El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 29 de septiembre de 2011

Atajo a la Iluminación

            Todos nacemos imperfectos. Si fuéramos perfectos ya no tendría ningún objeto una nueva vida en la Tierra, porque todo el trabajo estaría realizado y asimilado en vidas anteriores. Nacemos porque todavía tenemos carencias y aprendizajes pendientes. Cada persona tiene sus propias imperfecciones: orgullo, impaciencia, pereza, envidia, miedo, rabia, odio, etc. Pero al final de la eliminación de todas nuestras imperfecciones, y la adquisición de lo que son nuestras carencias, todavía tenemos por delante el aprendizaje más importante: aprender a Amar.

            Podemos trabajar de dos maneras: Por un lado, trabajando cada imperfección, para eliminar esta y adquirir la virtud contraria, que es la carencia. La lentitud o rapidez de este trabajo depende totalmente de la consciencia de la persona. Si esta es consciente de su defecto y de su carencia, el trabajo será rápido, ya que la sola consciencia de la imperfección elimina esta en un ochenta por ciento. Pero el problema estriba en que la persona no es consciente de que ha de eliminar, que ha de aprender, que ha de practicar y que ha de adquirir. No olvidemos que al poco tiempo de entrar en el cuerpo perdemos la memoria de toda la planificación de nuestra vida, por lo que no sabemos qué hemos de hacer, ni para que estamos aquí, y además, cargamos con nosotros, como una pesada losa, todas nuestras acciones, nuestros deseos y pensamientos de vidas anteriores. Esto deja a la persona a merced de su libre albedrio, de su propio pensamiento o de los dictados de su corazón. Dependerá de lo grande que sea la conexión con su corazón, y la desconexión de su mente, que sea más o menos consciente de sus necesidades.
            Pero hay otro camino, podemos tomar un atajo: Podemos ir directamente al aprendizaje más importante: Aprender a Amar. Con la energía del Amor desaparece, de inmediato, la energía del miedo. Pero eso solo es el principio, cuando realmente se Ama, desaparecen todas las carencias y se adquieren de inmediato todas las virtudes.
            Pensar, por un momento, en los personajes que todos admiramos, y de los que leemos su vida y su obra: Su bandera es el Amor, su tarjeta de presentación es la bondad, y su dedicación a los demás es absoluta. No existe en ellos nada parecido a la pereza, a la envidia, al odio o al rencor. Su preocupación no es donde pasarán las vacaciones, ni tener un coche más grande que el de su vecino. Su ocupación permanente es Amar y ayudar al prójimo, sea conocido o no, sea próximo o lejano, sea blanco o negro.  
            Seguramente crees que esto no es para ti porque ya amas suficiente. Puedes hacer tu mismo/a la prueba de cuán grande es tu amor. Si aun existe en tu vida un punto de intolerancia, de orgullo, de incomprensión, de falta de voluntad, de crítica, de envidia, etc., es que no amas lo suficiente. Si encuentras defectos en los demás, si la no consecución de tus deseos te entristece, aún no amas lo suficiente. Si discriminas por la raza, por el idioma, por la religión o por cualquier otra causa, es que no amas lo suficiente.
            Reflexiona en la soledad de tu meditación si amas lo suficiente y cual es el camino que quieres seguir. Pero te aseguro que el atajo del Amor no sólo es más rápido, sino que también es más cómodo. ¡Tú eliges!

jueves, 18 de agosto de 2011

Si me caigo, no me queda más remedio que levantarme

            Trabajamos duro para conseguir incrementar nuestro nivel de energía y de vibración, para ser cada día mejores personas, para ayudar cada vez más, para ser más compasivos y más tolerantes, para acercarnos más a Dios. Es cierto, que caemos y nos volvemos a levantar, pero seguimos trabajando con determinación. Y según vamos alcanzando mayores niveles de vibración, somos conscientes del “conocimiento y del poder” que se encuentra en nosotros y, cuando descubrimos “eso”, queremos mantener, a toda costa, el nivel de vibración alcanzado.

Mantener la energía, no es difícil, sólo hay que mantenerse en el nivel de pureza de la vibración conseguida. Me explico: A más vibración, más sutileza; ¡recordar que nuestro fin es llegar a integrarnos con la Energía Divina!, es decir, Sutileza Total. Por lo tanto, hemos de actuar, física, mental, emocional y espiritualmente, de acuerdo con aquello que queremos alcanzar, hemos de actuar como si ya estuviéramos vibrando con la Energía Divina: Bondad absoluta, Verdad absoluta, Amor absoluto, Paz infinita, Certeza total.
             Y cada vez que nuestra actuación se sale de estos parámetros de “totalidad”, nuestro nivel de energía decrece: Cada vez que no decimos la verdad absoluta, cada vez que intentamos manipular, cada vez que intentamos sacar beneficio a costa de otros,  cada vez que dudamos de nuestra divinidad, cada vez que se apodera el miedo de nosotros, cada vez que no compartimos nuestro conocimiento, nuestro poder, nuestro dinero, nuestra compasión; cada vez que juzgamos o criticamos. En todos estos casos nuestro nivel de energía desciende, unas veces somos conscientes de ello, y otras no lo somos. Pero cuando eso ocurre, nos volvemos más terrenales, alejándonos del espíritu y perdiendo el contacto con nuestra alma.
            Es cierto, que cuando desaparece la causa del descenso de energía, esta vuelve, normalmente, al punto de partida. Pero mientras dura la bajada, ¡y puede ser de larga duración!, estamos más expuestos a los peligros del cuerpo y de la mente, a todos esos peligros que con tanto trabajo y sacrificio, vamos dejando atrás: miedos, dudas, anhelos, deseos, tristeza, etc. Y son justamente todos estos peligros, la causa primera del descenso de la energía, ya que es la identificación con el cuerpo y la conexión a través de la mente con las cuestiones terrenales, la causa más normal de la desconexión de nuestra alma.
            Es como la pescadilla que se muerde la cola: Estamos fantásticos, pero por alguna razón, desconocida o no, aparece un punto de, por ejemplo, miedo en nuestra mente. De manera inmediata desciende la energía, la mayoría de las veces bruscamente. Con el nivel de energía y de vibración en su punto más bajo, el pensamiento de miedo se apodera de nosotros con  tanta fuerza, que somos incapaces de tener consciencia de la desconexión. En ese momento, nos convertimos, nuevamente, en los trogloditas, que éramos antes de alcanzar nuestro nivel superior de vibración.
            Afortunadamente, nuestro trabajo sirve para algo y, siempre, en algún momento, somos conscientes de nuestro estado. Es entonces cuando elegimos seguir terrenales, o volver a nuestro estado inicial de vibración. Para volver al estado inicial, no es suficiente con proponérselo, ni tan siquiera con sentarse a meditar en ese momento, ya que la mente ha tomado el mando y no lo va a dejar fácilmente.
            Aunque cada persona, sabe mejor que nadie como volver a dominar a su mente, cuento mi formula: Si puedo, trato de tomar contacto con la naturaleza: no hace falta escalar una montaña, puede ser un jardincito, un árbol de la calle o una maceta de casa; lo importante es que sea un espacio de energía limpia y más poderosa de la que en ese momento me rodea; y en ese espacio, respiro lenta y suavemente por la nariz, mientras imagino, pienso o visualizo como esa energía limpia hace crecer mi aura. La punta de la lengua la tengo en el paladar, y entre la inhalación y la exhalación, hago una pequeña retención. A la vez, voy repitiendo lentamente en mi interior “Yo Soy el Alma”.
            Con esto se recupera nuevamente el nivel de vibración inicial. Todo son técnicas. Lo importante es tener la paciencia y la voluntad para llevarlas a cabo.

sábado, 21 de mayo de 2011

Soledad humana

            En todas las religiones y filosofías nos aseguran que “el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios”. Sin embargo, si observamos las actividades humanas, estas parecen desdecir esta afirmación. Guerras, abusos, hambre, persecuciones, corrupción, explotación, mentiras; actuaciones estas, de unos hombres contra otros, que en nada se parecen a lo que Dios haría si encarnara en la Tierra. Y aun más grave es que muchísimos de los que predican que somos una imagen divina, los que tendrían que amar, que pacificar, los que tendrían que postular por la igualdad, son los que enarbolan la bandera de la discriminación.

Ante esto, bien podríamos decir que el hombre, a pesar de vivir en el seno de una gran comunidad, en la que se encuentra con toda clase de estímulos, de diversiones, de motivaciones, con toda clase de comodidades; está sólo, está realmente sólo, está desdichadamente sólo. Las razones parecen obvias, sus dirigentes sociales le engañan y le explotan, sus dirigentes religiosos, le discriminan; sus dirigentes intelectuales, le embrutecen con miserias humanas, en vez de enseñarle a pensar. ¡El hombre está sólo! Y a no ser que ese hombre haya alcanzado una evolución espiritual lo suficientemente elevada, siente el peso de su “soledad” de muy diferentes maneras: desamor, infelicidad, ansiedad, angustia, miedo.

No existe prácticamente ninguna diferencia entre el hombre de hoy, y los hombres de hace cientos de años. Si, es cierto que los avances tecnológicos de hoy no se pueden comparar con los de hace tan sólo cien años, pero ¿ha habido algún avance en el corazón humano?, ¿ha servido la tecnología para acabar con el hambre?, ¿con las guerras?, ¿han servido los avances para avanzar en el estado de felicidad? No, de nada han servido para el ser espiritual, y aun podríamos decir más, han servido para causar un grave retroceso en la espiritualidad del hombre.

Los avances tecnológicos han servido para reemplazar al hombre por la máquina, y el hombre reemplazado ¿Qué come? Los avances tecnológicos han servido para que todos comentemos en las redes sociales la injusticia del mundo, o la corrupción de los políticos, o la explotación de los banqueros, y ¿qué?, ¿sirve eso de algo para evocar el Amor en el corazón humano?, ¿sirve eso para el crecimiento y la evolución del ser espiritual?, ¿sirve eso para acercarnos a Dios, que es nuestra UNICA meta?

Aunque seamos un millón de personas unidas a través de las redes sociales, el hombre está sólo. Hay que ser consciente de esa soledad, y empezar a derrotarla. La lucha contra esa soledad, no se va a presentar en ningún foro mediático, ni en ningún campo de batalla, no se va a conseguir con los medios utilizados hasta ahora; la lucha contra esa soledad pasa por visitar el propio corazón. En el centro del corazón no existen conflictos, ni tensiones, ni miedo, ahí sólo hay Amor.

Y una vez que el hombre vive en su corazón, empezará a exportar esa tecnología, que no es nueva, que existe desde el principio de la vida. Y lo va a hacer de la única manera posible, amando, no discriminando, ayudando, compartiendo, hasta que una segunda persona aprenda a vivir en su corazón, y así ya serán dos batallando contra la soledad, y pronto cuatro, y luego ocho, y así sucesivamente hasta que la soledad desaparezca del corazón de todos los hombres. ¡Cambia tú para cambiar el mundo!, no hace falta que te unas a otros miles y vociferes, ten por seguro que así la soledad será la única ganadora.

Acaba primero con tu soledad, en la soledad de tu meditación, para alcanzar a vivir en tu corazón, en el lugar donde vas a encontrar el Amor, en el lugar donde vas a encontrar a Dios. Así tendrás claro que “el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios”, y será fácil para ti enseñar a otros hombres el camino.

jueves, 19 de mayo de 2011

Miedo a lo desconocido

                Lo desconocido asusta, da miedo, estremece. Al noventa y nueve por ciento de nosotros, nos han inculcado, o nosotros mismos hemos asumido, unos conocimientos, unas creencias, unos valores, que son nuestra brújula en la vida, que son nuestra guía, y es con ellos con los que vivimos, con los que nos relacionamos. Son el patrón con el que cortamos los retales de nuestra existencia.

            Cualquier nueva idea, nuevos pensamientos, nuevos conocimientos, otras maneras de actuar ante la vida, el desapego de lo material, cualquier cosa que se desvíe aunque sólo sea un milímetro de la senda aprendida, aterra a un porcentaje enorme de personas. Y ¿qué hacer ante esas personas? Nada, no se puede hacer nada, porque ¡Sólo es falta de amor!

El miedo es lo opuesto al amor. El amor inunda completamente el ser de la persona, no dejando espacio para nada más, ni para el orgullo, ni para la tristeza, ni para la rabia, ni para el egoísmo, ni para el ridículo, ni, por supuesto, para el miedo.

Cuando alguien se asusta ante lo desconocido, es que no existe la energía del amor llenándolo todo, y entonces aparece el miedo, miedo a perder su estatus, miedo a perder su poder, miedo al ridículo. Es seguro que en ese espacio que debía ocupar el amor, se encuentran esas otras emociones negativas, es seguro que la felicidad no es lo que define a esas personas. Y ante eso, querríamos hacer algo, querríamos ayudar a esas personas, ayudar a comprender, ayudar a despertar. Pero no podemos. Cada persona despierta cuando suena el despertador de su vida. Mientras tanto tenemos que respetar, e incluso velar su sueño.

            ¿Seguro que no podemos hacer nada? No, sólo hay que seguir el ejemplo de nuestra Madre Naturaleza, seguir ahí. ¿A cuántos no les agrada el tiempo que hace, o el color del paisaje, o el aroma de la flor o el discurrir de las aguas del rio?, y que hace la Naturaleza, nada, seguir estando. Sigue regalando el aroma de las flores, para que lo disfruten los que gozan con él, sigue su camino el río, para que se abstraigan en su corriente los que disfrutan con su discurrir, sigue luciendo el sol, y escondiéndose para que disfrutemos de la luz del relámpago. La Naturaleza no se siente ofendida nunca, Ella deja hacer, Ella sigue su ritmo, y el que quiera ver, que mire; y si alguien no quiere mirar, a la Naturaleza le da igual, Ella sigue ahí.

            Nosotros también tenemos que seguir nuestro ritmo ante aquellos que temen a todo lo que no sea su propia comodidad, su propio pensamiento, hemos de seguir ahí, sintiéndoles, amándoles, bendiciéndoles. Y cuando despierten de su sueño, que nos encuentren con los brazos abiertos, con una sonrisa, sin recriminar, sin juzgar, sin una sola crítica, ofreciendo nuestro brazo para que caminen más seguros.

            No existe nada desconocido. Cuando una persona abre sus ojos, se da cuenta de que todo es conocido, de que todo estaba planificado, de que todo es un aprendizaje, de que pasamos por la materia justo hasta el momento de abrir nuestros ojos, justo hasta el momento de despertar. Y es en ese despertar cuando somos conscientes de que somos ángeles, de que somos divinos, y de que nada hemos de temer, porque nada puede hacernos daño.

            Ama y no temerás nada.

sábado, 7 de mayo de 2011

La cadena de la felicidad

            Me gustaría poder hacer una encuesta con una pregunta: ¿Qué es lo más importante para ti? Antes de seguir leyendo cierra los ojos……., hazte la pregunta…….., y responde que es lo más importante para ti.
            ¿Cuál ha sido la respuesta?, ¿Tener más clientes?, ¿Que te suban el sueldo? , ¿Encontrar el trabajo de tu vida?,  ¿Qué tu pareja sea más cariñosa? Están bien, son buenas respuestas, pero reflexiona sobre esta otra respuesta: “Lo más importante son las personas, lo más importante es hacerlas felices”.
            ¿Te imaginas un mundo en el que lo más importante para cada persona fuera hacer felices a los que le rodean? En ese mundo no habría hambre, no habría guerras, no habría sufrimiento, no habría soledad ni tristeza ni pobreza, no habría odio ni rencores, no habría discriminación; sería un mundo lleno de respeto hacia el otro, hacia sus ideas y sus creencias, sería un mundo sin mentiras, sin juicios y sin críticas, lleno de paz, de alegría, de felicidad y de amor.
            Imagina que todos los que te rodean y todos los que se acerquen a ti, sólo tengan un deseo: Tu felicidad. Respetándote completamente, respetando tus ideas, respetando tu manera de ser, procurándote bienestar por encima de todo, satisfaciendo tus deseos.
            Seguramente crees que no puede ser, que es imposible, que es de ilusos pensar que pueda ser llevado a la práctica, porque siempre habrá alguien que se salga o no quiera entrar en la cadena, y abuse de los demás. Bueno…….., qué más da, siempre le podemos ignorar, sin hacerle daño, con amor. No se puede hacer feliz a quien disfruta con el sufrimiento.
            Podríamos tomarlo como un entretenimiento y llamarle “La cadena de la felicidad”, con un lema: “Yo quiero que seas feliz, y estoy seguro/a que tú también quieres que yo sea feliz”. Creo que si puede ser, ¿Por qué no lo intentamos?, ¿Por qué no intentamos todos lo que estamos leyendo esto, empezar a hacer felices a todos los que nos rodean, sin pedirles nada a cambio, haciéndoles felices porque sí? Somos unos cuantos, y nuestra siembra puede empezar a fructificar de inmediato. Y si alguno pone cara de extrañeza, le explicamos en qué consiste, o le remitimos al blog, para que entre en la cadena. No tengas en cuenta cuando te llamen loco o loca, y sigue con tu trabajo de hacer felices a cuantos se acerquen a ti. Ten presente que a todos aquellos que han trabajado para hacer del mundo un lugar mejor, también les tomaron por locos, pero ellos ignoraron esos juicios y siguieron los dictados de su corazón con humildad, con gratitud y con fe.
            Recuerda que para hacer feliz a una persona no es, normalmente necesario, invitarla a comer o regalarle una caja de bombones. Son muchas las personas que sólo necesitan que alguien las escuche, o les dé la mano, o un abrazo.
 Iniciemos la cadena desde este momento y comprobaremos cómo nuestro mundo cambia. Por cada gramo de felicidad que demos, recibiremos kilos de ella.
            No esperemos a mañana para hacer felices a los demás, para convertir cada desierto de tristeza con los que nos encontramos en “pequeños” oasis de alegría permanente.

lunes, 28 de marzo de 2011

4ª dimensión

            La inmensa mayoría de las personas está viviendo en la tercera dimensión. La tercera dimensión es vivir en la materia con un cuerpo y utilizando la mente. Es la dimensión conocida por todos, porque, o estamos en ella, o nos movemos entre la tercera y la cuarta.
            Todo es conciencia, en la tercera dimensión vivimos con una conciencia determinada, la que nos permite la mente. Es esa conciencia en la que de manera constante estamos haciendo planteamientos mentales, tratando de organizar nuestra vida y la de los demás, suspirando por conseguir un tipo de vida determinado, buscando la felicidad fuera de nosotros, necesitando sentir que nuestro amor es correspondido, acumulando riquezas materiales, luchando porque se reconozcan nuestros meritos, permitiendo que se desboquen las emociones, pidiendo explicaciones, de manera permanente, y ofreciéndolas, culpabilizando al otro, pisoteando los derechos de los distintos, (por el color, por la clase social, por el idioma, por las creencias religiosas, por el sexo, por la nacionalidad). Viviendo, en fin, una vida ficticia creada por nuestro pensamiento.
            Lo terrible, no es vivir en la tercera dimensión dirigidos por la mente, todos llevamos mucho tiempo y muchas vidas en ella, lo verdaderamente terrible es no ser conscientes. Ya que mientras no seamos conscientes estaremos atados de pies y manos para realizar el siguiente paso: la cuarta dimensión. Y no seremos conscientes mientras nuestras “pre”ocupaciones estén dirigidas a la materia, estén dirigidas al control del prójimo, estén dirigidas al exterior.
            Este es el momento para dar el salto, es el momento del cambio de conciencia, de no hacerlo, nuestro ciclo de reencarnaciones sufrirá un parón de varios millones de años, justo el tiempo que tarden en completar su ciclo evolutivo, el ciclo de vuelta al Espíritu, el ciclo de vuelta a Dios, todos los que ahora están inmersos en el cambio de conciencia, en el traspaso a la cuarta dimensión.
            La cuarta dimensión es nuestro siguiente peaje. La Tierra y sus habitantes estamos evolucionando hacia esa dimensión. También utilizamos el cuerpo, pero el instrumento que nos mueve en ella ya no es la mente, es el corazón. 
            Cuando hablamos del corazón, no nos estamos refiriendo al corazón físico, nos estamos refiriendo al chakra cardiaco. El chakra cardiaco es el que gobierna el corazón, y es la sede del amor. Vivir en este chakra es sentir las energías que hay en él, el amor, la compasión, la misericordia, la caridad, la bondad, la grandeza, la abundancia. Pero para llegar aquí hemos tenido que purificar la energía de los chakras inferiores, las energías terrenales de los chakras base y sexo, y de los emocionales, ombligo y solar. Será entonces cuando se empiece a sentir la energía del amor, el verdadero amor, el que da todo a cambio de nada, el que sólo busca la felicidad de los demás, el que no pregunta ¿cuánto? cuando le dicen “te quiero”, el que da la libertad, el que respeta, el que no exige nada a cambio, el que no tiene que perdonar porque nunca se siente ofendido. Vivir en el corazón, vivir en el chakra cardiaco es vivir en la cuarta dimensión.
            El camino, a partir de aquí, es más sencillo, es como si el chakra cardiaco diera paso, (no es así, ya que todos los chakras se pueden activar a la vez), a la creatividad superior del chakra de la garganta y al inicio del conocimiento, que se va a concretar en el chakra ajna, que es el chakra de la facultad mental superior. Un poco más arriba nos espera el chakra frontal, el chakra de la conciencia búdica, el chakra de la sabiduría y de la intuición inferior, para llegar a la cima de la cabeza donde se encuentra el chakra corona, el centro del Amor Universal, el centro de la voluntad para amar, para manifestar la bondad y la voluntad al bien.  
            El camino hacia el Amor Universal sólo requiere un primer paso importante, hacerse consciente del dominio de la mente y después trabajar para dominarla. ¿Cómo?: meditar, meditar, meditar, meditar, meditar. Dejarse llevar por las preocupaciones, dejarse arrastrar por los deseos, por el orgullo, por los celos, por la rabia, por la avaricia, supone quedarse anclado en la tercera dimensión, mientras los compañeros de curso siguen avanzando hacia la felicidad, hacia la paz, hacia el Amor que se encuentran esperándonos en nuestra siguiente etapa: la cuarta dimensión.               

jueves, 10 de marzo de 2011

Meditación para despertar al amor

            Nuestra mente es como un carruaje tirado por cuatro caballos, en el que cada uno tira en una dirección distinta, y el ego, que es el cochero que debe guiar el carruaje, está dormido. Y en ese dormir no es consciente del camino por el que transita el carruaje, un camino de egoísmo, un camino de ignorancia, un camino de miedo, un camino de dolor.
            Ni tan siquiera es consciente el ego de que está dormido, y cree en su vida de sueño que crear bellos poemas, que pintar bonitos paisajes, que realizar profundas reflexiones, que mantener un alto coeficiente de inteligencia o razonar sobre el sexo de los ángeles, es un signo de madurez y sabiduría, cuando no es más que el camino por el que transita uno de los caballos producto de la mente infantil.
            La naturaleza esencial del ser humano no es su mente, porque la mente sólo es el instrumento del cuerpo, y el cuerpo es caduco, es perecedero, es algo que abandonamos en el momento de la muerte. Pero ¿Quién abandona al cuerpo?......., el alma….., el alma que es nuestra verdadera naturaleza, el alma que es nuestra esencia, el alma que es inmortal, el alma que es amor, que es alegría, que es paz.
            El despertar del ego sólo es madurar, sólo es abandonar la mentalidad infantil y coger las riendas de la propia vida y dejar de dar bandazos en función de los acontecimientos, es coger las riendas del carruaje para conducir los caballos al unísono por el camino del amor. El amor es el alimento que necesita el alma para crecer y desarrollarse, el amor es la respuesta a todas las incógnitas, el amor sana, el amor transforma, y a más amor, más conciencia; y es justamente esa conciencia la que nos va a ayudar a saber quiénes somos realmente y cuál es nuestra verdadera esencia.
            Todo es conciencia, y nuestra conciencia, mientras estamos dormidos nos impide relacionarnos con los demás seres de forma compasiva, de forma completa, nuestra relación con ellos será a través del egoísmo, de los deseos, de la ignorancia, del miedo o del dolor, ya que la falta de amor y comprensión nos separa de los demás seres humanos, y mucho más si todos vivimos desde ese ego dormido.
            Hemos de despertar y transitar por el camino del amor, ya que donde hay amor hay comprensión y fe. Cada acción, por sencilla que sea, afecta a los demás, y podemos hacer que el mundo cambie, solamente cambiando nosotros. No esperemos que empiece a cambiar el vecino, hagámoslo nosotros, con nuestro cambio cambiará nuestro entorno. Con nuestras muestras de amor, de fe y de comprensión, impregnaremos a nuestro entorno de una mayor conciencia, lo impregnaremos de amor, y el amor se expande a través del aire como lo hace el humo. Llena tu mundo de amor.
            Meditación para despertar al Amor
-          Siéntate en tu espacio de meditación.
-          Los ojos cerrados.
-          Las manos apoyadas en los muslos con las palmas hacia arriba.
-          Empieza a ser consciente de la respiración.
-          Respira por la nariz, y lleva la respiración abajo, al abdomen.
-          En las primeras respiraciones alarga de manera consciente la exhalación, y con cada exhalación, permite que se vaya relajando tu cuerpo, permite que vayan saliendo todas las tensiones.
-          Siente como la respiración cada vez es más lenta y el cuerpo está, cada vez,  más relajado.
-          Pide ayuda: A Dios, a los Maestros, a tus guías, a los ángeles.
-          Ofrece los beneficios de tu meditación, a quien te apetezca, por ejemplo, envía la energía de tu meditación a los lugares donde hay guerras, donde se padece hambre, donde existe discriminación por razón de raza, de sexo, de creencias religiosas, ofrece los beneficios de tu meditación para que no haya ningún niño en el mundo sin una mano amiga que le guie en su crecimiento, etc.
-          Visualiza delante de ti a la persona por la que sientas más amor.
-          Siente el amor que te impregna sólo por mantener en la mente la imagen de esa persona.
-          Siente como esa emoción se manifiesta en tu cuerpo.
-          Siente la energía del amor impregnando cada órgano, cada músculo, cada tejido, cada célula.
-          Permanece un tiempo, y cuando sientas la emoción del amor en todo tu cuerpo, trae a tu mente, la imagen de una persona neutral, por la que no sientas ni amor ni odio.  
-          Mantén la imagen de las dos personas juntas, y piensa que esa persona no es distinta de la otra por la que sientes amor.
-          Piensa que las dos personas tienen la misma esencia, las dos son almas, la diferencia entre ellas sólo está en tu mente. Puede ser que ames a la primera porque sea familia o amigo, pero la familiaridad y la amistad es algo de este tramo de vida, de este tramo de eternidad.
-          Tu relación con ambas va a perdurar después de esta vida.
-          Lleva la atención a tu corazón y date permiso para sentir amor por ambas. Será un amor distinto, porque nace del corazón y no de la razón.
-          Mantén las dos imágenes hasta que sientas como empieza a invadirte la energía del amor.
-          Cuando eso suceda, añade una nueva imagen al lado de las dos primeras, en este caso que sea una persona a la que odies, o que no soportes.
-          Sigue el mismo proceso. Lo que no soportas, lo que odias, sólo es algo del cuerpo. Esa persona también es un alma, y como todas las almas, es amor, es compasión, es paz, es alegría.
-          Date permiso para que el amor que sentías por las dos primeras embargue también a la tercera.
-          Mantente en tu corazón, no permitas que el caballo desbocado de la mente te lleve por otro camino que no sea el del amor, el camino de la conciencia pura.
-          Y cuando empiece a desaparecer el odio, coloca tu propia imagen junto a las tres anteriores.
-          Formar un circulo cogidos de las manos y visualiza como sale un rayo de luz de vuestros corazones, juntándose en el centro, formando una bola de energía blanca y brillante.
-          Permite que esa bola de energía crezca y crezca hasta envolveros a los cuatro en esa luz brillante, y visualiza como esa luz blanca se va convirtiendo en una energía dorada.
-          Es la energía del Amor puro, del Amor divino.
-          Mantente en meditación sintiendo ese amor todo el tiempo que te apetezca.
-          Y antes de dar por concluida tu meditación, acuérdate de agradecer la ayuda que has recibido de Dios, de los Maestros, de tus guías, de los ángeles.
-          Y termina dejando que se desvanezcan las imágenes, y respira más profundamente alargando la inspiración.
Es posible que con una sola meditación no notes nada, es normal. Tu corazón no está acostumbrado a sentir el amor, sólo está acostumbrado a razonar el amor, a sentirlo desde la mente, persevera. Recuerda, VOLUNTAD, TRABAJO y PACIENCIA.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Tolerancia si, mejor igualdad

Algunos representantes de nuestra sociedad, aunque desgraciadamente muy pocos, tratan de inculcar a esta sociedad la práctica de la tolerancia.
Pero ¿qué es tolerancia? Podríamos decir que tolerancia es soportar o respetar a otros que tienen unas creencias, unas normas o unos valores distintos a los tuyos. O que tolerancia es aceptar a otros que tienen actitudes distintas frente a los valores propios. O también que tolerancia es escuchar y comprender el valor de las distintas formas de entender la vida.
Para que exista tolerancia es necesario el conocimiento del otro, ya que el miedo y la ignorancia son las raíces de la intolerancia y de la incomprensión. Para que exista tolerancia es imprescindible el respeto aunque no exista entendimiento entre las partes, sobre todo cuando no existe ese entendimiento.
Por lo tanto, toleramos al que consideramos distinto, por cualquier causa: distinta creencia religiosa, distinta forma de entender y organizar la sociedad, distinta raza, distinta tendencia sexual, distinta cultura, etc., entrando en este etcétera todas las distinciones que a cada persona se le pudieran ocurrir.
Así que parece claro: “Ante aquello que nos parece distinto, hay que aplicar la tolerancia”. Pero te propongo una actividad diferente: ¿Y si en vez de trabajar para soportar, para aceptar, para respetar, para conocer, en suma para tolerar; trabajas para que no haya distinción, trabajas para que exista la igualdad? Si empiezas a ver al distinto como a un igual, ya no tienes que tolerar al otro más que a ti, ya sois iguales.
¿Sabes lo que pasaría si en vez de tolerancia hubiera igualdad?: No habría guerras ni habría hambre, porque todos los recursos serían compartidos; reinaría la paz y la concordia, y en vez de pasarte la vida luchando para defender o vigilar lo tuyo, sólo te ocuparías en ser feliz.
Una sola persona puede cambiar el mundo. Empieza a cambiar, tu cambio hará que cambie tu entorno, y después empezará a cambiar el entorno de esos que han cambiado contigo, y se extenderá de manera exponencial hasta que todo el mundo haya cambiado. ¡No esperes más!, todos los que están a tu alrededor son iguales que tú. ¡Hazlo ahora!