Nunca
estoy solo. Dios está conmigo. Él cuida de mí. Él sana mi cuerpo. Él administra
mis finanzas. Él ocupa mi pensamiento. Él dirige mis emociones. Él me llena con
su Amor.
Todo lo que sucede en mi vida lo he
planificado conjuntamente con Él. Todo es perfecto, absolutamente todo. Por lo
tanto, no hay miedo, no hay preocupación, no hay sufrimiento, no hay dolor.
Todo es perfecto, todo está bien.
Por cierto, Dios también está
contigo. Aunque no quieras, está contigo. Aunque no lo creas, está contigo. Pero
si quieres sentirlo sólo tienes que mantenerle en tu pensamiento. Deja salir a
los demonios que ocupan habitualmente tu mente. Deja salir el miedo, la
carencia, la culpa, la ira, los celos, la rabia, la envidia, la preocupación,
la impotencia, y ocupa ese espacio que dejas vacío con Dios.
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