Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo
Albert
Einstein.
Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.
Mahatma Gandhi
¿Cuántas
veces nos hemos encontrado con personas, si no tú mismo/a, tristes, llorosas,
compungidas, que cargan sobre sus espaldas, como una losa pesada, una relación
que les hace la vida infeliz?, y a pesar de todo, esas personas siguen paseando
su pesada losa, día tras día, sin ser conscientes de que con un ligero cambio,
pueden aligerar su peso y cambiar el ritmo de su vida de manera radical,
dejando a un lado su perenne infelicidad, su sensación de vacío, de tristeza y
de impotencia, y acercarse a una vida digna, mucho más serena, alegre y feliz.
No
importa el tipo de relación que sea, pareja, padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos,
compañeros de trabajo, no importa. Como decía Gandhi, cambia tú para cambiar tu
entorno. Como decía Einstein, para conseguir resultados distintos hay que
cambiar algo.
Pero no
se trata de cambiar sin más, ya que ese cambio sin rumbo podría conducir a situaciones
aun más desagradable, el cambio ha de tener un objetivo, y ese objetivo no
puede ser otro que el Amor. Ya que si existen situaciones desagradables, es
seguro que el Amor brilla por su ausencia, ya que ante el Amor no puede existir
ninguna situación desagradable. El fin del Amor es la felicidad del otro, por
lo que ante el Amor no puede existir ninguna losa que aplaste a uno en detrimento
del otro.
Alguien,
alguno de esos/as maltratadores/as emocionales anónimos/as, que, además, casi siempre
actúan en privado, pueden alegar que por supuesto que aman a su pareja, a su padre,
a su hija, etc., y que todo lo hacen por su bien, para que aprenda, para que no
haga el ridículo, para que conozca el valor del dinero, para que sea alguien el
día de mañana, para que…… etc., etc., etc. Eso no es Amor, y ni tan siquiera un
sucedáneo, eso sólo es una prueba de inmadurez total, de inferioridad, de
orgullo, de envidia, eso es cualquier cosa menos Amor.
El
cambio del maltratado ha de ser hacia el Amor, y actuar bajo esa perspectiva,
procurando la felicidad del otro, no juzgando sus palabras ni sus acciones, de
la misma manera que no se juzga ni se critica a un bebé, sólo se le atiende lo
mejor posible, es decir, se actúa para su felicidad haga lo que haga. Responder
al ataque, guardar rencor o ira, desear lo peor, es ponerse a su altura, es ser
otro bebé.
Todo
esto, sin jugarse la vida, hay bebés enfermos y muy peligrosos. Ante estos
también es imprescindible un cambio, pero además de Amar, es posible que sea
necesario un alejamiento.
Pero
esos casos son los menos, son escasísimos. Son más los casos en los que la
moneda de cambio es el reproche, el silencio, el desprecio. Pero no hay ningún
reproche, ningún silencio, ningún desprecio, que no pueda ser curado con un
poco de Amor. Es muy posible que lo que estén pidiendo a gritos con su maltrato
sea un poco de Amor.
Si
cargas con una pesada losa, ¡cambia!, y observa que sucede.
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