El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 21 de abril de 2014

Las virtudes, la pareja y el amor


Los hombres y las mujeres a veces descubren
que es difícil encontrar a la pareja deseable para el matrimonio.
Puede ser cierto.
Pero hay otro componente en la situación:
No es suficiente encontrar a la persona adecuada,
nosotros debemos ser la persona adecuada.

Siempre he creído que no existe ninguna diferencia entre el amor humano y el amor divino. Y eso es así porque el amor es único, no existen diferentes tipos de amor. El error consiste en que los seres humanos pensamos que el amor es una emoción, y no es tal, el amor es energía, y no esa idea romántica que tenemos los seres humanos del amor. Como decía en la entrada del poder del amor, el amor no se acaba porque es la fuerza de la vida. El amor es la fuerza que mantiene girando en perfecto orden a los planetas en el cielo. El amor es la fuerza de vida que mantiene los latidos del corazón. El amor es la Fuerza Divina que se mueve en todos los seres humanos, porque somos hijos de Dios, y Dios es Amor.
Pero está claro que ninguno de los que nos movemos por esta vida en la materia, o casi ninguno, podemos hablar del amor, como sensación, como energía. Podemos hablar de él de manera teórica, ya que si hubiéramos conseguido sentir ese amor, nos faltaría muy poquito para irnos y no volver nunca más, ya que habríamos llegado al final de nuestro aprendizaje en la Tierra.
Por lo tanto, como todo el amor que los seres humanos conseguimos dar y conseguimos sentir, es producto de un pensamiento. Vamos a llamarlo en esta entrada amor humano, para diferenciarlo del amor energía o mejor llamado Amor Divino.
 
El Amor Divino lleva intrínseco todas las virtudes. No en vano, el Amor Divino es el amor que siente Dios por cada uno de nosotros, por lo tanto en el Amor Divino esta la paciencia, esta la tolerancia, esta la comprensión, esta la bondad, esta la falta de crítica y de juicio, esta el servicio, en fin, todas las virtudes se encuentran reflejadas en el Amor Divino. Sin embargo, en el amor humano no es tal. Por el mero hecho de amar a nuestra familia o a nuestros amigos, con nuestra errónea idea del amor, no estamos exentos de enojarnos con ellos,  no estamos exentos de hacerles sentir culpables por algo en alguna circunstancia, no estamos exentos de engañarles, no estamos exentos de juzgarles, no estamos exentos de herirlos emocionalmente, de estamos exentos de ejercer algún tipo de dominio o de control sobre ellos, no estamos exentos de perder la paciencia con ellos, no estamos exentos de gritarles, no estamos exentos de hacerles algún tipo de reproche. Cuando se ama con el Amor Divino, nada de esto ocurre, porque el Amor Divino lleva implícitas todas las virtudes. ¿Os imagináis a Dios perdiendo la paciencia, o gritando por algo que hemos hecho mal, o reprochándonos alguna cosa?, ¿Os imagináis a Dios engañándonos?
Por lo tanto amar como amamos los humanos, con el pensamiento, hace que tengamos que trabajar el resto de virtudes si queremos, no solamente crecer y evolucionar, sino que nuestro amor dure. Por ejemplo: piensa en esa pareja que comienza su convivencia, y que al cabo de poco tiempo comienzan ciertas desavenencias, porque un miembro de la pareja es ordenado y el otro no, o porque a uno de ellos le gusta seguir saliendo de noche, aunque sea de vez en cuando con sus amigos, o sencillamente porque uno aprieta el tubo de la pasta de dientes por abajo y el otro por el medio, o que uno se crea superior por el hecho de ser hombre. Si no existe la paciencia, o la igualdad, o la tolerancia, o la comprensión, en poco tiempo estarán discutiendo, gritándose, posiblemente agrediéndose, ya sea de palabra o de obra. ¿Cuánto les va a durar el amor?, les va a durar un suspiro. A esta pareja, y a tantas y tantas, las ha engañado su pensamiento.
Debemos trabajar sobre todo la paciencia, la tolerancia y la compresión. Para ello piensa que tu también haces cosas que no le gusta como lo haces a tu pareja, y que si tu eres comprensivo/a, paciente y tolerante, a tu pareja posiblemente le resultara mas fácil ser paciente contigo, ser tolerante y comprensivo/a.
Animo, puedes hacer que tu relación de pareja se dulcifique, y no digo que vaya a durar toda la vida, pero el tiempo que dure será un verdadero gozo y no un sufrimiento lleno de reproches, de críticas, y sepa Dios cuantas cosas más.

sábado, 1 de febrero de 2014

La paja en el ojo ajeno


En una mano lleva la piedra, y con la otra muestra el pan.

Tú, hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo,
 y entonces verás mejor para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Mateo 7:1  

            Los seres humanos tenemos una habilidad especial que no suele ser mencionada en ningún tratado de fisiología: Es una especie de “visión a ciegas”. Somos capaces de ver una motita en el ojo de nuestro hermano con una visión completamente obstaculizada por una viga de enormes dimensiones en nuestro propio ojo.
            Y con esa visión especial, encontrar una aguja en un pajar no suele ser ningún problema, siempre y cuando la aguja sea un defecto y la paja un buen número de virtudes. Somos capaces de reconocer un defecto entre mil virtudes, y además ser ciegos para las virtudes, haciendo una auténtica disección del defecto, analizando las causas, y después de haber masacrado con la palabra al portador del defecto, le podemos ofrecer, con la mejor de nuestra falsa sonrisa los remedios para curar su mal.
            Más que seres humanos tendríamos que llamarnos seres hipócritas, porque somos capaces de fingir creencias, sentimientos, cualidades, opiniones y virtudes que no tenemos, y hablar de ellas como si fuéramos expertos, cuando ni tan siquiera las practicamos. Somos capaces de cambiar una cara que juzga con dureza a una dulce sonrisa en un instante, solo por el mero hecho de ver aparecer “nuestro reo”. Somos capaces de enseñar un pan con una mano, mientras arrojamos piedras con la otra.
Criticando a los demás, lo único que hacemos es esconder nuestros auténticos sentimientos, nuestras verdaderas limitaciones, simular virtudes que no tenemos, y ocultar  defectos reconocidos por nosotros mismos.
¿No sería mejor sacar primero la viga de nuestro ojo, para ver con mayor claridad la paja en ojo ajeno?, ¿Qué pasaría si nos dedicáramos a alabar las virtudes de los que nos rodean, en lugar de resaltar los defectos?, ¿Qué pasaría si primero limpiáramos nuestra casa, antes de criticar la suciedad en casa de los otros?
Para limpiar primero tu casa, te propongo un juego. Diles a tu familia y a tus amigos que te escriban en un papel, aquello que menos les agrada de ti, (por supuesto ruégales que sean honestos). Recíbelo sin juicios, sin críticas y sin justificaciones. Analízalo, y comienza a trabajar para cambiarlo, porque si eso es lo que opinan de ti, eso lo que eres, con independencia de lo que tú opines sobre ti mismo.
El vídeo d’avui està dedicat, amt tot el meu cor als sabadellencs.

viernes, 31 de enero de 2014

Ciclos de vida


            Un ciclo es un espacio de vida, sin duración definida en el tiempo, en el que la persona desarrolla ciertas actividades, rodeada de un determinado grupo de personas. Así mismo, dentro de cada ciclo pueden establecerse una especie de miniciclos que son situaciones que se repiten, y se repiten, y se repiten hasta el aburrimiento en la vida de la persona, casi como si de un mal sueño se tratara. Estos miniciclos sólo son lecciones no aprendidas, y podemos tener claro que se van a repetir una y otra vez, sin ningún tipo de misericordia.  
            El mayor de los ciclos, es el tiempo que comprende una vida, y de la misma manera que no permanecemos eternamente en la vida de la materia, no hemos de intentar permanecer tampoco en ninguno de los ciclos o etapas que comprende la vida. Intentar permanecer más tiempo del necesario hace que empiecen a no funcionar las cosas, hace que perdamos la alegría y la ilusión.
            No tenemos normalmente mucha conciencia de la finalización de las etapas, salvo casos excepcionales, en los que se siente que el ciclo en el que nos encontramos ha finalizado. Tenemos, por tanto, que permanecer atentos a las señales, que pueden ser de diferentes tipos, en función del tipo de etapa finalizada. Dichas señales, como pueden ser aburrimiento, desgaste excesivo en relación con personas, trabajo o cualquier otra actividad, son los síntomas de que debemos cerrar una puerta y encararnos hacia la siguiente.
            La finalización de cada etapa lleva consigo el inicio de un nuevo ciclo, y para eso, en función del tipo de cambio, no está preparada la sociedad, ni por supuesto nosotros, que somos una parte de esa sociedad. A la sociedad le gusta vernos revolcarnos en la miseria del presente, antes de aceptar cualquier tipo de cambio. Así, mientras nos revolcamos, la sociedad puede sentirse útil culpabilizándonos, compadeciéndonos y dándonos consejos. Sin embargo, si encaramos nuestra vida y realizamos los cambios que demanda nuestro corazón, ya tienen la frase preparada: “Estás loco”.
            No aceptar la finalización del ciclo y cerrar bajo llave la puerta de la etapa anterior, supone un desgaste de energía enorme, que hace que físicamente la persona deje de vivir para empezar a vegetar. Caminar dejando puertas abiertas, “por si acaso”, impide una vida plena.
            La vida es un continuo, y aferrarse a una etapa acabada es tratar de detener la vida, y la vida no se detiene. Aferrarse a una etapa finalizada puede hacer que la propia vida se pudra y huela tan mal como el agua estancada.
            No se puede vivir añorando situaciones del pasado. Hay que soltar las amarras, hay que cerrar los círculos, hay que cerrar las puertas. Es importante deshacerse de recuerdos, cambiar de casa, de ciudad, de país si la situación lo requiere, hay que romper documentos, romper fotos y regalar libros.
Hay que tener en cuenta que negar los cambios es negar el propio crecimiento interior, porque los cambios externos pueden ser sinónimo de procesos internos de crecimiento.
Recuerda que nada ni nadie es imprescindible, y quien siente eso, solo son apegos. Deja que fluya la vida, suelta, despréndete de lo innecesario, cierra puertas, clausura, oxigénate, vive.

 

miércoles, 15 de enero de 2014

Tolerancia


            ¿En cuantas ocasiones te has sentido mal, sobre todo con los más cercanos, por culpa de algo de lo que ni tan siquiera eres consciente?, ¿En cuantas ocasiones reaccionas de manera abrupta sin habértelo propuesto?, ¿En cuantas ocasiones va creciendo en tu interior un rechazo hacia algo, sin mediar causa que lo justifique?, ¿En cuantas ocasiones culpabilizas a otros de cualquier cosa, no importa qué? Es posible que en determinadas circunstancias, se desarrolle en tu proceso interno de pensamiento, de sentimientos o emociones, un mecanismo que acerca a los seres humanos a su animalidad. Y es posible que si lo analizas serenamente no llegues a una conclusión lógica, o llegues a conclusiones poco consistentes.
            Puedes no llegar a una causa razonable, pero sin embargo, eso que no tienes muy claro que es, sigue ahí, y sale a la luz en los momentos más inesperados. Por lo tanto, parece necesario tomar alguna medida para que desaparezca. Porque aunque parece difícil conocer la causa, si se conoce, no es más que energía que te hace reaccionar ante determinadas situaciones con más animalidad que humanidad.
¿Qué tipo de energía? Es conveniente y necesario que la persona realice un trabajo de introspección para ver cuál es la causa oculta que la hace reaccionar de una determinada manera ante determinadas situaciones.
Si consigues entrar seriamente dentro de ti, podrás comprobar que existe intolerancia, o falta de respeto, o soberbia, o algún otro hábito negativo, que se ha ido fortaleciendo al dejarle que saliera a la luz, sin intentar bloquearle en un principio, y eliminarle con posterioridad.
Cualquiera de ellos, sean los que sean, que te hacen reaccionar desde tu propia animalidad, se pueden eliminar si se trabaja, de manera consciente, la tolerancia, el respeto y la humildad.
La tolerancia lleva implícita en sí misma aceptación y respeto, porque tolerancia es aceptar y respetar las ideas, las creencias o las prácticas, cuando son diferentes o contrarias a las propias. Es aceptar y respetar las diferencias étnicas, sociales, culturales y religiosas. Es reconocer los intereses, los sentimientos y los valores del otro. Es aceptar al humilde, al soberbio, al rico, al pobre, al ignorante y al ilustrado.
Tienes que vivir consciente, para comprobar cómo va generándose en tu interior esa bola de fuego, que va a salir por la boca en forma de exabrupto dirigida hacia alguien, posiblemente muy cercano a ti, y bloquearla, no dejar que salga. En ese momento piensa que quien tienes delante eres tu mismo, y en lugar del exabrupto deja que salga humildad y respeto.
Al principio cuesta ser consciente y serán muchas las veces que seas consciente después de sucedido el hecho, pero ya es algo, con el tiempo iras consiguiendo ser consciente antes, hasta que llegará un momento en que te darás cuenta del momento exacto en que se forma la bola de fuego en tu interior. Y con un poco más de tiempo, no mucho, ni tan siquiera llegará a formarse esa bola. Entonces habrás ganado la partida.

domingo, 29 de diciembre de 2013

La familia al desnudo. (Una historia en la Nochevieja)

Un cuento de Adriano Bovary.
Al finalizar la cena de Nochevieja, la abuela con su vestido sobrio y el polvo blanco de los años en su pelo tomó la palabra y dijo:
-Perdón por los errores que he cometido en la vida, hace tiempo que tengo ganas de hablar y rectificar el camino tan sinuoso por el que he andado, pero es que uno nunca está preparado para hacer las cosas como los demás esperan que las hagamos. He actuado con amor hacia los míos y me he dejado toda por ustedes. Ahora me ven y soy vieja, con arrugas y canas, con achaques, con modos, pero deben saber que yo también he sido joven, yo también tuve ilusiones, perseguía a las aves de los sueños y quería acabar con las imposiciones de mis mayores.
Yo también quise huir mil veces de mi casa, me perdí en el ensueño de falsos amores y di hasta que me destrozaron el corazón. Pero seguí creyendo y ante la adversidad seguí amando, pues en el camino supe que más vale arriesgar que quedarse con las manos llenas de tanto afecto. Amé a mis mayores y aprendí a amar a los menores, pues la persona que ama hoy, está sembrando el amor que otros cosecharán mañana.
A lo largo de mi vida vi partir a muchas personas, los que me dejaron por seguir un espejismo, los que no se dieron la oportunidad de conocerme y a esos que simplemente tenían que irse a causa de la muerte. Lloré desesperadamente cuando alguien de corta edad se iba y le grité a Dios porqué se llevaba a gente inocente, me enojé cuando murió mi madre pues me lamenté haberla dejado sola en sus últimos días, cuando lo único que quería de mí era que la escuchara; pero también aprendí a aceptar el destino de cada persona y con mesura comprendí que nadie se va, sino que nosotros nos quedamos y que ellos sólo se nos adelantan en el camino que también hemos de andar.
Conversando con Dios ahora sé que no debo enfrentarme a él, pues su actuar es sabio y que aunque muchos lo nieguen, cuando hay peligro o cambio siempre vuelven a él.
Ahora soy vieja y sigo creyendo en el amor y es lo único que necesito, sé que les cuesta con todas sus actividades escucharme o dedicarme un poco de su tiempo, pero eso no me deprime, me alegra ver que han crecido y que tienen éxito en la vida, para una madre eso es lo que cuenta y es eso lo que guarda en el corazón, ni las heridas ni los desprecios caben en un corazón amoroso; tenemos que cumplir con nuestro destino, él no espera, y el destino de una madre es rezar por que su hijo vuelva y que tenga suerte en toda tarea que emprenda.
Las cosas que me contentan son pocas ahora, mi música, mis recuerdos y algún que otro vago sueño que me llena de esperanza. No se sientan mal porque a veces no me entiendan, soy una mujer fuerte y si bien arrastro errores de antaño, sigo siendo quien era, una mujer viva y llena de alegría, ustedes son mis hijos y siempre estarán en mi corazón.
El día que me muera no lloren ni se sientan solos, sepan que he sido dichosa, que hice todo lo que quería, vi, fui, escuché y sentí todo lo bueno en la Tierra, estoy agradecida por mi familia, por mis errores, por mis penas, por el dolor y las sonrisas, por la gente a la que conocí y la gente a la que cambié de alguna manera; cuando me muera me iré satisfecha y sin remordimientos, si de algo me arrepintiera sería como negar lo que ahora soy y es que soy una mujer plena y no tengo ninguna queja. Hijos míos, los amo y siempre los llevaré en mi mente y en mi corazón.
Con lágrimas en los ojos la abuela volvió a su asiento y llena de paz sonrió como hacía tiempo no hiciera. Llegó el turno del padre, quien tomando un tono muy solemne se levantó y con copa en mano comenzó a decir:
-Gracias madre por ser sincera, hoy en día eso es muy difícil de encontrar, quién diría que tuvieron que pasar tantos años para poder encontrarnos en una situación como esta, en la que el alma se desnuda y que podemos decir lo que hemos guardado tanto tiempo. Gracias por ser mi madre y por estar siempre alerta, por cuidar de nosotros y ser el pilar de la familia, por esperarnos despierta y por callar tantas cosas que mellan en tu corazón, gracias por brindarnos la oportunidad de conocerte y tenerte con nosotros.
También agradezcamos en esta noche perfecta el hecho de estar vivos y sanos, ha sido un año duro, para mí en especial, mi salud se vio mermada pero gracias a su apoyo estoy aquí de pie; cuán importante es estar conscientes de nuestro cuerpo, escucharlo y atenderlo como necesita, lleva años descubrir sus caprichos, pero cuando comprendes que es el único que tienes, empiezas a cuidarlo, quien no se quiere se daña con vicios y sustancias que no necesita, esas personas son las que no desean vivir y se matan poco a poco y cuando llegan a la vejez se arrepienten de no haber sido más precavidos y no haber conocido la mesura a tiempo.
Qué bien se siente poder hablar de tu trabajo, ser de esos pocos dichosos que disfrutan haciendo lo que aman o que aman lo que hacen, esa es la clave del éxito y aunque muchos la conocen no es una llave que cualquiera sepa usar, tiene sus complicaciones pero está llena de satisfacciones. Gracias a nuestro esfuerzo no nos ha faltado nada material, tenemos lo que queremos y a veces un poco más, pero nos distraemos fácilmente con las cosas y nos alejamos de lo que es importante como este momento que desde ahora está cambiando nuestro futuro. Es bueno tener objetos, pero es mejor no olvidar el camino que nos lleva a la felicidad, no olvidar a los que nos acompañan y son nuestro apoyo y nuestra guía al caminar.
Yo tampoco he sido perfecto, pero gracias a ti madre, tengo un ejemplo perfecto de lo que quiero ser, seguir tus pasos y encontrar la satisfacción cuando llegue a viejo, olvidas nuestras faltas porque eres grande de sentimientos, ojalá un día seamos como tú eres y sintamos el amor más bello.
Hijo, qué puedo decirte, si has sido mi motivo para seguir viviendo; me has dado fuerza para seguir luchando y superarme, he aprendido de ti más de lo que te he enseñado y te lo agradezco. Debes saber que obstáculos encontrarás, pero no debes darte por vencido, parte de la felicidad se encuentra en vencer el miedo a las cosas, aquél que se enfrenta sabe lo que es el valor y el poder, quien no se atreve vive como mediocre arruinando a los que su lado se encuentran. Atrévete y verás cómo las cosas a ti llegan, vendrá el amor, el trabajo, el dinero, los amigos, la familia y no te detengas, una vez que empieces encontrarás satisfacción en tu entrega, ama y todo será fácil, no te apartes de los que te amamos pues seremos tu apoyo cuando crezcas.
Que sepas hijo, que si no preguntamos en lo que andas, no es por indiferencia, decidimos respetar tu libertad y dejar que encuentres tu independencia, no sabemos cuándo nos iremos de este mundo así que queremos que te encuentres preparado para enfrentarte a tu destino cuando venga. Se agradecido con los demás y con tu destino, deja que la vida te sorprenda, guarda un poco de inocencia y todo te resultará nuevo y fascinante, escucha y aprende de los mayores, a los menores enseña y comparte con tus iguales para hacer una alegría más verdadera.
El padre, lleno de orgullo regresó a su asiento y con su mirada llena de gratitud cedió la palabra al menor de la casa:
- Ayuda es lo que necesito a veces, pero me da miedo acercarme a pedirla, he llorado noches enteras porque no encuentro solución a mis problemas, los mayores creen que porque uno es joven no tiene dificultades, pero la juventud está llena de cambios, de incertidumbres y esperas, se le exige mucho a un joven que no sabe cómo es el camino, que tiene que decidir su futuro con un pasado muy corto por detrás. Sin embargo, he podido enfrentarme a mis retos, salir adelante ha sido difícil pero no imposible, me encuentro ante mi independencia y ansioso para mi futuro.
Uno no comprende el verdadero valor de las cosas, no tiene parámetros con que medirlas y va tropezando a cada pequeño paso que da. Qué más quisiera estar con ustedes todo el tiempo, que me llevaran de la mano como cuando niño pero no es posible, debo caminar por mi propia cuenta, ponerme metas y alcanzarlas y aprender de mis caídas cuando las tenga.
Sí, es cierto que a veces no los comprendo y es que nunca he pasado por las cosas que ustedes conocen, a mi edad necesito estar solo a veces, hablar conmigo mismo, encontrarme y saberme. Me refugio en mis amigos porque con ellos no me compromete nada, ellos podrán dejar de ser mis amigos pero ustedes aunque algo nos separe siempre serán mi familia, es complicado pero real, cómo saber cuándo haces lo correcto y cuándo no.
He aprendido de ustedes más de lo que se dan cuenta, llevo en mi mente imágenes diversas de todos estos años y hasta creo que en mi corazón ocupan un espacio muy importante que nadie podría nunca ocupar. Es cierto que no tengo la confianza suficiente para abrirme a ustedes, pero estoy en el proceso de saber lo que es mejor para mí, uno con el tiempo aprende a decir lo que se espera y a hacer lo que conviene, quizá en unos años podremos hablar de lo que me pasa ahora o de lo que me pasará más adelante, no tengo tanta libertad o quizá sólo es que no encuentra mi cabeza el orden requerido de las ideas, mi mente se pierde en sí misma y resulta imposible expresarme; espero puedan entender lo que me pasa, hagan memoria de su pasado.
Con su apoyo y el amor que me tienen, más adelante seré una persona exitosa, una persona confiable y sobre todo amorosa; quiero para mi futuro una vida larga, pero sobre todo una forma correcta de disfrutarla; quiero en mi futuro mucha sabiduría y paciencia, amor, amistad y errores, muchos errores de los que aprender, quiero tropezarme y levantarme, quiero ver miles de amaneceres y devorarme el mundo de un bocado; ustedes son mi guía y los que me regresan al suelo cuando creo perderme, me dan apoyo y me dan mesura, con su ayuda cumpliré mis metas que serán las suyas, encontraré la felicidad en lo que hago y llegaré lejos, amando y amando.
Cuando se vayan, los guardaré en mi corazón y no guardaré rencores ni arrepentimientos, serán mis estrellas y en noches como esta los recordaré y honraré de la mejor manera.
Todos de nuevo en su sitio quedaron en silencio procesando la actividad de aquella noche, sonreían unos a otros sobre la mesa, el tiempo se detenía sobre ellos haciendo el momento interminable, había magia que quizá al otro día se esfumaría pero que al menos por esa noche nadie olvidaría.
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Que en todos los hogares reine la paz, el amor y la sinceridad.
¡Feliz Año Nuevo!

martes, 17 de septiembre de 2013

Aceptación (2)


Mensaje para la Tierra (5)
……….. Continuación.
Queremos incidir un poco más sobre la aceptación, ya que la resistencia inútil a dejar que la vida siga su curso, aferrarnos de manera desesperada al pasado o sentir frustración porque las cosas no son como nosotros desearíamos que fueran, implica un desgaste de energía mucho mayor que dejar que las cosas sucedan y aceptar todas las incertidumbres con las que nos sorprende la vida. Es justamente este dejar que las cosas sucedan y aceptar aquello que la vida nos va presentando, lo que permite nuestra transformación, nuestro aprendizaje y nuestro crecimiento. En realidad es un regalo del Universo, aunque a veces, nos pueda parecer la mayor de las desdichas.
Sigamos hablando en términos energéticos, ya que a fin de cuentas es lo que nosotros somos. No hemos de olvidar que somos una Chispa Divina, somos una parte de la Energía de Dios, e incluso el cuerpo físico, que parece tan denso, no es más que átomos vibrando.
Qué fácil es dar consejos: “Lo que tienes que hacer es aceptar lo que la vida te va presentando, y punto”, pero no es nada fácil seguirlos. Se han de dar ciertas condiciones, condiciones energéticas para que eso suceda.
La aceptación llega con la apertura del chakra del corazón. El centro energético del corazón, situado en el centro del pecho, a la altura del corazón físico, es la sede del amor, de la compasión, de la misericordia, de la dulzura, y es lo que nos une al resto de seres humanos, y lo que nos acerca a nuestra divinidad. Un chakra cardiaco que irradia amor, generosidad, compasión, que se siente unido a todo y a todos, es el secreto para conseguir el tan deseado equilibrio interior, equilibrio que lleva directamente a no resistirse al fluir de la vida, y a aceptar los cambios, las incertidumbres, los sucesos, las ideas y las personas.
La aceptación es la antesala del Amor, y más adelante cuando hablemos de cómo conseguir amarnos a nosotros mismos, veremos que necesitamos traspasar la puerta de la aceptación, para observarnos sin juzgar, para valorarnos, para respetarnos, para compartir y para entregarnos a los demás.
 Todos los seres que nos rodean, están aquí, cada uno en su propio camino, en su propio aprendizaje, con sus circunstancias, que para nada tienen que ver con nuestro camino, ni con nuestro aprendizaje, ni con nuestras circunstancias. Y un gran aprendizaje, uno de las más importantes, por ser precisamente la antesala del Amor, es aceptar a todos esos seres que nos rodean, tal como son, con sus virtudes y sus defectos. Cada uno tiene que cumplir su tarea, y no cumplir con nuestras expectativas, o satisfacer nuestros ideales de cómo deberían ser, simplemente son.
Cada persona es, como nosotros, una Chispa Divina, por lo tanto, un hermano al que hemos de aceptar, ya que aunque proyecte rabia, tensión, conflicto o cualquier otro sentimiento, solo es producto de sus propias experiencias, de su propio miedo, de su propio aprendizaje. Nuestro trabajo con él, es comprenderle, ayudarle y respetarle, sin juzgarle.
Cuando aceptamos y amamos no pretendemos cambiar a nadie, pues tenemos solidaridad con el otro y vemos que cada uno es bello y perfecto. La realidad es como es, y nosotros somos como somos. Es el único punto desde donde podemos partir hacia un crecimiento interior, hacia la Luz y hacia los propósitos que tenemos: sin juicios y con amor, para con nosotros y todo lo que nos rodea.
Continuará……………..

miércoles, 17 de julio de 2013

¡Qué dirán!


            ¡Cuántos abrazos perdidos por “el qué dirán”!, ¡Cuántas caricias reprimidas!, ¡Cuánta incomprensión!, ¡Cuánto sufrimiento inútil!
            La sociedad es tan ignorante, que prefiere reprimir sus impulsos, antes de que sus conciudadanos “digan”.
            ¡Qué dañina es la sociedad!, ¡Qué dañina la conciencia social! Su afición favorita es juzgar y criticar al prójimo, es buscar lo que la sociedad considera un fallo, y que no es nada más que algo no coincidente con sus propias creencias.
            Creo que alguna vez hemos comentado que una persona puede tener mil virtudes y un “algo” que la sociedad considera defecto. Y que en vez de alabar alguna de esas mil virtudes, se centra, con saña, en ese “algo”. ¿Por qué?, ¿Por qué no se fijará la sociedad en las virtudes de la persona, en vez de recalcar lo que podrían ser sus defectos? Es muy posible que sea por envidia, o por orgullo, o por ignorancia, o por vivir desconectada del alma, o por pobreza espiritual, o por inmadurez de carácter.
            En el “qué dirán” hay dos partes: Una el crítico, otra el criticado.
            Por lo que respecta al criticado que hace caso de las críticas, ha de valorar en cuanto está su autoestima, en cuanto se valora. Aquel que hace caso de la crítica es alguien que se tiene en muy poca estima y que entrega su poder a los demás, para que hagan y deshagan a su antojo. Quien entrega su propio poder a la sociedad, ya puede tener claro que va a ser destrozado y vilipendiado con saña. Y además, parece que por pura afición, por el mero hecho de ¿hacer mal?, ya que el “crítico”, no gana absolutamente nada. Destroza a la persona y se queda tan feliz, sin tener en cuenta el daño que está causando.
            No se debe entregar el propio poder a nadie. Cada persona tiene que actuar según sus propias convicciones, sin tener en cuenta la opinión de los demás.
            En cuanto al “crítico”, cada crítica que se forma en su mente o sale de su boca, sólo es una prueba de que algo está fallando en él y de que está juzgando algo que se encuentra en sí mismo y no le gusta. Si alguna vez es consciente del daño que hace, lo mejor que puede hacer para evitar engrosar su bolsa kármica, es pedir perdón de inmediato, mental, si así fue la crítica, o de palabra si el daño fue causado por la boca.
            Y después aprovechar las lecciones, buscando en sí mismo la causa de la crítica, y una vez encontrada, comenzar a actuar para eliminarla, trabajando de manera consciente la virtud contraria.
            Digan lo que digan, vive tu vida. Nadie va a vivirla por ti.

viernes, 12 de abril de 2013

Las pequeñas cosas de cada día


            Todos sabemos que no somos el cuerpo, que somos un alma; de la misma manera que tenemos un conocimiento bastante aproximado de que el Amor con mayúscula, el Amor incondicional, el auténtico y verdadero Amor, es una energía que se siente en el interior y que nadie nos va a hacer sentir nunca, ni tan siquiera la tan cacareada como inexistente alma gemela; al igual que tampoco vamos a conseguir la tan ansiada felicidad con nada ni nadie procedente del exterior, ya que la felicidad, como el Amor, es un estado interior.
            Pero ¡qué difícil es vivir desde el alma!, o sentir el Amor, o la felicidad, (hablamos del Amor incondicional y de la felicidad permanente). Y no será porque no lo intentemos, aunque sin mucha convicción, por supuesto, ya que esto supone un trabajo adicional, y como tampoco conocemos a muchas personas normales que lo hayan conseguido, creemos que las posibilidades de conseguirlo son una entre un trillón.
            Es cierto, que algunas personas parece que lo han logrado, pero no parecen estar a nuestra altura, parecen muy elevados, y enseguida se les cataloga de Maestros, Santos o Gurús.  Pero también es posible, que no se nos ocurra pensar que esas personas, que parecen extraordinarias, no nacieron así, y que lo conseguido por ellos, sólo es fruto de su propio trabajo. ¿Por qué no vamos a poder conseguirlo nosotros? Sólo se necesita una pequeña dosis de trabajo interior. Pero si, ya sé que cualquier trabajo interior, por pequeño que se nos anuncie, nos parece una montaña insalvable. Preferimos, por ejemplo, leer, creyendo que con ese conocimiento vamos a conseguir alguna cosa. Lo cierto es que sólo adquiriremos un cierto conocimiento, bastante raquítico, comparado con el conocimiento que llega por sí solo, cuando abrimos las puertas de nuestro interior.
            Si cualquier cosa que se defina como “estado interior”, es difícil de conseguir para los que nos podemos considerar seres normales, (nada de maestros, ni de gurús), podemos intentar acercarnos a ese estado interior con las pequeñas cosas de la vida. Es también una manera de conseguirlo: No gritar a la pareja por cualquier nimiedad, dedicar un ratito cada día para jugar con los hijos, dar una limosna al pobre que encontramos cada día en la esquina de casa, comprender los gritos (inútiles) de nuestro jefe y no caer en su provocación, etc., etc.
La propuesta es bien sencilla: Es prestar atención y agradecer todo lo bueno que nos sucede cada día, dejando a un lado lo que calificamos como malo, y ayudar a todos en todo lo que podamos. Es buscar lo bueno de las personas, en vez de resaltar lo que parecen sus fallos. Es vivir con atención cada segundo de vida, en vez de lamentarnos permanentemente por todas aquellas cosas de las que creemos que carecemos. Es vivir sin atarnos a ningún deseo ya que cuando estos se cumplen, no suele ser en el momento que nosotros deseamos, ni suele ser exactamente como deseamos. Es cierto que no recibimos lo que queremos cuando lo queremos, sino que recibimos lo que necesitamos, en el momento en que eso es necesario.
Está en nuestras manos, en nuestra cabeza y en nuestro corazón evolucionar, crecer y madurar en dignidad, y no es nada difícil, solo hemos de prestar atención a las pequeñas cosas de cada día.
¡Que tengas un feliz día!

sábado, 28 de julio de 2012

El poder de elegir


            Todo es elección. Aunque no seamos conscientes de ello, nos pasamos la vida eligiendo, y nuestra primera elección es, sin ninguna duda, nuestra llegada a la vida. Elegimos nacer por el inmenso deseo que tiene el alma de purificarse y acercarse a Dios, cuando sería más fácil para ella quedarse en los planos en los que se encuentra, sin ninguna de las necesidades y padecimientos del cuerpo. Pero es igual, el alma necesita acercarse a su esencia divina y vivir su divinidad de manera completa, para lo cual tiene que completar su aprendizaje, tiene que vivir todas las experiencias, tiene que liberarse de sus deudas y recibir las que le son debidas.
            Lo realmente dramático, es que una vez en el cuerpo, no recordamos nada de esa, nuestra primera elección, y nos encontramos en la vida, envueltos en pañales, creciendo y aprendiendo, en casi todas las ocasiones, con dudas y con miedos, unas lecciones que no son las que necesariamente hemos venido a aprender. Es como si nos matriculáramos en la Facultad de Filosofía y en vez de enseñarnos a razonar, nos enseñaran a construir puentes. No nos sirven “casi” de nada las enseñanzas que vamos recibiendo a lo largo y ancho de nuestra vida, y no es porque nuestros maestros no lo intenten, en muchos casos con amor, aunque con esa peculiar manera que tenemos de amar los humanos, el amor del cuerpo, y no el amor del alma. Pero siguen sin sernos útiles sus enseñanzas, ya que no nos enseñan a vivir para el alma. Sus enseñanzas están basadas en como engañar a la vida.
            Es posible, que incluso en ese engañar a la vida, tengamos algunas opciones para elegir nuestro camino: Estudiar o trabajar, ser ingeniero o escritor, permanecer solteros o casarnos, tener un hijo o dos, vivir en una casa o en un piso, etc., etc. Pero siguen siendo opciones de vida, no opciones de alma. Elijamos la opción que sea, siempre nos faltarán las opciones más importantes, de las que ni tan siquiera podemos ser conscientes de que están ahí, al alcance de nuestra mano. Esas opciones, se refieren a la vida del alma, y es normal que no tengamos conocimiento de ellas, porque nunca, nadie, nos ha hablado de otras opciones que no sean las referidas a la vida física del cuerpo.
            Esas otras opciones, desconocidas para casi todos los mortales, no van en contra de la vida, o mejor dicho, no van en contra del libre fluir de la vida. Van a favor de la vida, y por lo tanto, van a favor del alma.
            No se trata de elegir entre nada físico, ni entre dos deseos, que según nos han enseñado, nos pueden dar algún momento de efímera felicidad. Se trata de elegir las condiciones para conseguir, de manera cada vez más duradera, hasta llegar a permanente, “la felicidad”.
            Se trata de desaprender lo aprendido. Se trata de elegir la paz en lugar de la guerra. Se trata de elegir la alegría en lugar de la tristeza. Se trata de elegir la acción en lugar de las dudas. Se trata de elegir la risa en lugar del llanto. Se trata de aceptar en lugar de criticar. Se trata de elegir el respeto en lugar de despreciar. Se trata de elegir el perdón en lugar del odio. Se trata de bendecir en lugar de maldecir. Se trata de elegir el servicio al prójimo en lugar de ignorarle. Se trata de elegir al amor en lugar del miedo. Se trata en vivir desde el alma, mimando al cuerpo. Se trata de elegir la humildad y no la soberbia. Se trata de vivir en la verdad y no en el engaño. Se trata de alegrarte por el bien de tu hermano sin envidias. Se trata de vivir desde el corazón. Se trata de amarnos a nosotros mismos. Se trata de aceptar el libre fluir de la vida sin oposición. Se trata de aceptarnos y presentarnos ante los demás tal como somos, sin máscaras, sin engaños.
            Se trata de elegir la felicidad en lugar del sufrimiento.

miércoles, 4 de julio de 2012

El remedio contra la decepción


Si nunca esperas nada de nadie nunca te decepcionarás.

Sylvia Plath

                 ¿Cuántas veces nos hemos sentido decepcionados por  alguien o por algo que ha sucedido en nuestra vida?

                Pero, ¿Qué es la decepción?, en Wikipedia aparece la definición de decepción como un  sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona. Se forma en unir dos emociones primarias, la sorpresa y la pena. La decepción, si perdura, es un desencadenante para la frustración y más adelante, la depresión. Similar al arrepentimiento, se diferencia en que el sentimiento de arrepentimiento se enfoca básicamente en fallas en elecciones personales mientras que el de decepción se enfoca más en la insatisfacción proveniente del aspecto externo. Es una fuente de estrés psicológico.
            Ahí está el problema, en el no cumplimiento de nuestras expectativas. Y esa decepción afecta a nuestra vida emocional generando tristeza, melancolía, rabia, dolor, y un sinfín de emociones, todas negativas, que también afectan indefectiblemente a nuestra vida física y a nuestra vida mental.
            Mentalmente nos atrapa, cayendo en la trampa de la mente, en la trampa de estar preguntándonos ¿Por qué?, ¿Por qué nos hacen daño?, ¿Por qué nos rechazan?, ¿Por qué no nos prestan atención?. Sin darnos cuenta vivimos en pensamientos repetidos, obsesivos, circulares, durante tiempo, manteniéndonos alejados del libre fluir de la vida y llenándonos de energías negativas generadas por esos pensamientos, tan alejados de la comprensión, de la aceptación y del amor.
            Físicamente permanecemos alterados, nerviosos, alimentando nuestro cuerpo físico de una especie de veneno, que antes o después va a afectar de manera negativa alguna función de nuestro cuerpo.
                El sendero parece claro, ¡Hay que evitar la decepción!, pero ¿Cómo? La receta aun es más sencilla, ¡ACEPTACIÓN!
                La aceptación consiste en eliminar la expectativa, en eliminar el deseo. Lo cual no significa que la acción de una persona, o cualquier situación nos agrade o nos haga felices. La felicidad llegará después, aceptando.
Aceptar en ver las cosas como son, no como a nosotros nos gustaría que fueran. Es observar las situaciones y los sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que cuando no aceptamos, y esperamos algo, es una prueba clara de que queremos controlar las situaciones,  queremos controlar a las personas, queremos controlar el mundo. Y no funciona así. Las personas son como son, y nadie, excepto ellas mismas, puede cambiarlas.
 La aceptación es como un puente que nos traslada de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la felicidad. Aceptación es vivir el presente, es vivir la realidad, tal cual es, es vivir a los demás como lo que son, seres divinos. La aceptación, al mantenernos en la realidad, lejos de vivir una vida de pensamientos, nos permite ser conscientes de todas las oportunidades que nos rodean, para poder fijar y seguir el rumbo de nuestra vida hacia la felicidad.
Aceptar y respetar son sinónimos de felicidad.

lunes, 16 de abril de 2012

Te amo para amarte y no para ser amado.

Te amo para amarte y no para ser amado,
puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz.
George Sand

            Eso es Amor, y cualquier otra cosa es un sucedáneo.
            Si amas así a todos los seres, deseando únicamente su felicidad, sin preocuparte de cuanto te aman a ti, sin ocuparte de cómo viven su vida, sin juzgarles,  sin valorar sus cualidades o sus defectos, sin tratar de cambiar su estilo de vida, o sus pensamientos, o sus creencias, aceptándoles tal cual son, ofreciéndoles todo aquello que sabes que les va a hacer felices, estás a punto de finalizar tu paso por la materia.
            Pero la expresión máxima de este Amor, es Amar así a todos los seres que te rodean, y que comparten diariamente tu vida: padres, hermanos, pareja, hijos, amigos. Es con ellos con los que tienes la oportunidad de ofrecer tus cuidados y satisfacer sus necesidades, es con ellos con los que tienes la oportunidad de comprender y de ayudar, es con ellos con los que puedes sacrificar tus propios intereses en beneficio suyo, es a ellos a los que no tienes que manipular, ni poseer, ni dominar; es a ellos a los que vas a favorecer olvidándote de ti y a los que vas a aceptar “sin condiciones”.
            Si juzgas cualquier acción por nimia que sea, si tratas de cambiar al otro porque “tú crees” que es lo mejor para él, si tratas de dominarle o de manipularle “por su propio bien”, si coartas su libertad a la que tu consideras “libertinaje”, si haces estas y muchísimas cosas más: “en nombre del amor” que profesas a la otra persona, o “por su propio bien”, o “porque realmente sabes lo que le conviene”, o “porque está cegado y no ve la realidad”, o “porque………”.  Realmente no amas.
Porque el Amor, que lo único que desea es ver feliz al ser amado, es libertad, es ayuda, es servicio, es comprensión, es dar, es aceptación, es perdonar. Este Amor es la relación más profunda que pueda existir. Cualquier otra cosa como decía al principio es un sucedáneo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Conciencia

            Perdemos demasiado tiempo y limitamos nuestra conciencia en menudencias tales como satisfacer los caprichos de nuestra forma física. No es nuestro objetivo primordial el cuerpo, aunque si es importante. No se trata de complacer todos los deseos de la mente, pero si hemos de respetar y cuidar con mimo nuestro cuerpo, para mantenerlo fuerte, sano y joven el mayor tiempo posible; ya que es a través de él como tenemos que desarrollar las tareas que hemos venido a realizar en la materia, y que si son primordiales.  

Nuestra principal tarea es cultivar la sensibilidad superior, es llegar a ser tan puros y altruistas que nuestras mentes permanezcan imperturbables ante cualquier acontecimiento, ya sea físico, ya sea emocional, ya sea mental o espiritual.
Se trata de expandir nuestra conciencia más allá de nosotros mismos, para alcanzar un nivel de conciencia tal, que sintamos a todos, en cualquier forma posible:
-          Como lo que son en realidad, es decir, como nuestros hermanos.
-          Tal como se encuentran: física, mental o emocionalmente.
Este es el instrumento de la sanación: “La conciencia expandida”.
Es posible que ya seas un magnífico sanador, o seas muy intuitivo, o sientas con bastante claridad el estado de personas en tu entorno; y eso te haga pensar que estás más cerca del final de tu recorrido en el cuerpo. Puede ser que no sea así, hay otros parámetros que también hay que valorar:
·         No utilices ese mini-poder para manipular a la vida, ni a tus hermanos.
·         Utilízalo para ayudar a todos, de dos maneras: Públicamente cuando te lo soliciten, y privadamente en la soledad de tu meditación cuando no lo hagan.
·         Ayuda de manera altruista, no sólo con lo que te sobra, sino con lo que te falta.
·         No juzgues a nadie si no quieres que te juzguen a ti.
·         No critiques nunca y no serás criticado.
·         Respeta siempre las decisiones de los otros.
·         Ante cualquier desaire, perdona, bendice y vete.
·         Deja que la vida pase a través de ti.
·         Acepta todo y a todos.
·         Vive siempre desde el alma dejando hablar a tu corazón.
·         Práctica el silencio, y cuando hables que siempre sea con verdad.
·         Medita cada día, busca la paz y la serenidad.
·         Vive el amor.
·         Recuerda que no eres ese cuerpo.
·         Eres un alma, eres un Ser Divino, eres un Hijo de Dios, ¡vive como tal!

Cuando cumplas todas esas condiciones, sí que estarás más cerca de abandonar definitivamente el cuerpo, porque estarás viviendo desde el alma aun estando en el cuerpo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Dejemos de ser bebés

            La sociedad actual, nuestra sociedad, está inmersa en una crisis, y no solamente en la crisis económica que afecta a todo el primer mundo. Está inmersa en una crisis de valores, no, más que una crisis de valores, mejor llamarle ausencia de valores. Porque ¿Dónde queda la verdad, el bien, lo sagrado, la solidaridad, la honestidad, la generosidad, la colaboración, la lealtad, la palabra, el respeto?

El ser humano está prisionero del trabajo, de la moda, de la comodidad, de la superficialidad, del dinero, del poder, del halago, de la admiración de los demás, del que dirán; y para conseguir liberarse de esa prisión de acaparamiento de cualquier tipo, no repara en medios, aunque sea pisoteando y engañando a otro ser humano.
Lo único que ofrece nuestra sociedad es un ambiente tóxico y nocivo en el que es imposible poder cultivar los valores humanos, que son, justamente, con los que se puede conseguir un cambio de rumbo en el mundo actual. Es imprescindible apartarse de los estamentos de poder, ya sean políticos, religiosos o de otro tipo, porque estos, que deberían ser servidores del pueblo y procurar por su bienestar y su felicidad, lo están utilizando para satisfacer cualquiera de esos fines tóxicos que la sociedad y sus más afamados representantes tienen como bandera.
Por lo tanto, ha de ser la persona, en solitario, y en su soledad, la que ha de cambiar los planteamientos que le presenta la sociedad y actuar por cuenta propia. Ha de ser cada persona, la que consiga cambiar la sociedad a través de su propio cambio, para que surja una nueva, basada en el respeto, en el amor y en los valores del corazón.
Antes de seguir dejarme presentaros un relato muy gráfico que encontré en Internet: Había una vez un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para disminuirlos y pasaba días y días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo pequeño invadió su lugar de trabajo, diciendo que quería ayudarle a trabajar, y el científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar, pero viendo que era imposible sacarle de allí, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención por un largo rato.
Se encontró entonces con una revista en donde venía el mapa del mundo, ¡justo lo que necesitaba! Con unas tijeras recortó el mapa en varios trozos y junto con un rollo de cinta autoadhesiva transparente, se lo entregó a su hijo diciendo: "Como sé que te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pedazos para que tú lo repares sin ayuda de nadie".
El científico calculó que al niño le llevaría mucho tiempo componer el mapa, que no conocía de nada, por lo que se dispuso a volver a su tarea.
Pero no fue así. Pasado un breve tiempo, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: "Papá, papá, ya hice todo, he conseguido terminarlo".
El padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que se habría aburrido y que querría irse a jugar. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño, pero para su sorpresa, el mapa estaba completo y perfectamente ensamblado.
"¿Cómo había sido capaz si no conocía nada del mundo?", se preguntó el padre. El niño, respondió feliz: "Papá, yo no sé cómo es el mundo, pero al otro lado del mapa del mundo estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí conozco bien. Y entonces, cuando conseguí arreglar al hombre, también había logrado arreglar el mundo."
Grafico, ¿no? Es el hombre el que tiene que cambiar para que el mundo cambie. Es el hombre el que ha de hacer una transición de lo viejo a lo nuevo, y así, todos juntos, lograremos un mundo mejor.
Ese cambio, esa transición, sólo es un cambio de conciencia, o crecer, o evolucionar, o madurar, o construir el carácter. En la actualidad, el ser humano es como un bebé, o como un borreguito. Va allá a donde le dictan los patrones de esta sociedad caduca, y va como las ovejas, sin salirse del patrón, porque……. ¿Qué pensará la gente? Si se sale del patrón, y empieza a respetar a los demás, y a ayudarlos, y a sentir compasión, y empieza a meditar, y no buscar las alabanzas, y no criticar, y tratar a los demás, sean quienes sean, como sus hermanos, y a ser honesto y generoso; la gente, la sociedad, puede pensar que es un loco, o que está abducido por una secta.
En muchas ocasiones, o en todas, el disparo de salida para empezar a dejar de ser bebé, y empezar a crecer, se siente en el interior: Es como un vacio, como un aburrimiento, las cosas que antes llamaban la atención, ahora cansan. A partir de ese instante es cuando hay que dejar atrás eso que impide el crecimiento: El miedo, miedo al rechazo, miedo a la crítica, miedo a la soledad.
La vida de los seres humanos, está construida sobre ese miedo, que los padres y educadores se encargan de incentivar. La persona está encogida por ese miedo, lo que la hace estar permanentemente a la defensiva, siempre la falta algo, siempre tiene necesidad de más. Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones. La persona está vacía, y ese vacío, no lo puede llenar con nada de lo que le pueda presentar la sociedad.
Para aliviar ese vacío, la persona ha de recogerse desde el exterior, hacia su interior, para empezar a sanar sus heridas, las producidas por la lucha permanente contra el vacío generado por la sociedad. ¿Cómo?, aceptando, permitiendo, perdonando y amando. Sin querer que las cosas sean como a uno le gustaría. No, las cosas son como son, y no hay que tener ningún interés en como deberían ser.
A fin de cuentas, lo único que hay que sanar es el miedo que hay detrás de todo: miedo a enfrentarse con la propia oscuridad, miedo a vivir, miedo a dejar que se exprese lo que el corazón siente. Y todo eso equivale a falta de Amor.
Es bueno, al llegar a ese punto, preguntarse: ¿qué quiero realmente?, porque si se ha llegado aquí, ya no valen los modelos y las normas que dan los ideales políticos, personales o espirituales, los estándares de salud, de belleza o sanidad, de cómo deberían ser las cosas, o de cómo hay que comportarse. Todos tratan de definir lo que es bueno e interesa a la persona.
¡Que pocos aciertan: lo único que es bueno para la persona es el Amor!, y el Amor no está en el exterior, está dentro, rodeando a la persona con su presencia, ¡sólo hay que permitirlo! Porque nosotros, ya somos Amor, y Paz, y Luz, y Sabiduría; pero no permitimos que se exprese ninguna de esas cualidades, las tapa el miedo.
Deja que el mundo sea como es, no quieras cambiarlo a través de la mente, no lo vas a conseguir; pero si puedes cambiar “tu mundo”, únicamente cambiando tú, únicamente creciendo y dejando de ser ese borreguito que va detrás de los cánones que la sociedad marca. Y si somos muchos los que cambiamos, el mundo dará un giro de 180 grados.