Te amo para amarte y no para ser amado,
puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz.
George Sand
Eso es Amor, y cualquier otra cosa es un sucedáneo.
Si amas así a todos los seres, deseando únicamente su felicidad, sin preocuparte de cuanto te aman a ti, sin ocuparte de cómo viven su vida, sin juzgarles, sin valorar sus cualidades o sus defectos, sin tratar de cambiar su estilo de vida, o sus pensamientos, o sus creencias, aceptándoles tal cual son, ofreciéndoles todo aquello que sabes que les va a hacer felices, estás a punto de finalizar tu paso por la materia.
Pero la expresión máxima de este Amor, es Amar así a todos los seres que te rodean, y que comparten diariamente tu vida: padres, hermanos, pareja, hijos, amigos. Es con ellos con los que tienes la oportunidad de ofrecer tus cuidados y satisfacer sus necesidades, es con ellos con los que tienes la oportunidad de comprender y de ayudar, es con ellos con los que puedes sacrificar tus propios intereses en beneficio suyo, es a ellos a los que no tienes que manipular, ni poseer, ni dominar; es a ellos a los que vas a favorecer olvidándote de ti y a los que vas a aceptar “sin condiciones”.
Si juzgas cualquier acción por nimia que sea, si tratas de cambiar al otro porque “tú crees” que es lo mejor para él, si tratas de dominarle o de manipularle “por su propio bien”, si coartas su libertad a la que tu consideras “libertinaje”, si haces estas y muchísimas cosas más: “en nombre del amor” que profesas a la otra persona, o “por su propio bien”, o “porque realmente sabes lo que le conviene”, o “porque está cegado y no ve la realidad”, o “porque………”. Realmente no amas.
Porque el Amor, que lo único que desea es ver feliz al ser amado, es libertad, es ayuda, es servicio, es comprensión, es dar, es aceptación, es perdonar. Este Amor es la relación más profunda que pueda existir. Cualquier otra cosa como decía al principio es un sucedáneo.
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