¿Por
qué he de preocuparme?
No es asunto mío pensar en mí.
Asunto mío es pensar en
Dios.
Es cosa de Dios pensar en mí.
Simone
Weil
A los seres humanos aunque
no nos gustan los exámenes sí que nos gustan las evaluaciones, o sino las
evaluaciones como tal, si nos gusta que alguien nos confirme si estamos en el
camino correcto, si hemos avanzado un tramo importante, y si además nos dijeran
que hemos adelantado a “fulanito”, ya sería increíble.
Pero no, en esta
carrera que todos compartimos de volver al seno de Dios, no hay evaluadores, no
hay adversarios, no hay meta, solo hay destino. El estudiante y el adversario,
el evaluador y el evaluado son la misma persona, es uno mismo. Esta es una
carrera contra nosotros mismos, este es un camino de soledad, es un trabajo de
valientes, es una lucha contra un enemigo invisible, es un camino interminable para
una sola vida, es un sendero lleno de recovecos, es una guerra sin cuartel,
unas veces dura y otras menos dura, pero siempre reconfortante, porque aunque de
la sensación de que no se avanza o que incluso hay días o temporadas en los que
parece que se retrocede, no es tal, siempre se avanza, aunque no se sienta.
El camino que nos
conduce a Dios parece sembrado de obstáculos, pero todos son superables, y en
cada posta vamos recibiendo regalos, vamos recibiendo dones que son producto
del propio crecimiento. Es posible que no se sea consciente de los dones que se
van recibiendo, pero solo es por una razón: Se recibe el regalo o el don cuando
la persona ha dejado de desearlo, cuando no lo espera y para ella la obtención
de ese don es una consecuencia lógica y conocida.
Vamos por un momento
a utilizar la imaginación. Imagina que la distancia que nos separa de Dios es
cuantificable en un millón de kilómetros. Imagina también que cada kilómetro se
corresponde con una determinada vibración de la energía, más rápida y más sutil
cuanto más cerca de Dios, (esto es realidad), y más lenta y pesada cuanto más
cercana a la materia, (esto también es real). Imagina que una persona que vive
una vida total y absolutamente material, sin tener ningún tipo de conocimiento,
y que ni tan siquiera sabe de su divinidad, ni por equivocación cree en ella, y
tampoco sabe el papel que está representando en la materia, se encuentra en el kilómetro cero, es decir un millón de kilómetros separada de Dios. Imagina, por
el contrario, que una persona que se encuentre en su última vida de encuentra
solamente a cien kilómetros de Dios.
En la energía se
encuentra todo el conocimiento. Imagina que podemos cuantificar ese
conocimiento de cero a mil. Cero es el conocimiento que se encuentra en la
energía que compone la materia, y mil es el conocimiento de Dios.
Según se avanza por el
camino que conduce directamente a Dios, va cambiando la vibración, se va
acelerando, se va volviendo más sutil, con la consecuencia lógica de acceder al
conocimiento disponible en esa vibración. De ese conocimiento el caminante
puede ser consciente de varias maneras: Puede comenzar a ver otras energías,
puede comenzar a oír las voces de sus maestros y guías, puede tener sueños
lúcidos, informativos y premonitorios, puede comenzar a tener certeza de cosas,
que no sabe como las sabe, pero las sabe, puede sentir cada vez con más fuerza
el estado físico, mental y emocional de las personas, puede volverse mucho más
sensible a la energía que le rodea, se atreve a seguir con total confianza sus
intuiciones porque tiene la seguridad de que son certeras, de la misma manera que
su eficacia en las sanaciones, si es curador, se incrementa de forma
exponencial, sabiendo las actuaciones que debe realizar el paciente para su
sanación, o para su aceptación de la enfermedad.
¿Quiere decir que
todos van a acceder a ese conocimiento? Si, con matices. Cualquiera que llegue
a un nivel determinado de energía va a tener acceso a ese conocimiento, a esos
dones, a esos regalos, a no ser que existan ciertas clausulas en su Plan de
Vida que lo impidan, ya que el Plan de Vida es la auténtica hoja de ruta por la
que se rige toda la vida en la materia.
Continuará.................
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