El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 12 de mayo de 2024

La búsqueda de Azur

 


En un valle escondido, donde las flores silvestres bailaban con el viento y los ríos susurraban secretos antiguos, vivía una comunidad de aves de un azul tan profundo que parecían pedazos del cielo caídos a la tierra. Entre ellos, había un joven llamado Azur, conocido por su curiosidad insaciable y su canto melódico que resonaba a través de las colinas.

Un día, mientras el sol se despedía con tonos de naranja y púrpura, Azur se posó sobre la rama más alta de un árbol centenario y comenzó a reflexionar sobre su existencia. "No sabemos de dónde venimos," pensó, mirando al horizonte donde el cielo se encontraba con la tierra. "Pero sí podemos decidir adónde vamos."

Con esa idea en mente, Azur decidió emprender un viaje para descubrir el propósito de su vida. No llevaba más que las historias de sus ancestros y la melodía de su canto. Voló sobre montañas nevadas, cruzó bosques densos y exploró valles floridos, siempre maravillándose con la belleza del mundo.

En su viaje, Azur encontró otras criaturas, cada una con su propia historia y sabiduría. Un viejo búho le enseñó la paciencia, una mariposa le mostró la transformación, y un pez le habló de la importancia de fluir con la corriente de la vida.

Finalmente, después de muchas lunas y soles, Azur llegó a un lugar que nunca había visto en mapas o escuchado en leyendas. Era un jardín secreto donde las estrellas bajaban a la tierra para descansar. Allí, entre la luz de luciérnagas y el perfume de flores nocturnas, Azur encontró su respuesta.

"El propósito de la vida no es un destino al que llegar, sino un camino que se crea con cada elección, con cada vuelo, con cada canción," cantó Azur. Y con esa revelación, decidió regresar a su hogar, no como el ave que buscaba respuestas, sino como el mensajero de una verdad encontrada.

Desde entonces, la historia de Azur se cuenta en el valle, inspirando a generaciones de aves a emprender sus propios viajes, recordándoles que aunque no sepan de dónde vienen, siempre pueden decidir adónde van.


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