El
pasado ya no es y el futuro no es todavía.
San
Agustín
Es un deporte mundial
vivir anclados en el pasado. Lamentándose por lo que se hizo, por cómo se hizo,
o por no haber hecho. Tenga presente que todo lo que se hace se hace de la
mejor manera que la persona puede. Nadie hace nada mal a conciencia, sobre
todo, si es algo de lo que luego puede arrepentirse.
No se juzguen, no se
critiquen. Todo lo que hacen, por lo menos, para ustedes mismos, lo hacen con
la mejor intención, con la intención de conseguir alcanzar alguna meta. Si no
lo consiguen varíen algún aspecto del camino para conseguir resultados
diferentes, pero no lo conseguirán, seguro, menospreciándose a sí mismos.
Recuerden: energías iguales se atraen. Si piensan que son unos burros, al final
rebuznarán.
Hay
un refrán que dice: “A lo hecho pecho”, que significa que, si lo hecho es
irremediable, y malo, hay que tener fortaleza y valor para aceptarlo.
Que
sirva de lección para rectificar en el futuro, para que no vuelva a suceder.
Pero lamentarse y flagelarse eternamente no cambia el hecho. ¡Para que sufrir!
De
la misma manera, aunque estemos tratando de cuestiones hacia uno mismo, podemos
desviarnos unas décimas, para entender que los otros, también han hecho las
cosas lo mejor que sabían, por lo tanto, eviten cualquier tipo de crítica.
Cada
vez que se rememora un hecho del pasado, la mente siempre lo interpreta como
presente, ya que para ella no existe pasado, siempre existe en presente lo que la
ocupa en cada momento. Por lo tanto, cada vez que rememora un suceso es como si
lo estuviera viviendo en ese momento, generando la misma energía que se generó
entonces, el mismo dolor, el mismo sufrimiento. ¿Merece la pena sufrir
permanentemente por un mismo suceso?
Lo
mejor es aceptarlo.
Si fue por algo que
hicieron y se arrepienten por los resultados, ya no pueden hacer nada más que
extraer la enseñanza, y procurar que no se vuelva a repetir para evitar el
sufrimiento.
Si fue por la pérdida
de un ser querido, tampoco le van a traer de vuelta con su dolor permanente.
Así que acepten el hecho, y si les apetece recordar algo, recuerden los buenos
momentos vividos con esa persona.
Si fue por algo que
les hicieron, pongan los medios para que no vuelva a suceder, como puede ser,
no frecuentar a esa persona.
Sea
cual sea la razón de su viaje al pasado, no consigue más que avivar la llama
del dolor. En sus manos está vivir el dolor o alejarlo de usted.