El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 6 de mayo de 2016

Y aun no somos felices

PERLAS PARA EL ALMA



El saber que somos Hijos de Dios, que estamos es la vida porque hemos decidido vivir, saber que Dios nos vigila, nos cuida, nos Ama y nos mima, poder disfrutar de los placeres de la vida, de los abrazos, de las caricias y de los besos, debería ser motivo más que suficiente para estar en la vida alegres y felices, pero no es así, a pesar de eso no somos felices.


Caminando...., caminando hacia Dios (2 de 2)

¿Quiere decir que todos van a acceder a ese conocimiento? Si, con matices. Cualquiera que llegue a un nivel determinado de energía va a tener acceso a ese conocimiento, a esos dones, a esos regalos, a no ser que existan ciertas clausulas en su Plan de Vida que lo impidan, ya que el Plan de Vida es la auténtica hoja de ruta por la que se rige toda la vida en la materia.

Conozco una persona, que me permite contar sus vivencias en cuanto a los dones se refiere, pero no dar pistas sobre su identidad, y que desde que tiene uso de razón ha suspirado por ver la energía y por escuchar a los maestros, y que no ha conseguido, a pesar de que parece caminar con paso firme por el camino que conduce a Dios. Dice que tiene que conformarse con una intuición a la que escucha y sigue como si de la autentica palabra de Dios se tratara, y algo que define como clarisensibilidad, que es la base para realizar su trabajo de sanador, que es como le gusta definirse, pero nada más, a pesar incluso de realizar cursos y trabajos específicos para activar, al menos, la clarividencia. El dice: “Llegue a estar obsesionado, cuando veía a otras personas, con dotes de clarividencia o clariaudiencia a las que yo con mi desmedida soberbia, calificaba como no merecedores de esos dones”.


Su trabajo personal, sobre todo para eliminar su orgullo, y sus meditaciones, le fue serenando, y llegó así a la aceptación de que por alguna razón desconocida él no era merecedor de tales privilegios.

  “La razón desconocida”, cuenta, “era mi Plan de Vida. En Él aparece contemplado que voy a realizar mi camino de retorno a Dios y cumplir con mi misión, en solitario, sin ayuda, o al menos sin una ayuda tan evidente como la que tus guías te puedan prestar sobre como es el camino y los obstáculos con los que te puedes ir encontrando”.

“A cambio”, prosigue, “he aprendido a confiar plenamente en la intuición y a traducir las sensaciones de mi cuerpo físico. Y si bien no me hablan, en muchísimas ocasiones van poniendo pensamientos en mi mente, que yo sé que no son míos. Pensamientos necesarios para la realización de las terapias, aunque nunca para algún aspecto concreto de mi propia vida”.

Este es un magnífico ejemplo de que no hay dos vidas iguales, ni tan siquiera en el logro de algo que se encuentra al alcance de todos cuando llegan a cierto punto en su crecimiento. Es como el montañero que sabe que en lo alto de la montaña hay una fuente de agua clara, pura, limpia y cristalina, porque todos los que han llegado a la cima relatan que han bebido, y después de una ascensión a la cima de la montaña, más o menos penosa, encuentra que debido a las últimas lluvias, el agua de la fuente sale turbia.


No piensan los que se inician en el camino de retorno a Dios que van a conseguir este o aquel don, o al menos no deberían pensarlo. El objetivo del viaje, el objetivo de la vida, no es conseguir un don, es encontrarse con Dios. Por lo que los que se inician en el camino, cuando se encuentran con ese don, lo aceptan y siguen su camino sin darle importancia, ya que cuando han llegado a él, su alma ya sabe que puede sucederle eso, y aun más cosas, y por sabido no es sorprendente. No es el objetivo del camino conseguir un don, el objetivo es encontrarse con Dios. 

miércoles, 4 de mayo de 2016

Fui a mi clase de yoga y me encontré con Dios

Encomiéndate a Dios de todo corazón,
que muchas veces suele llover sus misericordias
en el tiempo que están más secas las esperanzas.
Miguel de Cervantes

Son millones las personas que en la actualidad se encuentran desarrollando algún tipo de trabajo, llamémosle de crecimiento, aunque posiblemente muchas de ellas no lo califiquen así, bien sea porque su único objetivo es mantener un nivel adecuado de estrés, o encontrar la paz, o mantener una salud óptima, o adelgazar, o mejorar las relaciones con su entorno, o vaya usted a saber las razones por las que cada persona comienza a hacer yoga, a meditar, a leer, o a asistir a cursos, charlas y conferencias, que tratan de esa otra parte del ser humano que no se ve, pero que no solo dejan a la persona con una serenidad especial, sino que la permiten moverse por el mundo con una fuerza emocional desconocida.



         Pues aunque no lo sepan, están creciendo, están madurando, están fortaleciendo su carácter, están expandiendo su conciencia, o lo que es lo mismo están comenzando a realizar el trabajo para el que han venido a la vida: conectarse con su alma y comenzar a vivir desde el corazón. Muchos serán conscientes al cabo de cierto tiempo, otros puede ser que nunca. Pero es igual, aunque se realice el camino con los ojos vendados se avanza en el camino, ya se quitarán la venda cuando sea el momento.


         Pero aún hay más, con los ojos vendados, o sin venda en los ojos, creyendo que están creciendo en conciencia o solo liberando su estrés, avanzando rápido o caminando a paso lento, se van a topar con Dios. Lo sepan o no, crean en Él o no, ahí está, porque Dios les envuelve y su crecimiento no es más que comenzar a vibrar de manera más sutil, no es más que ampliar su campo energético, no es más que agrandar sus chakras, no es más que sustituir sus energías sucias, lentas y pesadas por otras energías más limpias, brillantes y luminosas, acercándose, sin ellos saberlo a la Energía Divina. 


Caminando......, caminando hacia Dios (1 de 2)

¿Por qué he de preocuparme? 
No es asunto mío pensar en mí. 
Asunto mío es pensar en Dios. 
Es cosa de Dios pensar en mí.
Simone Weil
        
A los seres humanos aunque no nos gustan los exámenes sí que nos gustan las evaluaciones, o sino las evaluaciones como tal, si nos gusta que alguien nos confirme si estamos en el camino correcto, si hemos avanzado un tramo importante, y si además nos dijeran que hemos adelantado a “fulanito”, ya sería increíble.

Pero no, en esta carrera que todos compartimos de volver al seno de Dios, no hay evaluadores, no hay adversarios, no hay meta, solo hay destino. El estudiante y el adversario, el evaluador y el evaluado son la misma persona, es uno mismo. Esta es una carrera contra nosotros mismos, este es un camino de soledad, es un trabajo de valientes, es una lucha contra un enemigo invisible, es un camino interminable para una sola vida, es un sendero lleno de recovecos, es una guerra sin cuartel, unas veces dura y otras menos dura, pero siempre reconfortante, porque aunque de la sensación de que no se avanza o que incluso hay días o temporadas en los que parece que se retrocede, no es tal, siempre se avanza, aunque no se sienta.


El camino que nos conduce a Dios parece sembrado de obstáculos, pero todos son superables, y en cada posta vamos recibiendo regalos, vamos recibiendo dones que son producto del propio crecimiento. Es posible que no se sea consciente de los dones que se van recibiendo, pero solo es por una razón: Se recibe el regalo o el don cuando la persona ha dejado de desearlo, cuando no lo espera y para ella la obtención de ese don es una consecuencia lógica y conocida.

Vamos por un momento a utilizar la imaginación. Imagina que la distancia que nos separa de Dios es cuantificable en un millón de kilómetros. Imagina también que cada kilómetro se corresponde con una determinada vibración de la energía, más rápida y más sutil cuanto más cerca de Dios, (esto es realidad), y más lenta y pesada cuanto más cercana a la materia, (esto también es real). Imagina que una persona que vive una vida total y absolutamente material, sin tener ningún tipo de conocimiento, y que ni tan siquiera sabe de su divinidad, ni por equivocación cree en ella, y tampoco sabe el papel que está representando en la materia, se encuentra en el kilómetro cero, es decir un millón de kilómetros separada de Dios. Imagina, por el contrario, que una persona que se encuentre en su última vida de encuentra solamente a cien kilómetros de Dios.

En la energía se encuentra todo el conocimiento. Imagina que podemos cuantificar ese conocimiento de cero a mil. Cero es el conocimiento que se encuentra en la energía que compone la materia, y mil es el conocimiento de Dios.

Según se avanza por el camino que conduce directamente a Dios, va cambiando la vibración, se va acelerando, se va volviendo más sutil, con la consecuencia lógica de acceder al conocimiento disponible en esa vibración. De ese conocimiento el caminante puede ser consciente de varias maneras: Puede comenzar a ver otras energías, puede comenzar a oír las voces de sus maestros y guías, puede tener sueños lúcidos, informativos y premonitorios, puede comenzar a tener certeza de cosas, que no sabe como las sabe, pero las sabe, puede sentir cada vez con más fuerza el estado físico, mental y emocional de las personas, puede volverse mucho más sensible a la energía que le rodea, se atreve a seguir con total confianza sus intuiciones porque tiene la seguridad de que son certeras, de la misma manera que su eficacia en las sanaciones, si es curador, se incrementa de forma exponencial, sabiendo las actuaciones que debe realizar el paciente para su sanación, o para su aceptación de la enfermedad.


¿Quiere decir que todos van a acceder a ese conocimiento? Si, con matices. Cualquiera que llegue a un nivel determinado de energía va a tener acceso a ese conocimiento, a esos dones, a esos regalos, a no ser que existan ciertas clausulas en su Plan de Vida que lo impidan, ya que el Plan de Vida es la auténtica hoja de ruta por la que se rige toda la vida en la materia.

Continuará.................


sábado, 30 de abril de 2016

La voz de la conciencia




Un viaje de ida y vuelta

                  Estamos en un viaje de ida y vuelta y nuestras pertenencias materiales a la vuelta van a ser las mismas que a la ida. Nuestra maleta de vuelta sólo va a contener las experiencias del alma: más paciencia que a la ida, más amor, más voluntad, más misericordia, más hermandad.


miércoles, 27 de abril de 2016

Mente serena




La mente a disposición del alma




En línea recta

PERLAS PARA EL ALMA



Seguro que sabes que el camino más corto entre dos puntos es la línea recta. Lo que no se si sabes es que el camino que te queda por recorrer en la materia es el que aun te separa de Dios.

         Lo sepas o no, lo creas o no, es así, estamos caminando para volver a Dios. Si lo sabes y lo crees camina en línea recta, no des vueltas, no pierdas tiempo y visualiza la meta, manteniendo en tu mente a Dios.

         Si no crees en Dios, entonces se supone que crees en el hombre, pues en lugar de caminar en línea recta, camina rectamente, manteniendo en tu mente al hombre, respétale, ayúdale, sírvele, trátale como lo que es para ti, tu ídolo.

Aunque es conveniente que sepas, que tratando así al hombre también vas a llegar a Dios.



         

Sobre la meditación






                    La verdadera meditación no puede ser buscada, la meditación llega, la 

 meditación es una manera de vivir, la meditación  es contemplar con atención la vida.

lunes, 25 de abril de 2016

Pensamiento único (Directos a la meta 2 de 2)

Podemos llegar al mandamiento único que nos dio Jesús:
“Amaos los unos a los otros como yo os he amado”,
con un pensamiento también único:
“Amo a Dios y le bendigo con amor”

Decía que se trata de avanzar a paso ligero y recorrer en una sola vida tanto trayecto como veinte o treinta vidas con los pequeños aprendizajes anteriores.

         Para esto es imprescindible tener claras las respuestas a las preguntas del millón: ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, y ¿Adónde voy?

         Las respuestas quiero suponer que todos las tenemos claras: Soy hijo de Dios, vengo de Dios y a Él he de retornar.

         Es decir, los espacios de vida física no son más que ese tiempo intermedio entre nuestra llegada desde Dios hasta nuestro regreso a Él. Ese trayecto, vida tras vida, podemos realizarlo lentamente con pequeños avances, o podemos hacerlo más rápidamente. Es nuestra decisión.

         Para hacerlo más rápidamente podemos llevar el enunciado de “energías iguales se atraen” a su máxima expresión. Hasta ahora tratamos de crear energías positivas con nuestros pensamientos y nuestra emociones para no atraer cosas malas y para atraer cosas para la vida física, es decir para vivir en paz y felices y para conseguir nuestros deseos.

         Estaréis de acuerdo conmigo que no es tan fácil como parece, que todo requiere trabajo, voluntad y paciencia.



         Pues bien, ¿Por qué no dedicamos nuestro trabajo, nuestra voluntad y nuestra paciencia para llegar directamente al final, para llegar directamente a Dios, dejando de caminar por caminos que serpentean y pasan varias veces por las mismas postas?

         Como energías iguales se atraen trabajemos para generar la energía de Dios y así Su Energía llegará a nosotros a manos llenas. Pero hará más: En la actualidad trabajamos para que el dinero llegue a nosotros, pues bien, con Dios seremos tan prósperos como Él, siempre según esté establecido en nuestro Plan Divino. En la actualidad trabajamos para tener a determinada pareja y que nuestros hijos tengan unas características determinadas, pues bien con Dios tendremos la pareja y los hijos que nosotros, junto a ellos, hemos programado para acelerar nuestro crecimiento, según esté establecido en nuestro Plan Divino. Y así será cada aspecto de nuestra vida, ya que dejaremos de vivir contra corriente tratando de tener la vida que nos gustaría vivir, para vivir según nuestra programación, la vida que hemos venido a vivir, que es, ni más ni menos, que la que necesitamos para terminar cuanto antes nuestro paso por la materia.

         Vivir en Dios y cumplir en un porcentaje elevado nuestro Plan de Vida es un salvoconducto para conseguir reducir a la mínima expresión el número de encarnaciones en la materia.

         Como lo que queremos será acercarnos a Dios, nuestro trabajo solo será generar una energía que vibre como la energía de Dios. Lo mejor para eso, será mantener en la mente un pensamiento único, el pensamiento en Dios. Pero no para pedir, ni para suplicar, ni para rogar. Que sea un pensamiento alegre, un pensamiento de vida, un pensamiento de amor, un pensamiento de gratitud.

         No es necesario orar ni realizar ninguno de los ritos establecidos por las religiones. No es necesario apartarse del mundo. Sólo se trata de llegar a Dios de la manera más fácil posible, y que mejor y más sencillo que hacerlo bendiciendo a Dios, con una fórmula que no tenga ninguna complicación, que no se olvide, como puede ser: “Dios mío, yo te bendigo con amor”.

         Manteniendo ese pensamiento en la mente, y repitiendo la bendición, hace que la Energía Divina llegue a nuestro ser sintiendo tal cantidad de amor, que a veces pudiera parecer que nos desborda. Inténtalo durante unos días, cuantas más horas mejor.  



         

Directos a la meta, sin peajes (1 de 2)

Existe algo mucho más importante
que una mente vacía de pensamientos,
y ese algo es una mente con un pensamiento único,
el pensamiento de Dios.

         Seguro que nadie duda ya de esa parte del Principio de Vibración que dice que “Energías iguales se atraen”, y es este principio la base de prácticamente todos los cursos, talleres, técnicas y métodos de crecimiento, de expansión de la conciencia, de construcción del carácter, de espiritualidad y sanación. Aprendemos a meditar para tratar de vaciar la mente de tantos y tantos pensamientos negativos con los que convivimos sin ser realmente conscientes, para que no atraigan la miseria que estamos generando. Aprendemos técnicas para atraer aquello que deseamos, a base de generar pensamientos conscientes positivos hasta conseguir la emoción correspondiente. Realizamos talleres para aprender a liberarnos de nuestros miedos y de nuestras limitaciones, que son muchas. Asistimos a clases de yoga y similares para liberarnos del estrés y mantener la serenidad y la calma. Leemos ávidamente un libro tras otro con lo que nuestra sabiduría en temas de “espiritualidad” se incrementa después de cada lectura, pero sin hacer prácticamente ningún uso de esa sabiduría, salvo impresionar a los demás. Y es posible que con todo esto consigamos algunos pequeños éxitos, es posible que consigamos ganar alguna “batallita”: Que se serene un poco la mente, que consigamos algunas de las muchas cosas que deseamos, que desaparezca el terror a la muerte y hasta que consigamos vivir una vida más serena. Pero… ¿Nos podemos conformar con eso?, y ¿Por qué no intentamos ganar la “guerra”?


         Si nuestra vida se circunscribiera al espacio de tiempo transcurrido entre el nacimiento y la muerte, sería más que suficiente, ya que el único objetivo de la vida sería vivir bien, sería vivir una vida feliz, carente de problemas y preocupaciones, una vida en la que consiguiéramos satisfacer todos nuestros caprichos.

         Pero el espacio de tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte solamente es una vida física, es como esa “batallita” que comentaba en el párrafo anterior. Nuestra vida abarca más, mucho más, muchísimo más, tanto como una eternidad. Esta es la auténtica “guerra”, y nuestro objetivo, no es vivir bien, o vivir una vida feliz, o conseguir nuestros caprichos. Nuestro objetivo es otro, nuestro objetivo es la unión con Dios, lo cual no quiere decir que tengamos que renunciar a esos pequeños placeres.

         Los cursos, talleres, técnicas y métodos de crecimiento y sanación, con los que nos movemos todos en la actualidad son una excelente herramienta para poder acercarnos a vivir una vida feliz, para ir vaciando la mente de pensamientos, incluso para realizar un tímido acercamiento a vivir una vida desde el corazón, una vida basada en el amor. Pero en caso de conseguirse, lo cual es bastante difícil para un porcentaje importante del total de personas que tratan de transitar por este sendero, puede ser válido para la vida actual, pero de poco alcance para nuestra eternidad, porque el aprendizaje del alma va a ser limitado, ya que se va a circunscribir a pequeñas ganancias, que si que vamos a mantener para nuestra siguiente vida, pero que nos va a obligar a volver muchas veces e ir caminando vida tras vida a paso lento.


         Y nuestro avance va a ser tan lento que nos va a obligar a encarnar un sin fin de vidas más, cuando podríamos intentar, incluso sin tantas técnicas, avanzar a paso ligero y recorrer en una sola vida tanto trayecto como veinte o treinta vidas con los pequeños aprendizajes anteriores.

Continuará....................

viernes, 22 de abril de 2016

Me rebelo

         Es la atención la que nos va a permitir
ser conscientes de donde estamos,
de hacia dónde queremos ir
y de cuáles son los obstáculos
con los que nos podemos encontrar en el camino.

Me rebelo contra mí mismo cada vez que un pensamiento de crítica ronda por mi mente, me rebelo cuando entro con otras personas en el perverso juego de regodearnos en esa crítica hecha palabra, me rebelo cuando la impaciencia se asienta en cada célula de mi ser, me rebelo cuando me siento intolerante ante otros procederes, me rebelo cuando me irrito ante la falta de respeto, me rebelo cuando piso de puntillas encogido por el miedo, me rebelo ante mi propia incomprensión, me rebelo cuando soy consciente de que no me he puesto en el lugar del otro, y así, un día sí y otro también, me rebelo, me rebelo y me rebelo, mientras me flagelo emocionalmente por haber dejado al pensamiento, una vez más, campar a sus anchas por el carrusel de la sinrazón sin haberle puesto coto.



         Y todavía rojo por mi propia cólera me pregunto, ¿Conseguiré realmente algún día mantener la guardia alta y poder así dominar completamente estos pensamientos?, ¿Conseguiré realmente algún día que no me afecte la falta de respeto, la incomprensión, la mentira, los políticos, las religiones, la intolerancia o la injusticia?, ¿Conseguiré colocarme de inmediato en el lugar del otro y no a toro pasado cuando las emociones ya me han desbordado?

         No creo que en mi caso sea cuestión de meditar más. Mi trabajo es intervenir en la sanación de otros meditando. Es cuestión de atención, de más atención, es cuestión de observar mis pensamientos, observar mis emociones, observar las distintas reacciones de mi cuerpo, sin juzgar, sin calificar, sin ponerle nombre. Solo atención, solo presencia, solo estar. 

            A veces mi dispositivo de vida pasa a “piloto automático” sin que yo sea consciente, y ahí se acabó todo, y solo soy consciente cuando me encuentro en medio de la crítica mental, o en medio del miedo, o en medio de la impaciencia, o ...... Entonces me siento mal y me rebelo, con lo cual cometo, al menos, tres equivocaciones, una, dejar que el pensamiento se ponga el piloto automático, dos, verme envuelto en mi propia critica mental, y tres, mi rebelión.

         En fin, seguiré trabajando. Y vosotros ¿Cómo lo lleváis?

Compartir el conocimiento




Honestidad.




lunes, 18 de abril de 2016

El ser humano: Un espécimen raro

PERLAS PARA EL ALMA




Los seres humanos tenemos un punto de masoquismo importante, nos gusta sufrir, ya que a pesar de que digamos que no, los hechos demuestran lo contrario: Nuestra felicidad es el sufrimiento, ya que permanecemos anclados en él un día tras otro, sin hacer absolutamente nada; nuestra felicidad es contar a diestro y siniestro lo mal que nos encontramos, en lugar de trabajar para salir de ese dolor; nuestra felicidad es encontrar los fallos de los demás en lugar de trabajar para eliminar los nuestros. Somos realmente un espécimen raro.


Qué diferente sería la vida....

PERLAS PARA EL ALMA



Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que somos hijos de Dios, que venimos de Él y a Él hemos de retornar. 

Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que todos somos hermanos. 

Qué diferente sería la vida si nos enseñaran a amar, a compartir, a aceptar y a respetar. 

Es muy posible que no habría guerras, que no habría hambre, que no habría discriminación, y todos nos ahorraríamos un buen número de encarnaciones que en la actualidad resultan inútiles o con un ínfimo crecimiento. 


La vida es un instante




Ser espiritual




sábado, 16 de abril de 2016

Ámate




Libres de equipaje

La vida física solo es un medio para la manifestación del espíritu, nada más. Todo lo que el ser humano viene a hacer a la materia no es más que el trabajo elegido por el propio espíritu. No es casualidad lo que el ser humano se encuentra en la Tierra, ni el hijo del potentado ni el hijo del pobre lo son por caprichos del destino, lo son, sin error, por su propia voluntad, lo son porque es justamente esa situación la elegida por ellos, por ser la más idónea para la realización de su trabajo.

No viene el ser humano a la vida para tener una cuenta corriente que haga palidecer de envidia a sus congéneres, no viene para tener una profesión de éxito, ni para ganar ningún concurso, viene con un objetivo concreto: Desarrollar lo antes que pueda y lo mejor que sepa su trabajo y su aprendizaje, para no volver, y quedarse así definitivamente en su casa, en  “la casa del espíritu”, donde morará eternamente.

Ya son muchos los seres humanos que saben eso, y muchos más son los que lo intuyen, pero muy pocos son los que actúan en consecuencia con ese saber en su vida física.



Es por la falta de integración de esa sabiduría en su conciencia, o por ignorancia de lo que son y de lo que han venido a hacer aquí, que su actuación a lo largo y ancho de la vida no es más que una pobre, no, más que pobre, mísera competición con todos los espíritus afines, sus hermanos, que coinciden con ellos en la vida, no por casualidad, sino por propia elección.

Como consecuencia de esta ceguera, la vida no es más que una triste caricatura de lo que realmente ellos mismos esperaban realizar, y lo que estaba minuciosamente planificado se derrumba de manera estrepitosa socavado en sus cimientos por unos males que el espíritu no conoce: miedo, tristeza, odio, envidia, celos, y un sinfín de emociones más, generadas por una mente que no sabe actuar según el papel asignado de servidora del alma.

Y entre todas esas emociones negativas, hay una que destaca por ocupar un lugar prioritario entre todas ellas: el miedo a la muerte. La angustia que produce a los seres humanos el pensar que un día, que además no sabe cuál va a ser, se va a terminar todo con la muerte, les afecta de manera dramática sacando a la luz miedos paralelos, como pueden ser el miedo a la enfermedad, al dolor, o a la soledad, que pueden afectarle durante toda la vida.

De poco vale el tener conocimiento de la manifestación de seres que están al otro lado de la vida, Maestros, Ángeles, Guías, o familiares que han partido con anterioridad, de poco vale tener información de lo placida que es la estancia en ese plano, de poco vale creer que en la vida en la Luz no existe dolor, ni enfermedad, ni necesidades físicas, que son las que preocupan a la humanidad, de poco vale saber todo eso, el miedo a la muerte está ahí, perenne, inamovible.

Pero tenemos suerte los seres humanos. Conscientes de nuestro miedo, los seres que están al otro lado de la vida, cuando llega el mágico momento de traspasar el umbral de la vida, todos se vuelcan en nuestra ayuda, haciendo que el transito normalmente sea placido y sereno.

Podemos hacer, en nuestras manos está, que toda la vida sea plácida y serena, desterrando los miedos que son como una losa que los seres humanos tenemos que ir arrastrando por el camino de nuestra vida, y que además de nada vale ese pesado equipaje.


Pongámonos en manos de Dios. Detengamos la locura de nuestra mente. Dejemos hablar al corazón, y si no entendemos con claridad cuál es nuestra misión en la vida, podremos intuirlo, y si ni tan siquiera lo intuimos, vivamos con amor, esa manera de vivir va a hacer que nuestra vida sea un paseo, libre de equipaje, por un ancho camino sembrado de pétalos de rosa.

viernes, 15 de abril de 2016

¡Somos libres!

PERLAS PARA EL ALMA



¡Somos libres!, tenemos capacidad de elección, pero son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir, eligen el miedo, eligen enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad. Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor, elegir a Dios.

Voluntad de Dios y discernimiento.