¿En cuantas
ocasiones te has sentido mal, sobre todo con los más cercanos, por culpa de
algo de lo que ni tan siquiera eres consciente?, ¿En cuantas ocasiones
reaccionas de manera abrupta sin habértelo propuesto?, ¿En cuantas ocasiones va
creciendo en tu interior un rechazo hacia algo, sin mediar causa que lo
justifique?, ¿En cuantas ocasiones culpabilizas a otros de cualquier cosa, no
importa qué? Es posible que en determinadas circunstancias, se desarrolle en tu
proceso interno de pensamiento, de sentimientos o emociones, un mecanismo que
acerca a los seres humanos a su animalidad. Y es posible que si lo analizas
serenamente no llegues a una conclusión lógica, o llegues a conclusiones poco
consistentes.
Puedes no
llegar a una causa razonable, pero sin embargo, eso que no tienes muy claro que
es, sigue ahí, y sale a la luz en los momentos más inesperados. Por lo tanto,
parece necesario tomar alguna medida para que desaparezca. Porque aunque parece
difícil conocer la causa, si se conoce, no es más que energía que te hace reaccionar
ante determinadas situaciones con más animalidad que humanidad.
¿Qué tipo de energía? Es conveniente
y necesario que la persona realice un trabajo de introspección para ver cuál es
la causa oculta que la hace reaccionar de una determinada manera ante
determinadas situaciones.
Si consigues entrar seriamente dentro
de ti, podrás comprobar que existe intolerancia, o falta de respeto, o
soberbia, o algún otro hábito negativo, que se ha ido fortaleciendo al dejarle
que saliera a la luz, sin intentar bloquearle en un principio, y eliminarle con
posterioridad.
Cualquiera de ellos, sean los que
sean, que te hacen reaccionar desde tu propia animalidad, se pueden eliminar si
se trabaja, de manera consciente, la tolerancia, el respeto y la humildad.
La tolerancia lleva implícita en sí
misma aceptación y respeto, porque tolerancia es aceptar y respetar las ideas,
las creencias o las prácticas, cuando son diferentes o contrarias a las
propias. Es aceptar y respetar las diferencias étnicas, sociales, culturales y
religiosas. Es reconocer los intereses, los sentimientos y los valores del
otro. Es aceptar al humilde, al soberbio, al rico, al pobre, al ignorante y al
ilustrado.
Tienes que vivir consciente, para
comprobar cómo va generándose en tu interior esa bola de fuego, que va a salir
por la boca en forma de exabrupto dirigida hacia alguien, posiblemente muy
cercano a ti, y bloquearla, no dejar que salga. En ese momento piensa que quien
tienes delante eres tu mismo, y en lugar del exabrupto deja que salga humildad
y respeto.
Al principio cuesta ser consciente y serán
muchas las veces que seas consciente después de sucedido el hecho, pero ya es
algo, con el tiempo iras consiguiendo ser consciente antes, hasta que llegará
un momento en que te darás cuenta del momento exacto en que se forma la bola de
fuego en tu interior. Y con un poco más de tiempo, no mucho, ni tan siquiera
llegará a formarse esa bola. Entonces habrás ganado la partida.
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