El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 15 de abril de 2017

Hágase tu voluntad

         Todas las situaciones por las que pasan todos los hombres en la vida de la materia tienen una razón. Es una razón desconocida e ininteligible para ellos. Es una razón Superior recogida en su Plan de Vida, con la que el alma, que es la responsable de la aceptación de dicho Plan, espera conseguir un avance en su evolución.

         Es imposible reconocer a priori, la causa por la que se producen determinadas situaciones en la vida del hombre. A veces, una vez resuelta la situación, se puede llegar al entendimiento del porqué ha llegado dicha vivencia en la vida. Aunque tampoco es muy común que una vez resuelta se den vueltas de porqué ha pasado algo y no otra cosa.

         Las situaciones positivas también están determinadas por la misma ley, pero estas, al ser positivas y no causar sufrimiento no van a hacer que la persona se detenga, ni tan siquiera un segundo, en preguntarse porque ha vivido tal situación, ni porqué le ha tocado vivirla a ella y no al vecino.



         Sin embargo, las situaciones que los hombres califican de negativas, de penosas, llenas de sufrimiento o de incertidumbre, van a hacer que levante los ojos al cielo y pregunte ¿Por qué Señor?, van a hacer que pidan con auténtica devoción que se resuelva su dolor, van a hacer que se pregunten, una y mil veces, porqué les está sucediendo, van a orar, a pedir, a rogar y hasta a maldecir, porque la situación sigue ahí, inamovible, o avanzando muy lentamente.

         Ya sea la vivencia positiva o negativa, ya sea que se pregunten la razón o no, ya sea que sean conscientes o no de lo que les está “tocando” vivir, les va a ser muy difícil entender la situación.

         La mente humana, con todo y ser magnífica y poderosa, está lejos de la Mente de Dios, y en ningún caso, y ante ninguna situación, va a conseguir entender la razón. Es la Razón de Dios.

         El Plan de Vida es un Plan Divino y los hombres no están preparados para entender las razones de ese Plan, ya que es lo mismo que querer entender los Planes de Dios.


        
           Puede ser que las situaciones se alarguen y alarguen, un día tras otro, un mes tras otro, un año tras otro. Eso es señal inequívoca de que el aprendizaje que tal situación lleva implícito no se está realizando, en la misma persona o en actores implicados.

         Puede ser que se resuelvan, después de cierto tiempo, y no vuelvan a presentarse situaciones similares nunca más, La señal, también inequívoca, es que se ha aprendido, se ha crecido, se ha evolucionado.

         A veces, se resuelvan en falso, y al cabo de cierto tiempo vuelven a presentarse, una o más veces de manera cíclica en la vida de la persona. La señal es que no se ha extraído la enseñanza, y es muy posible que sea una asignatura para la próxima vida.

         ¿Qué les queda entonces a los seres humanos ante situaciones que les hacen sufrir?, ¿Cómo saber la enseñanza subyacente de tal situación?

         Ni se sabe, ni se puede saber cuál es la enseñanza incluida en la situación. Solo queda la aceptación. La aceptación lleva implícita la liberación del sufrimiento. De nada sirve rebelarse, ya que el deseo de resolución, es eso, un deseo, patrocinado por el ego, promovido por el orgullo, deseando “algo” que seguro no es necesario. Y en lugar de levantar los ojos al cielo pidiendo a Dios que se resuelva, levantarlos diciendo “hágase Tu Voluntad”.


         Confíen en Dios. Él da a los hombres lo que necesitan, no lo que sus egos creen que necesitan. 

  

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