es posible que sea necesario un alejamiento.
            Pero esos casos son los menos, son escasísimos. Son más los casos en los que la moneda de cambio es el reproche, el silencio, el desprecio. Pero no hay ningún reproche, ningún silencio, ningún desprecio, que no pueda ser curado con un poco de Amor. Es muy posible que lo que estén pidiendo a gritos con su maltrato sea un poco de Amor.
            Si cargas con una pesada losa, ¡cambia!, y observa que sucede.

miércoles, 25 de abril de 2012

Salvar el alma


Nadie quiere salvar su alma,
todo lo que queremos es cuidar la cara.
Yogui Bhajan

            Este es el quid de la cuestión. En el tiempo que llevo dedicándome a la práctica del yoga, de la meditación y de la sanación, y a poner mi experiencia a disposición de todos aquellos que crean y sientan que les puede ayudar a despertar, a sanar, a acercarse a su alma, a ser feliz; me he encontrado, y me sigo encontrando, con que las personas que se quejan de lo infelices que son, de la mala suerte que tienen, de su soledad, de su ansiedad o de su enfermedad, cuando les insinúas que todo eso puede cambiar, con un mínimo de trabajo diario por su parte, buscan un millón de excusas, siendo la falta de tiempo la estrella de esas excusas, o desaparecen, o sencillamente realizan ese trabajo de una manera tan superficial, que no les sirve nada más que para demostrarse a sí mismos, y demostrar a los demás, de que eso ya sabían que no iba a funcionar. Por supuesto, siempre hay algunas maravillosas excepciones.
Las personas quieren ser felices, ¡sí!, pero tomando una pastilla cada ocho horas, y que no les hablan de dejar sus actividades diarias, (paseo, cama, televisión, cerveza con los amigos, etc.), o incrementar estas, aunque sea media hora, para dedicarse a crecer y evolucionar. Prefieren seguir siendo bebés, prefieren seguir dormidos, a fin de cuentas, en su sueño, no son conscientes ni de la talla de su conciencia, ni de su sueño.  
            Son muy pocos los que realmente quieren salvar su alma, o más fácil todavía, son muy pocos los que realmente quieren experimentar la felicidad de manera permanente. No creen que pueda existir la felicidad permanente, y mucho menos que se pueda encontrar en el interior de la persona, sin depender para nada de la consecución de los deseos. Es posible que lo expliquemos mal y no consigamos hacernos entender, por eso, no es que no lo crean, es que ni tan siquiera lo entienden.
En mi ignorancia, creo que piensan, al menos muchos de ellos, que si sanan de cualquiera de sus múltiples enfermedades, ya sean físicas o emocionales, no podrían quejarse y entonces, es posible que sientan que no pueden captar la atención de los demás, con lo que su soledad aun sería mayor.
            ¿Puede ser que antes de tener acceso a la felicidad y al amor necesiten vivir otras experiencias? El alma necesita vivir todas las experiencias, entre ellas las del dolor, la soledad y el sufrimiento, en todas sus múltiples facetas, de abandono, de soledad, de muerte, de enfermedad, de engaño, etc. Sin embargo, para asimilar la experiencia, no es necesario pasar una vida entera llena de sufrimiento, puede asimilarse en poco tiempo, el necesario para que la persona sea consciente de ese dolor, el necesario para que la persona sea consciente que lo puede erradicar sólo con su voluntad y con su pensamiento.
            Si eres de los que crees que es más importante la cara que el alma, te dejo una reflexión: La cara es caduca, se la comerán los gusanos dentro de unos días. El alma, sin embargo, eres tú, y es eterna.

sábado, 31 de marzo de 2012

Solo meditar no es suficiente

                La meditación por sí sola no es suficiente para avanzar de manera rápida y segura en el camino de evolución y de crecimiento interior.

La meditación es un abono, es como cuando abonamos un campo en el que no se ha realizado ningún trabajo previo, lo mismo crecen más fuertes las buenas hierbas que las malas. Para que el abono sea fructífero y se pueda obtener un buen rendimiento al campo, antes de abonar, se ha de limpiar el campo de las malas hierbas, para que así, solamente las buenas hierbas crezcan sanas y fuertes con el abono.
De igual manera actúa la meditación, incrementa la energía del campo energético del meditador, y lógicamente de sus chakras, que son una parte de ese campo, pero se incrementan, en la misma medida, tanto las energías positivas como las energías negativas. Por lo tanto se ha de limpiar el campo energético de energías negativas, de la misma manera que se quitan las malas hierbas del campo que se va a abonar, para que sólo sean abonadas las energías positivas.
Es cierto que hay algunas meditaciones en las que se puede ir limpiando las energías negativas del cuerpo energético a la vez que se energiza este. En unas se pueden trabajar todos los chakras, en otras se trabaja chakra a chakra, y en otras se trabajan ciertos aspectos del carácter de la persona para eliminar en concreto ciertas energías negativas.
Pero, posiblemente sea más rápido ser conscientes de cuáles son las energías negativas, (rabia, miedo, orgullo, ira, falta de amor, tristeza, pereza, apego al dinero, apego al poder, egoísmo, agresividad, etc.), que están entorpeciendo el proceso de crecimiento, para trabajar específicamente en ellas y conseguir así, su eliminación.
Para poder trabajar en las energías negativas, lo primero y principal es ser consciente de que están ahí. Difícilmente se podrá eliminar algo de lo que no se tiene conocimiento. Conocer y aceptar que se está en posesión de una energía negativa, es decir, de un defecto, es un signo de valentía tan grande que es el primer paso para su eliminación. La sola aceptación del defecto elimina una buena parte de su energía. El resto se ha de eliminar aplicando en la vida diaria, de manera consciente, la virtud opuesta, hasta que la energía de la virtud elimine totalmente la energía del defecto. Para ayudar en este trabajo se pueden realizar meditaciones específicas, que existen en muchas filosofías o yogas, para la eliminación del defecto en cuestión, y también se puede acudir a algún terapeuta, que ayude con alguna sesión de sanación.
Se ha de poner una especial atención, y ser totalmente honestos a la hora de cuantificar los defectos con los que se va a trabajar, porque pueden estar tan arraigados en la persona y ser una característica tan importante de su carácter, que la misma persona puede presumir de su defecto como si de una virtud se tratara, con lo que en su inconsciencia, va a meditar años y años, sin conseguir avanzar ni un milímetro en su evolución, o hacerlo tan lentamente que es como si no se moviera.

jueves, 8 de marzo de 2012

Futuribles.

            En nuestro viaje por la vida nos vamos encontrando con infinidad de puertas. Unas se abren, otras se cierran. Nunca sabemos lo que nos vamos a encontrar detrás de cada puerta hasta que traspasamos el umbral. Justo en ese momento comienza una experiencia, un conocimiento, un aprendizaje para el alma.

            Podemos decir que cada puerta representa un futurible, una de las posibles opciones que planificamos en la organización de nuestra vida antes de tomar contacto con la materia. Ahí está también, aunque limitado, nuestro libre albedrio. Podemos elegir entre todas las puertas que tenemos delante, pero no otras.

            ¡Cuantas elecciones a lo largo de nuestra vida!, ¿Cuántas veces nos habremos planteado qué hubiera pasado si en vez de tomar la puerta “a” hubiéramos tomado la puerta “b”? ……. Pues no hubiera ocurrido nada. Posiblemente hubiéramos vivido otra vida completamente distinta, en el que las experiencias asimiladas por el alma hubieran sido otras. Pero el aprendizaje que hubiéramos adquirido de haber traspasado la puerta “a”, lo tendríamos que realizar en otro momento de la misma vida o en otra vida posterior. No podemos pasarlo por alto, ya que el alma necesita acumular todas las experiencias, no se va a saltar ninguna, aunque el orden de aprendizaje, normalmente le importa poco.

            Sin embargo, a veces, nos encontramos viviendo una etapa de felicidad después de haber traspasado una puerta, cuando, sin previo aviso, de la noche a la mañana, esa puerta se cierra de un portazo dejándonos afuera, truncando nuestra felicidad, y en nuestra impotencia, llenos de rabia, desafiamos a Dios, preguntándole como pudo haber permitido eso.

Dios, ni permite ni deja de permitir. Es nuestro trabajo, es nuestro aprendizaje, es nuestra programación de vida, es nuestra elección. El mismo portazo es nuestra experiencia.

El problema no es Dios. El problema somos nosotros, que nos identificamos con el cuerpo en el que residimos, y creemos, erróneamente, que necesitamos de un entorno agradable y de  personas afines para ser felices.

En nuestra identificación errónea con el cuerpo pensamos que a nosotros no nos puede ocurrir ningún acontecimiento de los que calificamos como malos, y que las cosas malas solo les suceden a los demás. No, a nosotros también, y el primer aprendizaje es ser conscientes de que todo sucede en un instante, pero al momento siguiente, ya ha desaparecido, y no tenemos porque quedar enganchados de manera permanente a nuestro dolor, al sueño roto, al fracaso, a la desilusión o al desengaño.

Quedarse en el dolor del pasado es como quedarnos parados delante de la puerta que se ha cerrado.  Eso no nos permite comprobar que a nuestro lado, mientras se cerraba la primera puerta, se abrían de par en par nuevas puertas. Pero no podemos verlas si nos quedamos inmóviles, con la mirada fija en la puerta cerrada. Las oportunidades están siempre delante, no detrás. No importa cuántas puertas se cierren, Dios siempre nos abre nuevas puertas de par en par.

Lo que sucede nunca es porque sí. Los futuribles a los que tenemos opción sólo son fruto de nuestro karma y de nuestra programación de vida. Si cuando la puerta se cierra no hemos asimilado la enseñanza, hemos de tener por seguro que volveremos a encontrarnos con la misma experiencia en la próxima puerta, y así va a ser siempre hasta que a fuerza de dolor, desengaño y sufrimiento aprendamos la lección.

Es mucho más fácil y más agradable, aprender con alegría, y hacer conciencia, de una vez por todas, de que somos alumnos, en distintos grados, que estamos estudiando una carrera: la carrera de la Iluminación. Unos en la guardería, otros en primaria, otros en secundaria, otros accediendo a la universidad y otros en el último año de carrera. Todos vamos a graduarnos, pero no está escrito que todos lo hagamos a la vez, porque muchos repiten y repiten, una y otra vez, ¿Hasta cuándo?, ¡Hasta que aprenden!

miércoles, 29 de febrero de 2012

Nadie nace maestro, pero todos tenemos la maestría

            Los seres humanos estamos viviendo un momento apasionante. Hemos nacido justo en la época en la que tenemos la posibilidad de trascender de seres humanos a seres espirituales, y la única escuela expedidora de certificados es nuestro corazón. Es a través de él como vamos a realizar la conexión con nuestra alma, para recordar así de dónde venimos, y comportarnos, de una vez por todas, como los seres divinos que somos, dejando de lado los sueños ilusorios que nos va presentando nuestra mente.
Cualquier cambio de conciencia, cualquier sanación, cualquier crecimiento, cualquier evolución, ha de realizarse, en soledad, desde el interior de la persona. Y es momento ya de comenzar ese trabajo, si es que aun no estás inmerso de lleno en él, porque el ser humano debe poner fin a esa fuerza centrífuga que le mantiene alejado de sí mismo.
            El cambio de conciencia, con todo lo que arrastra tras de sí, debería de ser nuestra tarea principal, y no la especulación ridícula que realizan miles y miles de personas, que trabajan para el cambio cuando sobra tiempo, cuando no se puede ya doblegar la ansiedad o como fuerza de arrastre después de un curso.
            Nadie nace maestro, y sin embargo, todos tenemos la maestría, porque todos tenemos en nuestro interior todo el Conocimiento de Luz y de Amor. Sólo hay que aprender a vivir desde el corazón, y una vez en él, de manera automática sale a flote toda la Luz, todo el Amor y todo el Conocimiento.
            Sin embargo, podemos tener  un problema. Estar en la creencia de que ya vivimos desde el corazón, y no aparecer ni rastro de ese Conocimiento.  El problema estriba en que tenemos la creencia de que vivimos en el corazón, pero no vivir realmente en él. Eso solamente es otra ilusión de la mente, posiblemente una de las peores, ya que genera una especie de orgullo espiritual, que en vez de acercarnos al corazón, nos separa cada vez más.
            Hay señales claras que indican que se vive desde el corazón:
·       Sentir al resto de la humanidad como verdaderos hermanos: Cero críticas, cero juicios.
·       Respetar la libertad y el libre albedrío de todos: Familia, amigos, conocidos y desconocidos. No manipular.
·       No discriminar a nadie por razón de raza, de sexo, de estatus social, de religión o de tendencia sexual.
·       Ayudar y servir física, material, moral y espiritualmente a todos los que lo necesiten. No con lo que te sobra, sino con lo que te falta.
·       Ser totalmente honestos, claros y coherentes. El pensamiento, el sentimiento y la palabra han de ir siempre en la misma dirección.
·     Perdonar cualquier ofensa, y bendecir al ofensor. No existen ofensas, existen lecciones. Recuerda que sólo se perdona de manera natural, cuando el ofendido se coloca en lugar del ofensor.
·       Amar a todos y a todo por igual. Aceptar a todos y a todo de la misma manera.
·       Aceptar únicamente las verdades que resuenen en el corazón o en el alma, dejando que la intuición sea la guía de la vida.
·      Sentir que “todo está bien”.
Para todo esto, has de comprometerte contigo, has de tener voluntad de trabajo y paciencia para esperar los resultados, sin expectativas. La meditación y el silencio son dos grandes aliados en el viaje al corazón. Es fundamental el silencio, ya que cuando la mente está viviendo en la plenitud de su ruido, no deja espacio para escuchar los mensajes, más sutiles, del corazón.

martes, 28 de febrero de 2012

El espíritu de Acuario

            De la misma manera que nosotros coexistimos en dos planos: Material y espiritual, hay otros seres que ya han abandonado el plano material, y se encuentran únicamente en el plano espiritual, sin cuerpo físico.

            Estos seres están tan vivos, no, tanto no, más vivos que nosotros, ya que ellos sí que están viviendo la auténtica realidad, la realidad del Amor, mientras que la nuestra está distorsionada por la propia mente, que nos arrastra, entre otras cosas, al deseo, al apego, al egoísmo, al miedo; muy lejos de “la fraternidad”, “el servicio desinteresado”, “la solidaridad” y “la unión”, que son las características del espíritu de la Era de Acuario, por la que estamos iniciando el transito, junto con nuestro planeta.
            Es muy curiosa la inconsistencia y la falsedad, muy posiblemente inconsciente, de muchos de nuestros contemporáneos, ya que conociendo de manera perfecta la teoría de que somos seres divinos, de que nuestro cuerpo físico es el vehículo de nuestra divinidad, siguen apegados total y absolutamente a la materia. La inconsistencia entre lo que hacen, lo que dicen y lo que piensan es total, potenciando un auto-engaño absoluto. Auto-engaño porque predican una cosa y hacen totalmente la contraria; leen libros de autoayuda repitiendo como loros frases de esos libros, sin llevar a la práctica la enseñanza real de esas frases; se quejan de la desigualdad, cuando ellos la potencian con su manera de vivir, en lugar de remediar ellos la desigualdad que está al alcance de su mano; y así, mil cosas más.
            Los seres que están al otro lado de la materia, ya intentan ayudarles, pero no pueden con tanta falsedad como les envuelve. La energía de sus emociones, de sus pensamientos, y de sus palabras, les impide vibrar en una sintonía un poco acorde con la de los seres que les están intentando ayudar.
            Hay algunas claves que se pueden seguir para cambiar la sintonía de la propia energía:
-          Ser sinceros y honestos: En la sinceridad y la honestidad se igualan loa pensamientos, las palabras y las acciones. Ya no hay inconsistencia, ya no hay falsedad.

-          Evitar el auto-engaño: Hay que permanecer alerta de manera permanente. La mente utiliza millones de estrategias para convencerte de que lo estás haciendo bien.

-          Discernir lo verdadero de lo falso: Casi todo lo que presenta la sociedad, es ilusión, es falso, es un sueño, porque sólo es un reflejo de las propias mentes que conforman esa sociedad, y en esas mentes solo hay cabida para la desigualdad, para el egoísmo, para la desunión. Políticos y religiosos se encargan de fomentar la desigualdad y la desunión, inculcando falsos valores sobre la patria o la religión. Los verdaderos valores son la unión, la hermandad, la solidaridad o el amor. Nuestra patria es el Universo, nuestro idioma es el Amor, nuestro Dios es el mismo para todos, y se encuentra tanto en la catedral, en la pagoda, en el castillo y en la choza, como en el corazón de todas las personas.

-          Abandonar la pereza: El crecimiento interior y el fortalecimiento del carácter, no lo va a dar nadie más que uno mismo con su propio trabajo interno. Ni libros, ni gurús, van a hacer que se avance ni un ápice en el propio crecimiento. Hay una cita que dice: “El maestro abre la puerta, pero es el alumno el que ha de traspasar el umbral”.

-           Aceptar la vida tal cual es: Aceptar los obstáculos, aceptar las crisis, aceptar los desafíos, porque son, gracias a ellos, como vamos a avanzar y a crecer, son ellos los que fomentan la conexión con nosotros mismos y con Dios. 

-          Selecciona a las personas con las que te relacionas: Hay mucho fariseo, hay mucho charlatán, que por mucho que se anuncien, están muy lejos de la Luz. Recuerda: ¡Por sus hechos los conoceréis!, mucho más que por sus palabras. Para evolucionar es bueno encontrar a personas que estén vibrando en un nivel alto de evolución, no que ellos digan que están vibrando en tal o cual sintonía. Obsérvalos, observa sus acciones, observa su amor, observa su caridad, observa su falta de juicios, observa su honestidad, observa su solidaridad. 

-          Practica la humildad: En nuestro nivel, ninguno de nosotros está exento de vanidad. Posiblemente sea una de las mayores batallas que todos tenemos que librar, en mayor o menor medida

-          No explotar a nadie, no manipular, no especular: Respeta a cada persona como te gustaría que te respetaran a ti. Respeta su proceso. Ni tan siquiera les ayudes, si no desean la ayuda. Ten en cuenta una máxima: Trata a todos como te gusta ser tratado.

jueves, 23 de febrero de 2012

Nada sucede porque si.

            Cuántos proyectos cancelados, cuántos deseos incumplidos, cuántas empresas fracasadas, cuánto trabajo inútil, cuánta planificación inservible.
            Seguro que todos, en uno o en otro momento de nuestra vida, hemos sufrido un revés de este tipo, en el que se nos ha truncado o retrasado algún proyecto, o alguna empresa no ha llegado a buen término, o se ha desmoronado alguna ilusión.
            Pero todo eso no es un revés, sólo es un acontecimiento más en el ciclo de la vida, y nuestra vida no se inició el día que vimos la luz por primera vez con los ojos que estamos leyendo esto. Nuestra vida viene de largo, de muchas idas y venidas, de un espacio físico, de energía densa, a un espacio de energía mucho más sutil; y la vida física actual sólo es una continuación de todas esas vidas, por lo que cualquier proyecto que deseamos emprender, es una continuación de algo que viene de atrás, para cumplir con el trabajo que tiene programado el alma para esta vida física.
Nada sucede porque sí, todo tiene una razón, todo contiene una enseñanza, todo contiene la cancelación de una deuda pendiente, a nuestro favor o en contra. Deprimirnos por algo que no se cumple, lo mismo que saltar alborozados por una ilusión satisfecha, es señal de que a nuestro carácter le falta, aún, un punto de maduración; es señal de que seguimos identificados con el cuerpo; es señal de nuestra falta de fe en nuestra divinidad.
Te propongo que tanto en la depresión como en la euforia, te sientes en meditación y valores los beneficios o los perjuicios que tal circunstancia acarrea a tu alma, o valores si tu crecimiento hacia la divinidad está más cerca o más lejos.
También puedes meditar en cuál sería el beneficio o el perjuicio que tal circunstancia traería a tu vida, en el hipotético caso de que vida finalizara en la próxima hora. Y realmente tu vida no se acaba en la próxima hora, tu vida se está terminando a cada instante, porque a cada instante tu vida se renueva. La vida es como el agua de un rio, siempre corriendo, siempre renovándose, sin que la misma agua pase dos veces por el mismo punto. Querer detener la vida en un acontecimiento es como querer detener la corriente del rio en un lugar determinado, es imposible.
Es tu mente la que de manera insistente hace que te quedes anclado en un momento de esa vida, disfrutando o sufriendo el momento de ese anclaje, que puede durar, dependiendo de tu evolución, una hora, un día, un mes, un año o toda la vida; pero mientras tanto, la vida va pasando, sin que tu seas consciente de ello, sin que te des cuenta de las nuevas oportunidades, de los nuevos proyectos o las nuevas empresas que van pasando ante ti, que son lecciones para tu crecimiento, también desaprovechadas, como tantas y tantas con anterioridad.

miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Exito?, ¿Fracaso?

              El fracaso no existe, como tampoco existe el éxito. Pensar en el éxito o en el fracaso, desear el éxito o temer el fracaso, no es más que una condición emocional motivada por un deseo, que lleva a la persona a una pérdida de tiempo, a una parada o a un retroceso, en su trabajo de crecimiento y de unión con el alma.

        Pero si a pesar de todo queremos seguir hablando de fracaso, podemos decir que el verdadero fracaso es cuando la persona se identifica con sus pensamientos de éxito o fracaso. Pero aún así, ese fracaso no existiría si la persona aprende de eso que califica de fracaso, y aprende lo suficiente como para no volver a programar las acciones realizadas y no esperar nada de ellas.
Lo podemos ver de otra manera: Eso que calificamos de fracaso, ¿Cuánto tiempo dura?, ¿Un segundo?, ¿Un minuto?, no más. ¿Qué es un segundo o un minuto comparado con toda nuestra vida de setenta u ochenta años?, ¿Qué es comparado con la eternidad del alma?, ¿Merece la pena dar valor a ese segundo de nuestra vida, como para dejar de lado nuestra felicidad por ese fracaso?
Eso que nosotros denominamos fracaso, para el alma sólo es una lección aprendida, y una lección aprendida mediante un fracaso es mucho mejor asimilada que la lección aprendida sin dolor.
Los fracasos son imprescindibles para nuestro crecimiento, tanto o más que los éxitos. Decía Winston Churchill que el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperar. Es cierto, triunfar es aprender a fracasar. Cada frustración, cada desengaño, cada contrariedad, cada desilusión, lleva consigo el germen de una infinidad de capacidades desconocidas, sobre las que las almas pacientes y decididas han sabido ir edificando lo mejor de sus vidas.
Las dificultades de la vida juegan, en cierta manera, a nuestro favor. El fracaso nos brinda la oportunidad de superarnos, de dar lo mejor de nosotros mismos. Es así, en medio de un entorno en el que no todo nos viene dado, como se va fortaleciendo el carácter, como se va adquiriendo fortaleza y poder.
 ¿Quién es perfecto y no comete errores? La diferencia estriba en que unos extraen, con humildad, toda la enseñanza posible, mientras que otros se hunden en la mayor de las miserias. El éxito, está en la capacidad de superar los tropiezos con humildad.

lunes, 13 de febrero de 2012

Alma, cuerpo, deseo, emoción

            Hay algo que ronda en mi interior desde hace días, o meses, y soy incapaz de ponerle palabras. Es un estado de ánimo, es algo que sabes y que no sabes cómo, ni por qué lo sabes. Tengo la misma sensación de cuando tienes un nombre o una palabra en la punta de la lengua y no termina de salir, o de cuando despiertas de un sueño, que con los ojos aun cerrados sabes que has soñado, pero en cuanto abres los ojos el sueño desaparece.
            Es algo que conocía intelectualmente, pero que aun no había hecho carne, es decir, que no era algo consustancial de mi carácter. Es algo muy sutil, es la disminución, que aún no la eliminación, de emociones, tanto las que suponen alegría o exaltación del estado de ánimo, como las que arrastran a la persona a un estado de impotencia o tristeza.
            Aun no sé cómo ha llegado esa disminución de emociones. Aunque en realidad más que una disminución de emociones es la constatación de que “todo está bien”, es el no ponerle vías a la vida y dejar que discurra por sí sola,  es la eliminación o disminución del deseo, es no esperar cosa alguna de algo o de alguien, es dejar que todo llegue sin haber realizado un pronóstico previo. Es vivir sin más, y además vivir feliz.   
            ¿Cómo llegar a este punto? El factor más importante pasa por ser conscientes de la vida:
-          Es primordial saber quién eres. Tienes que tener claro que eres un alma que durante una temporada has decidido vivir en la materia. Pero este concepto ha de estar total y absolutamente claro. No vale tener claro el concepto sólo intelectualmente, tiene que estar asimilado y ser una característica del carácter. Para llegar a vivir desde el alma se ha de trabajar con constancia en dos direcciones:
a)      Entrar, cada vez con más frecuencia, en nuestro interior, donde se encuentra todo el conocimiento del alma. Eso se consigue meditando, y
b)      Ser conscientes cuando vivimos desde el cuerpo, para rectificar y vivir desde el alma de manera consciente, para que se vaya grabando en nuestros chakras dicha manera de actuar.  
-          Es también importante ser consciente de tus pensamientos. Ahí están los deseos, están las expectativas, están las críticas, están los juicios. Ante cualquier deseo, hazte estas preguntas: ¿Qué gana mi alma con la consecución o no consecución de ese deseo?, y si dejo mi cuerpo dentro de una hora ¿Para qué quiero conseguir nada? Son preguntas que yo me he estado haciendo durante tiempo.
-          También puedes meditar en el chakra del alma, situado a treinta centímetros por encima de tu cabeza; incluso puedes ir repitiendo: “Yo soy el alma”. El chakra se activa, aparecerá una llama dorada encima de tu cabeza, y te mantendrás más unido a tu Alma Superior.
A la hora de la verdad todo son técnicas. Casi nada se aprende y se consigue por generación espontanea. De nada vale leer, ni escuchar, si no practicas. Todo conlleva su trabajo, aprender a andar, a leer, aprender un oficio,  aprender a conducir, poder comer cada día y pagar un techo donde cobijarnos. Todo requiere trabajo, dejar de vivir desde el cuerpo con ¿sufrimiento?, y vivir ¿felices? desde el alma, también.


martes, 24 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (II)

            “Con Dios todo es posible”, es una especie de recopilación de vida, o el diario de un viaje a través de la materia.

Hay infinidad de maneras de aprender, y supongo que cada persona elige aquellas con las que se siente más cómoda. Elegí varios caminos: Yoga, meditación, construcción del carácter, lectura y cursos; y en cada uno de esos caminos el avance era y es, totalmente desigual. Es como si en una carrera, yo fuera el mismo corredor en todas las calles, y por supuesto, en cada calle avanzando a distinta velocidad. Incluso en algunos aspectos parece, a veces, que retrocedo, pero no es así, es el estancamiento el que da la sensación de retroceso, pero cuando se vuelve a entrar en la pista se recupera el último tramo recorrido casi de inmediato.
En algunas filosofías explican que si en la última vida la persona ha llevado una  vida poco acorde con los principios y cualidades del alma, en su próxima vida retrocede, pudiendo incluso encarnarse en algún animal, sobre todo si no ha sido compasivo con ellos y les ha quitado la vida sin necesidad. No creo que sea así, y hay otras filosofías y textos que avalan mi creencia. ¿Cuál es cierta?, no lo sé, pero me apetece mantener mi creencia.
Nuestro paso por el cuerpo es una escuela, primaria, muy primaria, en la que vamos eliminando defectos, trabajando virtudes, y adquiriendo o recordando conocimiento. Todo esas experiencias las necesita y las asimila el alma y es un bagaje permanente e imborrable, lo que implica que en la próxima vida, el alma encarne en un cuerpo y un lugar adecuado, y poder así seguir adelante con su proyecto de vida, su proyecto para conseguir la perfección del alma, y conseguir alcanzar el Amor, que es la única meta de nuestra vida en la Tierra. Parece lógico, por lo tanto, que quien haya ido trabajando en vidas anteriores, y avanzado en su carrera hacia el amor, encarne con todas las condiciones favorables para seguir realizando su trabajo.
En la planificación de la vida no se deja nada al azar, está programada cada meta, cada encuentro, cada interacción. Dicha programación es realizada por los Señores del Karma, que se la presentan al alma que va a encarnar, y esta, la acepta casi siempre. Depende después de la libertad de la persona y de su capacidad de elección, (libre albedrío), el que realice, con aprovechamiento o no, su plan de vida. Y aunque para desgracia nuestra, puede más el “ego” que el alma, siempre realizamos avances, aunque sean pequeños, que nos permiten acercarnos, aunque sea poco a poco, al esperado final de nuestra vida en la materia. Y avanzamos porque una acción de amor tiene diez veces más peso que cualquier acción incorrecta.
Además del primer curso de profesor de yoga, de yoga integral, iba realizando cualquier curso que tuviera relación con la energía y sobre todo con la muerte, mi gran pasión. Tan desconocida y temida por la inmensa mayoría de la gente, a mi me atraía y me atrae por encima de cualquier otra cosa, ¿Cómo será el traspaso al otro lado?, ¿Qué haremos allá?, ¿Cómo sentiremos a los que quedan en el cuerpo?, ¿Cómo nos comunicaremos con ellos?, ¿A qué dedicaremos el tiempo?, ¿Cómo se medirá el tiempo?, ¿Cómo será la vuelta a un nuevo cuerpo?, ¿Cómo será la relación con todos los que han sido nuestra familia en vidas anteriores?, realmente apasionante. No sabemos casi nada de la muerte, y sin embargo, es el único hecho que podemos predecir con absoluta seguridad.
            Más adelante seguiré con el tema de la muerte, quiero ahora seguir con el yoga. Nunca he sido un yogui, en cuanto a la flexibilidad de mi cuerpo, pero como practicante de yoga y estudiante para ser instructor, aprendí a respirar, a relajar el cuerpo y la mente, a entrar dentro de mí, a conocer un poco a las personas sólo por su manera de sentarse en las clases, a hacer un poco más de caso a la intuición, a trabajar con mis pensamientos, a sentir el silencio interior, y sobre todo empecé a oír hablar de la Kundalini.
            Kundalini…., según las primeras enseñanzas que recibí, es una energía que se encuentra dormida en nuestro interior. Nuestro trabajo y nuestro camino de evolución están ligados con la Kundalini, con su despertar y con su recorrido por el cuerpo. Aprendí, entonces, que cuando esta energía se despierta, la persona está en condiciones de terminar su viaje en el cuerpo, podríamos decir que ha llegado al final de su camino en la tierra, al final de su escuela primaria, pero para que esta energía despierte es imprescindible preparar el cuerpo y la mente.
            Poco más que eso fue lo que aprendí, tanto en mi curso de profesor de yoga integral, como más tarde en el curso de profesor de Kundalini Yoga. Y claro, teniendo en cuenta que soy “una mente con patas”, empezaron a surgir preguntas: Si despertar la Kundalini es alcanzar la Iluminación, ¿Cómo puede ser que tantos profesores de yoga o meditadores, por ejemplo, que se supone que trabajan específicamente para despertar la energía Kundalini no la tengan despierta?, ¿Cómo puede ser que además tengan problemas emocionales?, ¿Cómo puede ser que no dediquen su vida totalmente, o en parte, al servicio a los demás?, y muchas, muchísimas preguntas más. Algo debía de fallar, o la enseñanza era incompleta.
            La enseñanza era, efectivamente incompleta. Creo que la enseñanza sobre la Kundalini aun no la he completado, pero si aprendí mucho más sobre ella, y eso gracias a un gran maestro: Master Choa Kok Sui, y a otro maestro, discípulo de Master Choa: Maurizio Parmeggiani. Fue en todos los cursos realizados de Sanación Pránica.
Aprendí que la energía Kundalini es una energía que permanece dormida en la base de la columna, (entre la cuarta y quinta vértebras lumbares, a un pulgar por debajo del ombligo, en la espalda), y se representa como una serpiente enroscada tres veces y media con la cabeza hacia arriba.
Es posible, que algunas de las personas que leáis esto, no hayáis oído hablar nunca de la energía Kundalini y cuál es su función. Pues bien, se conozca o no, esta energía es nuestro más alto potencial, ya que no podemos alcanzar ninguna forma de conciencia más elevada si no trabajamos con la Kundalini.
Ya sabemos que no somos un accidente de la naturaleza, ni el producto de una noche de amor. Somos un alma que sólo tiene un objetivo, volver al seno de la Energía Divina, volver al seno del Padre, volver a nuestra auténtica morada. Pero para eso hemos de conseguir un equilibrio físico, psíquico y espiritual, hemos de conseguir un estado de conciencia mucho más elevado, hemos de conseguir ser amor, amor puro; hemos de conseguir la unión de nuestro cuerpo y nuestra alma, hemos de conseguir la unión de nuestra conciencia con la Conciencia Divina.
La consecución de todos esos objetivos va estrechamente unida con el “despertar de la energía Kundalini”. Ya hay una parte de esa energía circulando por nuestro cuerpo energético, dependiendo de nuestra evolución, de la madurez de nuestro carácter y de nuestro equilibrio emocional.
¿Cómo se puede despertar? Permitirme un símil: Todas las personas tienen los mismos músculos, pero si una persona los trabaja, esos músculos se van desarrollando. Estaban ahí, pero estaban dormidos, realizando el trabajo para el que estaban concebidos, sin más. Con la energía Kundalini, pasa lo mismo, hay una parte pequeña que se usa en determinadas funciones, pero para desarrollarla, hay que trabajarla, hay que despertarla. Para desarrollarla, no es necesario ir al gimnasio. El lugar para desarrollar la energía Kundalini es la vida. Y lo mismo que para desarrollar los músculos se hacen cientos de repeticiones, para despertar la energía Kundalini se han de realizar cientos de repeticiones de actos de compasión, de actos de misericordia, de actos de comprensión, cientos de repeticiones de actos de amor.
Los practicantes de yoga y muchos meditadores, sueñan con el despertar de la Kundalini. ¡Dejar de soñar!, ya la tenéis despierta. Lo que no sabéis es en qué grado. La Kundalini tiene grados de elevación o de despertar: Tiene siete niveles, y cada nivel siete subniveles. Es decir, si cada despertar fuera uniforme, tendría la persona que conseguir cuarenta y nueve subidas de Kundalini para alcanzar su grado máximo. Esto se consigue a lo largo de muchas vidas, y su conquista se ha de repetir en cada encarnación, puesto que los vehículos son nuevos en cada una; pero una vez se ha conseguido dominarlo, las repeticiones son cada vez más fáciles.
La energía Kundalini es una energía muy potente, por lo que además de prepararse psíquica y emocionalmente, es bueno también preparar el cuerpo. Es necesario un cuerpo sano para que la Kundalini, en su ascensión por la columna vertebral energética o canal central, no encuentre bloqueos energéticos debidos a un mal funcionamiento o un maltrato del cuerpo, drogas, tabaco, alcohol, comida insana, exceso de carne, etc. Todo el ser se purifica con la Kundalini, y para que esta energía circule sin peligro, se necesita un cuerpo y una mente fuertes, preparados para superar el cambio que experimenta la conciencia.
Cuando esta energía despierta, empieza a subir chakra a chakra, hasta alcanzar la coronilla. Al atravesar cada chakra produce el despertar de la región correspondiente y cuando la travesía ha concluido se dice que la persona ha alcanzado la iluminación completa.
La Kundalini es el poder latente del alma, no es una experiencia de revelación mística. Es un proceso gradual a través del cual la persona puede ir elevando y transformando su conciencia hasta alcanzar un grado de conciencia superior.
De la misma manera que cuando se empiezan a ejercitar los músculos aparecen agujetas, también pueden aparecer en el despertar de la Kundalini, que en este caso se denomina “síndrome Kundalini”.
¡Es increíble!, todo está ligado entre sí. Para ayudar a despertar la Kundalini es necesario trabajar varios aspectos: El cuerpo, que con la práctica del yoga, para mí, era suficiente, la meditación, una mente serena y tranquila que no juzgue ni critique, una vida correcta en la que el trato hacia los demás sea de igual a igual, una vida en la que los actos de ayuda, de compasión y misericordia no sean la excepción, en definitiva, una vida de amor.
El despertar de la Kundalini va estrechamente unido al crecimiento de la persona como ser espiritual, por lo tanto es imprescindible que la persona alcance un adecuado desarrollo moral, hasta que su voluntad sea bastante fuerte para regularla, y sus pensamientos bastante puros para hacer frente a su despertar sin riesgo. “Crecer” significa fortalecer la voluntad, dejar en la mente los pensamientos puros, tratar a los demás como iguales, desechar los deseos, vivir una vida de amor hacia todo y hacia todos, ser compasivo/a, ser honesto/a, ser generoso/a con los que más lo necesitan.
Es mejor que la Kundalini permanezca dormida, hasta que la persona esté preparada para su despertar. Aunque parezca una tontería hablar de voluntad, moralidad y pensamientos, y unirlos al movimiento de una energía del cuerpo, no lo es, es normal esa unión. El movimiento de la Kundalini es ascendente, desde la base de la columna, hasta alcanzar la coronilla. En su recorrido va limpiando, purificando y fortaleciendo cada uno de los centros energéticos, (chakras), por los que va pasando. Si en alguno de esos centros hay bloqueos, la energía se estanca, provocando distintas reacciones, dependiendo de los centros que se encuentran bloqueados.
Es posible que hayáis oído o leído que la Kundalini es peligrosa. No lo es, siempre y cuando se sigan ciertas normas, como son: Mantener un cuerpo físico puro y sano, y mantener una mente sana y un equilibrio emocional.
Cuidar el cuerpo, llevar una vida honesta, buscar la paz interior y tratar a todos como si fuera uno/a mismo/a. Es la mejor receta para que la energía Kundalini, se manifieste rápida y segura. (Continuará)